Faluya sigue cerrada
a la ayuda humanitaria mientras:
El Pentágono reconoce la infiltración
de insurgentes en la ciudad
Por Carlos Varea (*)
Rebelión / Iraq Solidaridad, 09/12/04
El
asesor de Seguridad Nacional del ministerio de Defensa iraquí, Qassem
Dawood, cifraba el jueves, 25 de noviembre en 2.085 el número de
iraquíes muertos en el asalto a Faluya, ninguno de ellos civil; 1.600
personas habrían sido detenidas, según este responsables [1]. Las
cifras de insurgentes muertos aportadas por el Pentágono oscilaban al
concluir el mes de noviembre entre 1.200 y 1.600 [2], si bien los
combates aún no han cesado en la ciudad.
Sin
cobertura mediática independiente del asalto, los testimonios que
comienzan a recogerse de refugiados o de habitantes cercados por los
combates desmienten esta aseveración del designado gobierno Alawi.
De una estimación provisional y no oficial efectuada por un miembro
del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) de 800 civiles
muertos se ha pasado a la más de 6.000 aportada por el portavoz del
Creciente Rojo Iraquí, Muhammad al-Nuri, dada a conocer por un equipo
de Naciones Unidas el pasado sábado, 27 de noviembre [3]. La
consideración de este organismo sanitario —el primero que logra
entrar en Faluya— es que debe haber decenas, si no centenares de
personas sepultadas aún bajo de los escombros de los edificios. Las
escasas fotos tomadas durante el asalto [4] muestran indudables
civiles muertos en las calles, muchos de ellos menores y mujeres.
Hasta
400.000 refugiados
La
estimación final del número de iraquíes muertos en Faluya depende
además de que se establezca con certeza cuántos habitantes
permanecieron en su interior durante el asalto, una cifra que oscila
entre 30.000 y 100.000, pero que se basa en cálculos aproximados a
partir de una población total de un cuarto de millón de habitantes,
cifra probablemente inferior a la real, que según fuentes locales
podrán ser del doble. El número de familias refugiadas en
localidades próximas a Faluya se estimó inicialmente en 15.000 [5].
Sin embargo, un reciente cálculo de instancias gubernamentales iraquíes
eleva la cifra de refugiados a 400.000 [6]. Apenas socorridos en
Bagdad y localidades vecinas a Faluya, la situación de estos
refugiados empeora de día en día, mientras crece su ansiedad por no
poder retornar a la ciudad, aún cerrada militarmente [7].
Un
oficial del Cuerpo de Marines, el teniente coronel Dan Wilson, ha
afirmado que pasarán semanas antes de que los refugiados puedan
retornar a Faluya: “Aún tenemos que registrar alrededor de 50.000
edificios en la ciudad” [8]. Este mando del Primer Cuerpo
Expedicionario de Marines reconocía que “los insurgentes están
retornando [al interior de Faluya] para hostigarnos”. El lunes moría
otro marine en un barrio de la capital supuestamente bajo
control de los ocupantes [9].
Desde
hace una semana, un repentino y casi completo silencio informativo
parece pretender ocultar esta nueva fase del combate en Faluya.
Agresiones
contra el personal sanitario
El
corresponsal de The Nation ha informado del ataque y asalto por
parte de los marines de centros de salud y hospitales de la
ciudad [10], en uno de los cuales 35 pacientes resultaron muertos
durante un bombardeo aéreo el 9 de noviembre contra un centro, según
ha informado el doctor Sami al-Jumaili. El mismo medio recoge
declaraciones del personal sanitario sobre el asalto y ocupación del
Hospital Central de la ciudad que, situado en la margen de Eúfrates,
se encuentra fuera de la ciudad y que fue ocupado por las tropas pese
a las protestas de su equipo directivo. Su director, el doctor Rafe
Chiad, ha denunciado que las tropas estadounidenses impidieron el
acceso al mismo de equipos sanitarios desplazados hasta Faluya, así
como la confiscación de todas sus ambulancias; las 173 camas del
hospital permanecían vacías mientras los heridos morían en la calle
sin posibilidad de recibir asistencia. Por su parte, Amnistía
Internacional ha informado que al menos 20 trabajadores sanitarios han
muerto durante la toma de la ciudad. Antes de iniciar el asalto, el
Pentágono cortó el suministro de agua a la población.
El
portavoz del Creciente Rojo Iraquí en Bagdad, Abdel Hamid Salim, ha
indicado a la agencia IPS que ya cuando buena parte de Faluya
se afirma está en manos de las tropas de EEUU, éstas no están
permitiendo la entrada de sus convoyes con material sanitario y
alimentos: “Aún hay intensos combates en Faluya”, confirma Salim
[11]. La situación al comenzar el mes de diciembre no es muy
distinta, pese a que el Creciente Rojo ha podido establecer un centro
de atención ya en el interior de la ciudad [12]. El doctor Ibrahim
al-Kubaisi ha informado a al-Jazeera de que fuerzas
estadounidenses habían impedido la entrada en la ciudad de un convoy
con ayuda humanitaria [13].
Según
Albasrah.net de 25 de noviembre, el ministerio de Sanidad iraquí
ha prohibido al personal de los hospitales y centros sanitarios de
Bagdad que atiendan a heridos provenientes de Faluya “por razones de
seguridad”. Dhar Jamail, de Inter Press Service, recoge el 30
de noviembre en su crónica la “perplejidad” del personal
sanitario de Bagdad por la nula atención que las autoridades sanitarias
iraquíes están deparando a los residentes y refugiados de Faluya, y
confirma la orden del ministerio de no proveer de apoyo sanitario a
Faluya. El ministerio está bajo control de las organizaciones
confesionales shí’ies, al-Dawa y el Congreso Supremo de la Revolución
Islámica en Iraq.
Asesinatos
de civiles y uso de gases y ‘napalm’
Kim
Sengupta, corresponsal en Bagdad de The Independent, recogía
en su crónica del 24 de noviembre diversos testimonios de residentes
de Faluya sobre asesinatos de civiles desarmados por parte de los marines,
en algunos casos (por ejemplo, el de una familia completa de siete
miembros, incluido un bebé de tres meses) reconocidos por los mandos
militares estadounidenses, quienes han asegurado el pago de
compensaciones.
Por
su parte, vecinos del barrio de Julan han denunciado el uso de gas tóxico
por parte de las fuerzas estadounidenses, describiendo ataques en área
urbana con bombas que incluían pequeños artefactos que, como las
bombas de fragmentación, se desperdigaban sobre sus cabezas dejando
una cola de humo en su caída, formándose un hongo denso sobre la
zona bombardeada [14]. Está asimismo ya bien acreditado por diversos
medios internacionales y declaraciones de vecinos y personal sanitario
de la ciudad el uso por EEUU de una variante de napalm de fósforo
blanco en el asalto a Faluya, ya apuntado en las primeras horas de
asalto por la propia prensa estadounidense [15].
Notas y referencias:
(*) Carlos Varea es
coordinador de la Campaña Estatal contra la Ocupación y por la
Sobernía de Iraq (www.nodo50.org/iraq)
1.
Associated Press,
25 de noviembre de 2004.
2.
Reuters, 26 de noviembre de 2004.
3.
Al-Jazeera, 27 de noviembre de 2004.
4.
Véase en IraqSolidaridad http://fallujapictures.blogspot.com/.
5.
Inter Press Service, 26 de noviembre de 2004.
6.
Inter Press Service, 30 de noviembre de 2004.
7.
Naji Z y Ali H, “Refugies Await Return to Faluyah”, IWPS,
30 de noviembre.
8.
Ídem.
9.
Associated Press,
29 de noviembre de 2004.
10.
Al-Jazeera, 29 de noviembre de 2004.
11.
Schuman M, “Falluja’s Health Damage, The Nation, 13 de
diciembre de 2004.
12.
Inter Press Service, 26 de noviembre de 2004.
13.
Associated Press, 29de noviembre.
14.
Associated Press, 28 de noviembre.
15.
The Washington Post, 10 de noviembre de 2004. Usado asimismo en
la toma de Bagdad, al sur de la capital, durante al invasión de 2003
El uso de napalm está prohibido internacionalmente desde 1980.
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