La
invasión tomó cinco años de preparativos
La
planificación secreta de la colonización
Por
Thierry Meyssan (*)
Red Voltaire, 18/03/05
La
decisión de invadir Irak no fue tomada para desarmar a ese país
después del «fracaso» de los inspectores de la ONU, en marzo de
2003, sino cinco años antes. Durante la presidencia de Clinton, la
familia Bush preparaba ya una seudo oposición en el exilio y obtenía
el apoyo del Congreso. Desde su llegada a la Casa Blanca, George W.
Bush ordenaba al Pentágono preparar la guerra, se establecían
acuerdos de cooperación para el transporte de las tropas y se emprendían
ejercicios militares. Mientras tanto, en la ONU creían que era
posible solucionar la crisis...El 19 de marzo 2005 marcará dos años
de la invasión y ocupación ilegal de Irak por el ejército
estadounidense, el cual nunca contó con la autorización de la ONU.
Durante
los años 90, aún cuando el presidente Clinton y los partidarios de
un Imperio económico habían apostado por una política de «containment»
de Irak, la familia Bush y los partidarios del Imperio militar se
pronunciaban, al contrario, por el derrocamiento de Saddam Hussein.
Estos últimos perseguían tres objetivos:
*
El control del acceso a los recursos petroleros para contar con un
medio de presión sobre los consumidores europeos (doctrina Kissinger);
*
Obligar a los europeos a renunciar a una política exterior
independiente implicándolos en un conflicto que escapa a el control
de estos (doctrina Wolfowitz);
*
Remodelar el Medio Oriente desmantelando Irak, como se hizo con
Yugoslavia, deportando a los palestinos hacia ese país y privatizando
los bienes del Estado iraquí (doctrina Perle).
1998:
las ambiciones del PNAC en cuanto a Irak
Los
partidarios de la ofensiva se agruparon en el seno del Proyecto para
un Nuevo Siglo Norteamericano (Project for a New American Century -
PNAC), un think tank [1] que sirvió después para elaborar el
programa electoral que George W. Bush presentó a los donantes de
fondos para su campaña. La campaña de los defensores de la ofensiva
comenzó por una carta abierta al presidente Clinton, el 26 de enero
de 1998 [1].
El
PNAC se interroga en ese documento sobre la posible reanudación del
programa iraquí de armas de destrucción masiva. La carta describe
como ineficaces los procedimientos de inspección de la ONU y propone,
por consiguiente, no tratar de reactivarlos sino tomar iniciativas
militares sin esperar una unanimidad imposible de alcanzar en el
Consejo de Seguridad de la ONU.
El
texto lleva las firmas de 18 personalidades, como Elliot Abrams,
Richard L. Armitage, John Bolton, Francis Fukuyama, Robert Kagan,
Zalmay Khalilzad, William Bristol, Richard Perle, Donald Rumsfeld,
Paul Wolfowitz y James Woolsey.
Esas
presiones no hacen mella en Bill Clinton, sobre todo teniendo en
cuenta que, el 23 de febrero, el secretario general de la ONU Kofi
Annan firma un acuerdo con Irak para planificar nuevas inspecciones.
Tomando nota de la buena voluntad iraquí, la Casa Blanca ordena una
retirada parcial de las fuerzas estadounidenses en la región.
El
PNAC reacciona fuertemente. Envía una carta al presidente republicano
de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, y al presidente del
grupo republicano en el Senado, Trent Lott, el 29 de mayo de 1998 [2].
La asociación califica la política de Bill Clinton de «capitulación
ante Saddam Hussein» afirmando además que significa «un golpe
incalculable al liderazgo y la credibilidad norteamericanas». Propone
entonces acusar al dictador de crímenes de guerra para quitarle
legitimidad, actuar para derrocarlo reconociendo desde ese momento un
gobierno provisional iraquí y prepararse para hacer uso de la fuerza
en la región.
Estos
excesos verbales no hubieran tenido mayores consecuencias si, el 5 de
agosto de 1998, Irak no hubiese puesto fin a su cooperación con los
inspectores de la ONU. El presidente Clinton lanza una entonces una
advertencia a Saddam Hussein. El PNAC aprovecha la coyuntura para
intensificar su cabildeo (lobby) en el seno del Congreso.
Durante
una audiencia ante el Senado, el opositor iraquí exilado Ahmed
Chalabi logra convencer a los parlamentarios US de que Saddam Hussein
puede ser derrocado por la oposición, sin que los soldados
estadounidenses tengan que intervenir.
Declara:
«Pongan a la disposición del Congreso Nacional Iraquí (Iraqi
National Congreso - INC) una base que este protegida de los tanques de
Saddam Hussein, proporciónennos el apoyo temporal que necesitamos
para alimentar, dar abrigo y curar a la población liberada, y les
daremos un Irak libre, un Irak sin armas de destrucción masiva y un
Irak con mercado libre. ¿Qué más se puede pedir? El INC hará todo
eso de gratis.» [3].
Encantados,
los congresistas aprueban la ley sobre la liberación de Irak [4].
Para financiar los servicios «gratuitos» del INC, el Congreso asigna
dos millones de dólares a los programas de propaganda por intermedio
de la US Information Agency (USAID) y 97 millones de dólares para el
entrenamiento militar y el armamento de los rebeldes.
Estimando
que la guerra civil es un remedio peor que la enfermedad y que
desestabilizaría toda la región, Bill Clinton no utilizó nunca esos
créditos más que para dar cursos de derecho internacional a 90
miembros del INC. Sin embargo, asignó, mediante otra línea
presupuestaria, 12 millones de dólares de ayuda humanitaria para la
población iraquí que fueron entregados al INC [5].
Aunque
consiguió de momento el apoyo una mayoría en el Congreso, la ley
sobre la liberación de Irak fue duramente criticada por la elite política.
En un artículo de gran resonancia, los analistas de Foreign Affairs,
la revista del muy consensual Consejo de Relaciones Exteriores (Council
for Foreign Relations), califican las sugerencias del PNAC de «parcializadas»
y el proyecto de derrocamiento interno de Saddam Hussein de «sueño»
[6].
Los
autores señalan que la aventura que imagina el PNAC recuerda extrañamente
el proyecto de armar a la oposición cubana para derrocar a Fidel
Castro, plan que terminó en el fracaso de Bahía de Cochinos.
La
comparación está llena de referencias. En efecto, el cabildeo público
incluye un aspecto secreto. El ex-director de la CIA James Woolsey se
ha convertido en la mano que maneja al Congreso Nacional Iraquí.
Woolsey ejerce su influencia sobre la composición de las instancias
del INC, aconseja a sus dirigentes, les proporciona «padrinos» que
los financien. Mientras tanto, el general retirado Wayne Downing
-ex-jefe de las fuerzas especiales- organiza «cursos» para los
futuros combatientes.
Numerosos
agentes británicos del stay behind y el servicio secreto de la OTAN
intervienen en tales acciones, lo cual desagrada a la CIA que
considera que estos opositores son simples aventureros de salón y que
Ahmed Chalabi no es más que un vulgar estafador manipulado por
Woolsey desde hace más de diez años.
Principios
de 2001: una prioridad del mandato de George W. Bush
El
10 de enero de 2001, o sea unos diez días antes de su investidura, el
nuevo presidente George W. Bush y su equipo se presentan en el Pentágono
para ser puestos al corriente de los principales asuntos por el equipo
saliente [7]. La reunión se desarrolla a puertas cerradas, en una
sala especialmente protegida, y dura una hora y quince minutos. Desdeñando
otros temas, George W. Bush concentra sus preguntas en Irak, dejando
entender claramente que el derrocamiento del régimen de Bagdad será
una prioridad de su mandato.
En
los días que siguen, George W. Bush autoriza oficialmente al INC a
utilizar las zonas «de exclusión aérea» como bases de retaguardia
para la realización de acciones de comandos contra el régimen en el
resto del país [8].
Esta
decisión es presentada como un «cambio total de la política
norteamericana». En efecto, si los anglosajones han desmilitarizado
el tercio norte y el tercio sur de Irak para impedir que Saddam
Hussein pueda reprimir a su propia población, el objetivo no era, en
principio, albergar allí un ejército listo a atacar Bagdad.
Esta
decisión manifiesta sobre todo la voluntad de Washington de librar
una guerra enviando al combate las tropas de otros. La agencia de
prensa UPI revela que los «chicos» del general Wayne Downing [9] van
a entrenarse al fin -con el dinero del contribuyente estadounidense-
en College Station (Texas) [10].
A
partir de ese momento, se arma rápidamente el dispositivo. Por un
lado, debilitar lo más posible a Bagdad, tanto económicamente como
en el plano de la propaganda. W. Bush ordena a Richard Hass, director
de la planificación en el Departamento de Estado, que estudie cómo
reforzar el embargo [11].
Mientras,
las informaciones más increíbles son puestas a la disposición de
una prensa particularmente crédula. En Londres, el Sunday Telegraph
afirma, citando a un opositor, que Saddam Hussein tiene ya dos bombas
atómicas [12]. La propia Casa Blanca lanza, sin pruebas, acusaciones
según las cuales China y Yugoslavia estarían facilitando los planes
armamentistas iraquíes.
Por
otro lado, se busca acentuar la vulnerabilidad de Bagdad en el plano
militar. George W. Bush ordena la reanudación de los bombardeos,
después de dos años de paz [13]. Las fuerzas anglo-norteamericanas
destruyen radares en los alrededores de Bagdad con el fin de facilitar
las incursiones de las fuerzas especiales.
Francia
y Egipto condenan inmediatamente esa iniciativa, mientras que Arabia
Saudita y Kuwait, países que la prensa acusa de haber prestado ayuda
logística, desmienten toda participación en los ataques aéreos.
El
1º de febrero, el Consejo Nacional de Seguridad examina el plan político-militar
sobre el Irak que será construido después del derrocamiento de
Saddam Hussein [14].
Al
no estar ligado el ataque contra a Irak a consideraciones locales sino
a una estrategia global, la planificación de este no esperó la
aparición de un pretexto en particular. Desde su llegada misma a la
Casa Blanca, George W. Bush dio instrucciones para que se implantaran
bases militares norteamericanas que permitieran rodear Irak e Irán
mientras que el Estado Mayor conjunto organizaba simulacros de ataques
contra ambos Estados.
El
vicepresidente Dick Cheney negoció él mismo, a principios de 2001,
la implantación de bases militares norteamericanas en Kirguizistán y
Uzbekistán en el marco del desarrollo de los acuerdos Central Asia
Battalion (CENTRASBAT) de la Comunidad de Asia Central [15], acuerdos
concluidos inicialmente para entrenar en Estados Unidos las tropas
especiales locales con el objetivo de reprimir a los opositores islámicos.
La
existencia de esas bases será revelada después de los atentados de
septiembre de 2001 y presentada como un apoyo para el ataque contra
Afganistán. Esto es evidentemente falso ya que la construcción de
las bases comenzó antes de los atentados aunque no había avanzado lo
suficiente como para que fueran operativas durante la campaña de
Afganistán.
Finales
de 2001: ahí está el terrorismo, llegó el momento
La
orden de preparar el ataque contra Irak fue firmada por el presidente
George W. Bush el 17 de septiembre de 2001, o sea seis días después
de los atentados de New York y Washington. Tenía la forma de una
simple nota al pie de una página en la directiva presidencial
relacionada con el ataque contra Afganistán y la guerra contra el
terrorismo [16].
En
aquel momento, George W. Bush no había mencionado nunca, en su
condición de presidente de Estados Unidos, la posibilidad de una
guerra contra Irak ni había presentado a sus conciudadanos
estadounidenses la menor justificación para tal conflicto.
El
general Kenneth L. Privratsky, al mando del centro de gestión del
transporte militar (Military Traffic Management Command - MTMC),
recibió la orden actualizar el aspecto logístico del plan de operación
1003 (OPLAN-1003-98) y de incluir en este el equipamiento de las bases
norteamericanas en construcción en Kirguizistán, en Kazajstán y en
Uzbekistán así como el transporte de las tropas.
Se
calculó que, en el momento cumbre de la guerra, el aprovisionamiento
de las fuerzas estadounidenses en la región alcanzaría las 60,000
toneladas diarias de material. Ante la imposibilidad de satisfacer
tales necesidades (se necesitarían 5,000 aviones de carga del tipo
Hercules C-130 cuando Estados Unidos dispone solamente de una
treintena de escuadrones de transporte), el general Privratsky recibió
la orden de comenzar a instalar la logística [17].
Sin
pedir la autorización de sus aliados, el Pentágono adquirió
materiales y estableció transportes marítimos a partir de los
puertos alemanes, holandeses y rusos (en el Ártico, el Mar Negro y
Vladivostok). Se establecieron puentes aéreos utilizando las bases
norteamericanas en Bahrein, los Emiratos Árabes Unidos, Omán, Arabia
Saudita y Turquía. Los británicos fueron los únicos en ser
consultados en cuanto al uso de la base norteamericana de la isla de
Diego García. Ante las dificultades del transporte terrestre en
Rusia, el MTMC fue autorizado a financiar la modernización de las vías
férreas del sur de ese país.
2002:
ensayo general
Los
preparativos del ataque contra Irak dieron lugar a las maniobras
militares más grandes de la historia: «Desafío del Milenio 2002» (Millenium
Challenge 2002) [18]. Este juego de guerra combinaba maniobras reales
y simulaciones en sala de Estado Mayor gracias a medios tecnológicos
utilizados en Hollywood para la película Gladiator.
Del
24 de julio al 15 de agosto de 2002, 13,500 hombres -incluyendo la
XVIII división aerotransportada del general Ann Dunwoody- fueron
movilizados. Las islas de San Nicola y San Clemente, frente a las
costas de California, y el desierto de Nevada habían sido evacuados
con vistas a su uso como teatro de operaciones. Este derroche de
medios exigió un presupuesto de 235 millones de dólares.
De
formas más satisfactoria, se puso a prueba la eficacia del cuartel
general móvil del Comando Central (CENTCOM) durante las maniobras «Mirada
Interior» (Internal Look) que se desarrollaron del 9 al 17 de
diciembre de 2002 en varios Estados del Golfo Arábigo-Pérsico. Ese
centro de comando táctico (Tactical Operation Center - TOC) se
compone de contenedores concebidos para ser transportados por avión.
Lo
fabricó Raytheon en la instalación industrial de Saint-Petersbourg,
en la Florida (EEUU). En realidad, la entrega de este centro se retrasó
gravemente por problemas de concepción electrónica, las maniobras
tuvieron que ser pospuestas por dos meses y, por consiguiente, la
guerra también. Los módulos, que incluyen salas repletas de material
informático, por fin pudieron ser ensamblados en tres semanas en la
base de Al Sayliyah, en Qatar.
El
sistema está conectado vía satélite al Comando Central, que se
encuentra en la base de MacDill, en Tampa (Florida). Esto permite no
solamente monitorear el conjunto de fuerzas presentes en el teatro de
operaciones sino también realizar videoconferencias entre los
diferentes cuarteles generales mediante la utilización de canales
seguros.
2003:
neutralización de la ONU y de la opinión mundial
Mientras
que el dispositivo se despliega inexorablemente, un montaje mediático
y diplomático fabrica meticulosamente el pretexto para la guerra: la
propaganda estadounidense desacredita el trabajo de los inspectores de
la ONU encargados de verificar el desarme de Irak e inventa después
una supuesta amenaza.
Responsables
del Pentágono explican, a puertas cerradas, ante la mayoría de los
senadores que Saddam Hussein dispone de drones [Aviones sin piloto
dirigidos por control remoto. Nota del Traductor] capaces de atacar la
costa este de Estados Unidos con armas biológicas o químicas. El
Departamento de Seguridad de la Patria alerta a la población y
exhorta a cada familia a prepararse para la guerra acumulando
provisiones y equipándose con el material adecuado.
El
gobierno de Sharon distribuye máscaras antigases y un equipamiento de
supervivencia a la población israelí mientras que Tony Blair afirma
que el arsenal iraquí puede ser puesto en posición de ataque en 45
minutos.
Para
neutralizar a la ONU, Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia no
vacilan en recurrir a todo tipo de acciones ilegales. Estos países
establecen un sistema de espionaje electrónico de las comunicaciones
del secretario general de la ONU, de sus inspectores en desarme y de
las diferentes delegaciones diplomáticas de los países miembros del
Consejo de Seguridad [20].
El
secretario de Estado, Colin L. Powell, pronuncia personalmente un
largo discurso ante el Consejo de Seguridad profiriendo con aplomo las
mentiras más descaradas [21].
Mientras
tanto, como si los crímenes de Saddam Hussein no bastaran, la
propaganda convierte al déspota de Bagdad en un nuevo Hitler [22]. Se
le presenta como el único responsable de la guerra contra Irán,
guerra que emprendió sin embargo por cuenta de Estados Unidos contra
la revolución de Khomeiny, y de la guerra contra Kuwait, país que el
propio Washington le impulsó a anexar.
Se
le atribuyen todo tipo de crímenes, incluso el de genocidio. El drama
de Halabja, provocado por el desplazamiento de gases de combate
durante el transcurso de una batalla, es presentado como una masacre
deliberada de civiles kurdos [23].
En
definitiva, el presidente George W. Bush anuncia, el 19 de marzo de
2003 que la guerra ha comenzado: «Las fuerzas de Estados Unidos y de
la coalición se encuentran en la primera fase de operaciones
militares destinadas a desarmar Irak, a liberar a su pueblo y a
defender el mundo de un gran peligro» [24].
En
realidad, no hay armas de destrucción masiva que confiscar en Irak,
derrocar un tirano para colonizar un país no es una misión
liberadora y el mundo no corría ningún peligro. La operación se había
decidido hacia cinco años y los preparativos estaban en marcha desde
entonces.
Notas:
(*)
Periodista y escritor, presidente de la Red Voltaire y de la sección
francesa Réseau Voltaire con sede en París, Francia. Es el autor de La
gran impostura y del Pentagate
[1]
Cf. Open Letter to President Clinton, PNAC, 26 de enero de 1998.
[2]
Cf. Open Letter to Newt Gingrich and Trent Lott, PNAC, 29 de mayo de
1998.
[3]
Audiencias de Ahmed Chalabi, Richard Hass, Zalmay Khalilzad y James
Woolsey: Can Saddam Be Overthown? Senate Committee on Foreign
Relations, Subcommittee on Near Eastern and South Asian Affairs, 105th
Congress, 2d Session, 2 de marzo de 1998.
[4]
Iraq Liberation Act, S. 2525, 105th Congress, 2d Session, 29 de
septiembre de 1998.
[5]
«U.S. Gives Go-Ahead To Iraqi Opposition» por John Lancaster, in
Washington Post del 14 de enero de 2001.
[6]
«The Rollback Fantasy» por Daniel Byman, Kenneth Pollack y Gideon
Rose, Foreign Affairs, enero-febrero de 1999.
[7]
«Pentagon Briefs Bush on Iraq» por Eric Schmitt y James Dao, in New
York Times del 10 de enero de 2001.
[8]
«Iraqi Foes to Get Aid from U.S.» por Alan Sipress, in Washington
Post del 2 de febrero de 2001.
[9]
Wayne Downing se convertirá en jefe de la lucha antiterrorista después
del 11 de septiembre de 2001.
[10]
Iraqi Rebels to Get Special Weapons por Eli J. Lake, UPI, 12 de
febrero de 2001.
[11]
«Powell’s Staff to Look at Iraq», in Washington Post del 26 de
enero de 2001.
[12]
«Saddam Has Made Two Atomic Bombs» por Jessica Berry, in Sunday
Telegraph del 29 de enero de 2001.
[13]
«Nouvelles opérations américano-britanniques en Irak» por Patrice
de Beer, in Le Monde del 19 de febrero de 2001.
[14]
Cf. Memorando dirigido al secretario Paul O’Neill, 31 de enero de
2001.
[15]
El 28 de diciembre de 2001, la Comunidad Económica de Asia Central se
convierte en la Organización de Cooperación de Asia Central (Central
Asian Cooperation Organization - CACO) a la que pertenece actualmente
Tayikistán. El uzbeco Islam Karimov es el presidente de esta
organización.
[16]
«U.S. Decision On Iraq Has Puzzling Past» por Glenn Kessler, in
Washington Post del 12 de enero de 2003.
[17]
El general Privratsky se retiró el 17 de octubre de 2002. Fue
reemplazado por el brigadier general Ann Dunwoody, que comanda hasta
la fecha la XVIII división aerotransportada de Fort Bragg.
[18]
Cf. La grande simulation de la guerre en Irak, Apocalypse Tomorrow por
Tom Saint-Pierre, in reseauvoltaire.net del 26 de septiembre de 2002.
[19]
Lea Opérations psychologiques: conditionnement des familles états-uniennes
por Jack Naffair, reseauvoltaire.net, 19 de febrero de 2003.
[20]
Cf. Washington et Londres placent l’ONU sur écoutes por Thom
Saint-Pierre, reseauvoltaire.net, 4 de marzo de 2003.
[21]
Cf. Discours intégral de Colin L. Powell sur la menace irakienne au
Conseil de sécurité, 5 de febrero de 2003.
[22]
Cf. Huit légendes médiatiques sur l’Irak por Jack Naffair,
reseauvoltaire.net del 13 de marzo de 2003.
[23]
Leer Crime de guerre ou acte de guerre?, resúmen de una tribuna de
Stephen C. Pelletiere, in Tribunes libres internationales,
reseauvoltaire.net del 31 de enero de 2003, y Blanchiment d’information:
l’info qui ne gêne pas Libé por Jack Naffair, reseauvoltaire.net,
17 de febrero de 2003.
[24]
Cf. Allocution du président George W. Bush, 19 de marzo de 2003.
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