Lluvia de ideas para
la retirada
Por
Jim Lobe
Inter Press Service (IPS), 26/07/05
Washington. El espectro
de una guerra civil en Iraq y la creciente convicción de que la
presencia de Estados Unidos en ese país estimula la insurgencia iraquí
y el extremismo islámico en todo el mundo provocaron una lluvia de
reclamos de repliegue militar.
Aunque las propuestas
de establecimiento de un cronograma para el repliegue de los de los
140.000 soldados estadounidenses estacionados en Iraq sólo obtuvieron
hasta ahora el apoyo de un cuarto de los miembros del Congreso, la
situación parece a punto de cambiar.
La falta de avances
tangibles en el combate a la insurgencia iraquí está convenciendo a
muchos legisladores de que las esperanzas del gobierno de estabilizar
la situación, mucho menos de establecer una democracia pro-occidental
en el corazón del mundo árabe, son vanas.
”En enero, el
Congreso se lanzó sobre nosotros cuando sugerimos que Estados Unidos
debía cambiar su política de más armas y más tropas por la del
repliegue. Ahora, quieren hablar sobre eso”, señaló Jim Cason,
director de comunicaciones de la Comisión de Amigos sobre Legislación
Nacional, un grupo de presión.
Aunque el gobierno de
George W. Bush insiste en que no habrá guerra civil y que las
negociaciones para producir una nueva Constitución iraquí para
mediados del mes próximo siguen en camino, el creciente nivel de
violencia y la sofisticación de los insurgentes iraquíes y
extranjeros tienen su efecto en Washington.
Ese efecto se reflejó
en dos artículos publicados el domingo por el diario The New York
Times, uno de ellos titulado ”Guerrilleros en Iraq se fortalecen,
pese a esfuerzos de EEUU”, y otro, por John Burns, llamado ”¿Sabremos
si hay guerra civil?”.
La última nota
describió la reciente intensificación de la violencia de los
musulmanes sunitas contra la mayoritaria comunidad chiita, que llevó
al líder religioso chiita Alí Sistani a exhortar al gobierno a
”defender al país de la aniquilación masiva”.
”Desde el momento en
que los soldados estadounidenses cruzaron la frontera, hace 18
meses... quedó claro que la libertad de la tiranía de Saddam Hussein
sería tan fracturada... que podría desembocar en una guerra
civil”, escribió Burns.
”Los últimos
acontecimientos sugieren que esa pesadilla puede convertirse en
realidad”, afirmó el autor, y agregó que milicias chiitas y
unidades policiales militares chiitas y kurdas adoptan cada vez más
represalias que incluyen secuestros, torturas y ejecuciones de
presuntos insurgentes y sus simpatizantes.
El segundo artículo,
escrito por otros dos corresponsales del New York Times en Bagdad,
citaron a altos oficiales militares estadounidenses que expresaron dos
grandes frustraciones, escuchadas desde julio de 2003: que la
insurgencia es ”cada vez más violenta, fuerte y sofisticada” y
que el esfuerzo de la guerra es como el de llenar un tonel agujereado.
”Capturamos o matamos
muchos insurgentes, pero son reemplazados con mucha más rapidez...
Siempre hay un insurgente listo para ocupar el lugar de otro”, dijo
un alto oficial al Times.
Este tipo de
conclusiones alientan los reclamos de repliegue de los soldados, en
especial dentro del opositor Partido Demócrata. Los reclamos también
fueron estimulados por la filtración este mes de un plan de Gran
Bretaña para reducir a la mitad el número de tropas en Iraq para el
segundo semestre de 2006.
Así, el 15 de julio,
John Deutch, ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA),
publicó una columna en el Times en la que pidió ”un pronto plan de
retiro” a iniciar junto con las elecciones iraquíes previstas para
el 15 de diciembre.
Deutch propuso un
cronograma para reducir las operaciones militares y mantener ”una
fuerza regional de reacción rápida” en reserva, así como
programas de inteligencia y entrenamiento.
Días después surgió
un plan más detallado del gabinete de expertos Proyecto sobre
Alternativas de Defensa, con sede en Boston, que preveía una retirada
completa, salvo por un contingente multinacional de monitoreo y
entrenamiento, de menos de 10.000 integrantes (hasta 2.000 de ellos
estadounidenses), antes de septiembre de 2006.
”La clave es alcanzar
un acuerdo político con líderes sunitas a todo nivel y con los
vecinos de Iraq, en especial Siria e Irán”, sugirió Carl Conetta,
autor del informe.
Mientras, Helena Cobban,
analista de Medio Oriente, coincidió en que la presencia militar
estadounidense en Iraq es contraproducente para los intereses de
Washington a largo plazo.
Pero Cobban fue más
allá que los otros autores y reclamó una estrategia de repliegue
”total, rápida y generosa para el pueblo iraquí”, basada en el
modelo de la retirada israelí del sur de Líbano en 2000.
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