Polémica Achcar–Callinicos sobre las elecciones
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Publicado en
Znet/Rebelión, 24/01/05
Los intelectuales Gilbert Achcar,
de Le Monde Diplomatique y Alex Callinicos, del Socialist
Workers Party (SWP) de Gran Bretaña, expresan su diferencia de
opiniones ante las próximas elecciones iraquíes y el papel del
movimiento contra la guerra y la ocupación.
3) Respuesta a Alex Callinicos
Por Gilbert
Achcar, Znet, 19/01/05
Traducido para Rebelión por Felisa Sastre
Querido Alex:
Muchas gracias por tu carta. Estoy encantado con
esta nueva oportunidad de tener un intercambio de ideas contigo, y más
aún porque admiro tu admirable capacidad de compaginar una actividad
intelectual exigente y una carrera académica simultáneamente con un
muy militante compromiso en la política activa.
Los dos estamos profundamente comprometido en la
puesta en marcha de un movimiento contra la guerra y el imperialismo,
tal como lo hemos venido haciendo desde hace muchos años. Esa es la
verdadera razón por la que nuestros diferentes puntos de vista tienen
validez en su reflexión sobre las diversas posturas de la izquierda
militante y no simplemente como una discusión retórica de salón. Más
aún, somos capaces de mantener discrepancias que ofrecen un buen
ejemplo de intercambio de opiniones, de forma amistosa entre camaradas
que exponen argumentos reales, en lugar de lanzarse calificativos
mutuamente y distorsionar el punto de vista del otro.
Pero vamos a comentar el contenido de tu carta.
Dices que has leído mi artículo "Sobre las próximas elecciones
en Irak" en ZNet "con creciente sensación de consternación".
Estoy seguro de que no te va a sorprender si te digo que a mí no me
ha cogido de sorpresa. La realidad es que escribí mi artículo con el
propósito de advertir a algunos sectores del movimiento occidental
anti–imperialista sobre el peligro de equivocarse en el análisis de
la situación en Irak, lo que podría ocasionar funestas consecuencias
políticas– en particular en los esfuerzos que se están llevando a
cabo para recuperar el grado de movilización alcanzado por el
movimiento pacifista antes de la invasión de Irak. Entre esos
sectores quería advertir al movimiento contra la guerra en EE.UU. y
Gran Bretaña– los dos países cuyas fuerzas armadas desarrollan el
papel fundamental en la ocupación de Irak– que ocupan un lugar
primordial en mi mente. Yo también he experimentado "un
creciente sentimiento de consternación" en relación con algunas
de las posturas adoptadas por ciertos círculos de izquierda sobre
este asunto.
Desde este punto de vista, debo decir que tras leer
con detenimiento tu carta me he sentido al mismo tiempo complacido y
desconcertado. Me ha encantado el hecho de que mis argumentos hayan
tenido, aparentemente, un impacto en tus planteamientos– quizás
como un caso extremo de la amable confianza en mis opiniones como
"fuente de orientación" a la que aludes al principio de tu
carta. Y me sentido desconcertado por las incoherencias que se
expresan en ella, y que son el resultado de aceptar a medias mis
puntos de vista y, a partir de ahí, caer en contradicciones inusuales
en una inteligencia tan aguda como la tuya.
Esas contradicciones giran alrededor de los tres
puntos clave planteados en mi artículo: las próximas elecciones, la
resistencia iraquí y los planes de EE.UU.
1. Las próximas elecciones
Me alegra el que coincidas conmigo en el
razonamiento de que no es relevante, en sí mismo, el que las
elecciones se celebren bajo ocupación extranjera (aunque muchos de
quienes "denuncian" su celebración recurren a ese engañoso
argumento). Tú conoces también los hechos indiscutibles: que
"las masivas protestas que convocó el Gran Ayatolá chi'í, Ali
al Sistani, hace justo un año, obligaron a Bush y Bremer a aceptar
las elecciones". Para recordarte la atmósfera que se vivía
entonces, déjame citar a la prensa de tu propio partido. En el
Socialist Worker (Londres) del 31 de enero de 2004, un artículo
titulado "Deeper into the Quagmire" (Más hundidos en el
cenagal") informaba así:
"En el sur, donde predominan los musulmanes
chi'íes, se produjeron manifestaciones de decenas de miles de
personas que pedían con insistencia elecciones directas inmediatas.
Sin embargo, EE.UU. tiene previsto traspasar el poder a un Consejo
tapadera mientras mantiene sus actuales niveles de poder. El Consejo
no sería elegido sino respaldado por una reunión de notables. Esos
notables serían invitados a las reuniones por los mismo miembros del
Consejo a los que deberían elegir. El Plan ha enfurecido a la mayoría
del pueblo iraquí".
Estoy seguro de que habida cuenta de tu implicación,
en aquellos momentos, en la situación de Irak, no hubieras dudado en
expresar tu total apoyo a las masas de iraquíes que luchaban por
imponer las elecciones a los ocupantes. Entonces, ¿Cómo puedes
justificar tu ultimo cambio de postura sobre las elecciones? Escribes:
"Pero
las cosas han cambiado desde entonces. Ahora, siempre que algún
miembro del gobierno títere da muestras de duda ante la insurrección,
son Bush, Blair y su marioneta, Iyad Allawi, quienes se muestran
inflexibles y afirman que las elecciones no pueden posponerse, lo que
revela que EE.UU. ha desarrollado una estrategia que busca servirse de
las elecciones para legitimizar la ocupación y presionar a la Unión
Europea y a Naciones Unidas para que se involucren más en Irak,
etc.".
El núcleo de tu razonamiento parece ser el
siguiente: las masas iraquíes– o en último extremo la Chi'a, a la
que pertenecen los dos tercios de la población iraquí, entre los que
se encuentran los grupos más oprimidos y pobres prácticamente
privados del voto hasta ahora– han conseguido forzar una elecciones
gracias a sus protestas frente los ocupantes. Podríamos apoyarles en
el caso de los ocupantes rechazaran sus exigencias. Pero dado que Bush
y Blair han dado marcha atrás y aceptado a regañadientes sus
demandas, e intentan ahora, como es lógico, aprovecharse al máximo
de ellas (realmente, con bastante poco éxito, tal como la prensa
mundial no cesa de informar), deberíamos oponernos a las aspiraciones
de esas masas a celebrar las elecciones.
¿Crees honradamente que esa es una forma seria de
plantear una posición política? Es decir, ¿afirmar lo contrario de
lo que Bush y Blair están diciendo, sin que importe lo que digan e
incluso si se les ha obligado a ello? ¿Cómo podrías explicar el
cambio de postura a la abrumadora mayoría de la población iraquí
que insiste en celebrar esas elecciones y consideran que han
conseguido el derecho de celebrarlas gracias a su lucha? ¿Qué podrías
decirles a esos millones de personas que ven cualquier intento de
posponerlas o deslegitimizarlas como una maniobra de los ocupantes o
de las sectarias fuerzas que se mueven entre los sunníes, ninguna de
las cuales puede aceptar la idea de que una mayoría (chi'í) gobierne
en Irak?.
Incluso aunque no tuvieras que dirigirte al pueblo
iraquí, ¿cómo podrías explicar a la opinión pública occidental
que unas elecciones, que Bush se ha visto obligado a celebrar, son
ilegítimas sólo porque Bush finalmente las respalda? Pero todavía más
importante, ¿cómo defenderás el resultado de esas supuestas
elecciones "ilegítimas" si la mayoría de la asamblea
elegida se enfrenta a la ocupación (una situación bastante probable,
aunque no segura al depender, entre otras cosas, de la actitud de
Washington)?.
Aquí, precisamente, es dónde tu primera
incoherencia aparece con claridad porque afirmas: "¿Promoverán
las elecciones un régimen democrático legítimo? No, no en mayor
medida que en Afganistán. La ocupación seguirá y el gobierno títere
continuará en el poder". (Pareces ignorar el hecho de que el
mandato del gobierno títere de Allawi termina el 30 de junio y que la
nueva Asamblea se supone que va a elegir un nuevo gobierno). Pero
continuas: "Todo ello quiere decir que si se produjera un
relativamente auténtico voto popular en enero, el movimiento contra
la guerra debería exigir que los estadounidenses y sus aliados se
retiraran inmediatamente y se permitiera a la nueva Asamblea elegir un
Gobierno que respondiera a la auténtica voluntad del pueblo iraquí".
En resumen, si uno considera ilegítimas las
elecciones, ¿cómo va a defender sus resultados? ¿En qué medida la
nueva Asamblea puede representar la voluntad real del pueblo iraquí y
al mismo tiempo ser ilegítima? Mi propósito era, precisamente, el de
advertiros a ti, y la izquierda anti–imperialista en su conjunto, de
que no cayerais en la trampa de considerar "ilegítimas" las
próximas elecciones sólo porque algunos grupos armados del círculo
sunní y ciertos partidos reaccionarios sunníes intentan quitarles
legitimidad con argumentos contradictorios.
Por favor, toma nota de que no estoy diciendo que
el movimiento contra la guerra o la izquierda anti–imperialista
debiera apoyar las elecciones– mientras Washington no intente de
nuevo impedirlas– y mucho menos el que debiéramos aceptar los
resultados con independencia de las circunstancias que las rodeen (1).
Lo que afirmo es que para el movimiento y para la izquierda es un
error total condenar las elecciones antes de su celebración, lo que
nos situaría, probablemente, en contra de la mayoría del pueblo
iraquí. Bien, la mayoría que surgiera de las próximas elecciones
estaría en condiciones de negociar con Washington y arrancar de
Estados Unidos algunas concesiones en Irak. Los comunistas de Vietnam
(en 1954) y el Frente de Liberación Nacional de Argelia (en 1962)
coincidieron en obtener concesiones de los ocupantes franceses de sus
respectivos países; y ello no les ilegitimó como representantes de
la mayoría de sus pueblos (2).
2. La resistencia iraquí
Disculpa que cite mi artículo y subraye algunas
frases:
"La denominada resistencia iraquí está
formada por un conglomerado heterogéneo de fuerzas, muchas de ellas
exclusivamente locales. En su mayor parte, se trata de gente que se
rebela ante la dura ocupación de su país, y lucha contra los
ocupantes y sus auxiliares iraquíes armados. Pero otro segmento de
las fuerzas comprometidas en acciones violentas en Irak lo constituyen
fanáticos enormemente reaccionarios, principalmente fundamentalistas
islámicos, que no distinguen entre civiles– incluidos los propios
iraquíes– y personal armado, y recurren a acciones horrendas como
la decapitación de trabajadores emigrantes asiáticos y al secuestro
y/o asesinato de todo tipo de personas que en ningún caso son
hostiles o perjudiciales para la causa nacional iraquí. Esas
actuaciones las utiliza Washington para contrarrestar el efecto de los
legítimos atentados contra las tropas estadounidenses: la tarea de
presentar al "enemigo" como el mal se convierte así en más
fácil.
Incidentalmente, esto significa que cualquier apoyo
incondicional a la "resistencia" iraquí en su totalidad en
los países occidentales, donde el movimiento contra la guerra lo
necesita extremadamente, es gravemente contraproducente en tanto que
está profundamente equivocado (si bien basado en buenas intenciones).
Debería existir una clara distinción entre las acciones contra la
ocupación que son legítimas, y las de los denominados grupos de
"resistencia" que deben ser rechazados. Un caso muy obvio es
el de los atentados sectarios del grupo de Al–Zarqawi contra la
Chi'a".
A ello, contestas explicando, en primer término,
que "la plataforma del movimiento contra la guerra no debería
incluir el apoyo a la resistencia armada a la ocupación"– una
declaración con la que estoy totalmente de acuerdo, y un principio
sobre el que recientemente he intentado convencer a algunos de tus
propios camaradas franceses en una organización pacifista a la que
pertenezco en Francia"(3). Después, de forma subrepticia,
presentas un notable cambio de postura en tu partido– afirmas
"Desde luego que deberíamos condenar el tipo de secuestros y
decapitaciones perpetradas por grupos como el de Zarqawi".
¿Desde luego? ¿Realmente era tan obvio? Entonces,
¿por qué os habéis abstenido de hacer una condena tan explícita
hasta que algunos derechistas de los sindicatos han lanzado una
lamentable campaña contra vuestro partido y la coalición contra la
guerra que con tanta eficacia habéis puesto en pie en Gran Bretaña,
tomando como pretexto las atroces torturas y asesinato del miembro del
Partido Comunista y sindicalista Hadi Salih? (4). Pero en cualquier
caso, ¿ No estamos ahora totalmente de acuerdo sobre este asunto? Sin
embargo, en lugar de reconocer esta realidad, intentas minimizar tu
cambio de postura al decir que "me niego a equiparar la
'resistencia iraquí' en su totalidad con las barbaridades llevadas a
cabo por Zarqawi.", para a continuación "suponer"
acertadamente (¿no ha quedado suficientemente claro con mis citas
anteriores?) que considero "legítimas" muchas de las
acciones armadas contra los ocupantes y sus auxiliares armados, y
preguntarme: "¿por qué nos adviertes con tanta intensidad
contra el apoyo a Zarqawi, cuando sólo los islamistas radicales y
unos pocos fanáticos e imbéciles izquierdistas pensarían en
hacerlo?".
La respuesta a tu pregunta es sencilla: tú eres el
único que te "has centrado" específicamente en Zarqawi
(5). Mi advertencia era mucho más general y amplia, y sólo
mencionaba al grupo de Zarqawi como el que lleva a cabo, en nombre de
la "resistencia" a la ocupación, algunas de las actividades
más obviamente condenables.
3. Los planes de EE.UU.
Otro de los fines de mi artículo era el de
recalcar el hecho de que Washington está llevando a cabo una
"estrategia de la tensión" en Irak (tomando prestada la
forma en que se acostumbra a describir en Italia el deliberado y
manipulado aumento de la tensión que lleva a cabo el Estado o los
aparatos paraestatales con el fin de agudizar una situación de
emergencia o su práctica equivalencia). He explicado que la forma en
que los ocupantes están manejando las relaciones entre kurdos y no
kurdos en el norte, y entre chi'íes y sunníes en el resto del país,
podría presagiar una peligrosa "solución" final.
Washington podría recurrir "a la bien conocida receta
imperialista de dividir y vencer, asumiendo el riesgo de llevar a Irak
a una devastadora guerra civil". Describía la forma de manejar
las elecciones por parte de los ocupantes como uno de los elementos de
esa estrategia, y afirmaba que "existen buenas razones para creer
que el objetivo real (del violento ataque contra Faluya) era
precisamente el de agravar la caótica situación en Irak, con el fin
de restar legitimidad al resultado de las elecciones del 30 de
enero".
A esta afirmación mía tú contestas "La idea
de que– como sugieres– las ofensivas militares contra Nayaf y
Faluya fueron diseñadas por Washington para provocar el caos y
deslegitimar las elecciones me parece bastante rocambolesca".
Pero, pocas líneas después, escribes lo siguiente:
"Sin embargo me resultan muy sospechosos
algunos sucesos– por ejemplo el asesinato de chi'íes en ciudades al
sur de Bagdad, atribuidos a militantes salafistas. Al analizar este
tipo de actuaciones lo único racional es preguntarse Quis profuit (¿a
quién beneficia?) y recordar, asimismo, la larga y sangrienta
historia de la CIA, del SIS y del resto de trabajos sucios llevados a
cabo por el imperio anglo–estadounidense. Este peligro se percibe
intensamente: Ali Fahdi, un médico iraquí que ayudó a rodar un
terrible documental– que se acaba de emitir aquí en Gran Bretaña
en el Canal 4, en el que se muestra la devastación de Faluya–
afirma que "el ejército estadounidense ha incrementado las
posibilidades de desatar una guerra civil al utilizar en Faluya a su
nueva guardia nacional chi'í para eliminar a los sunníes".
¿Rocambolesco cuando lo escribo yo, y realista
cuando lo haces tú?.
Déjame que termine esta carta, ya demasiado larga,
con una última cita tuya. "pero en las próximas semanas el
movimiento en EE.UU. y Gran Bretaña, especialmente, se enfrentará a
una enorme ofensiva ideológica que trata de presentarnos como
antidemocráticos partidarios del terrorismo" para añadir a
continuación "en este clima, bastante contrario a tus propias
intenciones, tu artículo es, por decir lo mínimo, de poca utilidad
ya que no ayuda".
He intentado demostrarte por qué, por el
contrario, mi artículo puede ayudar mucho más que la postura que has
mantenido tú hasta ahora, si nos referimos a los intentos efectivos
de presentar al movimiento contra la guerra "como anti–demócratas
que apoyan el terrorismo". Mi artículo del 1 de enero
aparentemente ya ha contribuido a algunos cambios en tu propia
postura. Permíteme que repita su final en el cual espero que
coincidamos plenamente: " ello significa que la tarea más
urgente desde fuera de Irak es complementar las elecciones del 30 de
enero, y las legítimas actuaciones de resistencia contra la ocupación
de EE.UU. y sus aliados, con la organización, el 19 de marzo, de
manifestaciones mundiales lo más masivas posibles contra la
guerra".
Con mis mejores saludos,
Gilbert Achcar
Notas:
(1) Ni trato de que el movimiento contra la guerra,
como pareces creer, respalde la estrategia de Sistani como "la más
provechosa para enfrentarse a la ocupación". Esa es únicamente
mi opinión personal; creo que las movilizaciones masivas que convocó
(que es lo que quiero decir cuando hablo de la estrategia seguida por
él, no cualquier otra postura que haya tomado) fueron claramente más
eficaces para obligar a Washington a dar marcha atrás que las
acciones armadas. De la misma manera, creo que la primera Intifada
palestina con sus manifestaciones de masas y lanzamiento de piedras
resultó mucho más efectiva que la segunda, con el recurso a las
armas y los atentados suicidas; el uso de la violencia, siempre que no
sea indiscriminada, no es una cuestión de principios sino de adecuación
de los medios a los fines, el equilibrio de fuerzas y otras
circunstancias concretas). Lo que no quiere decir que las acciones
armadas en Irak sean ineficaces; son mucho más efectivas que en
Palestina. He subrayado en muchas ocasiones la magnitud del atolladero
iraquí y he hablado públicamente de un "nuevo Vietnam" (en
el sentido de una posible derrota política de EE.UU. frente al
lodazal militar) desde los primeros meses tras la invasión.
(2) Por supuesto, ello no significa que debamos
apoyar cualesquiera de las concesiones que una dirección nacionalista
pueda hacer ( por ejemplo, sabes cuál fue mi postura ante las
concesiones de la OLP que culminaron en los "Acuerdos de
Oslo").
(3) Ya que mencionas a "mis camaradas de otras
épocas en Gran Bretaña (¿)– por cierto, algunos amigos británicos
e irlandeses me han dicho que has distorsionado la postura que adoptó
el IMG en los años 70 en Irlanda– ¿por qué no mencionas en su
lugar a mis "camaradas de otras épocas" en el SWP
estadounidense que desempeñaron un papel clave en la organización
del movimiento contra la guerra de Vietnam en Estados Unidos, y que
lideraron "la unidad del movimiento", eligiendo con acierto
la unificación del movimiento bajo la única exigencia de traer a los
soldados a casa?.
(4) Me refiero a las recientes cartas a The
Independent (7 de enero) y The Observer (9 de enero) de líderes de la
Coalición "Paremos la Guerra". La participación de
miembros del Partido Comunista iraquí en las instituciones creadas
por los ocupantes responden a una vieja tradición de oportunismo, que
previamente había llevado a varios partidos comunistas a colaborar
con las autoridades coloniales en sus países cuando las metrópolis
colonialistas se aliaron con Moscú contra el eje fascista en los años
30 y 40. Ni entonces había razón ni tampoco hoy para convertirlos en
objetivo de brutales asesinatos. (La forma en que Hadi Salih ha sido
asesinado sugiere que los criminales pudieran ser elementos residuales
de la terrible policía política de Saddam Hussein).
(5) Tu afirmación de que alguno de mis
razonamientos "giran peligrosamente hacia los de Toni Blair"
o están "muy cercanos al discurso dominante en Washington y
Londres" son ejemplos extremos de excesos polémicos de un estilo
que afortunadamente no tiene el resto de tu carta.
4) Respuesta a Gilbert
Achcar
Por Alex Callinicos,
Znet, 26/01/05
Traducido para Rebelión por Felisa Sastre
Querido
Gilbert;
Gracias por la contestación a mi carta, que
clarifica algunos puntos de tu artículo original, Sobre las próximas
elecciones en Irak , pero que oscurece muchos otros. Al menos,
queda claro que la consternación que me causó tu artículo, en
cierto sentido, ha sido bien acogida por tu parte, ya que ha supuesto
un impacto terapéutico para ayudarte a aleccionar a "ciertos
sectores del movimiento anti–imperialista en occidente" y en
particular "al movimiento contra la guerra de EE.UU. y Gran Bretaña".
Temo, no obstante, que para mí, como destinatario de la audiencia a
la que te dirigías, ni tu primer artículo ni tu réplica han tenido
éxito en su intención pedagógica.
Me acusas (de forma poco ortodoxa, tengo que
decirlo) de incoherencia y de haber cambiado de postura debido a la
influencia de tu análisis. Ambas acusaciones están relacionadas
entre sí. Afirmas que la incoherencia estriba en que sostengo que era
correcto apoyar las elecciones en Irak hace un año, cuando las masas
iraquíes exigían que se celebraran, y no ahora cuando Bush, Blair y
compañía las apoyan. Perdona, pero ¿puedes indicarme dónde afirmo
eso en la carta dirigida a ti o en cualquier otro sitio? La vehemencia
por la que te dejas llevar retóricamente para demostrar lo absurdo de
mi postura no es sino un desperdicio de palabras.
Lo que yo hacía en mi carta era criticar tu
afirmación de que Estados Unidos está en la actualidad intentando
socavar las elecciones con el argumento de que Bush y Blair se han
convertido en paladines de la celebración de las elecciones, para así
otorgar legimitidad al régimen clientelar que están intentando poner
en pie. Implícitamente me das la razón al decir que "Bush y
Blair ...están intentando sacar el mayor partido de las elecciones
(con escaso éxito...)". Volveré después sobre las razones de
ese "bastante limitado éxito".
Tienes bastante razón al decir que sería políticamente
inmaduro e incluso completamente estúpido oponerse a las elecciones sólo
por el cambio de actitud de los imperialistas líderes políticos.
Pero, insisto, en ningún sitio he afirmado eso. Todo lo contrario decía
"tenemos que aceptar simplemente que la resistencia iraquí se
encuentra dividida sobre si participar o no en las elecciones",
lo que implica que nadie debería aceptar, por principio, que la
participación (sobre el supuesto de oponerse a la ocupación) sea,
como la resistencia armada, una respuesta política legítima a la
situación presente.
Tomas esa postura como prueba de que tus
"argumentos, aparentemente, han tenido impacto en
(mis)...opiniones." A pesar del enorme respeto que me mereces,
lamento que en este caso no hayan tenido influencia alguna en mí. Las
elecciones iraquíes han sido una cuestión candente durante meses,
mucho antes de que escribieras tu artículo. Más adelante me acusas
de "declarar ilegítimas las elecciones", lo que quiere
decir que no has leído con atención mi carta. Lo que me niego a
aceptar es que "las elecciones (vayan) a producir un régimen
democrático legítimo en Irak". ¿Piensas que Bush y su procónsul
John Negroponte van a entregar el control del país a una Asamblea
popular tras las elecciones? ¡Venga ya!
En cuanto a que las elecciones por sí mismas vayan
a ser la expresión de la voluntad del pueblo iraquí, es una cuestión
que está por ver. Robert Fisk entre otros muchos ha puesto de
manifiesto que la mitad de la población de Irak vive en las cuatro
provincias donde EE.UU. afirma que será difícil que se celebren. El
Financial Times informa de la "preocupación de Naciones Unidas
en lo que se refiere a la adecuada supervisión de las elecciones –
lo que no resulta sorprendente dada la situación de carnicerías
continuas en el país (1).
Eres muy perspicaz en descubrir incoherencias (en
mi caso imaginarias) en otros, aunque tu propia postura es poco clara
cuando afirmas: "Yo no digo que el movimiento contra la guerra o
la izquierda antiimperialista debieran apoyar las elecciones... y
menos aún que debiéramos aceptar sus resultados sin tener en cuenta
las circunstancias. Lo que digo es que es un error tremendo para el
movimiento y para la izquierda el condenar de antemano las
elecciones". No voy a entrar en la lógica de dar cortes ni a reírme
de semejantes alambicadas formulaciones porque reconozco que la
situación en Irak es compleja y dinámica, y que las exigencias que
planteamos deberían reflejar lo que ocurre, pero creo que deberías
utilizar esa misma cortesía con los demás.
Sí me he sentido algo irritado cuando, a propósito
de Zarqawi, afirmas que nos hemos: "abstenido de una condena explícita
(de las atrocidades cometidas por el grupo de Zarqawi) hasta que
algunos derechistas de los sindicatos han lanzado una lamentable campaña
contra vuestro partido y la coalición contra la guerra que con tanta
eficacia habéis puesto en pie en Gran Bretaña, tomando como pretexto
las atroces torturas y asesinato del miembro del Partido Comunista y
sindicalista Hadi Salih".
Esa afirmación es falsa y malintencionada. La
coalición Paremos la Guerra es mucho más amplia– a todos sus
niveles, desde sus responsables a escala nacional a los miembros de
base– que el Partido Socialista de los Trabajadores (al que
pertenezco). Ciertamente, tal como he puesto de manifiesto en mi
primera carta, la Coalición no ha tomado postura a favor o en contra
de la resistencia armada pero hace campaña a favor de la retirada de
Irak de todas las tropas extranjeras. Por tanto, no constituye su
primera responsabilidad tomar postura sobre unos u otros grupos
armados en Irak sino que tiene bastante con denunciar y ayudar a
conseguir que acabe la violencia mucho mayor perpetrada por EE.UU.,
Gran Bretaña y sus aliados.
No obstante, la Coalición Paremos la Guerra, por
ejemplo, publicó con la Asociación Musulmana de Gran Bretaña, en
septiembre de 2004, una declaración conjunta exigiendo la inmediata
liberación del rehén Kenneth Bigley, más tarde asesinado por el
grupo de Zarqawi. En la declaración se decía exactamente: "No
se puede tolerar el secuestro, y mucho menos la ejecución de
rehenes"(2). En junio de 2004, Michael Berg, padre de la primera
víctima occidental de Zarqawi, viajó especialmente a Londres para
hablar en un acto de protesta de la Coalición. En cuanto a mí, hablé
en nombre del Partido Socialista de los Trabajadores (SWP) en una de
las reuniones más multitudinarias del Foro Social Europeo de Londres
el pasado octubre, donde dediqué un apartado específico a atacar a
Zarqawi. Así que, una vez más, mi "cambio...de actitud" es
pura invención.
Conoces perfectamente el contexto político en el
cual se ha desarrollado en Gran Bretaña el escándalo sobre el
asesinato de Salih. El Partido Comunista de Irak, que controla a la
Federación Iraquí de Sindicatos (IFTU), ha apoyado la ocupación
desde el principio (tal como reconoces en una nota a pie de página) y
ha participado en el colaboracionista Consejo de Gobierno de Paul
Bremer. En el congreso del Partido Laborista del pasado octubre, un
dirigente de la IFTU habló con éxito desde la tribuna para ayudar a
persuadir a los delegados para que rechazaran una resolución en la
que se exigía el establecimiento de una fecha para la retirada de las
tropas británicas de Irak. Al hacerlo, daba cobertura a los líderes
de los principales sindicatos y les permitía sacar a Blair del
atolladero, e iba en contra de la política de los sindicatos de
retirar las tropas de Irak y de la de sus propios sindicatos y del
Congreso Sindical.
Cuando la Coalición Paremos la Guerra criticó a
la IFTU por su actuación en el Congreso del Partido Laborista y por
su colaboración con la ocupación, fue cuando los elementos
derechistas de algunos sindicatos (especialmente el mayor de ellos,
UNISON, que ha facilitado oficinas a la IFTU en su propia sede
central) lanzaron los ataques a la Coalición. La campaña se vio
reforzada por la interrupción de una las reuniones plenarias del Foro
Social Europeo cuando se invitó (equivocadamente) a hablar a un
representante de la IFTU, y en la actualidad por el asesinato de Salih.
Por supuesto que el colaboracionismo de la IFTU en
ningún caso justifica la tortura y asesinato de Salih. Pero es
importante distinguir claramente entre condenar atrocidades como esa y
apoyar un "sindicato" cuyos líderes "comunistas"
se benefician a la vez de las leyes sindicales autoritarias de Saddam
y de la aceptación del ilegal intento de los ocupantes de establecer
una sociedad iraquí de acuerdo con las políticas neoliberales. ¿Dónde
estaban los hipócritas columnistas favorables a la guerra, como Nick
Cohen y Johann Hari– que se muestran tan indignados con el asesinato
de Salih– cuando los marines estadounidenses destruían Faluya?.
Desde luego que conoces todo esto, y se trata de un
asunto de capital importancia: el asesinato de Salih se está
utilizando para dividir a uno de los movimientos más importantes
contra la guerra de Estados Unidos, el de Trabajadores contra la
Guerra. Por ello, en este contexto, tergiversar la posición de los
que apoyan la Coalición Paremos la Guerra valiéndose de bestias como
Zarqawi– lo repito–, no ayuda. Si no te gustan mis críticas, que
a veces consideras muy cercanas a la retórica oficial
anglo–estadounidense, deberías elegir con más cuidado tus
palabras.
En cierta manera, sin embargo, por importante que
sean estos asuntos, son secundarios en relación con el tema crucial,
que es tu ambigua postura hacia la resistencia armada a la oposición.
Insistes en que consideras ciertos ataques "legítimos" pero
en una nota a pie de página dices: "Creo que la primera Intifada.
palestina con sus manifestaciones de masas y lanzamiento de piedras
resultó mucho más efectiva que la segunda, con el recurso a las
armas y los atentados suicidas... Lo que no quiere decir que las
acciones armadas en Irak sean ineficaces; son mucho más efectivas que
en Palestina".
Parece, por ello, que preferirías que los iraquíes
participaran en grandes manifestaciones pacíficas pero reconoces que
la lucha armada, aunque menos deseable, es "efectiva". Yo
creo que es importante distinguir entre las preferencias de uno y las
realidades. Yo preferiría que se produjeran en Irak el tipo de
movimientos de masas que tuvieron lugar durante la revolución de
1958, cuya historia ha sido tan magníficamente reconstruida por tu
amigo Hanna Batatu (3). De verdad que preferiría que se produjeran
huelgas generales y que existieran consejos de obreros y campesinos
(algo utópico quizás, habida cuenta de que el paro supera el 70%)...
pero la realidad es que se trata de una clásica lucha de guerrillas
que llevan a cabo una variedad de fuerzas políticas –la mayoría de
las cuales están muy lejos ideológicamente de nosotros dos–
quienes han llevado a los ocupantes a la grave situación actual. Las
elecciones –arrancadas de Estados Unidos por las manifestaciones de
hace un año– han contribuido a la crisis actual, pero no
constituyen su núcleo. La razón de que la lucha armada sea más
efectiva en Irak que en Palestina es muy sencilla: los palestinos se
enfrentan a un Estado colonial con una enorme base social y un ejército
ciudadano armado hasta los dientes que los mantiene en situación de
inferioridad numérica en Israel y en los territorios ocupados. En
Irak, dos centenares de miles de tropas de ocupación se enfrentan a
una población de 26 millones de personas, en las áreas no kurdas,
que rechazan su presencia de forma abrumadora. Esa es la receta para
derrotar a Estados Unidos– naturalmente que no en el terreno
militar, sino mediante el despiadado desgaste político que desanime a
las potencias ocupantes a quedarse.
Por eso es tan importante para ellos jugar la carta
de la Chia. El peor momento, con mucho, para Bush se produjo el pasado
mes de abril, cuando Bremer alocadamente lanzó una ofensiva en dos
frentes– contra Faluya en el triángulo sunní y contra los
partidarios de Sadr en Bagdad y el sur. Tras la obligada retirada, los
estadounidenses (quizás tomando como ejemplo a sus predecesores británicos,
que eran maestros en este tipo de tácticas imperiales) adoptaron las
estrategia del salami: atacar a Sadr en agosto y después en noviembre
Faluya, en un esfuerzo para eliminar poco a poco los principales focos
de resistencia a los ocupantes.
Sistani, figura clave de la dirección chi'í,
facilitó esa estrategia al servirse de la crisis de Nayaf para
apartar a Sadr, su más importante rival político entre los chiíes.
Y no se movió mientras se arrasaba Faluya. Me pregunto por qué no
respondes a lo que decía sobre esto en mi carta anterior. También me
pregunto lo que piensas sobre la evidente marcha atrás en la lista
electoral que respalda Sistani sobre la exigencia de la retirada de
los estadounidenses tras las elecciones. El Financial Times informa:
"La Alianza Unificada Iraquí, que reúne a
los principales partidos islamistas chiíes del país, incluye la
exigencia de negociaciones sobre el calendario de retirada.
"Aunque era una prioridad esencial del
programa, la propuesta ha quedado "difuminada" al proclamar,
en su lugar, la necesidad de poner en marcha las capacidades iraquíes
de conseguir "una seguridad independiente", ha dicho
Muwaffak al–Rubbaie, consejero nacional de seguridad del Gobierno y
candidato de la Alianza (4).
En cierto sentido, tu afirmación de que Estados
Unidos está buscando que Irak quede sumido en el caos puede
reivindicarse totalmente. El caos –baños de sangre bárbaros,
ruptura de la vida cotidiana, conflictos confesionales en la que, en
otra época, se encontraba entre las sociedades más avanzadas de
Oriente Próximo– puede que sea el legado real de la misión
imperialista para llevar "la revolución democrática" a
Irak. Ese es el sucio secreto que se escondía tras el sermón de toma
de posesión de Bush sobre "el fuego inextinguible de la
libertad". Pocas veces el juicio de Tácito tan tenido en cuenta
en el Imperio Romano – 'Soliditudinem faciunt, pacem appellant '. (
han creado un páramo y lo llaman paz), ha tenido más vigencia.
Cualesquiera que sean nuestras diferencias, estamos juntos contra este
monstruoso Imperio estadounidense.
Con los mejores deseos,
Alex
Callinicos.
Notas:
1. "UN Worried over Monitoring of Iraqi
Elections" (Naciones Unidas están preocupadas por la supervisión
de las elecciones), Financial Times, 21 de enero de 2005.
2. "MAB and STW urge for inmediate release of
Kenneth Bigley" (MAB y STW exigen la inmediata liberación de
Kenneth Bigley), 23 de septiembre de 2004 , www.stopwar.org.uk.
3. H. Batatu,The Old Social Classes and the
Revolutionar Movementes of Iraq(Las viejas clases sociales y los
movimientos sociales en Irak (Princeton, 1978).
4. "Election Hopefuls Pay Lip Service to Idea
of US Troop Withdrawal", Financial Times, 19 de enero de 2005.
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