“Los
militares estadounidenses... lo que consiguen es extender la
resistencia a otras áreas”
La
ocupación y la resistencia en Iraq
Entrevista
a Dahr Jamail (*)
Por
Eric Ruder (**), Zmag.org, 02/04/05
Reproducido
por IraqSolidaridad, 12/04/05
Traducción
de Sinfo Fernández
Eric
Ruder (E.R.): Tus informes han aportado una visión
radicalmente distinta de lo que está pasando en Iraq comparada con la
que ofrecen otros medios de comunicación. ¿Puedes hablarnos de lo
que presenciaste?
Dahr
Jamail (D.J.): Había hecho antes algún trabajo de periodismo
–no demasiado– y observaba las discrepancias que aparecían en los
reportajes hechos aquí en EEUU por los principales medios de
comunicación y los periodistas independientes, entre los medios
alternativos y los medios extranjeros. Me fueron conturbando más y más
las enormes diferencias y por eso decidí dirigirme a Iraq para
informar por mí mismo. Mi primer viaje tuvo lugar en noviembre de
2003.
Estuve
en Faluya un par de días durante el asedio de abril del pasado año y
después regresé varias veces en mayo para informar sobre lo que
ocurría. Pero no fui en noviembre porque los militares
estadounidenses acordonaron la ciudad y hasta ahora mantienen aún ese
bloqueo. No permiten que haya ningún periodista allí. He estado
consiguiendo la información entrevistando a refugiados o a través de
algunos colegas que han entrado y salido de la ciudad varias veces.
La
vida allí es ahora espantosa. Al menos el 65% de los edificios han
sido bombardeados hasta quedar reducidos a escombros, y los que
resisten en pie están seriamente dañados. No hay agua, no hay
electricidad y, por supuesto, no hay trabajo. Y cuando la gente
regresa a la ciudad, tiene que pasar por un registro de retina y
huellas dactilares, y una vez que han pasado por eso les facilitan una
tarjeta de identificación.
Entonces
llegan hasta la ciudad para ver lo que queda de sus hogares, con una
situación realmente terrible, en la que los militares continúan
controlándolo todo. Hay francotiradores por doquier y las ambulancias
todavía no pueden circular –aún siguen siendo objetivos para los
militares. El único hospital en activo (el Hospital Central de Faluya)
apenas funciona porque la gente tiene que atravesar varios controles
para poder llegar hasta allí.
La
vida en Faluya es realmente una historia del horror. La mayor parte de
sus residentes se han convertido en refugiados y continuarán estando
en esa situación durante bastante tiempo más. Están dispersos por
pueblos pequeños cercanos a Faluya, también en Bagdad y en otras
ciudades. Las últimas estimaciones que escuché hablaban de que únicamente
unas 25.000 personas –quizá unas cuantas más– habían retornado
a una ciudad que una vez tuvo una población de [al menos] 350.000
personas.
E.R.:
Cuando EEUU anunció su asalto sobre Faluya, declaró que
su meta era arrancar a la resistencia de allí. ¿Puedes hablarnos
sobre ese objetivo que se habían fijado y sobre si lo han conseguido?
D.J.:
Escuché que había habido fundamentalmente dos razones para
llegar y hacer lo que hicieron en Faluya: la que has mencionado así
como otro objetivo primordial: proporcionar "seguridad y
estabilidad" para las elecciones del 30 de enero.
Lo
que sucedió fue que la mayor parte de los combatientes en la ciudad
la habían abandonado incluso antes de que empezara el asedio –hasta
los militares estadounidenses han admitido eso. De los aproximadamente
3.000 muertos, la gran mayoría eran civiles. Los militares declararon
Faluya zona de "fuego libre", queriendo significar que no
iban a distinguir entre civiles y combatientes, lo que es, desde
luego, una violación del derecho internacional en una ciudad donde
podía haber civiles.
En
cuanto a la consecución de ese objetivo de "arrancar a los
combatientes" y/o proporcionar "seguridad y
estabilidad" para las elecciones del 30 de enero, podemos ver que
no han conseguido nada. Han conseguido extender con gran eficacia la
resistencia por todo el país. Tenemos otra especie de situación mini–Faluya
en Ramadi, donde más que seccionar toda la ciudad y hacer lo mismo
que en Faluya, lo están llevando a cabo barrio a barrio. Está claro
que los combatientes que están allí cuando una barriada es atacada
se trasladan a otra diferente, y regresan a ella cuando los militares
se marchan para atacar otro sector.
Van
a tener que utilizar la misma estrategia en Samarra, Baquba, Bayi,
Mosul e incluso en algunas zonas de Bagdad. Es un tipo de estrategia
que los militares estadounidenses han estado usando casi desde el
principio de la ocupación, recurriendo a operativos de guerra
intensivos para luchar contra la resistencia. Pero al hacer eso, justo
lo que consiguen es extender la resistencia a otras áreas de
alrededor de la ciudad o del país, creando esencialmente más
resistencia.
E.R.:
Cuando dices que EEUU está consiguiendo extender la
resistencia, ¿es porque sus integrantes actuales van a otras ciudades
y empiezan a reclutar gente y a organizarse allí? O, ¿es porque los
horrores que EEUU ha causado han indignado tanto a la gente que se une
entonces a la resistencia?
D.J.:
Ambas cosas. La mayor parte de los combatientes saben cuándo EEUU
va a lanzar una nueva ofensiva y entonces se van. Es una guerra de
guerrillas. Algunos de los principios de ese arte militar consisten en
que tú no atacas cuando se espera que ataques y lo haces cuando no se
espera que lo hagas. No van a intentar ponerse en pie de igualdad con
la capacidad de los militares estadounidenses, por eso se marchan.
Además,
si tú y yo somos hermanos y estamos viviendo en una cultura
predominantemente tribal como es la de Iraq y alguien te mata, si yo
no vengo tu muerte, entonces deshonro a la familia. De esa manera,
cuando consideramos el hecho de que alrededor de 100.000 iraquíes han
muerto durante la ocupación –la gran mayoría de ellos a manos de
las fuerzas de ocupación– sólo hay que hacer un cálculo matemático
sencillo para saber cuánta gente hay en la resistencia.
E.R.:
La semana pasada hubo declaraciones triunfales de oficiales
estadounidenses sobre un asalto a un campamento insurgente dirigido
por fuerzas terrestres iraquíes con apoyo aéreo de EEUU. ¿Piensas
que esto supone un nuevo giro en la ocupación?
D.J.:
No, pienso que es una vieja táctica propagandística que está siendo
utilizada por los militares estadounidenses en Iraq y que está siendo
pregonada por los medios de comunicación aquí en EEUU. Estamos ya
viendo discrepancias enormes en los informes sobre esa situación.
Es
parecido a lo que ocurrió en Samarra con una situación de la que
informé en diciembre de 2003, en la que los militares estadounidenses
afirmaron que habían sido atacados por un gran contingente de la
resistencia y que habían matado a 48. Entonces, de forma mágica, la
cifra subió durante la noche a 54. Salí para Samarra para informar
por mí mismo sobre el incidente. Entrevisté a los doctores en el
hospital. Fui al depósito de cadáveres. Entrevisté a civiles que
habían presenciado los hechos. Todos dijeron que había habido ocho
muertos y que eran todos civiles. Era simplemente una pantalla de humo
propagandística lanzada por los militares para tratar de encubrir el
hecho de habían cometido una equivocación, de que habían sido
atacados y habían matado a algunos civiles.
Ahora,
sobre la situación que mencionabas, inicialmente Reuters informó
de que comandos del gobierno iraquí habían atacado un campamento
aislado situado a 160 kilómetros al norte de Bagdad. Pero hubo
discrepancias con informes diferentes procedentes tanto de los
militares como de Reuters, de Associated Press, de la Agencia
France Presse, que no coincidían en el lugar donde habían
ocurrido los hechos, cuándo exactamente había ocurrido y cuánta
gente había muerto.
Hay
mucha confusión, y va a llevar algún tiempo conseguir una información
veraz. Pero ya está bastante claro que la verdad será bastante
diferente de la información inicial ofrecida por los militares.
E.R.:
Mientras tanto, uno de los hechos que los medios
estadounidenses no están recogiendo es el cada vez más frecuente
recurso al bombardeo en Iraq por EEUU.
D.J.:
Ese es un punto muy importante. Es, claramente, uno de los asuntos
de los que menos se habla sobre Iraq. Se están realizando a diario
muchas misiones aéreas y se están lanzando inmensas cantidades de
bombas. En efecto, la gran mayoría de civiles iraquíes que han
muerto ha sido como resultado de los lanzamientos de bombas por los
aviones de combate estadounidenses. Por ejemplo, en Faluya, es
bastante seguro decir que un gran porcentaje de los 3.000 muertos allí
lo fueron a causa de los aviones de combate de EEUU. No puedo decirte
cuántos informes escuché de discusiones entre refugiados sobre
cuantas casas enteras, cuántos bloques enteros de casas fueron
bombardeados, hasta desaparecer del paisaje, por los aviones de
combate estadounidenses. Todavía hoy, los cuerpos yacen bajo los
escombros de las casas por esa razón.
Esa
es sin duda la causa que provoca mayor número de víctimas civiles.
Creen que están bombardeando combatientes, y hacen eso porque piensan
que al hacerlo están enviando el mensaje de que si continúas
resistiendo la ocupación serás bombardeado y todo lo que esté a tu
alrededor será asimismo bombardeado. Es una forma de castigo
colectivo, y lo que se intenta claramente es enviar un mensaje nítido
de que si tocas a los militares estadounidenses, tú y cualquiera que
esté alrededor tuyo va ser borrado del mapa. En la mayor parte de los
casos, cuando esas bombas caen, es a los civiles a quienes les caen
encima, no a los combatientes.
Por
ejemplo, varias personas me informaron del modo en que los militares
estadounidenses estuvieron consiguiendo información de inteligencia
sobre dónde bombardear en Faluya antes de sitiar la ciudad en
noviembre, y fue que cualquier iraquí podía literalmente llegar
hasta la base de EEUU en las afueras de Faluya y decir: "Sí, en
esta casa hay un combatiente". Les pagaban entre 100 y 500 dólares,
y entonces esa casa era bombardeada. A través de ese sistema hubo
gente que ajustó viejas cuentas y que logró hacerse con algún
dinero. Por otra parte, desde luego, algunas veces tenían razón. Había
combatientes allí y resultaban muertos. Pero lo más frecuente, como
puedes imaginar, es que ese no fuese el caso.
E.R.:
La administración Bush dice que las elecciones iraquíes
muestran que la "democracia está en marcha", y que esto es
justificación suficiente para la invasión y la ocupación.
D.J.:
No creo que podamos hablar de que hay democracia en Iraq sólo porque
ha habido una votación o algo parecido a unas elecciones. Unas
elecciones no significan democracia: democracia significa que el
gobierno está cumpliendo la voluntad del pueblo que ha votado. Y en
absoluto eso está sucediendo en Iraq. Si vamos a medir los éxitos en
Iraq, creo que podríamos medir cuántas promesas de la administración
Bush se han hecho realidad sobre el terreno. Promesas tales como
llevar trabajo y una mejor vida a los iraquíes. Como permitirles
reconstruir su país. Y como dejarles tener un gobierno verdaderamente
representativo un gobierno fruto de su elección.
Nada
de eso ha sucedido. El abastecimiento de electricidad sigue estando
por debajo de los niveles de antes de la guerra, al igual que la
cantidad de petróleo que está siendo bombeado. La seguridad es una
abominación. Hay crisis de gasolina en Iraq, algo que nunca antes había
ocurrido. La gente tiene que luchar cada día para obtenerla. En cada
sector que puedas considerar, las cosas están ahora peor en Iraq que
antes de la invasión. Ya son dos años de ocupación y ha habido
tiempo suficiente para que EEUU actuara conjuntamente e intentara
proporcionar algunas de esas cosas.
La
gente me pregunta, "¿Qué son todas esas historias de éxitos?,
o ¿qué cosas positivas hemos conseguido?". He escuchado decir a
los iraquíes que la única cosa buena que ha llevado la invasión es
el hecho de que Sadam Husein haya sido eliminado. Pero junto a eso
–y aquí estoy citando a los iraquíes– en todos los demás
aspectos, las cosas van peor desde la invasión.
E.R.:
Un aspecto del alcance de los principales medios de
comunicación ha sido la propagación de la idea de que hay un
antagonismo profundamente enraizado entre los musulmanes sunníes y
shi'íes. ¿Piensas que Iraq camina hacia una guerra civil?
D.J.:
Los medios occidentales aparecen claramente anclados en esa
amenaza de guerra civil entre shi'íes y sunníes. Hay algunos políticos
y algunos dirigentes religiosos en Iraq que piensan que puede ser una
posibilidad, pero hay otra mucha gente (y ciertamente la gente normal
que he entrevistado) que me dijeron: "No, no hay tal amenaza.
Nunca hemos tenido una guerra civil". En efecto, cuando le
preguntaba a la gente si eran shi'íes o sunníes, la respuesta más
frecuente era: "Soy musulmán y soy iraquí".
Otro
aspecto a tener en cuenta es que Iraq es una cultura primariamente
tribal. Muchas de estas tribus son parcialmente shi'es y sunníes, y
por eso hay tantos matrimonios entre ellos. Cuando les preguntaba qué
pensaban sobre el riesgo de una guerra civil, la gente bromeaba
conmigo, "Oh, ¿guerra civil? ¿Eso significa que tendría que
atacar a mi mujer?". Se reían de la pregunta.
*
Dahr Jamail ha pasado ocho meses trabajando en Iraq como
periodista independiente. Al ser uno de los pocos periodistas que no
iban “empotrados” con las fuerzas estadounidenses, sus informes
han conseguido gran reconocimiento al suponer una mirada libre sobre
la vida bajo la ocupación. En la actualidad, Jamail ha vuelto a EEUU
para hacer una gira dando conferencias por varias ciudades de la costa
oeste acerca de la destrucción desatada por el ejército de Estados
Unidos en Iraq a lo largo de dos años de ocupación.
**
Eric Ruder es redactor de Socialist Workers.
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