Por
qué los iraquíes deben boicotear las elecciones
Prof.
Mohammed Al-Obaidi (*)
Movimiento de Lucha del Pueblo
Al-Jazeera.net, 26/01/05
Traducción para CSCAweb de Natalia Litvina
Las
elecciones previstas están destinadas a cambiar la estructura política
de Iraq según los intereses de las autoridades de ocupación. El
cambio va a conducir a la división étnica, sectaria y religiosa que
hasta ahora conseguían evitar el Estado y el pueblo iraquí.
Cuarenta
y siete partidos políticos iraquíes, en una reunión efectuada el 17
de noviembre de 2004, tomaron la decisión de boicotear las elecciones
previstas en Iraq. El Movimiento de la Lucha Popular (Al-Kifaj al-Shabi)
que yo represento, fue uno de ellos.
Tras
estudiar a fondo la situación en Iraq, considerando tanto la ocupación
militar como la económica los intereses nacionales, nos dimos cuenta
de que cualquier patriota iraquí tenía suficientes razones para
boicotear las elecciones previstas para enero.
Presenciamos
una clara violación de la legislación internacional. Las leyes
internacionales que regulan las relaciones entre ocupantes y ocupados,
no otorgan a las autoridades de la ocupación ningún mandato para
promover cambios en la estructura económica, social y política del
país.
Las
elecciones previstas están destinadas a cambiar la estructura política
de Iraq según los intereses de las autoridades de ocupación. El
cambio va a conducir a la división étnica, sectaria y religiosa que
hasta ahora conseguían evitar el Estado y el pueblo iraquí.
Históricamente,
los iraquíes siempre han sido capaces de coexistir pacíficamente y
el fantasma de la guerra civil no apareció hasta el día en el que
Iraq fue ocupado por EEUU.
Resultados
previamente decididos
Muchos
activistas políticos iraquíes creen que los resultados de las
futuras elecciones ya están decididos. Están convencidos que el
proceso electoral no sera libre ni democrático, sino que servirá sólo
a aquellos que colaboran estrechamente con las autoridades de ocupación.
Estamos seguros de que tales pasos fueron hechos para garantizar una
plena dominación estadounidense sobre cualquier capacidad de decisión
autóctona en Iraq.
Basta
con una mirada hacia el proceso electoral y la composición actual del
Consejo Nacional para revelar que el objetivo principal de las
elecciones será llevar al poder a algunos de los políticos iraquíes
más conocidos por presumir de sus enlaces con ciertos servicios
internacionales de inteligencia.
Las
elecciones de enero de 2005 entregarán el poder a todos aquellos políticos
que colaboraron con los invasores con el fin de endurecer la ocupación.
De ese modo, creemos que tras las elecciones, el proceso de toma de
decisiones quedará en manos de la embajada estadounidense en Bagdad y
el gobierno electo no será sino mera herramienta para ejecutar las
decisiones de Washington.
A
cualquier persona sensata le resulta dificil creer que los EEUU vayan
a abandonar Iraq, tras haber gastado billones de dólares y
sacrificado cientos de vidas de sus soldados. Por todo ello no podemos
creer que los EEUU permitan la celebración de elecciones libres y
democráticas, elecciones que puedan nombrar un gobierno cuya primera
prioridad será decirles a las tropas invasoras que se vayan.
Estamos
convencidos, que el principal objetivo del proceso electoral es
asegurar un gobierno que mantenga acuerdos a largo plazo con EEUU,
para que sus tropas permanezcan en territorio iraquí, convirtiendo así
al país en una colonia norteamericana.
La
administración estadounidense trabaja duro para que las elecciones en
Iraq parezcan un logro político, intentando tapar el agujero que la
guerra ha dejado en su credibilidad.
Washington
utilizará las elecciones para distraer a la comunidad internacional y
hacerle apartar la mirada de las trágicas consecuencias que la guerra
produjo en el pueblo iraquí.
Por
tales razones, muchos activistas políticos iraquíes sienten que su
obligación nacional es boicotear las elecciones de 30 de enero.
(*) Mohammed Al-Obaidi es portavoz del Movimiento de Lucha del Pueblo de
Iraq
|