La agenda oculta en
Irak
Por Noam Chomsky
La Jornada, México, 09/07/05
En su discurso del 28
de junio, el presidente George W. Bush señaló que la invasión a
Irak formó parte de la "guerra global contra el terrorismo"
que está librando Estados Unidos. En realidad, tal como se había
anticipado, la invasión aumentó la amenaza de terror, tal vez de
manera significativa.
Verdades a medias,
información errónea y agendas ocultas han distinguido las
declaraciones oficiales acerca de los motivos de Estados Unidos para
invadir Irak.
Las recientes
revelaciones acerca de los preparativos para la guerra en Irak se
destacan de manera descarnada en medio del caos que devasta el país y
amenaza la región y realmente al mundo.
En 2002 Estados Unidos
y Gran Bretaña proclamaron su derecho a invadir Irak, pues según
aseguraban estaba desarrollando armas de destrucción masiva. Esa era
la "única cuestión", tal como señalaron de manera
constante Bush, el primer ministro Tony Blair y sus allegados. Fue
también la única base sobre la que Bush recibió autorización del
Congreso para apelar a la fuerza.
La respuesta a la
"única cuestión" fue dada poco después de la invasión y
admitida con renuencia: las armas de destrucción masiva no existían.
Sin perder un momento, el gobierno y los sistemas doctrinarios de la
prensa inventaron nuevos pretextos y justificaciones para ir a la
guerra.
"Los
estadounidenses no desean pensar que son agresores, pero lo que ocurrió
en Irak fue una agresión descarada", señaló el analista de
inteligencia y seguridad nacional John Prados en su libro Hoodwinked
(2004), un cuidadoso y amplio examen de los documentos utilizados para
justificar la invasión.
Prados describe
"el esquema" usado por Bush "para convencer a Estados
Unidos y al mundo de que la guerra contra Irak era necesaria y
urgente", como un "estudio-modelo de la deshonestidad del
gobierno (...) que requirió declaraciones públicas claramente
mentirosas y una egregia manipulación de los datos de
inteligencia".
El memorando de Downing
Street publicado el primero de mayo en el Sunday Times de Londres,
junto con otros documentos confidenciales recién divulgados, han
profundizado el récord de falsedades.
El memorando fue
resultado de una reunión del gabinete de guerra de Blair el 23 de
julio de 2002, en el que Richard Dearlove, en esa época jefe del
servicio de inteligencia británica MI6, formuló la ahora célebre
aseveración de que "los datos de inteligencia y los hechos están
siendo arreglados en torno a la política" de ir a la guerra
contra Irak.
En el memorando también
se cita al secretario de Defensa británico Geoff Hoon, quien indicó
que "Estados Unidos ha iniciado 'estímulos de actividad' para
presionar al régimen" de Saddam Hussein.
El periodista británico
Michael Smith, quien divulgó la historia del memorando, ha brindado
detalles sobre su contexto y contenido en artículos subsiguientes.
Los "estímulos de actividad" incluyeron, al parecer, una
campaña aérea de la coalición, con el fin de provocar a Irak y
causar una reacción del régimen de Bagdad que pudiese juzgarse casus
belli.
Los cazas comenzaron a
bombardear el sur de Irak en mayo de 2002, lanzando unas 10 toneladas
de explosivos al mes, según cifras del gobierno británico. Un
"estímulo" especial comenzó a finales de agosto (para un
total de 54.6 toneladas de bombas en septiembre).
"En otras
palabras, Bush y Blair comenzaron su guerra no en marzo de 2003, como
todos suponen, sino al final de agosto de 2002, seis meses antes de
que el Congreso aprobara la acción militar contra Irak", escribió
Smith.
Los ataques fueron
presentados como acción defensiva, para proteger a aviones de la
coalición en la zona de exclusión. Irak protestó ante Naciones
Unidas, pero no cayó en la trampa de buscar represalias.
Para los planificadores
militares de Estados Unidos y del Reino Unido, invadir Irak fue una
prioridad más alta que la "guerra contra el terrorismo".
Eso ha sido revelado por sus propias agencias de inteligencia.
En vísperas de la
invasión aliada, un informe secreto del Consejo Nacional de
Inteligencia, el centro de la comunidad de inteligencia para la
planificación estratégica, "pronosticó que una invasión
encabezada por Estados Unidos podía incrementar el apoyo a la política
islámica y tendría como resultado una sociedad iraquí profundamente
dividida, proclive a un violento conflicto interno", informaron
Douglas Jehl y David E. Sanger, de The New York Times, en septiembre
pasado.
En diciembre de 2004,
señaló Jehl algunas semanas más tarde, el Consejo Nacional de
Inteligencia advirtió: "Irak y otros posibles conflictos en el
futuro pueden proveer reclutamiento, campos de adiestramiento,
destreza técnica y competencia en el lenguaje para una nueva clase de
terroristas que están siendo 'profesionalizados' y para quienes la
violencia política se ha convertido en un fin en sí mismo".
La disposición de los
principales planificadores para arriesgar un incremento del terrorismo
no significa que den la bienvenida a esas consecuencias. Lo que indica
es que no brindan alta prioridad a la cuestión, en comparación con
otros objetivos, tales como controlar los principales recursos energéticos
del mundo.
Poco después de la
invasión a Irak, Zbigniew Brzezinski, uno de los más astutos
analistas y planificadores, indicó en la revista especializada
National Interest que el control estadounidense del Medio Oriente
"brinda indirecta pero importante influencia política sobre las
economías de Europa y de Asia, que también dependen de las
exportaciones de combustible de la región".
Si Estados Unidos puede
mantener su control sobre Irak, que figura en segundo lugar entre los
países con mayores reservas de crudo del mundo y está situado en el
centro de los principales recursos energéticos del planeta, eso
aumentará de manera significativa su poder estratégico e influencia
sobre sus principales rivales en el mundo tripolar, que se ha ido
formando durante los últimos 30 años: América del Norte, dominada
por Estados Unidos, Europa y el noreste de Asia, vinculada con las
economías del sur y el sureste de Asia.
Es un cálculo
racional, basado en la presunción de que la sobre vivencia humana no
es muy importante en comparación con la obtención de ganancias y de
poder a corto plazo. Y eso no es nada nuevo. Esos temas resuenan a
través de la historia. La diferencia en la actualidad, en esta época
de armas nucleares, es que los riesgos son muchísimo mayores.
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