Lluvia
de malas noticias para el Pentágono
Por Jim Lobe
Inter Press Service (IPS), 14/06/05
Washington.
Al igual que la resistencia iraquí, las malas noticias sobre Iraq
resurgieron y se instalaron en una publicación del propio
Departamento de Defensa de Estados Unidos, tras desaparecer por un
breve lapso después de las elecciones del 30 de enero en ese país
del Golfo.
Las
principales notas de las últimas ediciones de Early Bird, una
recopilación diaria de unos 50 artículos de prensa que circula entre
la burocracia de seguridad nacional estadounidense, se refieren a Iraq.
Y no en tono optimista, precisamente.
El
primer artículo de la edición del lunes, extractado del diario USA
Today y titulado ”Encuesta: Estados Unidos pierde la paciencia con
Iraq”, cita el último sondeo de la empresa Gallup, según el cual
casi 60 por ciento del público estadounidense es partidario de una
retirada parcial o completa de las tropas de su país, que invadieron
Iraq en marzo de 2003.
El
segundo artículo fue publicado en The Philadelphia Inquirer bajo el tíulo
”Oficiales militares no pueden acabar con la insurgencia”.
La
nota comienza diciendo: ”Un creciente número de altos militares
estadounidenses en Iraq concluye que no hay una solución militar de
largo plazo para una insurgencia que ha matado a miles de iraquíes y
más de 1.300 soldados estadounidenses en los últimos dos años”.
En
contra de la confiada afirmación del vicepresidente Dick Cheney, hace
dos semanas, de que la insurgencia iraquí estaba ”en sus últimos
estertores”, un oficial citado en el artículo que supervisa el
entrenamiento de los soldados iraquís comentó lo fácil que es para
la resistencia reponer sus fuerzas.
”No
podemos acabar con ellos. Matamos uno y creamos tres”, dijo.
La
tercera nota de Early Bird, del New York Times, parece dirigida a
aumentar la tensión creada en la primera. El trabajo de las tropas en
el terreno ”podría llevar años”, dice el título.
Un
texto que sigue al artículo destaca que generales que hace cuatro
meses predecían el retiro de 140.000 soldados para fines de este año,
dicen ahora que ”podría llevar dos años, quizá más”.
Ese
mensaje es optimista en comparación con la nota principal de la edición
de Early Bird del 10 de junio, titulada ”Construyendo el ejército
iraquí: Misión improbable”, coescrita por Anthony Shadid, el único
hablante fluido de árabe en los principales medios de prensa
estadounidenses.
El
artículo de casi 3.000 palabras, publicado en The Washington Post,
hace referencia a la enorme distancia política y cultural que separa
a los soldados estadounidenses de los árabes sunitas con los que
deben trabajar en el norte de Iraq, donde la resistencia es más
fuerte.
Uno
de los autores de la nota estuvo ”empotrado” en la tropa
estadounidense, mientras que Shadid estuvo en una unidad iraquí
durante tres días.
Además
de documentar el sentimiento generalizado de desconfianza y desprecio
mutuos, así como el equipamiento, la protección y la tecnología
inmensamente superiores de los soldados estadounidenses, el artículo
relata incidentes de insubordinación de la unidad iraquí.
”La
investigación reveló diferencias fundamentales, quizá
irreconciliables, acerca de todo, desde la renuencia de soldados
musulmanes a registrar mezquitas y hogares hasta cuestiones cotidianas
básicas”, dice el artículo.
”Desde
el terreno, puedo decir con certeza que (los soldados iraquíes) no
estarán listos antes de que me vaya”, declaró el teniente Kenrick
Cato al Washington Post. ”Y sé que regresaré a Iraq, probablemente
en tres o cuatro años. Tampoco creo que estén listos para
entonces”, agregó.
Como
se refleja la última encuesta de Gallup, éstas y otras historias han
afectado la opinión pública estadounidense que, tras un breve brote
de entusiasmo después de las elecciones de enero, se ha vuelto cada
vez más pesimista desde febrero.
De
hecho, la semana pasada, otra encuesta realizada por The Washington
Post y ABC News reveló que, por primera vez desde el comienzo de la
guerra, más de la mitad de los ciudadanos creen que la invasión de
Iraq no aumentó la seguridad de Estados Unidos, y casi 40 por ciento
describieron la situación en ese país del Golfo como análoga a la
de la guerra de Vietnam (1960–1975).
”El
constante flujo de noticias negativas desde Iraq debilita el apoyo a
las operaciones militares estadounidenses en ese país”, advirtió
Andy Kohout, director del Centro de Investigaciones Pew para la Gente
y la Prensa, que realizó su propio sondeo.
El
Centro Pew halló que un récord de 46 por ciento de los
estadounidenses es partidario de la retirada de Iraq, aunque no
distingue entre repliegue parcial y completo, como la encuesta de
Gallup.
El
miedo a que Iraq se convierta en un nuevo Vietnam también ganó a 35
por ciento del público, según el Centro Pew. Otro 47 por ciento cree
que Estados Unidos todavía puede estabilizar la situación.
Stephen
Kull, del Programa de Actitudes sobre Política Internacional de la
Universidad de Maryland, cree que las últimas encuestas no indican
que el gobierno de George W. Bush pueda verse obligado a retirarse, en
parte porque ningún líder creíble ha presentado un plan
alternativo.
Sin
embargo, ”los últimos datos sí crean un problema político para el
presidente, porque afectan su propia popularidad”, agregó.
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