El
debate interno sobre los atentados indiscriminados y sectarios
¿Quién
mata a quién en Iraq y por qué?
Por
Carlos Varea y Pedro Rojo (*)
Delegación
de la CEOSI en Iraq
IraqSolidaridad,
09/06/05
"El debate prosigue en el seno de la sociedad iraquí
y de sus organizaciones anti–ocupación, demostrando su madurez política
y la complejidad de la situación interna. Pero sea o no real su
implicación directa en atentados indiscriminados o sectarios, lo
cierto es que los ocupantes y las instancias iraquíes
colaboracionistas están claramente interesados en presentar –y
transformar– un conflicto de naturaleza antiimperialista como
civil."
El
pasado jueves, 2 de junio, el ministro iraquí de Interior, Bayan Jabr,
daba la primera cifra oficial del número de civiles muertos por
atentados y acciones atribuidos a la resistencia en los últimos 18
meses: 12.000 iraquíes, de los cuales 10.500 serían ciudadanos de
confesión chiíes. No se ha especificado cuántos de estos muertos
son miembros de los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes,
concretamente de la Policía y la Guardia Nacional, el nuevo ejército
iraquí [1].
Cabría
recordar que tan solo la cifra estimativa de muertos causados por los
ocupantes en su asalto a Faluya del pasado mes de noviembre bien podría
aproximarse a la aportada por el ministro de Interior, o que ésta sería
apenas la décima parte de la estimada en el estudio realizado por un
equipo de epidemiólogos de la Universidad John Hopkins de Baltimore
para un período de tiempo similar y para el conjunto del país [2],
estimación que no pudo incluir las áreas de más fuertes combates,
como Faluya. Pero lo cierto es que las autoridades de ocupación y las
nuevas instancias iraquíes no aportan datos sobre las víctimas
civiles ocasionadas por las fuerzas extranjeras o por los nuevos
cuerpos de seguridad iraquíes, una decisión impuesta en su día por
Paul Bremer al ministerio iraquí de Sanidad y que ha sido criticada
por instancias sanitarias internacionales [3].
No
se trata sin embargo de contraponer el número de víctimas de dos
supuestos bandos. La cuestión es ¿está la resistencia iraquí
matando premedita y masivamente civiles?
Resistencia y atentados indiscriminados
Durante
la visita a Iraq de la delegación de la Campaña Estatal contra la
Ocupación y por la Soberanía de Iraq – CEOSI (España) del pasado
mes de abril, en el transcurso de las entrevistas mantenidas por el
grupo con representantes de asociaciones civiles y sindicatos,
entidades comunitarias y partidos políticos, cuadros de la
resistencia, personalidades y profesionales de distintos ámbitos [4],
las consideraciones sobre los atentados indiscriminados y masivos que
sufre Iraq a diario, además de ser ampliamente coincidentes, nos
permitieron apreciar un debate muy maduro sobre la metodología, los
objetivos y la dinámica de la actividad armada.
Sobre
la metodología, nuestros interlocutores indicaban que los ataques
indiscriminados no debían ser considerados obra de la resistencia,
que por norma no recurre a los atentados suicidas con coches–bomba
[5]. La autoría de este tipo de acciones de alto coste en vidas de
civiles iraquíes cabe adjudicarla a tres elementos, siempre según
las consideraciones recogidas en Iraq: corrientes islamistas radicales
no integradas en la resistencia, a los propios ocupantes e instancias
iraquíes asociadas a aquellos, y a determinados países de la región.
En
primer lugar, algunos atentados son obra ciertamente de las corrientes
denominadas taqfiristas (anatematizadores) wahabitas, es decir,
corrientes islamistas radicales de yihadistas mayoritariamente
extranjeros, no necesariamente asociados a Al Qaeda o la red de al–Zarqawi
(sobre cuya existencia real hay muchas dudas en el interior de Iraq),
que consideran al conjunto de la sociedad como apóstata de su fe, por
cuanto no siguen adecuadamente los preceptos de su religión y de la
Yihad. Ello determina que estos grupos no reparen en el coste de vidas
humanas que acarrean sus acciones contra los nuevos cuerpos de
seguridad iraquíes.
A
estos grupos cabe adjudicar por ello algunos de los reiterados ataques
contra las colas de reclutamiento o los centros policiales (menos de
la Guardia Nacional, mucho más protegidos) perpetrados en barrios
populares de Bagdad, Hila y otras ciudades del país, sin que ello
suponga un ataque premeditado contra una determinada comunidad
religiosa.
Según
declaraciones recogidas en Iraq, no hay relaciones de coordinación
entre los sectores nacionalistas e islamistas integrados en la
resistencia iraquí y estos grupos taqfiristas, cuyas discrepancias se
agudizaron respecto al asalto a la crisis de Faluya de noviembre y el
previsible asalto estadounidense [6]. Tras ello, de nuevo,
valoraciones contrapuestas respecto a las consecuencias para los
civiles de la actividad armada.
Ataques sectarios y la lógica de los ocupantes
A
partir de los primeros meses de 2004 comienzan a multiplicarse ataques
específicos contra determinadas comunidades religiosas,
particularmente la chií y la cristiana, pero igualmente contra la
sunní, como el perpetrado el sábado pasado en Bagdad contra una
celebración sufí [7].
Si
algunos de estos ataques son atribuidos igualmente a corrientes
islamistas radicales de yihadistas iraquíes o de otros países,
integrados o no en Ansar al–Sunna y la red de al–Zarqawi, en el
interior del país se considera que su lógica y autoría responden
predominantemente a la determinación de los ocupantes y de las
instancias iraquíes por ellos instaurados de transformar una guerra
de liberación en una guerra civil, con el doble objetivo de
justificar su continuidad en el país y desprestigiar la actividad
armada insurgente. Parte del movimiento internacional contra la guerra
está siendo sensible a esta argumentación, aquélla que pretende
justificar la prolongación de la presencia de las fuerzas de ocupación
en Iraq ante el peligro del estallido de una sangrienta confrontación
interna si éstas se retirasen de manera inmediata.
También
a los propios ocupantes y a las nuevas autoridades iraquíes, además
de a mafias económicas, se les atribuye en Iraq los secuestros y
asesinatos de periodistas independientes y miembros de organizaciones
internacionales, como fue el caso de la ciudadana iraquí y británica
Margaret Hasan. Su objetivo es claro: cerrar Iraq a la información y
el compromiso internacionales.
Israel, Irán, Arabia Saudí
Por
último, nuestros interlocutores introducen un tercer grupo de sujetos
que podrían estar promoviendo los ataques indiscriminados y
sectarios: servicios secretos y gobiernos de algunos de los países de
la región, en concreto, Israel, Irán y Arabia Saudí.
A
Israel se le atribuye principalmente los recurrentes asesinatos
selectivos de intelectuales, académicos y profesionales iraquíes.
Además,
una importante discrepancia con los estadounidense podría animar a
los israelíes a perpetrar o propiciar atentados masivos, mientras
profundizan su relación con el movimiento kurdo–iraquí [8]:
Israel, a diferencia de EEUU, no quiere que Iraq se estabilice, pues
podría determinar la emergencia de una potencia rival árabe que
cuestionara su pretensión de ser el eje económico de un Oriente
Medio finalmente insertado, gracias a la guerra contra Iraq, en la
economía capitalista mundializada.
Al
respecto, sigue siendo una incógnita qué grado de debilitamiento
estratégico, de desestructuración social y desmembramiento
territorial de Iraq ha sido premeditadamente inducido por la
Administración Bush para dominar el país y cuánto se debe ya a
haber perdido –precisamente– el control de la situación interna
iraquí.
Sería
la misma razón que animaría al otro "aliado tradicional"
de EEUU en la zona, Arabia Saudí, a desestabilizar Iraq, financiando,
como así se afirma, a los grupos que profesan la misma línea
ultraconservadora islámica de la monarquía de los Saud, el wahabismo,
la única corriente religiosa reprimida por ello durante la etapa de
Sadam Husein.
Arabia
Saudí desearía asimismo impedir una normalización de Iraq que, como
se llegó a afirmar tras el 11–S y antes de la invasión de este país
desde círculos estadounidenses, permitiera asentar en Bagdad un
gobierno liberal y pro–estadounidense que sustituyera a una
desprestigiada monarquía saudí en el papel de gestor mundial del
mercado petrolífero –papel que lleva desempeñando desde el término
de la Segunda Guerra Mundial: Iraq, no ya Arabia Saudí, albergaría
las primeras reservas mundiales de petróleo, tras un cuarto de siglo
de no haber podido explotarlas intensivamente.
Finalmente,
Irán aparece también insistentemente entre los sujetos regionales
que podrían estar implicados en ataques indiscriminados y sectarios,
particularmente los sufridos recurrentemente por la comunidad chií.
Tras esta implicación de determinadas corrientes del clero iraní
estaría la alternativa de convertirse en el gestor privilegiado ante
EEUU de la crisis iraquí –y, con ello, su inevitable interlocutor
regional– o la de promover una división efectiva de Iraq que
hiciera bascular la zona sur y centro–sur de mayoría chií a su área
de influencia.
La
escisión administrativa de esta parte de Iraq no es tan ilusoria como
cabría imaginar, como vienen reiterando las autoridades locales de
las provincias de Maysan, Basora y Dhiqar [9]; de hecho, Basora estaría
ya bajo control efectivo de las milicias confesionales chiíes, según
recientes declaraciones del jefe de la policía de la ciudad al
corresponsal de The Guardian [10]. No en vano, los principales
interlocutores en Iraq de los ocupantes son desde hace tiempo las
formaciones confesionales chiíes del Congreso Supremo de la Revolución
Islámica en Iraq (CSRII) y al–Dawa, durante años asentadas y
dependientes de Teherán y ahora hegemónicas en las nuevas
instituciones surgidas de las elecciones del 30 de enero.
Una
gestión autónoma, pero asociada a los intereses de EEUU, de los dos
principales focos de producción petrolífera de Iraq, un norte étnicamente
kurdo y un sur confesionalmente chií, y el abandono de la zona centro
de Iraq, sunní y rebelde, a su suerte no es la más improbable salida
para el atolladero militar en el que se encuentran los estadounidenses
y satisfaría a la vez a distintos elementos internos y regionales. Si
se induce finalmente la confrontación intercomunitaria en Iraq el
desenlace sería sin duda éste.
Nuevos cuerpos de seguridad iraquíes
Un
ejemplo de este empeño combinado de varios agentes internos y
externos en favorecer el enfrentamiento civil en Iraq lo aportan los
sucesos recientes de Tal Afar, caracterizados por la prensa
internacional como enfrentamiento entre las comunidades sunní y la
chií de la ciudad, cuando su origen se debió al asesinato por
miembros de la resistencia del jefe local de la Policía, ciertamente
de confesión chií pero muerto por su particular sometimiento a los
ocupantes y su brutalidad contra sus conciudadanos. Tras ello, en
estos días un fuerte contingente estadounidense está procediendo al
asalto de la ciudad.
A
Irán se le acusa de estar introduciendo masivamente armas y
combatientes en zonas sensibles, como Tal Afar o en determinados
barrios de Bagdad. La continuidad de esta lógica de ruptura
intercomunitaria alimentada con los atentados masivos la estarían
dando las nuevas instancias iraquíes surgidas de las elecciones del
30 de enero y dominadas por la corriente confesional shií asociada a
los estadounidenses y a la vez con fuertes vínculos con Irán.
La
Asociación de Ulemas Musulmanes (AUM) acusaba este mes de mayo a las
milicias de las Brigadas Badr, el brazo armado del CSRII, de torturas
y asesinatos de ciudadanos y clérigos sunníes. La AUM había acusado
al recién designado gobierno Yaafari de recurrir a los nuevos cuerpos
de seguridad iraquíes, formados mayoritariamente por milicianos de
las Brigadas Badr y pesmerghas kurdos, para establecer un "estado
de terror" contra la comunidad arabo–sunní [11].
Durante
la estancia en Iraq de la delegación del Estado español, pudimos
apreciar el debate sobre los ataques a los nuevos cuerpos de seguridad
iraquíes, la Policía y la Guardia Nacional. El sábado 23 de abril
el grupo de la CEOSI mantuvo un encuentro con la AUM, la máxima
instancia sunní iraquí, fundada en mayo de 2003 e integrada en el
Congreso Fundacional Nacional Iraquí (CFNI). En la entrevista
participaron por parte de la AUM Abdelsalam al–Kubaysi, su
responsable de relaciones públicas y director del departamento de
Teología de la universidad al–Adan, y Muzzana Hani al–Dari,
director de comunicación de la Asociación y de su semanario, de una
tirada de 10.500 ejemplares. El encuentro se llevó a cabo en la
mezquita Um al–Qura, en Bagdad, sede de la AUM y cuyo recinto cuenta
con protección armada propia.
Durante
el encuentro se abordó la cuestión de los ataques indiscriminados
contra los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes, cuestión suscitada
entonces por la feuta (edicto religioso) emitido poco tiempo atrás
por algunos clérigos sunníes llamando al alistamiento de los
miembros de esta comunidad en la Policía y Guardia Nacional, y cuya
justificación fue la de impedir que los cuerpos de seguridad fueran
hegemonizados por milicianos de las formaciones vinculadas a los
ocupantes, como ya se ha dicho, esencialmente peshmergas kurdos y
miembros de las Brigadas Badr chiíes. El edicto había sido también
firmado por el sheij Samarrai, imán de la mezquita en la que nos
encontrábamos y miembro de la AUM. El edicto había sido elaborado en
el marco de la instancia administrativa de Bienes Religiosos (Habices)
y, según nuestros interlocutores, no contaba con el respaldo de la
Asociación. Al–Dari explicó entonces:
"El
problema [de los ataques contra los nuevos cuerpos de seguridad] no se
arregla emitiendo edictos, por cuanto se trata de un asunto muy
complicado que requiere un tratamiento especial. [...] En Iraq
queremos establecer aparatos de seguridad nacionales, que cumplan con
sus obligaciones y no estén al servicio de los ocupantes, como ocurre
en la actualidad. Llamar a la gente a que participe en ellos complica
aún más la situación."
"Hemos
pedido a los integrantes de estos cuerpos que cumplan con su deber
patriótico y ciudadano. Si cumplen con éste no serán objeto de
ataques: ésta es la solución, no emitir edictos. No vamos a llamar a
alistarse [en cuerpos de seguridad] cuyos integrantes están siendo
utilizados como 'escudos humanos' de los estadounidenses."
Según
al–Kubaysi "los ocupantes expulsan de la Policía y de la
Guardia Nacional iraquíes a quienes no quieren participar [en
actividades contrainsurgentes] con los estadounidenses. Al menos 800
miembros han sido expulsados por no querer colaborar en la lucha
contra la resistencia, por ejemplo en Samarra, donde han sido incluso
atacados por este motivo [por las fuerzas estadounidenses]". El
reciente caso de Rutba, ciudad situada a unos 100 kilómetros de la
frontera jordana, confirma la nula autonomía de los nuevos cuerpos de
seguridad iraquíes [12].
Al–Kubaysi
añade que no hay capacidad de proteger de atentados a quienes se están
incorporando a los nuevos cuerpos de seguridad, y señala como indicio
de interés que el ministerio de Interior había retirado la protección
del centro de reclutamiento del barrio de Adamiya, en Bagdad, que el día
anterior había sido objetivo inmediato de un ataque indiscriminado
con coche–bomba [13].
Al–Dari
introduce una cuestión importante al considerar que el alistamiento
en la Policía y la Guardia Nacional quizás se esté alentando por
parte de los ocupantes y de las instancias oficiales iraquíes
manteniendo "intencionadamente" la situación de paro
generalizado que vive el país, cifrado en hasta el 70%, una
consideración que será reiterada por otros interlocutores de la
delegación.
Según
al–Dari, el gobierno interino de Alawi (aún no se había designado
por entonces el nuevo gabinete de Yaafari) destinaba ocho mil millones
de dólares mensuales a seguridad, cantidad a sumar a los más de
cuatro mil al mes que sigue gastando el Pentágono en lucha
contrainsurgente, mientras que la estimación oficial es que con 1,2
mil millones de dólares podría darse empleo a un millón de parados
con una familia media a su cargo de cinco miembros. Un miembro de la
policía o de la Guardia Nacional cobra unos 300 dólares al mes, es
decir, tres veces más que cualquier otro trabajador de cualquier
sector [14]; comparativamente un médico especialista cobra en la
actualidad 400 dólares, como nos informó el doctor Osama, director
del hospital al–Kindi durante la guerra. "Si les dieran otra
oportunidad para mantener a sus familias, sin duda no entrarían en
los cuerpos de seguridad", afirman nuestros interlocutores de la
AUM.
La
AUM distingue cinco tipos de violencia en Iraq: "La de los
ocupantes, la de las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes, el crimen
organizado de carácter mafioso, las organizaciones extremistas [islámicas]
y la de la resistencia. [] Habiendo una media de 70 ataques diarios en
Iraq, los medios de comunicación focalizan su atención en los
indiscriminados. A través de la figura de al–Zarqawi se pretende
desprestigiar la imagen de la resistencia", señala al–Kubaysi,
quien añade:
"[...]
Hay atentados [indiscriminados] que son obra de los propios
estadounidenses, como el perpetrado hace un año contra la mezquita
Kadimiya [en Bagdad]. [...] Pero la mayor violencia es la derivada de
los ataques continuos de las fuerzas de ocupación y colaboracionistas
contra poblaciones, como las recientes contra al–Qaim, Hut, Samarra,
etc. Los coches–bomba no causan tantas víctimas civiles como las
causadas en un solo día por los ocupantes en cualquier ciudad del país."
"Decenas
de miles de personas han muerto antes de las elecciones [de enero de
2005] para forzarlas a votar. Al–Zarqawi ha matado por su parte a
decenas para que no votase la gente. Ambos son culpables, pero los
estadounidenses son los responsables de este círculo mortífero al
imponer las elecciones. Si bien nada sabemos sobre al–Zarqawi, sí
sabemos bien quien es EEUU, la potencia que ha causado el
derramamiento de tanta sangre."
Por
su parte al–Dari señala que "[...] los wahabitas y su
corriente taqfirista no domina la resistencia; no constituye más allá
del 5% de la resistencia. Quienes afirman a través de los medios de
comunicación estadounidenses y occidentales que esta corriente domina
la resistencia pretenden fomentar tendencias islamófobas".
Debate interno
Tanto
la AUM como el CFNI han reiterado la legitimidad de la actividad
armada contra los ocupantes y su apoyo a la misma, así como la
condena de las acciones indiscriminadas que causen víctimas civiles
[15]. En particular la Asociación de Ulemas Musulmanes se posiciona
en contra de los ataques contra los cuerpos de seguridad iraquíes:
"No queremos que se maten iraquíes, aún cuando la Guardia
Nacional se haya convertido en un 'escudo humano' de los
estadounidenses. No queremos que el conflicto se transforme en un
conflicto entre iraquíes", señaló al–Kubaysi a la delegación
de la CEOSI. Otras formaciones políticas iraquíes y la propia
resistencia consideran por su parte sin duda legítimo el ataque
contra los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes, particularmente la
Guardia Nacional, directamente implicada en operativos
contrainsurgentes [16].
El
debate prosigue en el seno de la sociedad iraquí y de sus
organizaciones anti–ocupación, demostrando su madurez política y
la complejidad de la situación interna. Pero sea o no real su
implicación directa en atentados indiscriminados o sectarios, lo
cierto es que los ocupantes y las instancias iraquíes
colaboracionistas están claramente interesados en presentar –y
transformar– un conflicto de naturaleza antiimperialista como civil.
Precisamente,
la cifra de muertos iraquíes en atentados atribuidos a la resistencia
se ha dado a conocer tras casi dos semanas de desarrollo de la
denominada Operación Relámpago, iniciada el 22 de mayo y consistente
en el establecimiento en torno a la capital un cerco de 608 controles
militares móviles y 194 permanentes de tropas de ocupación e iraquíes,
un operativo que aún prosigue y que sería –se ha enfatizado– el
de mayor implicación de fuerzas iraquíes desde la invasión, hasta
40.000 efectivos de la Guardia Nacional junto a 10.000 estadounidenses
[17].
Igualmente,
la publicación del dato sobre muertos iraquíes se ha producido tras
la finalización del mes más mortífero de este año, tras enero,
para las fuerzas de ocupación, con una media diaria de más de dos
soldados muertos en combate. Efectivamente, en una distribución geográfica
muy amplia (provincias de al–Anbar, Diyala, Maysan, Bagdad, al–Tamín,
Nínive, Babil y Salah al–Din) en mayo han muerto en Iraq 68
soldados de EEUU y dos británicos (abatidos los días 2 y 29), la
mayor parte de aquellos en los combates desarrollados en al–Qaim y
otras localidades fronterizas con Siria de la provincia de al–Anbar
[18]. En junio el ritmo de bajas estadounidenses se mantiene: 14 en al
primera semana del nuevo mes, al menos dos de ellas en Faluya [19].
Notas:
(*) Carlos Varea y Pedro Rojo formaron parte de la
delegación de la CEOSI a Iraq de abril de 2005
1.
Sobre sus efectivos actuales, véanse los datos aportados
recientemente por la embajada en funciones de EEUU en Naciones Unidas
en IraqSolidaridad: Actualización de noticias relacionadas con las
tropas de ocupación en Iraq.
2.
Estudio publicado en la revista Lancet.
3.
Véase en IraqSolidaridad: Expertos mundiales en Salud Pública exigen
a EEUU y Reino Unido una investigación completa e independiente sobre
el número víctimas relacionadas con la guerra en Iraq.
4.
Véase en IraqSolidaridad: Relación de entrevistas y visitas
realizadas por la delegación de la CEOSI a Iraq.
5.
Véase en IraqSolidaridad: "Lo importante no es el número de
combatientes, sino el número de civiles que les apoyan". Una
entrevista con la resistencia iraquí.
6.
Véase en IraqSolidaridad: Faluya (II): Una ciudad arrasada que
comienza a revivir.
7.
Al–Jazeera, 4 de junio de 2005. Los sufíes son sunníes que
practican al religión de una manera diferenciada.
8.
El presidente de la región autónoma del Kurdistán, Masud Barzani, líder
del Partido Democrático del Kurdistán, defendía esta semana en el
diario saudí al–Hayat abiertas relaciones en todos los campos entre
el Kurdistán iraquí e Israel, así como la previsión del mutuo
reconocimiento diplomático de Iraq e Israel (UPI, 7 de junio de
2005).
9. Youssef, N.A., "Proposal to divide Iraq into
semi–autonomous states gains ground", Knight Ridder Newspapers,
24 de mayo de 2005.
10.
The Guardian, 31 de mayo de 2005.
11.
IslamOnline.net, 17 de mayo de 2005.
12.
Según informa al–Jazeera (4 de junio de 2005), tras dos meses de
polémica, una unidad de 90 miembros de la denominada Fuerza de
Defensa de Rutba de la Guardia Nacional de esta ciudad ha sido
desmantelada tras negarse sus componentes a seguir un curso de
adiestramiento militar impartido por militares de EEUU en Camp Kirkush.
Militares estadounidenses procedieron a despojar de armas y uniformes
a los soldados iraquíes, quienes indicaron "[...] no recibir órdenes
de los estadounidenses".
13.
Adamiya, barrio situado al oeste de la capital, ha sido considerado
siempre como un bastión popular baazista. La delegación de la CEOSI
había visitado el barrio ese mismo día (Primer mensaje de la
delegación de la CEOSI en Iraq: Un país resistente e integrado
contra la ocupación, el confesionalismo y el sectarismo). (Ver foto
de la columna lateral).
14.
El sueldo base en Iraq es de 150.000 dinares iraquíes (un dólar
corresponde a 1.700 dinares). Para apreciar el valor adquisitivo de la
población, téngase en cuenta que, por ejemplo, un kilo de pollo
cuesta en el mercado 3.500 dinares; uno de tomates, 1.000 dinares; un
cartón de 30 huevos, 3.500 dinares; y medio kilo de leche en polvo
maternizada, 10.000 dinares.
15.
Véase al respecto el documento final de la segunda asamblea del CFNI
en IraqSolidaridad: Documento Final de la Segunda Asamblea del
Congreso Fundacional Nacional Iraquí.
16.
Véase referencia en nota 5.
17.
El 6 de junio el gobierno de Yaafari daba cuenta de la detención de
840 personas en este operativo (ABS News, 7 de junio de 2005).
18.
Particularmente costosas para EEUU fueron las jornadas del 11 (seis
muertos en Karabilah, localidad cercana a al–Qaim, y otros dos en
otros emplazamientos), 23 (cuatro soldados muertos en al–Hawash,
provincia de Babilonia, y otros tres en otros puntos del país) o 24
de mayo (cinco caídos en combate en Bagdad). Véase:
icasualties.org
19. Idem.
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