Irak resiste

 

Con los 14 marines muertos ayer las pérdidas norteamericanas alcanzan las 43 en diez días

Las bajas en Iraq presionan por una retirada

Por Andy Robinson, Corresponsal Nueva York
La Vanguardia, 04/08/05

La resistencia iraquí ha perfeccionado sus bombas trampa y las tropas estadounidenses en Iraq están sufriendo cada vez más bajas, lo que hace al Pentágono plantearse en serio una retirada parcial. El obstáculo es el caos reinante en las tropas iraquíes. Las unidades de marines que han sufrido los últimos ataques son de Ohio, estado crucial en las elecciones presidenciales.

La muerte de 21 marines en sendos ataques de la insurgencia en el noroeste de Iraq esta semana ha aumentado las presiones sobre la Administración de George W. Bush para establecer un calendario de reducción de los 135.000 efectivos estadounidenses en Iraq. Los dos ataques contra dos divisiones de marines han llevado el recuento mortífero de las fuerzas estadounidenses hasta un récord de 43 en diez días. Ayer, 14 marines y su intérprete iraquí murieron cuando su vehículo anfibio pasó por encima de una mina en la ciudad de Haditha, en el noroeste de Iraq. Este incidente se produjo sólo 24 horas después de una emboscada con armas ligeras en la misma zona que se cobró las vidas de seis marines. Otro murió víctima de un bomba suicida en la misma zona.

Pero la política de iraquizacion de la lucha contrainsurgente, a la que el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, condiciona el calendario de una retirada parcial, sufrió un fuerte revés al circular rumores de que la resistencia había infiltrado las tropas iraquíes. "Yo estaría bastante nervioso porque la naturaleza de los ataques da la sensación de que los insurgentes sabían dónde iban a estar los marines", dijo Michael O´Hanlan, analista del Brookings Institution, a la cadena CNN.

La posibilidad de infiltración se suma a dos otras graves dificultades para el plan de retirar una parte importante de las tropas estadounidenses en los próximos meses y sustituirlos por soldados iraquíes. En primer lugar, como informó The New York Times ayer, el ministerio de Defensa iraquí supuestamente reformado bajo mando estadounidense se encuentra en un estado de caos y corrupción que "genera preocupación acerca de su capacidad para pagar, dar de comer y equipar a las unidades iraquíes". Oficiales estadounidenses aseguraron al citado diario que el plan de retirada parcial "depende de un ministerio de Defensa que funcione".

En segundo lugar, los duros ataques insurgentes contra soldados iraquíes han complicado la campaña de reclutamiento en Iraq. El general Donald Alston, portavoz de las fuerzas de la coalición, aseguró ayer que se están registrando 1.400 nuevos soldados iraquíes cada mes y que el ejército iraquí ya tiene ocho divisiones terrestres y 101 batallones. El presiente Bush dijo en abril que se habían entrenado 150.000 soldados iraquíes, pero el número que el ejército considera que podrían ser utilizados de forma independiente, sin la presencia estadounidense, asciende a sólo 1.500, según datos en la revista Harper´s

Sin embargo, la iraquización de la guerra en Iraq se vuelve cada vez más acuciante para la administración que difícilmente puede sostener el daño electoral de los constantes muertos estadounidenses. Hasta la fecha, la administración ha intentado tranquilizar a la opinión publica creando una serie de metas – la captura de Saddam Hussein, la entrega del poder político a los iraquíes, las elecciones generales– las que se ha sostenido, marcarían el inicio de una reducción de las bajas norteamericanas. Pero el total ya rebasa las 1.800 y todo indica que este mes el número de muertos puede batir récord. La destrucción ayer de vehículos anfibios – y no el habitual Humvee– es otro indicio, coincidieron los analistas militares, de que se ha perfeccionado el diseño de las minas para horadar la coraza de los vehículos estadounidenses.

La opinión publica se ha girado contra la guerra desde las elecciones presidenciales. El 48% de los estadounidenses consultados a mediados de julio se mostró partidario de reducir el número de tropas en Iraq en este momento y el 49% apoya un calendario anunciado ya para la retirada total.

El hecho de que las dos unidades de marines que sufrieron los últimos ataques provienen de Ohio, el estado considerando crítico en las elecciones presidenciales, no augura ningún bien para el presidente. Los lazos amarillos que simbolizan el apoyo a las tropas se ven acompañados en el sur de este estado por un lazo negro que representa a los desaparecidos. "Al principio no pensaba que esa guerra era un error, pero ahora está durando más de lo que esperaba", dijo Deana Knowles, ama de casa de un pueblo en el sur conservador de Ohio, aunque añadió que aún cree que se tiene que "terminar el trabajo". Jackie Nelson de 41 años, del pueblo de Ripley, en la orilla del río Ohio, dijo en cambio: "Hay que sacar a nuestros chicos ya, en este instante, porque no deberían estar siendo despedazados a tiros en otro país".

Volver