Crímenes de Guerra
en Faluya
¡Que beban arena!
Por
Alexande Cockburn
CounterPunch,
13/11/04
Traducido para Rebelión
por Felisa Sastre
Estados Unidos está
llevando la democracia a Irak en términos parecidos a como los rusos
imponen la autoridad federal en Chechenia, una región cuyas ruinas
muestran el destino que le espera a Irak. Los defensores de la
ocupación de Irak, los epígonos de Wolfowitz, deberían darse una
vuelta por Grozny, y reflexionar entre sus ruinas sobre el destino de
sus cacareadas ambiciones de implantar la democracia en Faluya y en
otras ciudades de Irak.
En las últimas
semanas de la campaña electoral en Estados Unidos el movimiento
pacifista se encauzó en gran medida a través de la campaña de Kerry
y quedó estrangulado por la extraña contradicción de apoyar a un
candidato cuya plataforma por la paz consistía en continuar la
guerra. ¿Se puede afirmar ahora que para muchos partidarios de Kerry
su interés en la guerra estadounidense en Irak no era sino un
argumento para atacar a Bush? Ahora, una vez terminada la competición,
¿se olvidarán de la guerra de la misma forma que de la desastrosa
campaña de Kerry?.
Si algo puede
reavivar la indignación del movimiento contra la guerra ese algo es,
seguramente, la destrucción de Faluya y los crímenes de guerra
cometidos por los dirigentes de Estados Unidos contra su población
civil, a quienes en estos momentos se les niega la más vital y
esencial fuente de vida, el agua.
No es la primera
ocasión en que las fuerzas estadounidenses cortan el suministro de
agua, algo expresamente prohibido en el artículo 14 del segundo
protocolo de la Convención de Ginebra, redactado así:
"Se prohíbe
provocara la extenuación de la población civil como arma de combate.
Por ello, se prohíbe atacar, destruir, suprimir o inutilizar con ese
fin, servicios tan imprescindibles para la supervivencia de la población
civil como el abastecimiento de alimentos, las zonas agrícolas, la
producción de alimentos, cosechas, medios de subsistencia,
instalaciones de agua potable y suministros y regadíos."
Volviendo al pasado,
en 1991 los aviones estadounidenses establecieron como objetivo las
infraestructuras de suministro de agua de Bagdad, y las sanciones
posteriores impidieron que los iraquíes compraran nuevos equipos para
su reparación. Como consecuencia, murieron un enorme número de
civiles, en particular bebés y niños de corta edad.
Ahora en Counterpunch
hemos recibido un dossier sobre el corte de agua a la población civil
iraquí, recopilado por Cambridge Solidarity with Irak (CASI), cuyo
informe puede ser consultado en http://www.casi.org.uk/.
" Durante los
ataques de los últimos dos meses, se ha cortado el suministro de agua
a Tall Afar, Samarra y Faluya , lo que ha afectado a más de 750.000
civiles. Parece que estos hechos forman parte de una deliberada política
estadounidense de negar agua a los habitantes de las ciudades a las
que se ataca. De ser así, ha sido una medida adoptada sin debate público
y sin consultar a los otros socios de la coalición. Constituye una
grave violación de las leyes humanitarias internacionales, y está
generando una mayor oposición a los Estados Unidos, a los otros
miembros de la coalición y al gobierno interino iraquí.
El 19 de septiembre
de 2004, el Washington Post informaba de que las fuerzas
estadounidenses "habían cortado" el suministro de agua a
Tall Afar "por un mínimo de tres días". La televisión
turca recogió una declaración del Iraqui Turkoman Front en la que se
afirmaba "Tall Afar está rodeada por completo, y se han
prohibido las salidas y entradas a la ciudad. Los cortes de agua son
muy graves". En Líbano, la televisión Al-Manar entrevistó a un
voluntario de ayuda humanitaria quien afirmó que "el problema
fundamental al que se enfrenta la gente de Tall Afar y las zonas
contiguas es la falta de agua". Trabajadores de las
organizaciones de ayuda humanitaria informaron asimismo de la falta de
agua potable. Pero más aún, el Washington Post publicó que el ejército
de Estados Unidos había fracasado en suministrar agua a los que
escapaban de Tall Afar, entre los que había niños y mujeres
embarazadas.
El viernes 1 de
octubre de 2004, durante el ataque a Samarra, se cortaron los
suministros de agua y de electricidad, según informes del Independent
y de Knight Ridder Newspaper[1]s. El Washington Post responsabilizó
de ello, expresamente, a las "fuerzas estadounidenses". La
emisora de TV iraquí, Al-Sharqiya, dio la noticia de que equipos técnicos
estaban trabajando "para restaurar el suministro de agua y
electricidad y reparar los daños de la red en Samarra". Al-Yazira
entrevistó a un voluntario de ayuda humanitaria quien confirmó que
"La ciudad sufre una crisis por el corte del agua y la
electricidad, algo que ratificó la jefatura de policía de Samarra,
"no tenemos ni electricidad ni agua".
El 16 de octubre, The
Washington Post informaba de nuevo: " Se ha interrumpido el
suministro de electricidad y de agua a Faluya en el mismo momento en
que empezaban los ataques el jueves por la noche, tal como se había
hecho al inicio de los ataques a Samarra y Nayaf". Los habitantes
de Faluya - según han declarado las Redes Internacionales de
Información de Naciones Unidas- "no tienen alimentos ni agua
potable ni han tenido tiempo para almacenarlos en cantidades
suficientes para afrontar la inminente batalla". El corte del
suministro de agua ha sido confirmado por la población civil que ha
huido de Faluya, y Fadil Badrani, un periodista de la BBC que está en
la ciudad, confirmaba el 8 de noviembre que "el suministro de
agua se ha cortado por completo".
A la vista de los
cortes de agua y de otros suministros básicos, la Cruz Roja ha
intentado llevar agua a Faluya pero Estados Unidos ha impedido la
entrada de agua en Faluya hasta que se hagan con el control de la
ciudad.
Según el dossier de
Cambridge, la información reflejada supra se conoce mejor en Irak que
en Estados Unidos o el Reino Unido y se ha convertido en un arma política.
La condena de esta
estrategia ha sido denunciada por los más importantes grupos políticos
iraquíes. El 1 de octubre, el Partido Islámico publicó una
declaración en la que criticaba el ataque estadounidense a Faluya y
sus "cortes de agua, electricidad y suministro de
medicamentos" y denunciaba que tales actuaciones "agravarán
y complicarán la situación de inseguridad". Exigían, asimismo,
la indemnización a las víctimas.
Tres días después,
Muqtada al-Sadr criticaba al mismo tiempo el corte de agua a Samarra y
la ausencia de reacción internacional por ello. "Dicen que la
ciudad está sufriendo la peor crisis humanitaria pero nadie habla
sobre ello. Si la parte atacada fuera Estados Unidos, ¿Acaso el mundo
entero no acudiría en su ayuda y no lo denunciarían?
Resquicios de
esperanza: El proceso de Pat Gray contra Lantos.
Entre los
supervivientes de la fallida campaña Cualquier menos Bush,
Counterpunch ha recibido algunos testimonios alentadores de campañas
conmovedoras e inesperadamente impactantes. Es el caso de la cordial
campaña de Pat Gray contra el republicano Tom Lantos, uno de los mas
fanáticos representantes de Israel en el Congreso y uno de los
principales valedores de la Patriot Act así como de la propuesta de
leyes para suprimir la crítica de Israel en los campus universitarios
de este país.
Anne Silver de
Burlingame, del sur de San Francisco y colaboradora de Counterpunch
nos ha hablado de la campaña para el Congreso de Gray contra Lantos
en el distrito duodécimo de California (que incluye la zona sudoeste
de San Francisco hasta la península de San Carlos). Gray se
presentaba como independiente con los Verdes y Anne trabajaba como
voluntaria en su campaña porque, como nos ha escrito "Pensaba
que era importante intentar derrotar (o al menos desenmascarar) a un
belicista y a uno de los mejores amigos de Israel no porque yo fuera
miembro del Partido Verde".
Con un pequeño
presupuesto y algunos voluntarios, Anne nos dice que "Gray obtuvo
19.000 votos, lo que supone el 9,3% del total y un número diez veces
superior al de los Verdes existentes en el distrito. Gray es una
profesora jubilada y pintora, que está criando a dos nietos y es una
voz conocida en la lucha por la paz y la justicia".
Pedimos a Anne que
nos diera más detalles.
"El director de
la campaña de Gray es Jim Shannon, que tiene 24 años y pertenece a
los Verdes. Él me contó que su principal preparación para ello había
sido la de ser el director de una banda y añadió: "Conseguimos
y gastamos 40.000 $, todos ellos provenientes de donaciones
individuales...y aportados en muy pequeñas cantidades. Sólo se pagó
a un consultor a media jornada que nos proporcionó el mayor acceso a
los medios jamás obtenido por un candidato al Congreso en California.
El grueso del dinero se invirtió en folletos para una campaña sobre
el terreno barrio a barrio. Durante la última semana, se invirtieron
unos miles de dólares en una campaña postal con objetivos claros y
en anuncios de radio. En resumen, casi un éxito teniendo en cuenta
que la campaña se realizaba contra un congresista bien establecido en
los barrios residenciales, que disponía de más de 2 millones de dólares.
El San Francisco Bay Guardian al final respaldó a Gray pero de forma
tibia. La misma Gray es de San Francisco, pertenece a la clase obrera,
y es una maestra de escuela jubilada y una activista sindical que
perteneció al Partido Demócrata hasta la firma del NAFTA. Nunca se
había presentado a unas elecciones hasta ahora. El escándalo de
Lantos al apoyar la guerra la impulsó a enfrentarse a él.
Anne escribe que Gray
"está criando a dos nietos y habla de que ahora existen muchas
menos ayudas para las familias que cuando ella criaba a sus tres
hijos. La conocí en una de las protestas semanales ante el despacho
de Lantos que se iniciaron mucho antes de que la guerra comenzara. Me
gustaba estar a su lado porque Pat siempre tenía el epíteto adecuado
para sus detractores, y cuando aquellos tipos nos querían echar ella
hacía el signo de la paz y les gritaba "Ustedes están también
allí, son también responsables". A los voluntarios del partido
nos contaba historias de cómo los polis se ponían en evidencia
cuando se la llevaban del estrado ilegal sólo para pedirle que los
apuntara a los Verdes tras haber oído sus arengas. Su programa era
furiosamente anti-guerra: traigan ya a los soldados a casa (y llévenlos
a la Universidad), paren la ayuda militar a Israel, revoquen la
Patriot Act, establezcan la asistencia sanitaria universal, inviertan
en educación y en energías alternativas. En las ocasiones que la
escuché era extremadamente clara en su apoyo a Palestina. "Por
su parte, Lantos sólo apareció unos minutos a lo largo de la campaña.
Una semana antes de las elecciones acudió a un coloquio de
candidatos, patrocinado por un grupo de mujeres de San Bruno. Tenía
el aspecto de un roedor acicalado y sonrosado y se mantuvo
glacialmente imperturbable al responder a las preguntas que le
planteamos sobre la ocultación del número de muertos en Irak, sobre
la brutalidad de Israel y sobre la pérdida de nuestras libertades
civiles. Él recitó de carrerilla los amplios apoyos con los que
contaba y pergeñó algunos tópicos sobre las dificultades de la
guerra. La sala estaba llena de partidarios de Israel que aplaudieron
y aclamaron rotundamente a Lanton cuando mostró su apoyo a la
violencia israelí (como el asesinato del anciano jeque en silla de
ruedas). Fue una velada repugnante".
¡Gracias, Ana!,
cuyas palabras finales fueron un aire fresco para nuestro espíritu:
"No sé que haríamos sin Counterpunch".
[1] Cadena que agrupa
a 31 periódicos en Estados Unidos.
|