Un
promedio de 80 soldados de Estados Unidos mueren por mes en Irak
El
fracaso de la estrategia militar de Bush
IAR-Noticias,
17/06/05
Desde
septiembre pasado (cuando la Casa Blanca reconoció 997 muertos)
murieron 716 efectivos de Estados Unidos, a un promedio de 80 soldados
por mes. Estos números revelan con total crudeza el fracaso de la
estrategia militar norteamericana que no pudo detener el accionar
creciente y mortífero de la guerrilla iraquí que diezma a sus tropas
y a sus colaboradores iraquíes. En este contexto crece la presión
social contra la ocupación dentro de Estados Unidos donde una comisión
mixta de legisladores acaba de solicitar al Pentágono y a la Casa
Blanca que fijen un cronograma de retiro de las tropas norteamericanas
de Irak.
Condoleezza
Rice, la secretaria de Estado estadounidense, durante su presentación
en el Senado antes de asumir en enero, fue preguntada por uno de los
legisladores sobre qué objetivo se proponía la administración Bush
en Irak.
"Vamos
a utilizar la estrategia del éxito", respondió imperturbable la
halcona negra de la Casa Blanca.
Para
la jefa del Departamento de Estado
la "estrategia del éxito" está en las antípodas de
la "estrategia de salida" que proponen las organizaciones
sociales y los sectores políticos opositores en Estados Unidos, y
consiste en que las tropas norteamericanas se quedarán en Irak hasta
que las fuerzas iraquíes (los colaboracionistas militares y
policiales) consigan por sí solas "controlar la seguridad"
de su país.
En
junio del año pasado la Casa Blanca
y el Pentágono habían anunciado
"un plan" estratégico para Irak, en cuyo capítulo
central se señalaba que las fuerzas de seguridad iraquíes, formadas
principalmente por chiíes y kurdos, y entrenadas por oficiales de las
fuerzas especiales estadounidenses, iban a reemplazar en la represión
y el combate contra los grupos rebeldes a las unidades militares
estadounidenses.
El
entrenamiento y la puesta en marcha de la operación demostró que las
unidades cipayas iraquíes, no obstante haber sustituido con
eficiencia en tareas "burocráticas" a las
norteamericanas, habían fracasado en el combate militar contra la
resistencia iraquí.
El
número de muertos de Estados Unidos revela que Bush y el Pentágono
fracasaron estrepitosamente tanto con su estrategia militar como con
la "estrategia del éxito" consistente en sustituir a sus
tropas de combate por colaboradores iraquíes bajo el mando del ejército
norteamericano.
De
acuerdo con los últimos conteos realizados por la agencia Associated
Press y otros medios norteamericanos, actualmente la cifra de soldados
de Estados Unidos que perdieron la vida en Irak se aproxima a los
1.713 (estos números coinciden en general con el balance
proporcionado por el Pentágono).
A
principios de enero, el Pentágono reconocía la muerte de 1.350
soldados, lo que quiere decir que, solamente en lo que va del año
2005, murieron más de 350 soldados de la potencia invasora en Irak.
A
esta cifra hay que sumarle la muerte de más de 2.000 iraquíes
colaboracionistas (militares, policías y civiles) por atentados y
ataques de los rebeldes iraquíes, según un resumen de la información
oficial registrada a diario por la prensa.
Solamente
en el mes de enero,
durante el proceso electoral, -según
el mismo conteo periodístico- murieron aproximadamente 110 soldados
norteamericanos y más de 400 colaboracionistas iraquíes ( entre
policías y soldados).
Por
otra parte, en septiembre
de 2004, el portavoz oficial de la Casa Blanca, Scott McClellan, anunció que las últimas cifras mostraban que 997 militares
norteamericanos habían muerto en Irak, a 18 meses de la ocupación
militar de ese país en marzo de 2003.
Si
la cifra actual asciende a 1.713 muertos, esto implica que (desde el
anuncio de McClellan en septiembre pasado) en sólo 9 meses, la
potencia invasora perdió 716 soldados, a un promedio de casi 80
soldados muertos por mes.
Estos
números revelan, más que ningún análisis, el fracaso de la
estrategia militar norteamericana que no pudo detener la
escalada de ataques y atentados comenzada antes de las
elecciones, y que continua hasta el presente.
Y
a su vez revela la magnitud del accionar creciente y mortífero de la
guerrilla iraquí, y nutre la argumentación de la organizaciones que
en Estados Unidos y en todo el mundos siguen preparando más
movilizaciones para reclamar que las tropas norteamericanas
regresen a casa.
Avanza
el "síndrome Vietnam" en Estados Unidos
En
noviembre, en pleno fervor electoral en Estados Unidos,
IAR_Noticias señaló que a corto plazo, el empantanamiento de
las tropas norteamericanas en Irak le iba a costar a Bush y a su
administración una reacción -de características todavía no
mensuradas- dentro de Estados Unidos.
Habíamos
señalado que, por más que Bush y su administración salieron
fortalecidos con el triunfo electoral, la oposición y sectores de la
sociedad que no lo votaron esperaban el momento oportuno para
protestar por la muerte y mutilación de soldados norteamericanos en
Irak.
En
enero pasado esa hipótesis adquirió una evidencia clara cuando 16
representantes demócratas del Congreso exigieron a Bush la retirada
inmediata de las tropas de Estados Unidos de Irak, cuando oficialmente
se anunciaba la muerte de 1360 soldados estadounidenses.
El
rotativo -también enrolado en la campaña "anti-Bush- sostiene
que la demanda ocurre en momentos en que hasta los partidarios de la
administración Bush "cuestionan el curso de la guerra" en
el país árabe, donde hasta ahora han muerto 1360 soldados
estadounidenses.
Encabezados
por la representante Lynn Woolsey, los congresistas pidieron al
mandatario iniciar de inmediato el retiro de los 150 mil efectivos
estadounidenses, en una carta pública enviada a la Casa Blanca.
La
movida de los legisladores demócratas sólo se trataría de la
primera fase de una ofensiva para exigirle a Bush que transparente la
verdadera cifra de muertos y heridos estadounidenses en las masacres
del triángulo suní y en todo Irak.
El
sentimiento "anti-Vietnam" es tan fuerte como el miedo al
"terrorismo" en las franjas mayoritarias de la sociedad
estadounidense, y de esta manera Bush, así coinciden todos los
especialistas, ganó las elecciones con el "miedo al
terrorismo" y con su política militar en Irak.
Esa
situación parece haberse revertido, y
en los últimos meses la sociedad norteamericana comenzó a
virar hacia un creciente rechazo a la ocupación militar de Irak.
Un
sondeo realizado por el Centro de Investigaciones Pew para el Pueblo y
la Prensa, reveló esta semana que está creciendo el apoyo de los
norteamericanos a favor de una retirada de las tropas de Estados
Unidos en Irak.
De
un 36 por ciento en octubre y un 42 por ciento en febrero, en la
actualidad dicho respaldo es de un 46 por ciento.
Con
la esperanza de revertir esta tendencia y devolver la tranquilidad al
pueblo estadounidense, Bush recibirá el 24 de junio al primer
ministro de Irak, Ibrahim al-Jaafari, en la Casa Blanca.
El
28 de junio pronunciará un discurso sobre la situación en Irak para
conmemorar el primer aniversario de la transferencia de la soberanía
del país árabe a los iraquíes.
Por
su parte, este jueves un grupo bipartidista de congresistas
estadounidenses llamó a Bush a establecer antes de fin de año un
plan de retiro de las tropas de Irak, en tanto que altos oficiales del
Pentágono se opusieron a fijar un cronograma de retirada.
El
pronunciamiento se conoció cuando las encuestas mostraron la erosión
del apoyo público a la guerra en Irak, y en un día que Bush rindió
homenaje a los soldados hispanos que "dieron su vida por la
libertad" y se sacrificaron por "amor al prójimo".
Los
representantes republicanos Walter Jones, de Carolina del Norte, y Ron
Paul, de Texas, y los demócratas Neil Abercrombi, de Hawai, y Dennis
Kucinich de Ohio, propusieron al Congreso que solicite a Bush
establecer antes de fin de año un plan para iniciar el retiro de
tropas de Irak en octubre de 2006. Pero la iniciativa fue rechazada
tanto en el Pentágono como en la Casa Blanca.
"Creo
que es justo hablar en nombre de los comandantes y decir que
probablemente no querrán una fecha de retirada impuesta
artificialmente", indicó el teniente general James Conway,
director de operaciones del Estado Mayor Conjunto. "Hay un plan.
Es un plan de victoria. Y las fuerzas se retirarán cuando se alcance
el triunfo entre estadounidenses e iraquíes", agregó Conway.
Los
legisladores opositores a la ocupación señalaron que esperan que los
líderes del Congreso reciban con frialdad su propuesta, pero aspiran
a estimular un debate público sobre las metas de Estados Unidos en
Irak.
De
cualquier manera, estas movidas, a las que se suman las presiones y
las marchas de las organizaciones sociales, tratan de que
Bush (que contó hasta ahora con el silencio y la complicidad
de la opinión pública internacional para ejecutar su genocidio
militar en Irak) encuentre su Waterloo político dentro de su propio
Imperio.
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