Cómo
la propaganda estadounidense fabrica un mito
Abu
Musab al–Zarkaui, el superhéroe del Mal
Por
Vladimir Alexe (*)
Red
Voltaire, París, 02/08/05
Para
realzar al superhéroe del Bien –George W. Bush–, la propaganda
estadounidense ha creado superhéroes del Mal: primero Bin Laden,
luego Zarkaui. En ambos casos, hace notar el periodista rumano
Vladimir Alexe, el demonio es un ángel caído: un agente de la CIA
que se habría vuelto contra su creador. Una vez creado el mito, se le
hace asumir la responsabilidad de los hechos más diversos para
exorcizar la barbarie de la Coalición.
Durante
los últimos cuatro años, el terrorismo ha conocido un crecimiento
exponencial a nivel planetario. De fenómeno periférico, ha pasado rápidamente
a ser un riesgo para la seguridad colectiva, la pesadilla de todas las
sociedades, democráticas o no.
En
este contexto, han aparecido igualmente las superestrellas del
terrorismo. El "primer genio malo" del fundamentalismo islámico
fue Osama bin Laden. Ahora bien, en la actualidad, éste corre el
riesgo de ser destronado por un nuevo personaje, considerado tan maléfico
como aquel, pero mucho más misterioso: Abu Musab al–Zarkaui (o Abu
Mussab Al–Zaqawi, según la transcripción ortográfica inglesa). Se
trata de un personaje cuyo nombre era totalmente desconocido hasta
hace tres años, pero al que desde entonces se le atribuye el papel de
líder de la insurrección iraquí, de cerebro de las operaciones
terroristas contra Estados Unidos y Europa.
Se
habla tanto sobre hechos tan complejos que al final parece más bien
el héroe de cuentos populares en vez de un hombre de carne y hueso.
Hay analistas que sostienen que se trata de un misterioso jordano de
origen palestino, una leyenda que ya veremos parece creada con fines
propagandísticos.
La
"guerra contra el terrorismo", caracterizada por el
presidente Bush Jr. como la "guerra del derecho", define el
"Bien" y el "Mal" sobre la Tierra, lo que hace de
los jefes mundiales del terrorismo las encarnaciones inmediatas del
"Mal". Las campañas de propaganda tienen por lo tanto la
función de mantener viva la "amenaza terrorista" en la
mente de los ciudadanos norteamericanos. La creación de ciertos
personajes, de ciertos mitos del terrorismo universal como Osama bin
Laden (ex agente de la CIA) o, en la actualidad, Abu Musab al–Zarkaui,
todo el tiempo perseguidos, pero jamás apresados por el Pentágono,
tiene la función de autentificar, "personalizar" una guerra
que ha permitido, a fin de cuentas, ampliar considerablemente la
esfera de influencia directa de los Estados Unidos.
Afganistán:
los inicios
Michel
Chossudovsky escribe en un artículo intitulado "The Pentagon's
New Terrorist Mastermind" que las agencias de inteligencia y
contraespionaje norteamericanas han constituido desde hace mucho sus
propias organizaciones terroristas. Una serie de organizaciones
"islamistas" han actuado y actúan aún de conformidad con
un plan secreto para crear las ocasiones y justificar en el mejor
momento la intervención del ejército de los Estados Unidos. Siempre
según Chossudovsky, esta organización funcionaría exactamente como
los dos brazos de un cuerpo humano, en el que el izquierdo crea las
condiciones para la intervención del derecho. Por lo tanto existe un
"cerebro" que lo coordina todo, y el autor recuerda que el
movimiento "islámico–terrorista" perseguido por
Washington en la actualidad fue en sus inicios pura creación
estadounidense.
¿Cómo
inventaron los Estados Unidos el movimiento islámico–terrorista? Es
precisamente Zbigniew Brzezinski quien nos lo dice en una entrevista
aparecida en el número del 15–21 de enero de 1998 del Nouvel
Observateur. El ex consejero para los asuntos de defensa nacional del
presidente Jimmy Carter devela en la misma –en exclusiva– que la
intervención de la CIA en Afganistán precedió a la invasión soviética
de 1979. Dice Brzezinski: "Según la versión oficial de la
historia, la CIA habría apoyado al movimiento de los muyaidines a
partir de 1980, es decir, después de la intervención armada soviética
que invadió Afganistán el 24 de diciembre de 1979. En realidad las
cosas sucedieron de forma diferente, pero se trataba de un secreto
guardado hasta ahora. El 3 de julio de 1979, el presidente Carter firmó
la primera directiva secreta para ayudar a los opositores al régimen
pro soviético de Kabul". El objetivo era crear un
"Vietnam" par el ejército y la economía soviética. En el
marco de este plan secreto, los Estados Unidos financiaron, entrenaron
y armaron sustancialmente a millares de islamistas traídos de
diversos países y continentes al vecino Pakistán.
La
prestigiosa revista Covert Action Quaterly, que en sus últimas
entregas publicó el sumario de los acontecimientos del 11 de
septiembre de 2001 y la evolución del fenómeno del terrorismo, hace
un balance inquietante: la administración Carter creó a los
"islamistas" de Sudán; la administración Bush padre
intensificó la colaboración con los "islamistas" de
Afganistán y Sudán, mientras que la administración Clinton apoyó a
los "islamistas" de Albania, Argelia, Bosnia, Chechenia,
Irak y Libia.
Desde
un punto de vista geoestratégico, Osama bin Laden es el mejor
"amigo" del presidente Bush. ¿Qué habría hecho Bush sin
Bin Laden?, se pregunta Michael C. Ruppert, con treinta años de
experiencia en misiones "secretas" a sus espaldas, en su
obra Crossing the Rubicon [1]. Las conclusiones del autor van muy
lejos: "Creo que Bin Laden fue y sigue siendo un agente de la
CIA, del gobierno de los Estados Unidos y de Wall Street." Ello
explicaría por qué el terrorista más buscado del planeta no ha sido
nunca capturado. Sin embargo, desde enero de 2003 otro mito del
terrorismo internacional aparece en la arena internacional: el del
pretendido Abu Musab al–Zarkaui, a quien nadie conocía hasta esa
fecha. ¿Quién es entonces este Zarkaui?
Biografía
confusa para un oscuro terrorista
Hasta
enero de 2003 se oía hablar muy poco de Abu Musab al–Zarkaui.
Ilustre desconocido, en un breve lapso de tiempo se convirtió en el
terrorista más célebre del planeta. Sin embargo, su biografía está
rodeada de un velo de misterio, de ahí que sea muy difícil separar
el aspecto legendario de la realidad. La leyenda podría ser atribuida
al imaginario popular, pero, también, a la propaganda gubernamental.
Con las reservas de rigor, he aquí más o menos los principales
hechos que, según se dice, habrían marcado hasta hoy la existencia
de Abu Musab al–Zarkaui.
Nació
hace 38 años en la localidad de Zarka, en Jordania, de una familia
pobre de nueve hijos. Su familia pertenece a la tribu beduina Bam
Hassan, la mayor y más religiosa de las tribus hachemitas del reino
de Jordania. Su nombre al nacer fue Ahmed Fadil Hamdan Khalaila, que más
tarde cambió por el de Abu Musab al–Zarkaui, según el nombre del
poblado natal de su padre.
A
los doce años, Abu Musab fue echado de la escuela y encontró refugio
en los campos palestinos de la periferia de Ammán. Tenía alrededor
de 20 años cuando partió a luchar a Afganistán contra el ocupante
soviético. Allí inventó la forma de hacer bombas artesanales y
luego fue a entrenarse a un campo de muyaidines procedentes de
diversos países musulmanes. En 1990 volvió a Jordania. En el mes de
diciembre de 1999, el nombre de Zarkaui es pronunciado durante el
ataque al hotel "Padisson Sas", en Ammán. Descubierto el
complot por la policía, Zarkaui es hecho prisionero y luego
indultado. Al salir de prisión huye a Pakistán para luego regresar a
Afganistán. En 2002, Zarkaui lucha con los talibanes contra las
fuerzas norteamericanas. Se dice que fue gravemente herido en un pie
durante una emboscada, lo que no le impidió huir a Irak, donde, en un
hospital de Bagdad, le amputaron el pie herido. Posteriormente, y según
todas las probabilidades, la invasión anglo–estadounidense
encuentra a Abu Musab al–Zarkaui en el Norte de Irak, en la zona
kurda, lugar ideal para continuar la "guerra santa" al
frente de su grupo de combatientes "Ansar al–Islam",
compuesto por cerca de 400 fundamentalistas. Finalmente, en abril de
2003, tras la caída de Bagdad ante la ofensiva de las fuerzas de los
Estados Unidos, Zarkaui y su grupo son ubicados en el centro de Irak
en la zona nombrada "el triángulo sunita".
Nacimiento
de una leyenda
Zarkaui
fue por lo tanto catapultado a la arena internacional en febrero de
2003, apenas seis semanas antes de la invasión norteamericana a Irak
so pretexto de la presencia de armas de "destrucción
masiva" fabricadas por el régimen de Sadan Husein, según el
discurso del secretario de Estado Colin Powel ante el Consejo de
Seguridad de la ONU donde éste declaraba: "Lo que quiero señalarles
hoy es la conexión, posiblemente mucho más siniestra, existente
entre Irak y la red terrorista Al Qaeda, conexión que vincula a las
organizaciones terroristas clásicas con los métodos modernos de
asesinato. Irak alberga hoy una mortífera red terrorista dirigida por
Abu Musab al–Zarkaui, aliado y colaborador de Osama bin Laden y sus
lugartenientes de Al Qaeda." En su alocución, Powell emplea en
nombre de Zarkaui para establecer el vínculo entre Sadam Husein, el
partido Baas (socialista–nacional) y lo que Washington denominará
la "red del terror islámico". En otras palabras,
desconocido hasta entonces, el terrorista de origen jordano era
presentado como la verdadera prueba de que el Irak de Sadam Husein
(totalitario y laico), mantenía relaciones con Al Qaeda. Una vez
establecida esta relación, la administración Bush Jr. podría
pretender que el régimen de Bagdad constituía una amenaza para los
Estados Unidos. En el centro de esta argumentación, un hombre, el
misterioso Abu Musab al–Zarkaui, es bruscamente propulsado al
estatus de superterrorista.
Dado
que en ese momento su nombre era totalmente desconocido, el secretario
de Estado se vio obligado a hacer una corta presentación:
"palestino nativo de Jordania, Abu Zarkaui había combatido
durante la guerra de Afganistán hacía más de diez años. A su
regreso a Afganistán, en 2000, dirigió un campo de entrenamiento de
terroristas. Una de sus especialidades y una de las especialidades del
campo: el veneno. Cuando nuestra coalición hizo huir a los talibanes,
la red de Abu Zarkaui ayudó a establecer otro campo de adiestramiento
de los especialistas del veneno y los explosivos, y este campo está
situado en el nordeste de Irak. Esta red enseña a sus miembros a
producir ricina y otros venenos (...). Desde su red terrorista en
Irak, Abu Zarkaui puede dirigir las actividades de esta red en el
Medio Oriente y más allá (...). Abu Zarkaui y su red prepararon
actos de terrorismo contra países como Francia, Gran Bretaña, España,
Italia, Alemania y Rusia".
De
un pequeño muyaidín anónimo, Al–Zarkaoui pasó a ser en un día
una estrella del terrorismo internacional y su consagración llegó
algunas semanas más tarde, cuando el propio presidente Bush Jr.
mencionó a Al–Zarkaoui, calificándolo directamente como el
"hombre más peligroso del planeta, después de Osama bin Laden".
Terror
en los Estados Unidos
Después
del discurso de Colin Powell ante el Consejo de Seguridad, tampoco la
opinión pública olvidó el nombre de Al–Zarkaui. El terrorista de
quien nunca se había oído hablar se hacía bruscamente omnipresente
en todos los frentes. El 8 de febrero de 2003 se produce una
"alerta antirricina" en Estados Unidos. En una carta enviada
a la dirección de Bill Frist, líder de la mayoría republicana en el
Senado, se descubrió un "polvo blanco sospechoso".
Inmediatamente las autoridades mencionan el nombre de Zarkaui,
identificándolo como el "posible cerebro" de la operación.
La National Rewiew del 18 de febrero de 2003 brinda los siguientes
argumentos: "Es bien conocido que Zarkaui, ingeniero bioquímico
y jefe de la organización Al Qaeda, se ocultaba en Afganistán donde
se encontraron trazas de ricina así como otros venenos".
La
histeria de la ricina de Zarkaui fue sustituida seguidamente por otra
cosa. El 13 de febrero de 2003, la cadena de televisión ABC difundía
la noticia de que el terrorista–fantasma refugiado en Irak preparaba
allí un ataque con bomba radioactiva a Estados Unidos. Esto tenía
lugar justamente una semana después del discurso de Colin Powell ante
el Consejo de Seguridad.
¡En
los Estados Unidos las autoridades desencadenan la "alerta
naranja"! Powell declaraba entonces a la cadena ABC: "Es fácil
para un terrorista hacernos arder con una bomba radioactiva fabricada
en los Estados Unidos. El pueblo norteamericano debe saber que esta
posibilidad existe." Durante este tiempo la cadena de televisión
estadounidense alertaba a los hoteles, boutiques, inundaba los buzones
electrónicos, etc. Después de este anuncio, decenas de miles de
estadounidenses se precipitaban a comprar máscaras de gas, coberturas
de plástico, cintas adhesivas, etc. a fin de prepararse para un
eventual ataque.
Es
inútil decir que después de la ocupación de Irak, las tropas de la
Coalición no han encontrado una sola bomba radioactiva, ni ricina ni
arma química cualquiera que esta sea.
La
filial española
El
"mito Al–Zarkaui" fue fortalecido por el presidente español
José María Aznar. Mientras Colin Powell presentaba el
"expediente Zarkaui" en la ONU, Aznar declaraba el 5 de
febrero de 2003 en el parlamento español que existían informaciones
según las cuales España podría ser blanco de ataques químicos.
Según
Aznar y reportado por El País el 6 de febrero de 2003, Al–Zarkaui
habría tenido vínculos con Merouane Ben–Ahmed, un "experto en
armas químicas y explosivos a quien visitó poco tiempo antes en
Barcelona". Más aún: Aznar sostuvo ante la Cámara de Deputados
que 16 sospechosos de Al Qaeda en posesión de armas químicas y
explosivos tenían relaciones con el terrorista–fantasma Al–Zarkaui.
La
información en su totalidad era falsa. El ministro español de
Defensa Nacional reconoció más tarde que las "armas químicas"
sólo eran simples detergentes" (cf. Irish News, 27 de febrero de
2003).
Posteriormente,
se producen los atentados de Madrid el 11 de marzo de 2004. Aunque las
investigaciones de la prensa española hayan excluido la implicación
de Al–Zarkaui, la CIA lo designaba como el principal sospechoso. La
hipótesis fue presentada nuevamente en la CNN el 13 de marzo de 2004.
Es decir, dos días después del atentado, cuando la investigación de
la policía española apenas había comenzado. Un invitado de la CNN
explicaba en qué se basaba para acusar a Al–Zarkaui:
"Intercepté su último memorando, el mes pasado, que indicaba la
continuación de las acciones contra Estados Unidos".
Más
tarde, el argumento fue retomado, pero de forma más matizada. Según
la CIA, un "grupo de marroquíes" habría estado implicado
en los atentados de Madrid. Éstos habrían debido estar en contacto
con Al–Zarkaui según el descubrimiento del diario The Australian
del 24 de mayo de 2004.
El
misterioso Al–Zarkaui parece por lo tanto ser alguien muy ocupado.
Miremos más de cerca lo que hizo en la primavera de 2003. Desde su
escondite iraquí –protegido de la mirada de los inspectores de la
ONU que registran el país en todas direcciones–, nuestro
superterrorista preparaba ricina para enviar por carta a Estados
Unidos, enterraba algunas bombas radioactivas, organizaba y coordinaba
su red criminal recientemente extendida a cuatro países europeos y,
para terminar, hacía de intermediario entre Al Qaeda y el régimen de
Sadam Husein. Ni siquiera la invasión estadounidense a Irak logró
frenar esta actividad frenética. Muy por el contrario. Desde entonces
los hechos atribuidos a Al–Zarkaui son, en primer lugar, numerosos.
Su nombre es relacionado con más o menos todas las acciones
terroristas.
The
Weekly Standard, revista próxima a los círculos neoconservadores del
grupo PNAC, escribía el 24 de mayo de 2004: Al–Zarkaui dirigió no
sólo el asesinato de Nick Berg, sino también la carnicería de
Madrid el 11 de marzo, el bombardeo de los chiítas en Irak durante el
mismo mes y el atentado kamikaze del puerto de Basora el 24 de abril.
Antes del 1º de septiembre de 2001, conspiraba para matar turistas
israelíes y norteamericanos en Jordania."
Abu
Musab al–Zarkaui se convirtió en el nuevo "genio del mal"
del islamismo, mientras que poco a poco se iba olvidando a Osama bin
Laden. La CIA aumentó la recompensa por la captura de Zarkaui de dos
millones de dólares a 30 millones, una suma en consonancia con su
rango de superterrorista.
De
forma extraña y a pesar de su implicación en tan numerosas
actividades criminales dadas por verdaderas, Zarkaui permanece siendo
un personaje fantomático. Las informaciones sobre su persona continúan
siendo sumarias. Los responsables de la CIA reconocieron en la misma
entrega del Weekly Standard que la Agencia no dispone de una sola
fotografía que suponga sea de Zarkaui y no conoce ni su talla ni su
peso.
El
videocasete de la ejecución de Nicolas Berg
En
mayo de 2004, Al–Zarkaui era responsabilizado por la decapitación
de Nicolas Berg [2] tras haberlo tomado como rehén. Algunos
comentaristas no pudieron abstenerse de señalar que esta ejecución
–supermediatizada– cayó en el momento oportuno para Donald
Rumsfeld. En medio del escándalo de la prisión de Abu Ghraib,
numerosos senadores norteamericanos habían solicitado la renuncia del
secretario de Defensa a quien consideraban responsable, al menos
moralmente, de los horrores que se practicaban en esta prisión.
La
cinta grabada con la ejecución de Nick Berg creó en la opinión pública
una corriente de indignación antiiraquí que podía distraer la
atención de dos cuestiones importantes. El 11 de mayo de 2004, la CNN
presentaba un misterioso informe, descubierto en un sitio islámico,
en el que se acusaba a Zarkaui de haber decapitado a Berg. Dos días
después, la CNN anunciaba: "La CIA confirma que el asesino de
Nicholas Berg fue Abu al–Zarkaui".
La
prueba: un videocasete intitulado: "Abu Musab al–Zarkaui
presente en la ejecución de un norteamericano." En la grabación
se veía a un individuo enmascarado que hablaba inglés y del que los
expertos de la CIA decían al unísono: "¡Es Zarkaui!"
Sirajin
Sattayev en "Was Nick Berg killed by US intelligence?" señalaba
una serie de faltas de concordancia en el videocasete. Así, Sattayev
señalaba: Zarkaui es jordano, pero el hombre del videocasete no habla
con acento jordano. A Zarkaui le amputaron un pie, sin embargo ninguno
de los pies del hombre que aparece en la cinta presenta esta anomalía.
Además, el hombre que se pretende ser Zarkaui tiene puesta una
alianza amarilla, probablemente de oro; eso es algo que ningún
islamista fundamentalista haría porque su fe no se lo permite.
Inmediatamente
después de la mediatización de esta verdadera bomba –un Zarkaui
con sus dos pies, un anillo de oro en el dedo anular y que habla inglés–,
la revista News and World Report del 24 de mayo afirmaba: "Las
personalidades oficiales y autorizadas de la inteligencia
norteamericana, que creían que Zarkaui había perdido un pie en
Afganistán, modificaron recientemente su opinión y ahora afirman que
Zarkaui tiene sus dos pies". La situación cambia.
El
misterio de los rehenes en Irak
A
diferencia de Bin Laden, Zarkaui no ha llamado nunca a la "guerra
santa" contra los judíos o los cristianos (los
"cruzados"). Durante su declaración ante el Consejo de
Seguridad de la ONU, Colin Powell "olvidó" mencionar dos
hechos importantes: por una parte que Zarkaui y su organización
"Ansar al–Islam" eran opuestos a Sadam Husein, y, por
otra, que los Estados Unidos no manifestaron ningún interés (lo que
hubieran podido hacer) para destruir su base en el Norte de Irak en
una zona mayoritariamente habitada por los kurdos. ¿Por qué?
¿Desde
cuándo en Irak las tomas de rehenes son medios estratégicos? Cerca
de seis meses después de que la Coalición dirigida por Estados
Unidos hubiera ocupado el país. En mayo de 2004 (después de cerca de
un año de ocupación) Nick Berg es decapitado. Le siguen Eugene
Armstrong y Jack Hensley en el mes de septiembre de 2004, luego el
británico Ken Bigley en octubre de 2004.
Lo
impresionante es que entre los rehenes de Zarkaui hay personajes
especialmente desagradables para la Coalición. Se trata de hombres de
negocios sospechosos de espionaje, de periodistas de
"izquierda" o independientes que reportaban hechos contra
los intereses de las fuerzas de ocupación y a quienes les era
indiferente la censura, o activistas de organizaciones humanitarias
independientes.
Por
ejemplo, Nick Berg fue secuestrado en el momento en que la Coalición
sospechaba de él por desplazarse clandestinamente de Irak a Irán.
Según su padre, el FBI investigaba a toda la familia de Berg en los
Estados Unidos en busca de informaciones sobre los viajes de éste a
Irán. Los reportajes de Giuliana Segrena, la periodista del Manifesto
(diario comunista italiano) no eran favorables a las tropas de ocupación
y recordaban constantemente el "genocidio de Faluya".
Estados
Unidos sólo estimula a venir a Irak a los periodistas llamados
"corresponsales de guerra", acreditados ante las fuerzas de
la Coalición. Reciben un uniforme del ejército de los Estados Unidos
así como protección militar. En el hotel reciben notas y
videocasetes controlados por la censura militar. Como durante la
guerra con la ex Yugoslavia, estos muy numerosos "corresponsales
de guerra" apenas abandonan sus hoteles y envían a sus diarios
las informaciones que les brinda ya hechas el ejército de los Estados
Unidos. Los demás periodistas, los que hacen su trabajo sin pasar por
la censura militar, corren el riesgo de caer en manos de "Zarkaui"
y ser decapitados u objeto de un pedido de rescate. ¿La idea no es
atemorizar a los periodistas y a los trabajadores de las ONG
independientes (ver el programa del Pentágono "P2OG") a fin
de incitarlos a permanecer alejados de las zonas
"sensibles"?
Cualquiera
que sea el grado de imprevisibilidad de la situación en Irak, no
podemos menos que asombrarnos por la forma más que rara empleada por
Al–Zarkaui para alcanzar sus objetivos. Numerosas víctimas de las
acciones de su organización no tenían que cuidarse, a priori ni de
forma explícita, de ser un objetivo de los terroristas islámicos.
Diez
mil dólares por creer en la ficción "Zarkaui"
El
nombre de Al–Zarkaui fue invocado en 2003 para justificar la guerra
en Irak. Hoy, es presentado como la punta de lanza de la insurrección,
motivo esgrimido para afirmar que la paz no es aún posible, por lo
que las tropas de la Coalición deben posponer su retirada. Se
atribuye a la organización de Zarkaui todo tipo de acciones
terroristas: coches–bombas, secuestros, toma de rehenes y
ejecuciones. Tantas acciones y tan complejas que parece difícil sean
dirigidas por un solo hombre. El diario australiano The Age plantea
una hipótesis interesante: "Al–Zarkaui no existe". O, por
o menos, el personaje brioso e hiperactivo descrito por los servicios
secretos norteamericanos no existe. Es un personaje de ficción. The
Age reporta, manteniendo el anonimato, el testimonio de un oficial de
operaciones psicológicas del ejército norteamericano. Éste habría
declarado al diario australiano: "Pagué hasta 10,000 dólares a
oportunistas y a delincuentes comunes para que afirmaran un poco por
todas partes, al ser interrogados por los periodistas, que Zarkaui
existe, haciéndolo así el héroe de cada acción terrorista en
Irak".
¿Dónde
está entonces la verdad o la mentira tras la leyenda de los nuevos
personajes del terrorismo? ¿Ha sido este personaje en su totalidad
fabricado en un laboratorio de la desinformación o, a partir de una
base real se le han reforzado un poco los "rasgos"? Como
quiera que sea, y en lo que respecta a sus inicios en la lucha islámica,
la CIA debería saber bastante. Los medios de comunicación evitan
recordar un hecho extremadamente importante: "Al Qaeda" nació
en 1987, en los campos islamistas de Pakistán, apoyada por la CIA y
el ISI (servicio de contraespionaje del ejército paquistaní) que
luchaba en Afgfanistán contra el ocupante soviético. Es en esta época
que la CIA recluta a Bin Laden. Tanto él como el joven Zarkaui servían
a los intereses de los Estados Unidos contra el enemigo de la época:
la Unión Soviética. Este hecho fue incluso reconocido por el ex
secretario de Estado, Colin Powell, el 5 de febrero de 2003 en su
presentación de los hechos ante el Consejo de Seguridad.
Existe
una vasta documentación, sistemáticamente ignorada por los grandes
diarios y cadenas de televisión, en cuanto a la ayuda y apoyo
concedidos por la CIA durante estos años a "Al Qaeda".
Personajes políticos de primera magnitud como Colin Powell y Richard
Armitage se han implicado directamente a fin de canalizar los
esfuerzos de los insurgentes islamistas en Afganistán. Así, puede
concluirse que tanto Osama bin Laden como Abu Musab al–Zarkaui han
sido puras "creaciones" de la CIA.
Hoy
un nuevo argumento se abre paso entre los neoconservadores, a saber
que Al–Zarkaui estaría financiado por Irán. De ahí que a este país
Washington lo haya situado en la lista de países del "Eje del
Mal". De modo que la "época de Al–Zarkaui" no parece
acabarse y el terrorista–fantasma podría ser utilizado contra Irán.
Notas:
(*)
Periodista del diario Ziua (El día) en Bucarest, autor de obras de
historia contemporánea, en especial de una biografía muy crítica
del ex presidente Ion Iliescu.
1] Crossing the Rubicon, The Decline of the American
Empire at the End of the Age of Oil, por Michael C. Ruppert, New
Society Publishers 2004.
[2]
"El caso Nicholas Berg" Voltaire, 20 de mayo de 2004.
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