El que no vota no come
Por
Dahr Jamail
Inter
Press Service (IPS), 31/01/05
Bagdad. Las autoridades de Iraq se proponen recortar la ayuda alimentaria
de los ciudadanos que no hayan sufragado en las elecciones del
domingo, aseguraron votantes.
Muchos ciudadanos advirtieron este lunes que, como paso previo a la emisión
del voto, sus nombres fueron marcados en una lista por funcionarios de
la agencia gubernamental a cargo de la ración mensual de alimentos.
”Fui a la mesa de votación y debí decirle a un funcionario mi nombre
y el distrito en que vivo. Este hombre me mandó a hablar entonces con
la persona que me entrega mi ración mensual”, dijo Wassif Hamsa,
una periodista de 32 años que vive en el barrio chiita de Bagdad.
Mohammed Ra'ad, un estudiante de ingeniería que vive en el área de
Baya'a, dijo haber pasado por una experiencia similar.
Ra'ad, de 23 años, dijo haber visto en el circuito electoral al
funcionario encargado de entregarle su ración mensual. ”Él me
conoce, por supuesto, y anotó mi nombre. Sólo entonces se me permitió
votar”, señaló.
”Dos distribuidores de alimentos que conozco me dijeron antes de las
elecciones que retendrían nuestra ración si no votábamos”, afirmó,
por su parte, Saeed Jodhet, estudiante de ingeniería de 21 años que
votó en el barrio bagdadí de Hay al-Jihad.
No hubo anuncios oficiales antes de las elecciones sobre la eventual
retención de las raciones de aquellos ciudadanos que no votaran.
Pero muchos receptores de esa asistencia habían manifestado que, al
disponerse a retirar sus alimentos en ocasiones anteriores, se les
ordenó registrarse para votar.
Pocos días antes de las elecciones, el propietario de un estacionamiento
en el centro de Bagdad, Amín Hajar, de 52 años, dijo a IPS: ”Votaré
porque no puedo darme el lujo de que me recorten la ración de
alimentos. Mi familia se moriría de hambre”.
Este ciudadano aseguró que al acudir a buscar su ración fue obligado a
firmar una declaración según la cual había llenado el formulario
para el registro que lo habilitaba como votante.
Hajar manifestó su temor de que el gobierno usara esa información para
rastrear a aquellos que se abstuvieran de votar.
Funcionarios de la gubernamental Comisión Electoral Independiente y del
Ministerio de Comercio --cartera a cargo de la distribución de las
raciones-- no devolvieron las llamadas telefónicas de IPS para
conocer la versión oficial.
No fue éste el único cuestionamiento a los mecanismos implementados por
las autoridades para alentar el voto.
Soldados de las fuerzas extranjeras presionaron a los vecinos de Ramadi,
capital de la provincia de Al-Anbar, para que concurrieran a las
urnas, aseguró la agencia estadounidense de noticias Associated Press.
Por otra parte, el portavoz de la Comisión Electoral Independiente,
Farid Ayar, se retractó de los porcentajes de participación en las
elecciones brindados el domingo. No fueron 72 por ciento, dijo, sino
cerca de 60.
Pasará algún tiempo hasta que la Comisión pueda dar información sobre
los resultados, dijo Ayar a la prensa.
Las motivaciones para la participación electoral fueron variadas. En
Kurdistán, por ejemplo, se consideró que los comicios eran una
suerte de consulta popular sobre la autonomía, o incluso sobre la
independencia.
En el sur chiita, los votantes competían con los kurdos del norte por
una mayor representación en la Asamblea Nacional (parlamento) de 275
escaños.
En algunas ciudades, como Mosul --enclave sunita en el norte kurdo-- la
participación fue mayor de la prevista. Pero muchos de los votantes
venían de las afueras de la ciudad, y algunos ciudadanos cuestionaron
el control de la identidad en los puestos de votación.
Otros críticos aseguraron que hubo compra de votos.
El gobierno de Estados Unidos se felicitó por el éxito de las
elecciones en Iraq, pero las cuestionadas prácticas para alentar la
votación y las cifras oficiales de participación son objeto de
controversia.
La violencia también es vista a través de cristales muy distintos.
Más de 30 iraquíes, un soldado estadounidense y al menos 10 soldados
británicos murieron el domingo. Cientos de iraquíes resultaron
heridos en atentados registrados en Bagdad y en las ciudades de Baquba,
Kirkuk y Mosul.
Los británicos muertos viajaban en un avión de transporte militar que
se precipitó en el norte de Bagdad. Las autoridades en Londres no
revelaron la causa de la caída, pero insurgentes iraquíes aseguraron
haberlo bombardeado.
A pesar de las medidas de seguridad sin precedentes, con la participación
de 300.000 uniformados estadounidenses e iraquíes, nueve suicidas
lograron detonar los explosivos que llevaban consigo en Bagdad, donde
también fueron frecuentes el domingo los ataques con mortero.
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