Triunfo
petrolero de chiítas y kurdos; derrota de sunitas
Resultados
de la democracia militarizada de Bush
Por
Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada, México, 02/02/05
Después
de que el sunita Saddam Hussein fue expulsado de Kuwait, en 1991, daddy
Bush, imitado durante ocho años por Clinton y en los dos primeros años
de baby Bush (una lección contundente para aquellos que todavía
sueñen que existen diferencias fundamentales entre el clintonomics
y el reaganomics), instaló las "zonas de exclusión
celestial" que, de facto, anunciaban los resultados
electorales de la "democracia militarizada" 14 años más
tarde. Las "zonas de exclusión" preservaban las zonas
petroleras de Kirkuk, al norte del paralelo 36, y de Basora, al sur
del paralelo 32. Basora, la más importante ciudad chiíta, recibe la
confluencia de los ríos Tigris y Eufrates, en la cercanía de la
desembocadura en el superestratégico golfo Pérsico, a través de
Shat-el-Arab, y su región posee en forma oficiosa las primeras
reservas petroleras del planeta (el doble de Arabia Saudita), a un
costo de extracción de medio dólar el barril (el más barato del
mundo).
Las
"zonas de exclusión", es decir, la libre caza
celestial de los aviones anglosajones, impidieron la movilización
militar al norte y al sur del ejército iraquí al mando del sunita
Saddam Hussein, y "excluyeron" efectivamente, desde ese
momento, a la región central sunita de Bagdad de las tratativas
petroleras a posteriori. Bagdad, Samarra (sobre el río Tigris)
y Ramadi (sobre el río Eufrates), legendario "triángulo
sunita" de la resistencia a la invasión ilegal anglosajona, no
participaron en la "democracia militarizada" montada por
Estados Unidos. La región del "triángulo sunita" carece
del preciado oro negro, y desde el punto de vista geopolítico,
la gran triunfadora vuelve a ser la teocracia chiíta de los ayatolas
de Irán, como demuestra espléndidamente David Herst (ver Bajo la
Lupa, 30-01-05). Frente a la desolación del sunismo árabe (85 por
ciento del total), el rotativo The Tehran Times tampoco oculta
su "Euforia por la elección" (31-01-05): "Irán anunció
que se encontraba satisfecha (sic) con el hito (sic) electoral".
El portavoz gubernamental iraní, Abdolah Rameezanzadeh, comparte el
mismo triunfalismo de baby Bush: "estamos felices (sic)
que la elección se haya celebrado a pesar de la voluntad de elementos
violentos, terroristas (sic) y ciertos países ignorantes (sic) de la
democracia" (¡super-sic!). Muy hábiles, los ayatolas de Irán,
quienes juegan como nadie al ajedrez geopolítico medioriental, cubren
retóricamente su exitosa y "feliz" colaboración electoral
en "lo oscurito" con EU y Gran Bretaña, y no cesan de
exigir el "retiro temprano" de las "fuerzas de ocupación".
Akbar Hashemi Rafsanjani (el tercer poder en Irán, quien
negocia en "secreto" con EU y Gran Bretaña en Ginebra) se
adelantó a los resultados oficiales para proclamar el triunfo chiíta.
En la etapa del cristiano redivivo (born again christian) baby
Bush, la "democracia militarizada", tiene que ser forzosa y
selectivamente teológica. El gran ayatola Sistani, líder espiritual
del chiísmo iraquí, felicitó a sus seguidores por el triunfo y,
para preservar las formas, "lamentó que debido a su nacionalidad
iraní" no haya podido votar.
Como
muy bien enunció Herst, EU y Gran Bretaña regalan el sur de Irak a
Irán, lo cual ha puesto a temblar a lo que queda de potencias sunitas
árabes en la región. Lo más interesante será saber a posteriori
la identidad de las trasnacionales anglosajonas agraciadas con los
contratos petroleros de Basora bajo la bendición espiritual de la
teocracia iraní.
Dígase
lo que se diga (hasta ahora), la teocracia chiíta de los ayatolas de
Irán ha sido la mayor beneficiaria a partir de los atentados del 11
de septiembre: desde Afganistán hasta el sur de Irak, en contraste
con Arabia Saudita, el bastión espiritual del sunismo en el mundo árabe,
que está resultando la gran perdedora en la geopolítica del golfo Pérsico.
Nunca el mundo árabe se ha encontrado más impotente, y sólo faltaba
que el tirano libio Muamar Khadafi, quien mostró su verdadero rostro
de ser un vulgar instrumento de los británicos, un día antes a las
(s) elecciones de Irak concedió los primeros contratos de exploración
petrolera y gasera a las compañías estadounidenses (Al-Jazeera,
29-01-05). El príncipe heredero saudita Abdalá, después de acusar a
Khadafi de "agente extranjero" (es decir, el MI6 británico),
retiró a su embajador de Trípoli. Es evidente que la "nueva
democracia" de baby Bush no será aplicada en Libia, donde
el sátrapa Muamar Khadafi se ha eternizado durante 36 años en el
poder, después de su golpe militar teledirigido desde Londres.
Arriba
del paralelo 36 de la otrora "zona de exclusión celestial",
los kurdos emergen como los grandes triunfadores en la ciudad
petrolera de Kirkuk. Ehsan Ahrari, quien se ostenta como
"analista independiente (sic) en estrategia", con sede en
Virginia, Alexandria (EU), con presuntos vínculos con la CIA, escudriña
el triunfo kurdo un día antes a la elección (¿cómo se enteró?) y
menciona un boletín de prensa de Noshirwan Mustafa, de la Unión
Patriótica de Kurdistán (UPK): "los kurdos de Irak no están
buscando activamente su independencia, pero serán incapaces de
mantener la nacionalidad iraquí si el gobierno de Bagdad fracasa en
realizar sus principales demandas" (Asia Times, 29-01-05).
Ahrari destaca lo mejor: "los kurdos se encuentran inquietos por
el futuro control de Kirkuk, que desean siga siendo kurdo". El
analista "independiente" Ahrari se pone del lado de sus
colegas estadunidenses, Gran Bretaña e Israel para aseverar que
Saddam Hussein "arabizó" Kirkuk con una inundación de
"residentes árabes", quienes convirtieron a los kurdos en
minoría: "los kurdos quieren retomar el control y 100 mil entre
ellos han retornado a Kirkuk, pero no pudieron votar". Con eso de
que los votantes no supieron por quién votaban (no es broma: no se
dio a conocer la identidad de los candidatos para prevenir atentados
"terroristas"), pues al parecer tampoco se sabe quiénes
votaron a ciencia cierta y existen muchas contradicciones sobre el
voto kurdo. Juan Cole (27-01-05), historiador de la Universidad de
Michigan y, quizá, el mejor experto medioriental del momento,
contradice las vagabundas aseveraciones de Ahrari y afirma que los
refugiados kurdos que retornaron a Kirkuk tuvieron "permiso para
votar", y resalta un punto relevante que puede entrometer a los
turcos: "la tercera parte de Kirkuk está compuesta por
turcomanos (Nota: de la etnia mongol-turca), quienes dominaban la
ciudad y que temen perderla en favor de una superprovincia kurda
adscrita al Kurdistán. El área alrededor de Kirkuk es pletórica en
petróleo. Kirkuk me parece una caja de dinamita que si explota pondrá
en movimiento conflictos étnicos entre kurdos, árabes y turcomanos
en el norte que pudiera involucrar a Turquía". Y eso que falta
Mosul, la joya comercial del norte de Irak, donde nadie ha
"adelantado" los resultados ni la suerte de la minoría de
los caldeos-católicos, que no le importan ni al cristiano redivivo baby
Bush ni al anglicano Tony Blair. La CIA y los multimedia de Estados
Unidos juegan con las estadísticas demográficas de acuerdo con sus
intereses: Al-Jazeera coloca a Mosul con 3 millones de habitantes
(29-01-05), mientras los reporteros Christiane Hauser y Tom Shanker,
del The New York Times, los reducen a la mitad (27-01-05), sin
dejar de aceptar la existencia de una mayoría sunita (65 por ciento)
frente a la minoría kurda (30 por ciento), y el restante de
caldeos-católicos y turcomanos. La "democracia
militarizada" de baby Bush, petrolizada por la vía teológica,
puede desembocar en limpiezas étnicas múltiples tanto en Mosul (a
mayoría sunita árabe), la tercera ciudad comercial de Irak y paso
importante de oleoductos, como en Kirkuk, la metrópoli petrolera que
se disputan turcomenos y kurdos. La ciudad petrolera de Kirkuk es el
principal candidato a padecer del Choque de civilizaciones, el
bélico manual posmoderno de EU que pregona el racista Samuel
Huntington. Los triunfadores también se pelean por el primer lugar y
Ahrari predice una lucha frontal entre kurdos (grandes aliados de EU e
Israel) y chiítas (aliados de Irán), y nadie menos que Seymour Hersh,
el notable investigador de la revista The New Yorker, divulgó
el plan B israelí para convertir a Kirkuk en un "nuevo
Sarajevo" (donde detonó la Primera Guerra Mundial), y que podría
jalar a una conflagración regional a Israel, Turquía e Irán. El
gobierno turco ha criticado a Washington por haber permitido el
dominio kurdo en Kirkuk (periódico turco Daily News 01-02-05),
cuya independencia se puede desparramar a la parte kurda de Anatolia,
donde nacen los ríos Tigris y Eufrates, además de partes de Siria,
Armenia e Irán, que conforman el "Kurdistán" virtual.
Nichervan
Barzani, primer ministro de la administración de Arbil, en una
entrevista al Financial Times (27-01- 05) se pronunció
"contra todo compromiso" sobre el futuro de Kirkuk,
"que es parte de Kurdistán, geográfica e históricamente".
El entrevistador británico Gareth Smyth asiente que "el
"control de las considerables (sic) reservas de Kirkuk
constituyen un tema estratégico central que ha llevado a
confrontaciones esporádicas en la ciudad desde el fin (sic) de
la guerra". El problema es que los turcomanos afirman también
que Kirkuk les pertenece (Al-Jazeera, 28-01-05). Esta es la Caja de
Pandora que han abierto los invasores anglosajones para proteger
su derrota militar humillante en el triángulo sunita de la región
central de Bagdad y a la que han empezado a castigar mediante la
balcanización de Irak. Por lo pronto, el primer pedazo ya fue
arrancado: el sur chiíta de Irak regalado a Irán por los invasores
anglosajones. Hace su camino el andar de la "media luna" chiíta.
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