Un escurridizo
francotirador irakí está minando la moral de los estadounidenses en
Bagdad
Los irakíes ya
tienen a su propio Vasily Zaitsev
Por
Rory Carroll
The Guardian / Rebelión, 10/08/05
Traducido para Rebelión por
LB.
Nunca han visto a Juba.
Lo oyen, pero entonces ya es demasiado tarde: suena un disparo y otro
soldado estadounidense cae derribado, muerto o herido.
Nunca se produce un
segundo disparo, nunca tienen los soldados estadounidenses la
oportunidad de identificar el origen del tiro y cazar al cazador. El
francotirador dispara una sola vez y luego se esfuma.
Juba es el apodo que
los soldados estadounidenses han dado a un francotirador insurgente
que opera al sur de Bagdad. Ignoran su aspecto, su nacionalidad y su
verdadero nombre, pero conocen y temen su pericia.
“Es bueno”, dice el
especialista Travis Burress, de 22 años, francotirador en el batallón
1-64 estacionado en Camp Rustamiyah. “Cada vez que desmontamos estoy
seguro de que todo el mundo piensa en él. Es una seria amenaza para
todos nosotros”.
Ataques con armas
sorprenden ocasionalmente a las patrullas montadas y a pie que
organiza el batallón, pero el chasquido solitario de lo que parece
ser un rifle Tobuk inspira especial pavor.
Desde febrero se
atribuye a Juba la muerte de al menos dos miembros del batallón y las
heridas causadas a otros seis más. Algunos le atribuyen también la
muerte de otra docena de soldados.
En una guerra marcada
por bombas sectarias y bajas civiles, Juba es excepcional dado que
solamente apunta a soldados de la coalición, un blanco difícil que
se mueve protegido por vehículos acorazados, blindaje corporal y
cascos.
Juba espera a que los
soldados se apeen o se pongan de pie en la torreta de un Humvee y
apunta a los intersticios de su blindaje corporal: la parte baja de la
columna vertebral, las costillas, o encima del pecho. Ha llegado a
matar desde una distancia de 200 metros.
“Fue un disparo
perfecto”, declara acerca de una de sus acciones el comandante del
batallón teniente coronel Kevin Farrell. “Pulverizó la espina
dorsal [de su objetivo]”.
“Tenemos varias técnicas
para inducirle a salir, pero está muy bien entrenado y es muy
paciente. Nunca dispara dos veces”.
Algunos miembros del
batallón piden que se aposten francotiradores en los tejados que
dominan las rutas de aprovisionamiento que constituyen el coto de caza
de Juba para tratar de ponerlo entre las cuerdas.
“Sería una misión
bastante jodida porque el tío es bueno”, afirma el especialista
Burress. “Creo que hace falta un francotirador para poder cazar a
otro, y lo más seguro es que tengamos que dar el callo todos para
acabar con él.”
Los francotiradores
estadounidenses trabajan en equipos de al menos dos personas, un
tirador y un localizador; éste último debe poseer más experiencia
puesto que tiene que utilizar complicadas fórmulas para calcular
factores tales como fuerza del viento y coeficientes de resistencia.
Algunos temen que Juba
se esté convirtiendo en un héroe de la resistencia, aclamado por
aquellos irakíes que distinguen entre “buenos” insurgentes, que
atacan sólo a estadounidenses, y “malos” insurgentes que dañan a
civiles.
La radio macuto de los
insurgentes celebra un incidente que tuvo lugar el pasado mes de junio
cuando los cuatro miembros de un equipo explorador de francotiradores
estadounidenses fueron abatidos en Ramadi por sendos disparos en la
cabeza.
A diferencia de sus
enemigos, los francotiradores estadounidenses en Bagdad raramente
llegan a disparar (2). Normalmente se ocultan en las azoteas y
utilizan equipos de imagen térmica y de visión nocturna para vigilar
el terreno. Cuando detectan actividad sospechosa, llaman a la aviación
o a patrullas de infantería.
“Somos profesionales.
Hay una línea que separa a un maníaco con un arma y a un
francotirador”, dice Mike, de 31 años, cabo de un pelotón de
francotiradores de reconocimiento que prefirió ocultar su apellido.
Habló en el curso de
una misión de 24 horas de duración en un tejado durante la cual su
equipo comió comida basura y orinó en una botella. De día
permanecen echados en el suelo inmóviles para evitar ser detectados.
“No es una vida muy glamurosa que digamos”, explicó.
No había rastro de
Juba, quien acostumbra a trabajar más hacia el este, pero el equipo
detectó destellos de mortero y transmitió las coordenadas a su base.
Mike dice que él ha
matado a 14 personas en Somalia, a tres en Afganistán y a una en
Irak. “No es como piensas que va a ser, un subidón emocional. Te
limitas a pensar en el viento, la distancia, y luego ya está”.
Los disparos de
francotiradores son solamente una de las amenazas que penden sobre un
ejército estadounidense que ha sufrido graves bajas esta semana.
Ayer otro soldado fue
muerto en Ramadi, al este de Bagdad, que se añade a los 21 que
murieron en ataques el lunes y el miércoles.
La mayoría de las
bajas son provocadas por bombas colocadas junto a la carretera. El
tamaño y diseño de las explosiones ha llevado a los investigadores a
concluir que los insurgentes están aprendiendo métodos de fabricación
de bombas de otras organizaciones terroristas (sic).
Ayer el New York Times
informó que las técnicas empleadas por Hezbollah en el Líbano se
están haciendo cada vez más frecuentes en las bombas que están
estallando junto a las carreteras en Irak.
Un alto comandante
estadounidense que prefiere permanecer en el anonimato citado por el
mencionado diario afirmó que las bombas construidas con explosivos se
parecían mucho a las que Hezbollah utilizaba contra Israel.
“Pensamos que
probablemente están yendo allá a aprender a fabricar bombas con
capacidad de destruir vehículos blindados”, declaró.
Notas
del Traductor:
(1)
Vasily Zaitsev es el nombre de un francotirador soviético que mató a
149 alemanes durante la batalla de Stalingrado y a 400 durante toda la
guerra. Su pericia como francotirador y su puntería eran tales que
acababa con sus objetivos de un sólo disparo. El régimen soviético
lo elevó a la categoría de héroe nacional para levantar la moral de
los combatientes soviéticos. La película de Jean-Jacques Annaud
Enemigo a las puertas (2000) recrea su historia de forma semificcional.
(2)
En otras zonas de Irak la actitud de los francotiradores
estadounidenses dista mucho de ser la descrita por el autor de este
artículo. Pueden consultarse al respecto las crónicas de Dahr Jamail,
donde se informa de los numerosos civiles, personal médico y
ambulancias que han sido blanco de los disparos indiscriminados de los
francotiradores estadounidenses.
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