Democracia en Irak
Por Omar Khan
dahrjamailiraq.com
Traducido para Rebelión por Germán Leyens,
02/02/05
Cuando el presidente Bush anunció hace diez días
que “la supervivencia de la libertad en nuestro país depende cada
vez más del éxito de la libertad en otros países”, utilizó una
noción que tiene raíces más profundas en la historia del
pensamiento político de lo que tal vez el mismo se daba cuenta. Esa
noción, la teoría neoromana de la libertad, indica que la libertad
individual está limitada no sólo por la fuerza o la amenaza de ella,
sino por “una condición de dependencia” – que “es en si una
fuente y una forma de limitación”. (1) Es decir que “es la mera
posibilidad de que se esté sometido impunemente a la coerción
arbitraria, no el hecho de que se esté siendo coercido, lo que
arrebata tu libertad y te reduce a la condición de esclavo” (2).
Por lo tanto sólo es posible que un individuo sea verdaderamente
libre en un estado libre. El presidente Bush, al hacer que “la
libertad en nuestro país” dependa de la “libertad en otros países”,
internacionalizó esta noción al invocarla. La acción fue programática
y preceptiva, pero igualmente autosuficiente y retrospectiva –
refiriéndose indudablemente a la Guerra contra el Terrorismo y, específicamente,
a la liberación de Irak, que se hace realidad hoy con las primeras
elecciones nacionales en cincuenta años. Emprendemos en este trabajo
la tarea de examinar los términos de esta liberación en el lenguaje
suministrado por nuestro presidente y nuestros medios.
Un movimiento indeleble
“Un momento indeleble” es uno de cientos de
artículos que han plagado nuestra imaginación colectiva durante las
últimas semanas. Impreso ayer, mientras los expatriados depositaban
sus votos, es el intento del Washington Post de consumar el matrimonio
de Irak y la democracia.
Había mucho que reconciliar, muchas emociones
mezcladas. Este momento había sido comprado con mucha sangre. Pero
incluso en la neblina de la guerra y la tristeza del exilio y la
ceguera de la fe hay verdades que no pueden ser negadas, con las que
todos pueden estar de acuerdo. Hayder Alhamdani eligió una de estas
simples, resonantes, verdades para este momento.
“Esta”, dijo tranquilamente, “es la primera
vez en mi vida” Entregó su papeleta. Emitió su voto.
Todo el día de ayer, los votantes levantaron
triunfalmente sus dedos púrpura. Fue una nueva señal de la victoria,
tal vez será algún día una señal de la paz, esperaban. Correspondía
a la sensación de baja tecnología, práctica, de esta elección –
la democracia en su poderío más básico y emocional. La democracia
los había marcado, los había tocado físicamente, y esperan que
durará eternamente. (3)
En el Los Angeles Times de hoy, esta historia tomó
la forma del “viaje por la democracia” de una familia expatriada
iraquí, mientras que en el Boston Globe es un “evento histórico”
(4=. El Baltimore Sun incluso exhorta a los iraquíes diciendo que
“el momento ha llegado de ejercer vuestra libertad política por
primera vez”. (5)
Pero la ocasión no es sólo de alegría. Dahr
Jamail informó a Amy Goodman y Juan Gonzales sólo horas antes del
momento indeleble que la situación en Bagdad era la de “una ciudad
en estado de sitio”. (6)
Bueno, ha habido continuos ataques contra los
colegios electorales, en las últimas 24 horas en Irak. Ha habido por
lo menos 15 personas muertas en ataques contra centros de voto as
medida que van siendo establecidos para el proceso electoral del
domingo. Ha sido muy, muy sangriento aquí. Cada día han sido muertos
por lo menos 15 iraquíes, por lo menos, durante cuatro o cinco días
por lo menos.
La reacción oficial ha sido la eliminación de
todos los servicios de teléfonos móviles y satelitales, la prohibición
de todo uso civil de coches. Por lo tanto, Dahr Jamail y Brian
Dominick documentan la tensión que rodea el evento.
“No estamos contra las elecciones”, dijo Saif,
un estudiante de biología de 18 años de la Universidad de Bagdad.
“Pero estamos contra el momento escogido para realizarlas. Mire la
seguridad”, exclamó... “Yo no votaré, ni lo hará ningún
conocido mío.” (7)
Semejantes puntos de vista, a propósito
contradicen el principio propagado por todos los medios noticiosos
comerciales de EE.UU. que determinan la existencia de entusiasmo por
las elecciones siguiendo inconfundibles líneas religiosas. El New
York Times fue como siempre el pionero: “Cada chií entrevistado
para este artículo dijo que él o ella iba a votar... todos los suníes
entrevistados, con la excepción de uno, dijeron que van a
boicotear”. (8) Tales evaluaciones ignoran la ironía de que esta
gloriosa, histórica, transición a la democracia ocurre bajo las
condiciones de la ley marcial. Tal vez el ejercicio de la libertad política
no sea tan fácil como parece.
¿Y qué pasa con los detalles de este ejercicio
en la libertad política? Dahr escribe que “más de 7.000 candidatos
en las listas electorales han optado por permanecer anónimos antes
del día de la elección”.
Incluso la determinación de cuántas listas de
candidatos, aparecerán realmente en la elección del 30 de enero es
una tarea elusiva, ya que la Comisión Independiente habló
originalmente de 83, la ONU de 256 durante la organización ceremonial
de la elección el 20 de diciembre, y el portavoz de la Comisión
Independiente Iraquí que mencionó 111 en la reciente entrevista de
IRIN. (9)
No puede sorprender, por lo tanto, que Abu Sabah,
dueño de una tienda de comestibles cerca del distrito Karrada de
Bagdad, pregunte:
¿Quién dice que deberíamos tener elecciones de
gente que no siquiera conocemos, durante la ocupación, con ley
marcial y en una zona de guerra? ¿Y por qué votar si se espera que
votemos por toda una lista de candidatos de la que sólo conocemos,
con algo de suerte, uno o dos de sus nombres? (9)
No es el único.
“He visto las listas, y no conozco a
ninguno”, dijo Mustafa, estudiante de física de 20 años en la
Universidad de Bagdad. Todavía no sé si voy a votar porque no
conozco a ninguna de esas personas. No puedo votar por alguien que no
conozco.” (10)
El profesor Shawket Daoud, especialista en
ciencias informáticas que ahora trabaja para el gobierno, dijo que la
incertidumbre sobre las cabinas de votación y el miedo a la violencia
no constituían los únicos problemas. “¿Por qué votar si todavía
no sabemos quiénes se presentan como candidatos?” (11)
A pesar de todo, el Washington Post nos dice:
“La democracia los había marcado, los había tocado físicamente, y
esperan que durará eternamente.”
A eso sabe la democracia.
Lo que no quiere decir que la cobertura noticiosa
de las elecciones haya carecido de su característica antagónica. En
el New York Times, se orienta el análisis a la noción de que los
iraquíes estén preparados para la democracia.
Pero las preguntas sobre la elección van mucho más
allá de la administración estadounidense, a temas que tienen que ver
con si fue algo sabio o realista cuando se pensó en que una
democracia de estilo jeffersoniano, con sus detallados controles sobre
el poder y las garantías para los derechos de la minoría, podría
ser implantada, por lo menos tan rápido, en un país y una región
que tienen poca experiencia con otra cosa que la política en la que
el vencedor se queda con todo. (12)
Y nuestros medios, en otros sitios, suministraron
mucho para substanciar esa opinión, como lo muestra la información
de un trabajador electoral estadounidense:
Existen muchas ideas falsas. Expliqué, por
ejemplo, que la mayoría gobierna, pero las minorías son protegidas.
Esto es nuevo para los iraquíes. No es fácil para gente que ha
recibido todo pre-masticado durante muchos años comprender lo que
representa la libertad. (13)
Por cierto, muchos iraquíes parecen tener
dificultades para comprender lo que representa la libertad:
“Las elecciones no pueden ser legítimas porque
estamos bajo la ocupación así que no votaré, y tampoco lo hará
alguno de mis amigos”, dijo Layla Hamad, una comerciante chií.
“No se trata de elecciones, porque los que están
en el poder permanecerán en el poder”, comentó Suhaid, chií de 23
años que es un ingeniero de ciencias informáticas desocupado. “Se
trata de una gran mentira y las elecciones son ilegítimas”.
Al preguntarle si pensaba votar, Saif respondió
rápidamente: “Aunque ocurran las elecciones, no serán legítimas,
y serán un desastre. Todo el que sea electo será un títere de Bush”.
(14)
Para comprender “lo que representa la
libertad”, comprendamos primero lo que no representa. La elección
de hoy no es una elección sobre como administrar y distribuir los
vastos recursos del país, sobre como hacer pagar sus culpas a la
potencia ocupante por sus interminables crímenes de guerra, o incluso
sobre si continuar la presencia de un ejército que sigue violando sus
tierras y asesinando a sus ciudadanos. “La democracia en su forma más
básica y emocionalmente poderosa”, como la llama el Washington Post
significa, en cambio, que se va a escoger de una lista de nombres
desconocidos. Siguiendo con una narrativa que cuesta llamar otra cosa
que pornográfica, el Washington Post anuncia que “así se siente la
democracia”. Por desgracia, “cómo se siente la democracia” para
los iraquíes durante el resto del día y de la noche es el castigo
colectivo esencial para toda ocupación: toques de queda, otras
restricciones o prohibiciones de reuniones públicas, bloques de ruta,
agricultura arrasada, demoliciones de casas, detenciones masivas. (15)
Pero éstas son sólo pequeñas consideraciones
justificables en comparación con la emergencia de la democracia y la
iniciación de procesos constitucionales. Sin embargo, el New York
Times tiene mucha razón cuando escribe de modo algo dudoso sobre la
implantación de controles jeffersonianos del poder en Irak. Porque en
1984 el embajador en Honduras de EE.UU. de aquel entonces aseguró que
el país estaba “comprometido con el proceso constitucional”. En
los últimos años, sin embargo, se ha dicho mucho sobre la subversión
informal del proceso constitucional por torturadores y escuadrones de
la muerte subvencionados por el estado. Formalmente, también hubo
subversiones del proceso constitucional. Cuando Juan Almendares fue
reelegido como Presidente de la Universidad de Honduras, por ejemplo,
su victoria fue cuestionada en los tribunales. Escribió en los últimos
años que el juez José Benjamín Cisne Reyes de la Corte Suprema de
Honduras confesó que el embajador de EE.UU. “nos presionó para que
anuláramos su reciente reelección como rector, dando la razón de
que usted ponía en peligro la seguridad del estado.” El señor
Reyes confesó que él y todos los demás jueces de la Corte Suprema
habían cometido el “acto deshonesto” por temor por su vida y la
vida del señor Almendares.(16) La reelección del señor Almendares
fue anulada y así se sacó a un crítico de la política de EE.UU. de
la vida pública. La digresión es en este caso sólo aparente, porque
el embajador de EE.UU. en Honduras es el actual embajador de EE.UU. en
Irak. El Baltimore Sun y el New York Times tienen por lo tanto motivos
para sugerir que puede ser que los iraquíes podrían no tener todavía
la capacidad de imponer una “separación de poderes, el estado de
derecho y un aparato judicial independiente, conceptos que han sido
extraños, o por lo menos maleables, bajo los gobernantes que los
iraquíes han conocido durante siglos.” (17)
Antes de la ley
Siguiendo la misma línea, volquémonos al
proceso constitucional en sí, tal como está plasmado en la letra de
la ley, dejando de lado las posibles subversiones del proceso
constitucional (por probables que sean). Seguramente este proceso,
cuyos resultados sufrirán las subversiones de los meses y años por
venir, vale la pena; coerciones temporarias son un pequeño precio a
pagar por la libertad. La libertad que será asegurada por el proceso
constitucional tal como es descrito en la Ley Administrativa
Transitoria (LAT). El paso inicial hacia la libertad vendrá en la
forma del Gobierno Transitorio Iraquí (GTI), que se compondrá de un
aparato judicial independiente, de la Asamblea Nacional (que será
elegida hoy), que elegirá un Consejo de Presidencia de tres personas,
que por su parte nombrará a un Primer Ministro y un Consejo de
Ministros. Por cuenta del Instituto de Washington de Política del
Medio Oriente, el principal analista de inteligencia para Irak en el
Comando Central de EE.UU. escribe:
La tarea más importante del GTI en el gobierno
serán sus esfuerzos por restaurar la seguridad y la estabilidad en
Irak. A medida que pase el tiempo, los desafíos involucrados en
desbaratar la insurgencia no harán que aumentar. La lucha por
establecer fuerzas de seguridad iraquíes competentes continuará
siendo una tarea crítica para el gobierno. (18)
Queda por ver con qué diligencia el GTI ejecutará
los antojos de Washington.
Dentro del GTI, el uso potencial de esas fuerzas
podría llegar a ser controvertido. Considerando su dispersión del
poder y sus ajustes y equilibrios entre varios sectores, el GTI
probablemente no será tan determinado como lo ha sido GII. El papel
de las fuerzas de la coalición en la lucha contra la insurgencia será
otro componente clave de la discusión en el GTI. Muchos en la elite
política de Irak se sienten probablemente poco cómodos con la fuerza
y dominante presencia de la coalición, a pesar del papel central que
las fuerzas de la coalición juegan en el mantenimiento de la
seguridad. Algunos en la clase política emergente de Irak podrían
hacerse oír con la proposición de límites de la actividad de la
coalición o de la continuación de despliegues dentro de Irak – sea
como problema político o como teatro político populista. (19)
Podría parecer que los iraquíes, a través del
GTI, hubiesen recibido el mandato legal del proceso constitucional de
cuestionar las políticas de los ocupantes. Sin embargo: “En el GTI,
el aparato judicial emergerá como un destacado participante en la política
nacional”.
Como intérprete de la LAT, el poder judicial
ocupa una posición potencialmente poderosa para intervenir en el
proceso de transición. La corte suprema, en particular, tiene el
poder de cuestionar virtualmente cualquier decisión que considere que
contravenga la LAT. Al decidir qué cuestiones legales examinara, la
corte posee en teoría amplia autoridad para identificar y actuar ante
temas que considere relevantes a la interpretación de la LAT. Este
tipo de independencia, y la capacidad de bloquear acciones
legislativas y ejecutivas, representa una característica nueva y poco
corriente de la política iraquí en general, y específicamente para
los jueces. (20)
La “capacidad de bloquear acciones legislativas
y ejecutivas”, sobra decir, es la respuesta legal a cualquier cosa
que la Asamblea Nacional o sus representantes elegidos pueden decidir
sobre la guerra librada por el ejército de EE.UU. contra el pueblo de
Irak o cualquier otra cosa. ¿Quiénes son los miembros del aparato
judicial? El artículo 43(b) de la Ley Administrativa Transitoria da
la respuesta:
Todos los jueces que hayan estado en sus
tribunales respectivos el 1 de julio de 2004 continuarán en sus
puestos posteriormente, a menos que sean removidos de sus puestos como
resultado de esta Ley.
La rama del gobierno, por lo tanto, esa “voz
independiente”, que “formula en gran parte sus propias reglas”
con ilimitada “capacidad para bloquear acciones legislativas y
ejecutivas” es el mismo brazo de la justicia que fue instalado y
administrado por la ocupación por una potencia extranjera. Entre esas
“acciones legislativas y ejecutivas” se encuentran aquellas con
efectos duraderos.
Un ejemplo de una intervención potencialmente
significativa es la autoridad de la corte de “imponer” un proceso
infructuoso de redacción o ratificación constitucional. Una
autoridad independiente semejante no existía durante la negociación
y la firma de la LAT, que fueron retrasadas durante varios días después
de su fecha límite cuando se presentaron y discutieron objeciones de
última hora. La informalidad del Acuerdo del 15 de noviembre no
establecía autoridades algunas y no especificaba penas por esta
demora. Bajo la LAT, sin embargo, los jueces de la corte suprema
confrontados con demoras similares en la redacción de la constitución
permanente tendrían el deber de imponer las dolorosas provisiones de
disolución del gobierno y su recomienzo. (21)
El efecto debería ser evidente: toda legislación,
incluyendo la constitución del propio estado iraquí será aquella
aceptable para la potencia ocupante. Como indicó el presidente Bush
cuando dijo que la suerte de nuestra libertad depende de la libertad
en el extranjero (implicando que la mera posibilidad de la falta de
libertad en cualquier sitio amenaza la libertad en todas partes), el
tema en este caso no es la acción determinante por parte del poder
judicial, sino la posibilidad de una tal acción. En otras palabras,
puede ocurrir perfectamente que en los próximos meses y años, el
aparato judicial no ejerza el poder hasta el límite que le ha sido
otorgado. Pero la simple posibilidad del ejercicio de un tal poder, en
la ley, asegurará un efecto correctivo (impuesto por EE.UU.) sobre
las acciones del Gobierno Transitorio Iraquí, y las de cualquier
gobierno posterior. Las coerciones arbitrarias resultantes no sólo
subvierten la ley; están incorporadas en ella. Sólo se puede llegar
a la conclusión de que “el estado de derecho y el poder judicial
independiente” seguirán siendo en Irak “conceptos que han sido
extraños” – es decir impuestos desde afuera, por los
representantes de los Estados Unidos de Norteamérica.
Epílogo: sobre la justicia penal en Irak en la
actualidad
Sigue existiendo el hecho de que lo que se ha
dicho hasta ahora sobre la Ley Administrativa Transitoria (LAT) y las
disposiciones que contiene están alejadas de las realidades actuales,
cotidianas, de Irak. No obstante, la extensión indefinida de esas
disposiciones da una idea clara de que las cosas se mantendrán tal
cual. Lo que podamos determinar sobre la justicia penal en Irak hasta
hoy nos dice, por lo tanto, lo que continuará sin cambio. Comenzamos
con la entrevista de Dahr Jamail con Lilu Hammed en mayo pasado:
Sentado solo sobre el suelo de tierra compactada,
con su dishasha blanco, su pañuelo de cabeza ondeando lánguidamente
en el viento seco, cálido, Lilu Hammed miraba fijo hacia los altos
muros de la cercana prisión como si estuviera tratando de ver a su
hijo Abbas de 32 años, a través del hormigón. Cuando mi intérprete,
Abu Talat, preguntó si hablaría con nosotros, pasaron varios
segundos antes de que Lilu volviera lentamente la cabeza y dijera
simplemente: “Estoy sentado aquí en el suelo esperando la ayuda de
Dios”. Su hijo, jamás acusado de ofensa alguna, había estado en
Abu Ghraib durante 6 meses después de un allanamiento de su casa en
la que no se encontraron armas. Lily sujetaba un permiso arrugado de
visita que acababa de obtener, prometiendo una reunión con su hijo...
dentro de tres meses, el 18 de agosto. Junto con todos los demás que
entrevisté ahí, Lilu no encontró ningún consuelo en la reciente
corte marcial, ni en la liberación de algunos cientos de prisioneros.
“Esta corte marcial es una tontería. Dijeron que los iraquíes podrían
ir al juicio, pero no pudieron. Fue un juicio falso.” (22)
Un comunicado de prensa de ACLU [siglas en inglés
Unión Estadounidense por las Libertades Civiles] del lunes pasado
indica que cualquier tortura que pudiera haber sufrido el hijo de Lilu
Hammed – para qué hablar de la detención que lo hizo vulnerable a
la tortura – ha sido dejada de lado y no investigada sistemáticamente
por las autoridades militares de EE.UU. (23). La tortura en el informe
es caracterizada “como práctica aceptable” y no “procedimiento
operativo normal”. Un Informe de Human Rights Watch de noventa y
cuatro páginas publicado al día siguiente investigó el
funcionamiento de las instituciones de justicia penal iraquíes.
Confirmó:
El uso sistemático del arresto arbitrario, de
prolongada detención anterior a un juicio sin revisión judicial, la
tortura y el maltrato de detenidos, la negativa de acceso de familias
y abogados a los detenidos, el tratamiento inadecuado de niños
detenidos, y desastrosas condiciones en instalaciones de detención
anteriores a un juicio. (24)
El informe estableció que la detención
prolongada del hijo de Lilu Hammed no es excepcional, esas detenciones
prolongadas constituyen “la vasta mayoría” de los casos; el Código
Iraquí de Procedimiento Penal (CPP) requiere que un acusado sea
presentado ante un juez investigador dentro de veinticuatro horas
después de su arresto. Esta situación está en contradicción con la
LAT, que estipula que todos los ciudadanos iraquíes son iguales ante
la ley, y que sus derechos a la libertad de arresto arbitrario,
detención ilegal, juicios injustos, y tortura están protegidos por
la ley. Human Rights Watch agrega que “existe una serie de
protecciones en el CPP, que si fueran implementadas, contribuirían a
la mejor protección de personas privadas de su libertad.” El que no
se implementen esas leyes – de nuevo, es la regla y no la excepción
– nos dice algo sobre las instituciones judiciales encargadas de
esta tarea. Según Human Rights Watch, este patrón de ilegalidad ha
sido utilizado para concentrarse en periodistas locales y miembros de
partidos políticos rivales. El siguiente testimonio, de Ali, un
presunto disidente de 29 años, es típico para lo que se menciona en
el informe:
Cuando entramos al cuartel, el oficial [iraquí]
nos dijo que nos arrodilláramos delante de él. Nos golpearon en la
nuca con la culata de un fusil. Luego nos llevaron arriba al primer
piso y dijeron que nos pusiéramos frente a la pared y comenzaron a
golpearnos violentamente. Los estadounidenses estaban ahí, a unos
cinco o seis metros de distancia. Sólo estaban parados ahí, mirando.
Me golpearon con un garrote de madera en la frente, y a todos nos
golpearon en el cuerpo con cables y tubos de manguera. Eso ocurrió
incluso antes de comenzar con el interrogatorio.
Después nos pusieron en una celda de tres por
cuatro metros. En total éramos sesenta y tres en esa habitación,
todos apretados. Algunos de los otros en la celda también habían
sido torturados. A uno de ellos, un campesino de al-Nayaf llamado
Khalid, le habían arrancado las uñas y quebrado un brazo. La mayoría
eran adultos pero había también varios niños, entre quince y
diecisiete [años]. No nos dieron de comer durante el primer día y
medio. Los guardias nos dijeron que si queríamos comer tendríamos
que comprarnos nuestra propia comida.
Cuando se presentó recientemente una queja
formal por un interrogatorio semejante, el Juez Investigador Jefe
Zuhair al-Maliki dictó una serie de citaciones para que varios
funcionarios se presentaran en el tribunal para responder a preguntas
relacionadas con los arrestos.
El portavoz legal del Ministerio del Interior, el
Ministro del Interior Falah al-Naqib, y el director del Servicio
Nacional de Inteligencia de Irak, general de división Muhammad
Abdullah al-Shahwani, no respondieron a citaciones que les fueron
sometidas. El 18 de octubre de 2004, el juez Zuhair al-Maliki fue
destituido de su puesto como juez investigador jefe del Tribunal Penal
Central y transferido a otro puesto.
Es el proceso político del que nació hoy,
tranquilamente, la democracia en Irak.
Notas:
(1)
Liberty before Liberalism, Quentin Skinner, p. 84.
(2)
Ibid.p. 72.
(3)
“An Indelible Moment,” Washington Post, David Montgomery, 29 de
enero de 2005.
(4)
“For many expatriates, casting ballots brings jubilation,
expectations,” Boston Globe, Suleiman al-Khalidi, 29 de enero de
2005.
(5)
“First Steps Toward Democracy,” Baltimore Sun, Jonathan Pitts, 29
de enero de 2005.
(6)
“Heavy Bloodshed in Iraq Only Expected to Worsen on Election Day,”
Democracy Now! Amy Goodman, Juan Gonzales, y Dahr Jamail, 28 de
enero de 2005.
(7)
“Iraqis Discuss Voting, Or Not, in Elections Held Amidst Chaos,”
The NewsStandard, Dahr Jamail y Brian Dominick, 18 de enero de 2005
(8)
“As Election Nears, Iraqis Remain Sharply Divided on Its Value,”
New York Times, Jeffrey Gettleman, 23 de enero. Jassim,
propietario de una tienda de comestibles en el distrito de Khadimiya,
responde que: “así hablan sólo los partidos políticos. Y parece
que hay quienes quieren provocar esta división. Pero nunca ocurrirá,
porque jamás hemos tenido esa división”, en “What Iraqis Think
of the Elections,” Islam Online, Dahr Jamail, 25 de enero de 2005.
(9)
“Iraqis Discuss Voting, Or Not, in Elections Held Amidst Chaos,”
Jamail y Dominick.
(10)
Ibid.
(11)
“Vote Where, How, and for Whom?” Inter Press Service, Dahr
Jamail, 26 de enero de 2005.
(12)
“The Vote, and Democracy Itself, Leave Anxious Iraqis Divided,”
New York Times, John Burns, 30 de enero de 2005.
(13)
“First Steps Toward Democracy,” Baltimore Sun, Jonathan Pitts, 29
de enero de 2005.
(14)
“Iraqis Discuss Voting, Or Not, in Elections Held Amidst Chaos,”
Jamail y Dominick.
(15) “No sé por qué fui arrestado”, explica
Ahmed, campesino de 38 años, que discutió su viaje por el sistema
militar de detención durante 10 meses, que comenzó con un
allanamiento de su casa el 13 de agosto de 2003, durante el cual sufrió
tratamientos como ejecuciones fingidas, que lo ataran y cubrieran su
cabeza durante muchos días, y que lo tuvieran en un campo cerca de
Basora bajo las temperaturas abrasadoras del verano. “En ese campo
colocaron un letrero que decía “El Zoo”, explicó. Afirma que
buscaron en su casa y sus campos sin encontrar armas. Durante su
detención vio la humillación sexual de otros prisioneros y palizas
continuas. “Collective Punishment,” Dahr Jamail, 14 de enero de
2005.
(16) El Tiempo, 31 de julio de 2001.
(17)
“The Vote, and Democracy Itself, Leave Anxious Iraqis Divided,”
New York Times, John Burns, 30 de enter de 2005
(18)
“Iraq: Outlook for National Elections and Governance,” The
Washington Institute for Near East Policy, Gregory Hooker, enero 2005,
p. 27.
(19)
Ibid., p. 27.
(20)
Ibid., p. 28-9.
(21)
Ibid., p. 29.
(22) “Iraq: The Devastation,” TomDispatch,
Dahr Jamail, 7 de enero de 2005.
(23)
“Newly Released Investigative Files Provide Further Evidence
Soldiers Not Held Accountable for Abuse,” American Civil Liberties
Union, 24 de enero de 2005
(24)
“Iraq: Torture Continues at the Hands of New Government,” Human
Rights Watch, 25 de enero de 2005.
http://www.dahrjamailiraq.com/covering_iraq/archives//000191.php#more
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