La
estrategia estadounidense para aislar a la resistencia iraquí
Por
Auni Qalamyi (*)
Al–Quds
al–Arabi, 01/06/05
Boletín
de Prensa Árabe de Al Fanar
Reproducido
por IraqSolidaridad, 07/06/05
Traducido
del árabe por Rabaa Hayoun
"La
experiencia de los pueblos nos ha enseñado que los ocupantes no
abandonan su botín por medio de negociaciones, sobre todo cuando la
otra parte no tiene la suficiente fuerza para obligarles a retirarse.
La liberación de Iraq de forma pacífica, sin una resistencia armada
y eficiente, es una fantasía."
A
ningún observador de la situación en Iraq le cuesta ver con claridad
que los estadounidenses han caído en la trampa diseñada por la
resistencia nacional. Tampoco tiene dificultad alguna para ver que los
objetivos de los estadounidenses han sido puestos en evidencia, y que
se conocen sus falsas pretensiones; en suma, que su derrota en Iraq ya
es segura. La misma Administración estadounidense no ha conseguido
ocultar esta verdad, tras ser incapaz de escapar de las manos de la
resistencia pese al uso de todos los medios militares a su alcance,
incluyendo armas de destrucción masiva. Al final, los estadounidenses
se han visto obligados a reconocer que la resistencia aumenta y que
acabar con ella puede llevarles diez años o quizás más.
Esta
situación deplorable que conoce la mayor fuerza militar del mundo, ha
cambiado la política estadounidense, que además de seguir con la
opción militar se centra ahora en convencer a las fuerzas nacionales
que se oponen a la ocupación de que participen en lo que se conoce
como el "proceso político [iraquí]" con el fin de
favorecer que los iraquíes dejen de apoyar a la resistencia y
facilitar así su aislamiento de su entorno y su eliminación. Así,
desde hace algún tiempo, responsables estadounidenses y miembros del
antiguo y actual gobierno [iraquí] han empezado a referirse a una
resistencia honesta frente a otra terrorista, y a la necesidad de
hacer partícipes a los sunníes del proceso político y de la redacción
de la Constitución. Con este fin, el ex–embajador de EEUU en Iraq,
John Negroponte, visitó la sede de la Asociación de Ulemas
Musulmanes (AUM), una visita que se saldó con un fracasó inmediato,
del mismo modo que fracasó la de Rumsfeld al presidente iraquí Sadam
Husein en la cárcel, cuando fue a pedirle que parase la resistencia a
cambio de conservar la vida. En el mismo marco tuvo lugar la última
visita de Condolezza Rice a Iraq.
En
contrapartida y a otro nivel, los servicios secretos estadounidenses
vienen divulgando durante los últimos meses rumores sobre la
existencia de negociaciones entre la resistencia y los estadounidenses
con el fin de animar a estas fuerzas a subirse al carro antes de que
sea demasiado tarde. El escritor de estas líneas tampoco se libró de
tales rumores, ya que se difundió en algunas páginas web en internet
que me había entrevistado en Oslo, en calidad de representante de la
resistencia, con los estadounidenses y ante la presencia del ministro
de Asuntos Exteriores noruego, y que próximamente iba a ser nombrado
en un gobierno en el exilio.
Aislar
a la resistencia
Pese
al fracaso en sus intentos, la Administración estadounidense sigue
esforzándose para acercarse a las formaciones políticas
nacionalistas e implicarlas iraquíes a fin de que inicien un diálogo
con el gobierno [iraquí de Yaafari], a cambio de una cuota en el
poder y en el Parlamento. Si bien es cierto que hasta ahora el
esfuerzo estadounidense no ha dado resultados, existen indicios –y
esperamos estar equivocados– de que algunas fuerzas, como el
Congreso Fundacional Nacional Iraquí (CFNI) y [dentro de éste] la
AUM, están dispuestas a aceptar el diálogo con el gobierno si éste
reclama a los estadounidenses un calendario de retirada [1]. No
debemos olvidar a este respecto el intento de Mohamed Chalabi de
implicar a Muqtada as–Sáder.
Estas
consideraciones de algunas fuerzas nacionalistas, independientemente
de sus causas y sus objetivos, debilitarán la resistencia contra la
ocupación, empujando a los iraquíes a discusiones sin sentido sobre
la posibilidad de que las fuerzas de la ocupación se retiren
empleando métodos pacíficos. Lo decimos sin dudarlo ni un momento,
estas señales son de lo más peligroso, pues indican la preparación
de una alianza contra la resistencia y aislarla de su entorno a fin de
conseguir eliminarla militarmente con facilidad.
A
este respecto, cabe recordar algunas consideraciones sobre el alcance
de la ocupación estadounidense de Iraq, de la misma manera que
debemos recordar la importancia del papel de la resistencia como única
vía para liberar Iraq y que cualquier lucha pacífica o política
debe estar basada en el apoyo a la valiente resistencia y no a la
inversa.
La
primera verdad es que el objetivo de EEUU al ocupar de Iraq es
quedarse y no irse. Si EEUU se convence por cualquier causa de que se
tiene que retirar, el sionismo internacional y la entidad sionista en
la Palestina ocupada, que dirige ahora más que en cualquier otro
momento en las decisiones estadounidenses, se opondrá, pues la
destrucción de Iraq y mantener el país bajo su dominio directo es
uno de los más importantes objetivos del sionismo mundial.
La
segunda, que la ocupación de Iraq forma parte de una estrategia
estadounidense cuyo objeto es dominar a otras potencias mundiales y a
sus pueblos. Estamos ante el principio de la dominación total de Iraq
y de Oriente Medio, y no es una coincidencia que la Administración
estadounidense haya propuesto el proyecto del Gran Oriente Medio
inmediatamente después de la invasión de Iraq.
Por
último, la tercera verdad es que la ocupación de Iraq significa
controlar todo el petróleo del Golfo Árabe. Si a ello añadimos que
EEUU controla ya el petróleo de Asia Central y del mar Caspio tras la
invasión de Afganistán, dominar los demás países industrializados
se convierte en tarea fácil. Por estas razones y por otras, la
Administración estadounidense no dejará voluntariamente Iraq,
sencillamente porque eso supondría el fracaso de toda su estrategia
de dominación mundial.
Sin
fecha de salida
Si
nos alejamos ligeramente de todas estas conclusiones y nos acercamos a
la realidad, nos daremos cuenta de que la Administración
estadounidense afirma siempre que se le presenta la ocasión que su
presencia en Iraq no se puede limitar a una período determinado [2].
Al mismo tiempo toma todo tipo de medidas para reafirmar la ocupación
en todos los ámbitos, por ejemplo, construyendo bases militares
gigantescas, hasta el momento 14 en diferentes zonas de Iraq, además
de los 145 puestos militares que han de unirlas entre sí [3]. En lo
que se refiere al proyecto de dividir Iraq y romper la unidad de su
pueblo está funcionando a la perfección: está claro que la división
de Iraq tiene por objeto permitir a cualquier fuerza de ocupación
dominar eternamente este país.
Si
esto es cierto, y lo es sin duda alguna, ¿por qué piensan estas y
otras formaciones en entablar el diálogo con un gobierno cuyas
decisiones dependen de los estadounidenses? Si suponemos que este
gobierno acepta las reivindicaciones de estas formaciones, ¿los
estadounidenses las aceptarían aun cuando sean contrarias a su
maldita estrategia? ¿A caso los estadounidenses son tan imbéciles
como para no obtener a cambio un beneficio más grande que el que ya
han obtenido, al reconocerles como fuerza de ocupación y no una
fuerza agresora, contra la que es legítimo luchar con todos los
medios a nuestro alcance? ¿No es esta una forma de abrir a los
estadounidenses el camino que les permita escapar de la derrota,
cuando lo que hace falta es que estas fuerzas políticas se trasladen
a las trincheras de la resistencia para amplificar las claras
victorias que consigue a cada momento, para que llegue cuanto antes
ese día tan esperado por los iraquíes que es, por supuesto, el de la
liberación de Iraq?
Ajustando
los cálculos
Esperamos
que estas fuerzas no olviden verdades que son ya de dominio público,
que cuando los estadounidenses deciden mostrarse flexibles ante sus
propuestas no lo hacen ni por ellas ni por la cara bonita de los iraquíes,
sino que lo hacen para volver a ajustar sus cálculos y obtener un
periodo de calma a fin de afianzar la ocupación y reafirmarla como un
hecho consumado. Los estadounidenses han reconocido que la resistencia
no podía ser eliminada por la fuerza si no se emplean al tiempo
medios políticos además de militares. Si no existiera una
resistencia armada los estadounidenses no habrían mostrado esta
flexibilidad y habrían gobernado directamente Iraq a través de un
gobernador militar o civil hasta el fin de sus días.
La
experiencia de los pueblos nos ha enseñado que los ocupantes no
abandonan su botín por medio de negociaciones, sobre todo cuando la
otra parte no tiene la suficiente fuerza para obligarles a retirarse.
La liberación de Iraq de forma pacífica, sin una resistencia armada
y eficiente, es una fantasía. Algunas experiencias en las que los
ocupantes fueron expulsados pacíficamente, como ocurrió en India con
el líder Gandi, han sido excepcionales y, como bien sabemos, la
excepción no confirma la regla. La lucha pacífica de Gandi y su
pueblo no tiene ninguna relación con lo que está ocurriendo desde
hace tiempo y con las circunstancia de dos mundos separados por más
de medio siglo. Por lo demás, Gandi basó su lucha en principios
inamovible de que no habría trato alguno con las fuerzas de la
ocupación británicas, cualquiera que fuera su forma, antes de que
anunciasen que estaban dispuestas a irse de la India.
Apretar
el cerco sobre los ocupantes
Lo
necesario es apretar el cerco en torno a las fuerzas de la ocupación
y rechazar cualquier forma de resolución política, cualesquiera que
sean las concesiones que aquéllas puedan hacer. El objetivo central
de todas las fuerzas nacionales debe ser la liberación basándose en
la unidad, la independencia y la democracia. Solo esto puede ayudar a
alcanzar la totalidad de los objetivos que compartimos.
No
hay duda de que la batalla será larga, que puede durar años. En
contra de lo que creen algunos, los estadounidenses no van a anunciar
su derrota ni hoy, ni mañana, ni a finales de este año: con ello
infunden esperanzas a los iraquíes que no se cumplirán y, sin duda
sin proponérselo, alientan entre ellos un desánimo que nos puede
costar muy caro. Sí, sin duda ésta es una batalla a largo plazo y su
coste será muy alto. Pero la victoria está asegurada. Los iraquíes
conseguirán al final, más tarde o más temprano, su objetivo: la
liberación y borrar su odioso rastro.
Sí,
existen indicios de que se va a conseguir la liberación. Esta es
nuestra esperanza y la de todos los iraquíes. Dejemos que la batalla
transcurra entre dos ejércitos, sin un tercero: la resistencia
nacional iraquí, con todos sus grupos militares y políticos, contra
las fuerzas de la ocupación y sus colaboradores en el gobierno y el
Parlamento. Todos los iraquíes y árabes honestos deben apoyar la
resistencia nacional iraquí bajo todas sus formas. La liberación de
Iraq no es solo la victoria de los iraquíes, es la victoria de la
toda la nación árabe y todos los pueblos del mundo.
Notas
de IraqSolidaridad:
(*)
Auni Qalamyi, dirigente de la Alianza Patriótica Iraquí es
naserista. Exilado en Dinamarca, no ha sido autorizado a regresar a
Iraq. Qalamyi fue invitado por la CEOSI a una gira por el Estado español
en marzo de 2004
1.
Esta posición del CFNI fue expresada tras la elecciones del 30 de
enero (véase en IraqSolidaridad: Comunicado del Congreso Fundacional
Nacional Iraquí tras las elecciones: Un proyecto soberano, democrático
e integrador para Iraq) y reiterada en su segunda Asamblea de mayo (véase
en IraqSolidaridad: Documento Final de la Segunda Asamblea del
Congreso Fundacional Nacional Iraquí). Sobre las consideraciones al
respecto del Partido Baaz, la API y otras formaciones, véase en
IraqSolidaridad la entrevista con la delegación de la CEOSI en abril
pasado en: Reunión de la Delegación de la CEOSI con el Partido Baaz,
la Unión del Pueblo y la Alianza Patriótica Iraquí – Proyecto de
creación del Frente de Liberación Nacional
2.
La embajadora en funciones de EEUU ante NNUU, Anne Patterson, indicaba
el pasado 31 de mayo que "[...] el actual gobierno iraquí sufre
una muy grave situación de seguridad" y que las tropas de EEUU y
de otros países no abandonarán el país "[...] hasta que los
iraquíes puedan resolver los serios retos que en materia de seguridad
afrontan". Patterson señaló que "[...] no es posible
establecer un calendario concreto para la retirada [de Iraq] de la
fuerza multinacional. Cualquier decisión relativa a la fuerza
[militar que haya de permanecer en Iraq] será tomada según el
desarrollo de los acontecimientos sobre el terreno" (Fuente:
al–Jazeera, 31 de mayo de 2005).
3.
Véase en IraqSolidaridad: Noticias relacionadas con las tropas de
ocupación en Iraq
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