Irak resiste

 

La cumbre de Sharm el Sheij y la condonación de la deuda a Iraq

Un acuerdo que refuerza el mantenimiento de la ocupación mientras oculta el genocidio de Faluya

Por Alberto Cruz
CSCAweb, 29/11/04

"El movimiento de solidaridad debe pasar a la acción, hay que hacer frente a ese frente, valga el juego de palabras, con un apoyo incondicional a la resistencia, que debería contar con la decidida voluntad de todas las fuerzas antiimperialistas del mundo, de todas aquellas fuerzas, políticas o sociales, que defienden la autodeterminación de los pueblos en el convencimiento de que su lucha es por la dignidad y soberanía de Iraq. Esa debe ser la tarea de los grupos y organizaciones que afirman luchar "por la retirada de las tropas de ocupación en Iraq, por el final inmediato a los bombardeos y por la restitución inmediata de la soberanía a los iraquíes" pero que, en la práctica, sienten aversión al debate sobre la resistencia y el derecho de los pueblos a utilizar todo tipo de medios, incluyendo el uso de la fuerza armada, para recuperar su soberanía. Un paso significativo, una muestra de que el sentimiento y la acción van unidos, sería que en las próximas citas de los foros, allá donde se celebren, se otorgue un papel predominante, y un reconocimiento explícito, a los representantes de la resistencia".

Los días 22 y 23 de noviembre, en plena ofensiva contra Faluya, 16 países y 4 organizaciones internacionales (ONU, UE, Liga de Estados Árabes y Conferencia Islámica) discutieron en Sharm el Sheij (Egipto) el futuro de Iraq. El hecho mismo de que su celebración se haya producido a escasos dos meses de las tan anunciadas elecciones del 30 de enero pone de manifiesto el esfuerzo de los ocupantes y sus colaboracionistas iraquíes, con la aquiescencia del resto de participantes, de intentar achacar el fracaso en la participación electoral a la "violencia", es decir, a la resistencia y enfrentar a ésta con la comunidad internacional, incluyendo a los países árabes e islámicos.

Mientras los soldados ocupantes arrasaban Faluya, el hedor de la muerte no llegaba hasta los confortables hoteles del balneario donde se reunían los participantes, se pasaba sobre el mismo como la luz por el cristal, sin tocarlo ni mancharlo. Los ministros de Asuntos Exteriores de Egipto, Siria e Irán hicieron vagas referencias al genocidio de Faluya y a la destrucción de las instituciones públicas iraquíes condenando, al mismo tiempo, el terrorismo. Pero no hicieron ni una sola alusión al culpable de la actual situación de Iraq, Estados Unidos, ni hicieron mención alguna a la solidaridad, siquiera retórica, con la resistencia iraquí. El iraní llegó a utilizar el doble lenguaje de condenar el bombardeo de ciudades y las acciones violentas de la resistencia. Ellos, como el resto de participantes, pidieron la retirada de las tropas extranjeras "tan pronto como sea posible", aceptando, de hecho y de derecho, el calendario estipulado por los ocupantes. La intervención estos ministros pone de manifiesto la naturaleza de sus respectivos gobiernos.

Se prometió a los iraquíes ayuda para recuperar su país y construir una sociedad democrática a pesar del anunciado boicoteo de casi medio centenar de organizaciones políticas, sociales y religiosas de las elecciones del 30 de enero. Y todo ello aprobando un comunicado oficial al término de la reunión que no recoge una fecha para el fin de la ocupación que se mantendrá, al menos, hasta 2006. Un nuevo triunfo político de EEUU, una nueva muestra de la sumisión de Europa al designio imperial, pese a las matizaciones de Francia. Una nueva muestra del absoluto servilismo de la ONU y de su más infame secretario general, Kofi Anan, el más sumiso de toda la historia a los intereses de EEUU y quien, pese a todo, se ve envuelto ahora en una campaña en su contra que le puede costar la reelección. Una nueva muestra de la naturaleza de los gobiernos árabes, puesta de manifiesto en innumerables ocasiones, desde la lucha palestina por sus derechos nacionales ­especialmente durante esta segunda intifada­ y la guerra de Iraq.

El comunicado oficial hecho público al término de la conferencia, que se adjunta, dice que el mandato de las fuerzas de ocupación, ahora denominadas "multinacionales" no es ampliable y que sí tiene fecha de caducidad: la finalización del "proceso político" que se pone en marcha a raíz de la Resolución 1546 del Consejo de Seguridad de la ONU del pasado mes de junio. Pero da la casualidad que dicha resolución no establece fecha fija alguna para la salida de Iraq de las fuerzas de ocupación, indicando, además, que su mandato será evaluado a partir del 31 de diciembre de 2005. Se indica, también, que la ocupación podría terminar en cualquier momento a petición del gobierno colaboracionista [1].

La Resolución 1546 y el documento de Sharm el Sheij

Hay que mencionar que la Resolución 1546 legalizó a posteriori la ocupación unilateral de los Estados Unidos, dándole una apariencia multilateral [2]. Es decir, solo otorgaba una ilusión de legitimidad y es solo un triunfo modesto del multilateralismo que decían preconizar las potencias regionales que se opusieron a la guerra: Francia, Rusia y China. Hay que recordar que el mencionado "gobierno interino", como se recoge tanto en la Resolución 1546 como en el documento de Sharm el Sheij, no es soberano porque no ha sido elegido por el pueblo iraquí sino seleccionado por el enviado del secretario general, Lakhdar Brahimi, quien a la vez recibió fuertes "sugerencias" de Paul Bremer, el procónsul estadounidense que estuvo al frente de la Autoridad Provisional de Ocupación. Sin embargo, a este "gobierno interino" se le ha concedido reconocimiento legal pese a que no tiene legitimidad nacional y es abiertamente rechazado por la gran mayoría del pueblo iraquí. Toda una lección de la democracia que se quiere implantar en Oriente Medio.
De igual manera, la fuerza ocupante pasaba a ser considerada "fuerza multilateral" a pesar de que más del 90% de sus efectivos son de EEUU y su legitimidad, ante los iraquíes, pasaba a estar justificada en unas cartas ­ anexas a la Resolución 1546­ intercambiadas entre el primer ministro colaboracionista, Iyad Alaui, un antiguo agente de la CIA, y el entonces Secretario de Estado de los EEUU, Colin Powell. Ahí se puede leer, no sin sonrojo, que "pedimos una nueva Resolución sobre el mandato de una Fuerza Multinacional que contribuya a mantener la seguridad en el Iraq, incluso con las tareas y los mecanismos expuestos en la carta dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por el Secretario de Estado Colin Powell" [3]. Toda una muestra de la soberanía e independencia del "gobierno interino" que sanciona y ampara la comunidad internacional.

Con la Resolución 1546 se cerraron todas las vías de negociación posible entre los diferentes sectores iraquíes al pasar a ser considerada la resistencia como ilegal dado que, al legitimar la ocupación la ONU, quien pasa a estar al margen de la legalidad internacional es la resistencia. De ahí que tanto entonces, como ahora en el documento de Sharm el Sheij, no aparezca una sola referencia a ella y sí el manido calificativo de "terrorismo". Con ello cualquier tentativa de diálogo, como se recoge en el apartado 4 del citado documento aprobado en el balneario egipcio, está abocada al fracaso y lo único que queda es la guerra abierta, la apuesta de los EEUU ante el fracaso de la ocupación y la evidencia de que no se puede permitir una derrota en Iraq puesto que ello debilitaría su control de otras zonas del mundo.

En el documento final de Sharm el Sheij se habla del "papel principal" que tendrá la ONU en todo el "proceso político", mencionando específicamente el apoyo a las elecciones de enero, pero no especifica cuáles serán los mecanismos que la ONU va a utilizar para cumplir con el papel que teóricamente se le viene asignando desde que en mayo de 2003 George W. Bush dio por terminada la guerra. Tampoco se menciona el boicot anunciado por 47 organizaciones políticas y sociales y la petición que hacen las mismas para que haya una supervisión internacional de las mismas, especialmente de países árabes y musulmanes, así como el cese de las operaciones militares, la dimisión del gobierno colaboracionista y la retirada, un mes antes del 30 de enero, de las fuerzas de ocupación de todas las zonas en las que se vaya a votar.

Lo único que ha hecho la conferencia ha sido ejercer una cierta presión sobre el gobierno colaboracionista -por iniciativa de Francia, que había intentado la presencia de las fuerzas contrarias a la ocupación en la conferencia, sin lograrlo- para que convoque a los representantes del conjunto social y político iraquí para organizar una conferencia con la finalidad de lograr "la reconciliación nacional" y, así, una participación amplia en las elecciones. Mientras que algunos países, como Bahrein, ofrecían su territorio para la misma, el gobierno colaboracionista decía que se tenía que celebrar en el propio Iraq, pero sin fecha concreta.

Es evidente que el gobierno colaboracionista ha salido reforzado en el ámbito internacional. Gracias a la presión de su mentor, EEUU, ha logrado la anulación de una parte de la deuda que mantenía Iraq con estados (sigue vigente la de entidades privadas), el compromiso de los países vecinos de controlar sus fronteras y el apoyo de la comunidad internacional a las políticas económicas y de otro tipo que ha adoptado.

Por lo tanto, la Conferencia de Sharm el Sheij ha dado una mayor legitimidad a la ocupación, se ha legalizado la perpetración de masacres -pisando los cadáveres de los 100.000 civiles iraquíes muertos tras el fin oficial de la guerra, el 1 de mayo de 2003 (según informe de diferentes universidades estadounidenses recogido en el Diario de la Resistencia del 23-29 de octubre), sobre la muerte de los 20.000 civiles que costó la invasión (según Iraq Body Count) y los muertos invisibles de Faluya- que vienen realizando los ocupantes y sus colaboracionistas y se ha proporcionado una inestimable ayuda al gobierno de Alui al otorgarle un inequívoco respaldo internacional al presentarle como el único representante "legítimo" del pueblo iraquí al haber impedido la presencia en la conferencia de los sectores anti-ocupación.

La Conferencia ha servido para apoyar la ocupación estadounidense y colonialista de los EEUU y su principal objetivo: la formación de un frente internacional más grande del actual, involucrando a los regímenes políticos árabes, en la lucha contra la resistencia. Las heroicas acciones de la resistencia ­junto a la continuación de la Intifada palestina- no están proporcionando golpes letales a los intereses imperialistas, pero sí están siendo importantes para la estrategia de control de Oriente Medio y eso es algo que EEUU tiene que resolver a corto plazo. Iraq se ha convertido en el punto focal de la reordenación geoestratégica de Oriente Medio, rediseñando sus límites políticos ­ extremo que ya fue declarado antes y después de la ocupación- de acuerdo con un plan colonial presentado en diciembre de 2002 (Plan de Asociación EEUU-Mundo Árabe) y ampliado en junio de 2004, el mismo mes en que se aprobó la Resolución 1546 por el Consejo de Seguridad de la ONU, con el nombre de Gran Oriente Medio.

El movimiento de solidaridad debe pasar a la acción, hay que hacer frente a ese frente, valga el juego de palabras, con un apoyo incondicional a la resistencia, que debería contar con la decidida voluntad de todas las fuerzas antiimperialistas del mundo, de todas aquellas fuerzas, políticas o sociales, que defienden la autodeterminación de los pueblos en el convencimiento de que su lucha es por la dignidad y soberanía de Iraq. Esa debe ser la tarea de los grupos y organizaciones que afirman luchar "por la retirada de las tropas de ocupación en Iraq, por el final inmediato a los bombardeos y por la restitución inmediata de la soberanía a los iraquíes" [4] pero que, en la práctica, sienten aversión al debate sobre la resistencia y el derecho de los pueblos a utilizar todo tipo de medios, incluyendo el uso de la fuerza armada, para recuperar su soberanía. Un paso significativo, una muestra de que el sentimiento y la acción van unidos, sería que en las próximas citas de los foros, allá donde se celebren, se otorgue un papel predominante, y un reconocimiento explícito, a los representantes de la resistencia.

La anulación de la deuda

En el aspecto económico, el gran logro de la Conferencia de Sharm el Sheij ha sido la condonación por el Club de París del 80% de la deuda que mantenía Iraq con el acuerdo de que dicha condonación está sujeta al cumplimiento por el gobierno colaboracionista de un programa económico que ha sido diseñado por el Fondo Monetario Internacional. La deuda externa total de Iraq se estima en unos 125.000 millones de dólares, de los que 38.900 millones corresponden a acreedores públicos miembros del Club de París. El resto se divide aproximadamente en 65.200 millones a acreedores públicos no pertenecientes a este foro (fundamentalmente otros países del Golfo), 14.500 millones a acreedores privados y 500 millones a instituciones multilaterales. Por lo tanto, la cantidad que se ha perdonado a Iraq está próxima a los 25.000 millones de dólares. Y esta era una de las principales peticiones del gobierno colaboracionista en la última conferencia de donantes celebrada el pasado mes de octubre en Tokio [5].

Según el acuerdo, el 30% de la deuda al Club sería cancelada de inmediato, y otro 30% en una segunda etapa atada al cumplimiento del programa establecido por el FMI, y el 20% será condonado después de que el FMI certifique el éxito del programa, que sigue las líneas de austeridad presupuestal y reducción de la actividad del Estado habituales en las recomendaciones de este organismo multinacional a los países del Sur, es decir, políticas de ajuste duro y férreo control, incluyendo restricciones, en los gastos de salud y en educación, principalmente. No hace falta indicar que los programas del FMI imponen cambios económicos que benefician a las elites locales y a las corporaciones multinacionales, al tiempo que excluyen de los beneficios a la población más desfavorecida que, según los últimos datos conocidos, es del 70% en Iraq, estando en situación de pobreza extrema el 25% de la población, es decir, algo más de 4 millones de personas.

El gobierno colaboracionista no ha derogado el decreto número 12, por ejemplo, elaborado por el vicecónsul Paul Bremer durante el tiempo que estuvo al frente de la denominada Autoridad Provisional, antes de la hipotética "transferencia de poder" realizada el 30 de junio, y que elimina todo tipo de tarifas, aranceles, tasas a la importación y todo tipo de gravámenes similares a los bienes que entran y salen de Iraq; o el decreto número 39, que establece la privatización de 200 empresas públicas iraquíes, que las empresas extranjeras tengan el 100% de la propiedad de las empresas privatizadas, la prohibición de que exista preferencia en los contratos con firmas nacionales frente a las extranjeras, la salida de beneficios y exenciones impositivas y fiscales a las empresas y concesiones de explotación por 40% en sectores estratégicos. Por lo tanto, los iraquíes no tienen ninguna preferencia en los proyectos de reconstrucción de su propio país

La petición de que se condonase la deuda (apartados 11 y 12 del documento) va acompañada del recordatorio al cumplimiento de las obligaciones contraídas en Madrid y Tokio en las conferencias de países donantes que se celebraron en octubre de 2003 y 2004, respectivamente. Pese a todos los intentos de conseguir que los donantes cumplan sus compromisos, a principios de julio sólo habían sido recibidos 333 millones de dólares de una asistencia prometida por valor de 18.400 millones de dólares [6].

Notas:

[1] Véase más abajo la versión española del Comunicado oficial final de la reunión ministerial internacional de los países vecinos de Iraq, del G8 y de China. Sharm El-Sheij, Egipto, 23 noviembre de 2004.

[2] Véase en en CSCAweb: El Consejo de Seguridad aprueba en una nueva resolución el fraude de la "transferencia de poder" en Iraq - Resolución 1546 del CS de NNUU sobre Iraq aprobada el 8 de junio 2004

[3] Anexo a la Resolución 1546 publicado en el margen izquierdo de esta página.

[4] Véase en CSCAweb Llamamiento de la Asamblea de Movimientos Sociales del III Foro Social Europeo y el reciente llamamiento a la movilización el 20 de enero que realiza la organización estadounidense ANSWER en la web de la CEOSI: IraqSolidaridad

[5] Véase en CSCAweb: La deuda externa iraquí asciende a 125.000 millones de dólares. El gobierno colaboracionista de Iraq quiere cobrar lo que le prometieron - Club de París: Cantidades adeudadas por Iraq a los países acreedores

[6] Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, con sede en Washington.

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