Irak resiste

 

Entrevista con Dahr Jamail (*), periodista independiente destacado en Irak

Barriendo mitos: la auténtica realidad de la guerra

Por Charles Shaw
Traducido para Rebelión por L.B, 23/12/04

Charles Shaw: ¿Cuánto tiempo llevas informando sobre Irak y qué es lo que te llevó hasta allí?

Dahr Jamail: Durante los últimos 12 meses he pasado seis en Irak. Como ya indiqué, lo que me hizo venir aquí es la incapacidad prácticamente absoluta demostrada por los grandes medios de comunicación estadounidenses para mostrar la verdad de esta invasión y ocupación ilegales, la verdad sobre cómo ha afectado a los irakíes y a los soldados estadounidenses. En términos generales, simplemente no estaban haciendo su trabajo, y con el tiempo la cosa no ha hecho sino empeorar.

Emprendí todas las acciones que habitualmente se realizan para intentar alzar la voz y provocar un cambio en casa: llamé y escribí a senadores y congresistas, asistí a charlas, divulgué información. Tras ver cómo desdeñaron las manifestaciones mundiales del 15 de febrero del 2003 tildándolas de “grupos puntuales”, supe que las mentes del público estadounidense habían sido engañadas por las grandes empresas de comunicación que apoyaban de forma irresponsable los objetivos del régimen de Bush, así que sentí que debía informar sobre las auténticas consecuencias que la invasión/ocupación está trayendo al pueblo irakí y a los soldados estadounidenses.

CS: ¿Qué supone ser uno de los pocos periodistas “no empotrados” que trabajan en Irak? ¿Temes por tu seguridad? ¿Qué medidas de protección has adoptado? ¿A quién temes más, a los impredecibles secuestradores o a los militares estadounidenses? ¿Cómo te las arreglas para moverte en medio de la sociedad irakí ahora que parece que, después del asesinato de Margaret Hassan, todos los occidentales se han convertido en blanco legítimo? Y, en la misma línea, ¿qué piensan los irakíes sobre los secuestros, asesinatos y decapitaciones?

DJ: Es duro. Trabajar en un ambiente de represión mediática y de peligro es una ardua lucha. Los cortes de energía eléctrica, los coches bomba, los secuestros son el pan nuestro de cada día. Evalúo permanentemente los riesgos a los que nos exponemos yo y quienes trabajan conmigo. Me dejé crecer la barba, visto como los irakíes y sólo viajo de incógnito acompañado por un intérprete en un automóvil desvencijado. Permanezco en la calle el menor tiempo posible, aunque trato de patearla lo suficiente como para captar las reacciones de los irakíes ante lo que sucede aquí cada día.

Lo que más me preocupa es la reacción de mi gobierno. Estoy difundiendo información que el régimen de Bush quiere mantener amordazada. Le temo más --mucho más-- a las represalias del gobierno y de los militares que a la posibilidad de ser secuestrado o despedazado por un coche bomba.

Naturalmente, los irakíes están aturdidos e indignados por las decapitaciones y los secuestros de personas como Margaret Hassan. Muchos creen que [en el caso de Margaret Hassan] se trató de un complot de la CIA y el Mossad destinado a mantener fuera de Irak a las organizaciones de ayuda y a los periodistas y dar así a los militares y a las empresas vía libre para que continúen desmantelando y vendiendo el país.

CS: El 18 de noviembre escribiste lo siguiente en una de tus crónicas. “El gobierno provisional irakí instalado por los EEUU está deteniendo y amenazando a los periodistas de forma cada vez más intensa. En especial, los medios de comunicación han cesado de cubrir los recientes horribles acontecimientos de Faluya”. ¿Cuáles son las principales diferencias que existen entre tus crónicas y las que difunden las empresas de comunicación y los reporteros empotrados, o las que producen los periodistas irakíes y musulmanes? En otras palabras, ¿qué tratamiento le da a una misma noticia cada uno de esos grupos de informadores? ¿Tienes la sensación de que gozas de más libertad por no estar empotrado? ¿Has sufrido tú o alguien a quien conozcas algún tipo de intimidación o acoso?

DJ: Yo y la mayoría de los periodistas occidentales independientes que estamos aquí estamos haciendo visibles los costes de la guerra. Informamos sobre las masacres, la carnicería, los niños muertos y heridos, el desastre que esta ocupación significa realmente para los irakíes. Informamos sobre la baja moral de la mayoría de los soldados desplegados aquí, informamos sobre cómo ahora los médicos manifiestan abiertamente que en su opinión la falta de fondos y ayudas por parte del Ministerio de Sanidad sostenido por los EEUU ha hecho que la situación sea hoy peor que durante la época de las sanciones.

Opino sinceramente que tengo más libertad porque no estoy empotrado. Yo vuelo por debajo del radar de la censura de los grandes medios de comunicación.

He recibido ataques por parte de algunas fuentes y gurús de los grandes medios. La cadena propagandística Fox me invitó a salir al aire después de que informara con veracidad de que francotiradores estadounidenses estaban disparando contra ambulancias, personal sanitario y población civil en Faluya el pasado mes de mayo... Decliné la emboscada porque no tenía el menor deseo de que me asesinaran.

Los hackers han atacado varias veces mi sitio web... pero hasta ahora me las he arreglado para resistir. Recibo algunos mensajes de odio en mi página web, y he recibido también una amenaza de muerte... de momento.

CS: Los grandes medios de comunicación estadounidenses describen sistemáticamente a la resistencia irakí como “terroristas extranjeros y antiguos Baathistas insurgentes”. A la luz de tu experiencia, ¿se trata de una descripción correcta? De no ser así, ¿por qué?

DJ: Se trata de propaganda de la peor especie. La mayoría de los irakíes consideran a la Resistencia Irakí como “patriotas”. Naturalmente, la mayoría de sus miembros lo son, especialmente en Faluya, donde la resistencia está integrada fundamentalmente por gente que se limita a resistir la ocupación de su país por una potencia extranjera. Son gente en cuyas familias hay personas que han sido muertas, detenidas, torturadas y humilladas por los ocupantes ilegales de su destrozado país.

Llamarles “terroristas extranjeros” e “insurgentes Baathistas” es sencillamente mentir. Aunque existen algunos pocos elementos de esa clase, se diferencian claramente de la Resistencia Irakí, la cual, en una estimación muy conservadora, recibe hoy el apoyo de al menos el 80% de la población irakí.

Hay algunos elementos terroristas por aquí, pero ello se debe a que las fronteras de Irak se han abierto de par en par desde la invasión. Esa gente no existía en Irak antes.

Al régimen de Bush le gusta llamar “terrorista” a cualquiera que no apoye su ideología y sus planes de dominación global.

Aquí, a esos combatientes de la Resistencia Irakí se les llama combatientes por la libertad, guerreros santos y patriotas.

CS: Estamos viendo muy pocas imágenes de Irak en los grandes medios de comunicación estadounidenses. ¿Qué aspecto presenta hoy Irak? ¿Qué es lo que no está viendo la gente de los EEUU y qué crees que debería estar viendo?

DJ: La devastación. El sufrimiento y la devastación masivas de la población y de su país. Bagdad sigue estando en ruinas cuando ya han pasado 19 meses desde que se inició esta ocupación ilegal. Los edificios bombardeados siguen ahí como recordatorios insultantes de las promesas incumplidas de reconstrucción.

Mezquitas acribilladas a tiros en cuyo interior hay alfombras manchadas de sangre en sitios donde creyentes desarmados han sido masacrados por los soldados.

Familias enteras viviendo en la calle, un índice de desempleo del 70% y ninguna esperanza de que la situación vaya a cambiar. Calles de Bagdad caóticas y asfixiadas por los embotellamientos y colas de hasta 8 kilómetros en las gasolineras en un país que nada en petróleo.

Ingenieros y doctores en paro que conducen taxis para alimentar a sus familias.

La cólera que hierve en la mirada de la gente de la calle al ver pasar en medio de un estruendo a las patrullas estadounidenses.

Irakíes que lanzan ovaciones cuando otra base o patrulla estadounidense es atacada. Gente bailando de júbilo sobre equipos militares estadounidense en llamas.

Soldados estadounidenses muertos o heridos. Los heridos gritando y retorciéndose en su agonía. Sus familias destrozadas.

Las fosas comunes de faluyanos inocentes tras el arrasamiento total de su ciudad.

Niños deformados por su exposición al uranio empobrecido yaciendo en hospitales destrozados, sufriendo por causa de atención médica insuficiente o incluso por falta de anestésicos.

Cadáveres putrefactos en las calles de Faluya de mujeres y niños devorados por perros y gatos porque durante cerca de dos semanas los militares estadounidenses impidieron a los equipos de salvamento entrar en la ciudad.

CS: ¿Qué sentimientos expresan sobre los estadounidenses los irakíes con los que has hablado? ¿Queda todavía algún vestigio de benevolencia? ¿Abrigaron alguna en algún momento? ¿Qué piensan de Alawi, de las inminentes “elecciones”, de la continua ocupación, de las fuerzas de seguridad irakíes entrenadas por los estadounidenses? ¿Tienen alguna esperanza o idea de que los estadounidenses se marchen, o piensan por el contrario que esta ocupación se alargará durante toda una generación?

DJ: La mayoría de los irakíes apoyaron el derrocamiento de Sadam Husein. Pero ese apoyo comenzó a desvanecerse rápidamente con la ocupación a medida que la gente iba viendo a miembros de su familia muertos, detenidos, torturados y humillados por las fuerzas de ocupación.

Luego vino Abu Ghraib. Apenas puedo enfatizar suficientemente hasta qué punto esa cárcel afectó a la credibilidad de los EEUU en Irak y en todo el Oriente Medio.

Añade a eso el asedio de Faluya del mes de abril, la reconstrucción prácticamente nula, la importación de trabajadores extranjeros para realizar trabajos para los que los irakíes están mucho mejor capacitados, la instalación de un gobierno provisional ilegal, y tienes organizado un descomunal desastre de relaciones públicas para los EEUU en este país.

Cualquier credibilidad que hubieran podido tener los ocupantes –y dudo mucho que tuvieran mucha en ningún momento— la perdieron después de la destrucción de Faluya. Los irakíes con los que hablo están furiosos contra el gobierno estadounidense. Aunque son conscientes de que probablemente la mayoría de la población estadounidense se opone al régimen de Bush, creen que el gobierno estadounidense y quienes lo apoyan son culpables de crímenes de guerra de la peor especie. Lo que veo aquí todos los días es rabia, dolor y ansias de venganza.

Odian a Allawi. No sienten ningún respeto por él ni por ninguno de los otros monigotes del gobierno provisional montado por los EEUU, pues no alcanzan a ver cómo nadie que se respete podría consentir en convertirse en una marioneta al servicio de los EEUU en esta empresa ilegal y brutal.

Son perfectamente conscientes de que Allawi es un exiliado vinculado durante mucho, mucho tiempo, a la CIA y a los servicios de inteligencia británicos. Él y el resto de los miembros del gobierno provisional son considerados ladrones, violadores y lacayos de los estadounidenses. Les odian a muerte, pues todo el mundo sabe aquí que no están ahí para velar por los intereses del pueblo irakí.

La gente piensa que las elecciones son un chiste. La mayoría de la gente cree que no hay forma de celebrarlas de forma honesta, transparente y completamente democrática. Muchos también tienen miedo de votar. He oído a varias personas decir cosas como: “Si los estadounidenses ni siquiera permiten que se celebren elecciones limpias en su país, ¿por qué habrían de desear que se celebren aquí?”

Las “fuerzas de seguridad” irakíes, entendiendo por tales la policía y la guardia nacional, son consideradas por la mayoría de la población como esbirros del ejército estadounidense. La mayoría de los irakíes los consideran colaboradores y traidores. Aunque la gente comprende que muchos de los integrantes de esas fuerzas se han enrolado en ellas por pura desesperación debido a la falta de puestos de trabajo, los siguen odiando igual que odian a las tropas de ocupación extranjeras. No ayuda mucho a mejorar su imagen saber que muchos policías están involucrados en el crimen organizado.

Finalmente, la gente ve la ocupación como una historia interminable. Los irakíes saben que existen en este momento cuatro bases militares permanentes y que están llegando más soldados. Aquellos con los que hablo sobre este tema abrigan pocas esperanzas de que la ocupación se vaya a acabar.

CS: Hemos leído últimamente informes serios que hablan de más de 100.000 civiles irakíes muertos desde el inicio de la guerra. ¿Qué opinas de esos informes y qué cosas has podido ver que corroboren o desmientan su contenido? ¿El ejército estadounidense está atacando de forma deliberada a la población civil, son solamente unos ineptos descomunales, o más bien se trata de una combinación de ambos factores?

DJ: Pienso que ese informe ha subestimado la cifra de bajas. A juzgar por lo que he podido ver durante los seis meses que llevo aquí, es cada vez más difícil encontrar una familia irakí que no haya perdido al menos a uno de sus miembros a manos de soldados o de criminales. Barriadas enteras en Faluya han sido bombardeadas hasta quedar reducidas a escombros. Edificios con familias enteras han sido incinerados y reducidos a polvo.

Los disparos indiscriminados con los que los soldados riegan las calles cada vez que una patrulla es atacada provocan casi siempre la muerte de civiles. Y ten en cuenta que actualmente se producen cada día más de 100 ataques contra el ejército estadounidense en el Irak ocupado.

Luego tenemos la cuestión de las infraestructuras: gente que muere por falta de alimentos, por enfermedades provocadas por el agua insalubre, por la deficitaria atención médica... la lista es más larga de lo que ninguno de nosotros puede imaginarse.

Pienso que el ejército está matando a tantos civiles por varias razones. En primer lugar, porque su Comandante en Jefe ha colocado a los soldados en una situación insostenible, es decir, en medio de una guerra de guerrillas imposible de ganar y librada contra un enemigo que cuenta al día de hoy con el apoyo masivo de la población. En esas condiciones, cualquier persona puede ser un atacante, de modo que los soldados disparan primero y preguntan después, simplemente porque están muertos de miedo.

Están empleando un ejército convencional para librar una guerra de guerrillas y, al igual que pasó en Vietnam, se trata de un desastre y un fracaso completo.

Están además los soldados que han deshumanizado completamente a los irakíes. Yo he podido hablar con algunos que realmente disfrutan matándolos.

Desde luego, no ayuda a mejorar la situación el hecho de que el gobierno de los EEUU apruebe y aliente este estado de cosas y que aparentemente una ideología religiosa cegadora se haya filtrado desde arriba hasta los soldados desplegados sobre el terreno. “O estás con nosotros o estás contra nosotros”. Al día de hoy Irak está repleto de campos de la muerte. Todos los días se producen carnicerías en las calles de Bagdad y de otras ciudades en la mayor parte del país.

CS : Se ha especulado mucho sobre el papel que ha jugado el petróleo en la ocupación. A los estadounidenses se les dijo que los beneficios del petróleo se destinarían a pagar la guerra y la reconstrucción, pero hace ya más de 18 meses que no sale petróleo de Irak. Algunos periodistas y activistas, que van desde Jim Marrs hasta Mike Ruppert pasando por Peter Camejo, han manifestado de una forma u otra que el propósito nunca fue ése, que la idea era sacar del mercado mundial el petróleo irakí y provocar un alza de precios (cuyos beneficiarios principales serían los saudíes) y eventualmente gestionar conjuntamente el suministro de petróleo para vendérselo a la India y a China, cuyas demandas energéticas se han disparado. ¿Qué has podido ver con respecto a la actividad petrolífera? Por otro lado, el sitio web de Bajas de la Coalición Irakí (http://icasualties.org/oif/default.aspx) fue la única vía por donde se difundieron las noticias relativas a los ataques coordinados realizados durante toda esta semana contra la infraestructura petrolífera irakí. Los grandes medios de comunicación estadounidenses han silenciados completamente estos hechos. ¿Crees que esta falta de cobertura informativa es deliberada y quién crees que está saboteando la infraestructura petrolífera irakí?

DJ: Irak está importando aún toda la gasolina que consume. Y, por lo que yo sé, están exportando todo el petróleo que extraen aquí, además del que refinan en Irak, que no debe de ser mucho.

Creo que el silencio que los medios de comunicación están manteniendo sobre los actos de sabotaje es comparable al silencio que mantienen sobre el dato de que se están produciendo aquí cerca de 100 ataques diarios contra los soldados estadounidenses, o sobre la falta de infraestructuras, etc. Pienso que todo se explica como parte de los exitosos esfuerzos que están realizando los grandes medios de comunicación para encubrir el desastre de la ocupación en beneficio de la Administración Bush.

Da la impresión de que los actos de sabotaje son obra de la Resistencia. Sin embargo, sigue siendo una incógnita por qué no se protege más la infraestructura petrolífera.

CS : A los EEUU llegan informaciones contradictorias en el sentido de que chiítas y sunitas están arrinconando sus diferencias históricas para hacer una piña contra los estadounidenses. ¿Constatas que tal cosa efectivamente se está produciendo, y cuál crees que será el posible desenlace de ese proceso? Los estrategas de la política estadounidense sostienen que retirar las tropas estadounidenses de Irak desencadenaría una guerra civil abierta entre esas dos facciones y los kurdos del norte. ¿Estás de acuerdo con esa apreciación? ¿Se encuentran los irakíes en una situación en la que, hagan lo que hagan, siempre saldrán perdiendo?

DJ: Sí constato que se está produciendo ese acercamiento. Durante el asedio de Najaf las mezquitas sunitas organizaron colectas de alimentos, y hubo también combatientes de la resistencia de Faluya que suministraron armas y municiones al ejército del Mahdi en Najaf. Durante el asedio de Faluya del pasado mes de abril los chiítas contribuyeron decisivamente a donar ayuda y participaron en una acción pacífica que logró que algunos suministros pudieran atravesar un cordón estadounidense y llegar hasta Faluya.

La fisura entre chiítas y sunitas es en gran medida un mito fabricado por la CIA. Existen innumerables tribus y matrimonios mixtos que son tanto chiítas como sunitas. Aquí hay algunas mezquitas en las que oran juntos.

Existe la posibilidad de que estalle una guerra si los kurdos proclaman su independencia, pero lo más probable es que en tal supuesto la guerra estallaría porque Turquía invadiría el Kurdistán antes incluso de que chiitas y sunitas tomaran ninguna medida al respecto.

Recuerda el proverbio árabe: “Yo, contra mi hermano. Yo y mi hermano, contra mi primo. Yo, mi hermano y mi primo, contra el extranjero”.

Los irakíes continuarán atrapados en un callejón sin salida mientras que los EEUU sigan ocupando y subvirtiendo su país como han hecho hasta ahora.

CS: Tiene una importancia crítica que los estadounidenses comiencen a comprender la psicología de la resistencia irakí. ¿Qué es lo que está ocurriendo realmente en Faluya, Ramadi, Mosul y Bagdad? ¿Estamos ante un levantamiento legítimo y coordinado en contra de la ocupación, o ante una respuesta defensiva contra la escalada militar estadounidense? ¿O ante ambas cosas a la vez? Teniendo en cuenta que los EEUU declaran haber abierto un frente para “llevar la guerra hasta Al Kaeda”, ¿ves alguna evidencia que indique la presencia de Al Kaeda, o la presencia de “combatientes extranjeros que se infiltran a través de la frontera siria”, tal como también se está informando aquí?

DJ: La resistencia es compleja porque tiene muchas facetas. Parte de ella está formada por irakíes normales y corrientes que no desean ver su país ocupado. Irakíes en cuyas familias ha habido muertos, torturados o humillados por el ejército... de modo que reclaman venganza. Otros sectores de la resistencia están más organizados, y en su seno células individuales se coordinan con otras células para ejecutar ataques, aunque permaneciendo en gran medida descentralizadas. Por eso el ejército convencional de los EEUU nunca conseguirá derrotarles. Porque la resistencia no tiene rostro, no tiene líder, no tiene organización fija.

En realidad, se trata de una reacción defensiva contra los ocupantes que, a medida que la ocupación se alarga, está pasando progresivamente a la ofensiva. Como me dijo en cierta ocasión un irakí: “La invasión fue la guerra de los EEUU contra Irak. Ahora estamos viendo la guerra de Irak contra los estadounidenses”.

Todavía no he visto ninguna evidencia que demuestre la presencia de Al Kaeda aquí, ni he encontrado a ningún irakí que la haya visto. Es cierto que hay otros combatientes que están entrando en Irak desde diferentes países, pero su número es relativamente escaso. Cuando decimos “combatientes extranjeros” debemos recordar que todos los irakíes con los que he hablado piensan que los únicos combatientes extranjeros aquí son los ocupantes, y no ningún árabe que acuda a luchar en las filas de la resistencia. La mayoría de los irakíes con los que he hablado consideran a esos combatientes árabes como hermanos y a los ocupantes como “combatientes extranjeros”.

CS: ¿Ha mantenido usted muchos contactos con las tropas estadounidenses y, si así fuera, qué es lo que dicen y qué impresión tiene usted de ellos? ¿Apoya usted la decisión tomada por el reportero de la NBC Kevis Sites de filmar y divulgar las imágenes del asesinato de un prisionero irakí herido y desarmado perpetrado esta semana? ¿Cree usted que se trata de un incidente relativamente “aislado” o que, simplemente, pillaron a esos tipos con las manos en la masa?

DJ: He tenido bastantes contactos [con los soldados estadounidenses], pero no tantos en este viaje. Ahora me he impuesto a mí mismo evitarlos, porque son unos blancos permanentes. Últimamente están sufriendo un mínimo de 100 ataques diarios. Pero cuando tenía contactos con ellos en mis dos últimos viajes descubrí que la mayoría de ellos estaban muy asustados y que su moral dependía del tiempo que llevaran aquí. Los recién llegados se mostraban arrogantes y seguían las consignas. Los tíos que llevaban aquí 6, 9 o 12 meses estaban enfadados, apuntaban sus armas contra cualquiera y a veces estaban colocados. No quiero generalizar y no digo que todos lo estuvieran. Pero vi a muchos que sí lo estaban, y me hicieron recordar todo lo que he leído sobre lo que ocurrió con la psique de los soldados estadounidenses en Vietnam.

Apoyo la decisión de Kevin Sites de filmar la ejecución en la mezquita del anciano irakí desarmado. Apoyo eso al cien por cien. La gente tiene que ver que eso es lo que está ocurriendo aquí –y NO se trata de un incidente aislado. Prácticamente cada refugiado de Faluya al que he entrevistado me ha hablado de ejecuciones masivas, de tanques aplastando a los heridos en las calles, de cuerpos arrojados al Éufrates por los soldados y de otras atrocidades.

La película de la ejecución en la mezquita es similar a las fotos que salieron de Abu Ghraib. Son sólo la punta del iceberg de las atrocidades que han estado ocurriendo aquí desde el principio. Atrocidades que siguen ocurriendo en estos mismos instantes.

De hecho, el error de esos soldados fue que se dejaron pillar. Sin embargo, estas cosas no son noticia, porque hemos tenido incluso comandantes militares que se han plantado ante los medios de comunicación para decir que han ordenado a sus soldados disparar contra todo lo que se movía en Faluya. Lo que veremos en Faluya es que allí se ha perpetrado un genocidio.

CS: Por último, ¿qué piensas que pasará en Irak tanto en el futuro inmediato como a más largo plazo? ¿Cómo piensas seguir en Irak? ¿Crees que podrás seguir informándonos sin peligro de la verdad cuando la mayor parte de tus informaciones desmienten los llamados despachos “oficiales” y desafían el apagón informativo? ¿Vaticinas un incremento de la censura informativa o piensas que los periodistas independientes se convertirán en una fuerza cuyo peso irá aumentando a medida que los EEUU se vayan enterrando más y más en un agujero cada vez mayor?

DJ: Preveo más derramamiento de sangre y más caos. Enviar más tropas solamente servirá para acelerar la espiral de violencia, para incrementar la lucha. Preveo una degradación ininterrumpida de las infraestructuras y el fracaso de la ocupación. De hecho, ya ha fracasado. Fracasó incluso antes del asedio de Faluya del pasado mes de abril y antes del escándalo de la cárcel de Abu Ghraib (que no ha terminado aún). La verdadera cuestión es saber cuántos irakíes y cuántos soldados tendrán que morir todavía antes de que los EEUU reconozcan su colosal fracaso, resarzan a los irakíes por los innumerables crímenes de guerra que han cometido y abandonen el país.

A largo plazo, depende de cuánto tiempo se queden los EEUU aquí. Es muy raro que me encuentre con un irakí que me diga que desea que los EEUU se queden. Lo que me dicen es: “¿Guerra civil? Imposible que sea peor que esto. Así que los EEUU se tienen que marchar. Entonces al menos tendremos la oportunidad de gobernar nuestro país”.

Otro hombre me dijo que aunque estallara una guerra civil ningún ataque chiíta o kurdo contra Faluya llegaría jamás a causar el grado de devastación que el ejército estadounidense ha provocado aquí. Me parece un buen argumento.

Me preocupa mi seguridad, por supuesto. Este es el lugar más peligroso de la tierra para un periodista, especialmente para quienes estamos informando sobre la realidad de lo que está pasando aquí. Me preocupan las represalias que el ejército y el gobierno de mi país pueden tomar contra mí, pues no quieren que los hechos se conozcan. He sido permanentemente una voz minoritaria con mis informaciones sobre Irak, lo que ha llevado a muchos a descartar mis crónicas y a tildarme de parcial.

Sin embargo, siempre he demostrado que he informado con veracidad, como lo han hecho los otros periodistas independientes que están aquí. Un ejemplo de lo que digo es que varios de nosotros ya estábamos informando sobre Abu Ghraib meses antes de que los grandes medios de comunicación se decidieran a cumplir con su obligación y a publicar la historia. Y, al fin y al cabo, aquellos de nosotros que hemos estado informando que esta ocupación fracasó hace meses y que la inmensa, la inmensísima mayoría de irakíes se oponen a la ocupación y apoyan la resistencia, veremos de nuevo corroboradas nuestras informaciones. Aunque me temo que frente a la asombrosa eficacia demostrada en términos generales por el apagón informativo que aplican los grandes medios de comunicación de los EEUU pasará mucho tiempo antes de que la verdad emerja. Pero lo hará.

Preveo un aumento de las restricciones informativas que estamos sufriendo ahora. Lo podemos ver hoy mismo en los medios de comunicación estadounidenses, donde hasta la Radio Nacional Pública se ha subido al carro de la propaganda.

A pesar de todo, como ocurre con cualquier tipo de represión, cuanto más se esfuerzan los “poderes establecidos” en silenciar a los medios de comunicación independientes y a la verdad, tanto más vigor están inyectando a una entidad creciente, poderosa y plural que halla nuevas y creativas formas de trabajar aquí.

Por ejemplo, lo único que han conseguido cerrando las oficinas de Al Jazeera aquí ha sido obligar a sus periodistas a pasar a la clandestinidad y a descentralizar su actividad, haciendo imposible que el gobierno los pueda controlar de ninguna manera. De esa forma, la represión crea de forma natural una resistencia más astuta, más diversa y más creativa en forma de una mayor cobertura informativa independiente.

Al final, la gente conoce la verdad cuando la ve. Lo constato a través del correo que me envían mis lectores –lectores que leen noticias procedentes de muchas fuentes y que me agradecen por informar con veracidad, y lectores que apoyan la ocupación y me envían mensajes de odio y tratan de decirme que estoy informando desde Idaho e inventándomelo todo. Sus feas reacciones indican que prefieren no conocer la verdad a saber que su Gobierno ha engañado a un elevado porcentaje de la población estadounidense para que apoyen una invasión ilegal que ha costado al menos 100.000 vidas irakíes y más de 1.200 vidas de soldados estadounidenses. Mucha gente prefiere arremeter a golpes para proteger su rechazo a conocer la verdad, antes que aceptar la responsabilidad que les toca por apoyar semejantes atrocidades.

Al final la verdad emergerá, por muy fuerte que sea la presión para impedirlo. Y, al final, aquellas personas que en los EEUU apoyan esta ocupación acabarán por ver que prácticamente la mayoría de la gente en todos los demás países de la tierra se oponen a la agenda estadounidense en Irak.

Es sólo cuestión de tiempo.


(*) Dahr Jamail es corresponsal en Bagdad del diario The New Standard. Natural de Alaska, se dedica a informar sobre las historias del Irak ocupado que los grandes medios de comunicación no cuentan. Se pueden leer las informaciones que Dahr Jamail envía desde Irak en la siguiente dirección: http://dahrjamailiraq.com

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