Entrevista de la publicación belga
Solidaire con el periodista estadounidense independiente Dahr
Jamail (*)
"El 80% de la población apoya
a la resistencia. Sólo el 5 % que se beneficia de la ocupación
defiende a la Coalición"
Por Inge van de Merlen (Solidaire)
Tomado de rebelion.org y traducido
por Beatriz Morales Bastos
CSCAweb, 06/04/05
Dahr Jamail ha realizado cuatro
viajes a Iraq. Es uno de los pocos periodistas occidentales que
escribe con total independencia reportajes sobre la vida bajo la
ocupación. Para él, EEUU ha perdido todo crédito entre la población
iraquí, que en un 80% apoya a la guerrilla y sólo un 5% que se
beneficia de la ocupación defiende tanto al gobierno colaboracionista
como la política que sustenta la denominada "coalición".
Mientras que la mayoría de los
periodistas occidentales están "encamados" en el ejército
de ocupación, Dahr Jamail continúa con su trabajo de periodista
independiente en Iraq. Creció en Huston, Texas, donde estudió
comunicación oral. Sus viajes a varios países del tercer mundo y las
conversaciones que mantuvo con un amigo paralítico al que durante un
tiempo estuvo cuidando despertaron su conciencia política. El robo de
la presidencia de Estados Unidos [durante les elecciones] de 2000 y la
respuesta militar a los atentados del 11 de septiembre un año después
le decidieron a pasar a la acción. Empezó a trabajar como periodista
free lance para varios periódicos. Así, ha colaborado con el
semanario alternativo The New Standard de Anchorage, en Alaska.
Cuando la redacción de este periódico se tuvo que enfrentar a las
limitaciones impuestas por las autoridades estadounidenses a la prensa
Dahr Jamail decidió, en noviembre de 2003, viajar por primera vez al
Iraq ocupado. Su objetivo era informar sobre lo que realmente está
viviendo hoy el pueblo iraquí. (1)
Durante la ocupación
estadounidense permaneció unos siete meses en Iraq, ¿en qué
periodos exactamente?
Mi primer viaje a Iraq fue del 24
de noviembre de 2003 al 28 de enero de 2004. Después estuve del 4 de
abril al 27 de junio. Mi último viaje, durante el segundo asedio de
Faluya, fue del 4 de noviembre al 12 de diciembre.
Cuando cayó Bagdad durante la
primavera de 2003 los media occidentales no dejaron de mostrar imágenes
de iraquíes festejando exultantes la victoria del ejército
estadounidense sobre el régimen de Sadam. ¿Qué impresión tuvo la
primera vez que estuvo en Iraq?
Se puede decir que ya en noviembre
de 2003 la gente ya estaba muy decepcionada porque no veían gran cosa
de la reconstrucción. Para entonces la mayoría de los ciudadanos ya
no creía que los estadounidenses hubieran venido a ayudarles. La
mayoría de los sunnitas estaba extremadamente enfadada con la ocupación.
Los kurdos, que tenían mejores relaciones con EEUU, han seguido
creyendo en su independencia de una forma más bien apática.
Solamente aquellos que de una u otra forma se han aprovechado de la
ocupación -como mucho, el 5% de la población- han apoyado a las
fuerzas de la Coalición.
¿Y cómo ha ido evolucionando la
actitud de los iraquíes respecto a la ocupación?
Al principio de la invasión las
tropas de la Coalición todavía tenían el apoyo de las personas que
habían estado oprimidas durante el régimen de Sadam. También hubo
muchos que se sintieron aliviados cuando éste fue arrestado. Pero las
tropas de la ocupación ya habían cometido errores demasiado graves
como para poder seguir contando con el apoyo de la población. En
abril de 2004 hice una entrevista a un combatiente muyaidín que en un
primer momento se había alegrado de la caída de Sadam. Incluso había
recibido al ejército estadounidense con los brazos abiertos. Pero al
cabo de unos meses, cuando cayó en la cuenta de que habían muerto
muchos iraquíes, o que habían sido atacados en sus propias casas y
que se habían producido muchas detenciones inútiles, su entusiasmo
ya se había enfriado considerablemente. Además, no parecía que la
reconstrucción avanzara y la mayoría de los iraquíes ya no tenían
trabajo. La gente constataba que el gobierno estadounidense no cumplía
sus promesas. Esto es lo que les decidió a tomar las armas contra el
ocupante.
Hoy, después de más de 100.000 víctimas
iraquíes, después del escándalo de Abu Ghraib (la prisión de
Bagdad en la que los estadounidenses se entregaron a torturas y
humillaciones contra los prisioneros iraquíes, NdlR) y de dos asaltos
particularmente sangrantes contra Faluya, la resistencia a la ocupación
se ha hecho general. Casi cada iraquí tiene un pariente o amigo que
ha sido encarcelado o asesinado por el ejército estadounidense. EEUU
ha perdido ya toda credibilidad. Esta es la razón por la que el 80%
de los iraquíes ya no tolera la ocupación.
¿Cómo se desarrolla la comunicación
entre las tropas de ocupación, sus colaboradores iraquíes y el
pueblo?
El ejército estadounidense manda
tanto a la Guardia Nacional Iraquí (GNI) como a la policía iraquí.
A veces el ejército entra en una comisaría de policía y dice:
"Tomamos el mando". Y la policía no puede hacer nada en
contra. Su único mensaje es esperar a que los estadounidenses se
vayan. Igualmente los militares estadounidenses utilizan a los iraquíes
como escudos humanos. La mayoría de las veces son los iraquíes
quienes tienen que hacer el trabajo sucio. Las unidades
estadounidenses no disponen de los traductores necesarios y eso hace
que la comunicación con la GNI y la policía sea muy difícil.
Naturalmente, este problema lingüístico
se hace sentir también en los contactos con la población.
Evidentemente, los estadounidenses que atacan una casa en la que hay
iraquíes no comprenden a los civiles iraquíes y a la inversa. Debido
a este obstáculo de la lengua, si los iraquíes no siguen exactamente
las órdenes muchas veces los soldados lo interpretan como
desobediencia, lo que les convierte en sospechosos. Así es como ya
han sido asesinados o arrestados una gran cantidad de civiles
inocentes.
No existe el menor contacto entre
la población y la mayoría de los soldados estadounidenses. El ejército
estadounidense tiene todo el poder en sus manos y hay que ir a buscar
bien lejos para encontrar algo de justicia. Pero de hecho la población
odia más a los miembros de la GNI , y más aún a la policía, que al
propio ejército estadounidense. Esto se debe a que son
colaboracionistas. Como traicionan a su propio pueblo en absoluto
pueden esperar que se les respete. La mayoría de los iraquíes los
llama los "ladrones".
¿Cómo describiría usted la catástrofe
humanitaria que se está produciendo en Iraq?
Excepto el Kurdistán, la mayor
parte del país no es más que ruinas y escombros. Sin embargo, el
grado de destrucción difiere de un lugar a otro. Hay un 70% de
parados. Los aprovisionamientos de víveres ya no son eficaces. Si no
existieran estos aprovisionamientos, que se iniciaron en la época de
las sanciones con el programa "Petróleo por alimentos" una
quinta pare de la población moriría, simplemente de hambre. La mayor
parte del tiempo la gente no tiene electricidad ni calefacción.
Enfermedades como la gripe o la neumonía han aumentado enormemente.
La empresa estadounidense Bechtel (2), que al iniciarse la
guerra se embolsó los contratos de reestablecimiento de la
infraestructura del agua, apenas respeta su contrato. A consecuencia
de ello la mayoría de los iraquíes padecen cólera, tifus, diarrea y
cálculos renales. Los que han huido de Faluya no poseen absolutamente
nada. Por así decirlo, hay más ONG´s activas en Iraq. Por todas
partes se ven refugiados y su numero aumenta con cada ofensiva del ejército
estadounidense.
¿Qué imagen tiene usted de la
resistencia?
Como dije antes, aproximadamente el
80% de la población apoya a la resistencia. Este puede ser un apoyo
de tipo moral o práctico, como dinero, comida, o alojamiento. El núcleo
de la resistencia estuvo constituido en un principio por ex-miembros
del ejército iraquí, disuelto por Bremer. Pero hoy cada vez más la
resistencia se compone de personas que quieren vengarse porque los
estadounidense han asesinado a miembros de su familia. Así, se pueden
reconocer diferentes grupos en el seno de la resistencia. La mayoría
de los resistentes son sunnitas. Pero también los chiítas se han
levantado varias veces, como en Najaf, Sadr City y Kerbala. Los
sunnitas y los chiítas no luchan juntos, pero si es necesario se
apoyan mutuamente. Y cuando en abril de 2004 los ocupantes asediaron
Najaf, los combatientes sunnitas dieron armas y entrenaron a la
resistencia chiíta. Además, las tropas estadounidenses han
renunciado a asegurar las fronteras y de ahí el que muchos
combatientes extranjeros hayan podido entrar el Iraq. Todavía no he
podido hablar con nadie que asegurara ser miembro del grupo de al-Zarqawi
(el grupo vinculado a al-Qaeda, considerado responsable de los
atentados y de los secuestros, NdlR). Es muy posible que al-Zarqawi ni
siquiera exista. No existe ninguna prueba que sustente las acusaciones
contra él y las informaciones respecto a él son muy contradictorias.
Entre los resistentes a los que he
entrevistado hasta el momento nadie me ha declarado tener nada que ver
con los sangrantes atentados con coches bomba. Uno de ellos me dijo
que si tiene que explotar un coche, lo hacen muy temprano para limitar
al máximo el riesgo de víctimas civiles. Los atentados violentos de
los que tanto hablan los media, son obra más bien de grupos
terroristas.
Como ambos tiene el mismo objetivo,
EEUU, se confunde muy rápido a estos terroristas con la resistencia.
Sin embargo utilizan tácticas diferentes. La resistencia lleva a cabo
una guerra de guerrilla y tiene objetivos militares. En cambio los
terroristas hacen muchas víctimas civiles con sus coches bomba. Las
horribles decapitaciones y los secuestros están en la misma línea.
En el caso de los secuestros hay que preguntarse a quién benefician.
Secuestrando a personas que ayudan a los iraquíes la resistencia
perdería un gran apoyo entre el pueblo. Los únicos que se benefician
de los secuestros son los ocupantes ya que estos les proporcionan la
ocasión de justificar su presencia en Iraq. (...)
¿Cómo cree que va a evolucionar
la vida cotidiana de los iraquíes?
Se augura muy mal. Me parece
imposible cualquier tipo de mejora mientras el ejército
estadounidense continúe con la ocupación. Las condiciones de vida
empeoran cada día. La violencia aumenta constantemente. El paro sigue
creciendo, las infraestructuras han sido destruidas. La vida esta
hecha de sufrimiento, de inseguridad y de caos. No veo como podría
cambiar esto mientras el ejercito estadounidense continúe en el país.
¿Hay algo que pueda hacer la
población belga para ayudar a los iraquíes?
¡Claro que sí! En primer lugar,
toda ayuda financiera y médica que llegue a través de las ONGs es
bienvenida. Es importante que continúen activas las pocas ONGs que
permanecen en Iraq. Pero también se puede ayudar directamente a los
iraquíes no apoyando al imperio estadounidense. Así, se pueden
boicotear los productos estadounidenses y, lo que sin duda es más
importante aún, se puede obligar de distintas maneras a los propios
gobiernos a adoptar un punto de vista firme y claro contra la política
estadounidense en Iraq.
Notas:
1. www.dahrjamailiraq.com
2. "Public Citizen & Jamail D., Bechtel's dry run. Iraqis
suffer water crisis". Abril 2004.
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