Marines
en estado de "pánico"
"Vaca–bomba":
una nueva estrategia de ataque con animales "explosivos"
IAR–Noticias,
17/08/05
La
resistencia iraquí ensaya nuevas técnicas de aniquilamiento, basadas
principalmente en el "terror", cuyos efectos psicológicos
producen un deterioro progresivo de la moral combatiente de las
fuerzas de ocupación.
Según
el jefe militar del Pentágono, Richard Myers, la resistencia iraquí
ejecuta entre 50 y 60 ataques diarios en Irak, y una gran cantidad de
ellos los realiza por medio de explosivos.
Los
principales jefes militares de EEUU en Irak –por medio de diferentes
testimonios y conferencias de prensa– han reconocido que los ataques
rebeldes son cada vez más sincronizados y demoledores, a los que se
debe agregar la "creatividad" y el diseño de los
instrumentos de la muerte.
Para
muchos expertos, Irak se ha convertido en una especie de
"laboratorio" para nuevas técnicas y estrategias operativas
de guerrilla urbana hasta ahora desconocidas en el resto del mundo.
Cuando
los militares norteamericanos bombardearon y ocuparon Bagdad en tiempo
récord, no imaginaban la magnitud ni la calidad de la resistencia que
debían enfrentar dentro de la modalidad del "combate
urbano", donde el atacante se mimetiza con el conjunto de la
población y aparece y desaparece como fantasma por cualquier parte.
En
este escenario de guerra –donde los tanques Abrams y los misiles de
última generación quedan obsoletos– las fuerzas ocupantes se ven
sometidas a una presión psicológica esencial: no saber cuándo ni
por donde van a ser atacadas.
Según
diversos testimonios de oficiales y soldados aparecidos en The
Washington Post y The New York Times, la moral combativa de los
militares estadounidenses se viene resintiendo progresivamente por la
tensión psicológica que le produce "no ver al enemigo" en
el campo de batalla.
Según
esos mismos testimonios, la mayoría de los cuadros de enfermedades
psiquiátricas entre los soldados invasores se origina
mayoritariamente en el temor permanente a los ataques explosivos, cuyo
lugar y momento son imposibles de prever.
Desde
hace algún tiempo, los atentados con explosivos utilizando animales
–vivos o muertos– se han incrementado convirtiéndose en una práctica
temible y cotidiana.
Hasta
ahora esa metodología se aplicó con animales de todo tipo y tamaño,
desde perros y gatos hasta caballos.
Pero
faltaba la vaca
Este
lunes veintiséis personas murieron en una serie de ataques en Irak,
entre ellas, un camionero turco víctima de un atentado con una
"vaca–bomba".
"El
cadáver de una vaca cargado con explosivos estalló en la región de
Dujail, 40 km al norte de Bagdad, al paso de un convoy de camiones,
destruyendo uno de los vehículos y matando a su chofer turco",
informó a la agencia AFP un comandante del ejército iraquí,
Mohammad Chadidi.
Se
trataba de una flota de camiones de una empresa privada que contrata
transporte de mercancías con el ejército ocupante de EEUU.
En
los últimos días, portavoces militares y de la policía iraquí
informaron que la guerrilla, además de los "kamikase", había
instalado una campaña de "terror" utilizando animales
cargados de explosivos contra los convoyes de las fuerzas de EEUU y de
la policía de Irak.
Corresponsales
y medios locales destacaban la semana pasada que el temor de las
tropas norteamericanas y sus colaboradores iraquíes, roza la
paranoia, y ante la vista de cualquier animal doméstico –vivo o
muerto– que se les cruza por el camino abren fuego.
Según
uno de los corresponsales de la cadena BBC, es muy frecuente que los
marines disparen a distancia contra animales –estén vivos o
muertos– para prevenir y/o hacer estallar los explosivos que podrían
llevar encima.
Esto,
según los testimonios, provoca una matanza deliberada, casi histérica,
de animales domésticos por parte de los "nerviosos" marines
que se desplazan en patrullas o en convoyes militares por las
peligrosas rutas y calles, principalmente en Bagdad.
Así
como todos todos los días se conocen historias trágicas de
acribillamiento de vehículos particulares, con heridos, victimas
fatales, autos destruidos y cubiertos de sangre, y ciudadanos civiles
convertidos en blanco permanente de las balas invasoras, ahora se les
suman los animales.
Marines
en "pánico"
El
ataque contra la periodista italiana, Giuliana Sgrena, en marzo
pasado, en la llamada "autopista de la muerte" que conduce
al aeropuerto de Bagdad, levantó una ola de indignación generalizada
en la capital iraquí, donde se realizaron marchas y movilizaciones
contra el "gatillo fácil" de los marines norteamericanos.
Esta
situación –según relatan los propios habitantes– generó, más
que ninguna otra, un extendido y creciente sentimiento "antinorteamericano"
cuyos efectos se extiende por todas las capas sociales de la sociedad
iraquí, incluida la poderosa comunidad chiíta, que hasta ahora
mantuvo una postura "moderada" con las tropas ocupantes.
El
mando militar norteamericano justifica estos ataques mortales –que
continúan a diario– contra civiles aduciendo "medidas de
seguridad" que sus tropas adoptan ante la indetenible ola de
ataques rebeldes, cuyos blancos principales son las patrullas y los
blindados ligeros que se desplazan por calles y carreteras.
Estadísticas
y conteos realizados por medios norteamericanos señalaban que de los
más de 1.840 soldados norteamericanos "oficialmente"
muertos desde la invasión, más de 700 fueron eliminados por ataques
explosivos mientras se desplazaban por carreteras y calles iraquíes.
En
las estadísticas llevadas por la resistencia y otras fuentes árabes,
las verdaderas bajas norteamericanas se triplican y hasta se
cuadruplican respecto a las cifras proporcionadas oficialmente por el
mando norteamericano acusado de esconder el verdadero número de
muertos y heridos.
Los
asesinatos de civiles son, la mayoría de las veces, consecuencia de
los disparos erráticos de "nerviosos" soldados
estadounidenses, como los que frecuentemente causan la muerte,
incluso, de los propios militares de la coalición ocupante.
Muchos
de los ataques indiscriminados contra civiles desarmados –a los que
ahora se agregan animales sospechosos de portar explosivos– suelen
provenir de los puestos de control militar norteamericanos, cuyos
efectivos están en una permanente situación de estrés y tensión
por los constantes ataques con obuses a que son sometidos por parte de
la guerrilla iraquí.
Desde
marzo pasado, las agencias y los corresponsales en Irak han comenzado
a registrar esta situación con testimonio de furiosos ciudadanos
iraquíes que han padecido pérdidas de familiares, o que salieron con
vida de algunos de estos ataques de los marines.
La
agencia AP, por ejemplo, registró el testimonio furioso de varias víctimas,
entre ellas el de Abdulá Mohammed, cuyo hermano fue muerto a tiros
por soldados estadounidenses, el 28 de febrero pasado, mientras conducía
su coche por una calle en la ciudad de Ramadi.
Mohammed
aseguró que su hermano se había acercado demasiado a una patrulla
estadounidense. "Lo mataron sin motivo, dispararon repentinamente
contra su automóvil", indicó.
Los
vehículos militares que patrullan Bagdad lucen leyendas en árabe que
advierten a los demás a mantenerse alejados o de lo contrario corren
el riesgo de enfrentarse a una "fuerza mortífera".
Similares advertencias están colocadas en los puestos de control
estadounidenses distribuidos por toda la ciudad.
Enfermos
mentales
Muchos
marines sufren profundas enfermedades psiquiátricas después de
servir en Irak, según un documento de la Marina de EEUU obtenido por
la Unión Americana de Libertades Civiles y difundido en febrero
pasado.
El
documento señala que algunos marines relataron cómo habían matado a
soldados iraquíes en combate o habían apuñalado a iraquíes que se
hallaban en el suelo, con el fin de asegurarse de que estaban muertos.
Algunos de ellos fueron apuñalados hasta 28 veces.
Según
The New York Times, el estudio demuestra que “uno de cada seis
soldados norteamericanos tiene síntomas de aguda ansiedad, fuerte
depresión o desorden de estrés postraumático, una proporción que,
según algunos expertos, podría aumentar eventualmente hasta uno de
cada tres, la tasa que fue hallada entre los veteranos del Vietnam.
Los
cuadros según el informe, son causados por el estrés y la ansiedad
que deben enfrentar a diario los militares en un terreno
"hostil" y plagado de peligros desconocidos.
El
documento señala que la principal causa del estrés angustiante se
produce por el miedo a los ataques con explosivos, en primer lugar, y
a las emboscadas en segundo lugar.
Estos
problemas psicológicos han incrementado la tasa de suicidios entre
los marines norteamericanos, que ha alcanzado su nivel más alto de
los pasados cinco años.
Según
The New York Times, en 2004 hubo 32 suicidios confirmados o posibles
de marines estadounidenses, sobrepasando así a los 28 ocurridos en
2001, cuando EEUU invadió Afganistán.
Aunque
los marines son el cuerpo militar más reducido de EEUU, en lo que
respecta al número de sus efectivos, han venido teniendo la tasa de
suicidios más alta, una media de 25 al año, de entre los distintos
cuerpos militares de EEUU desde 1999, año en que el gobierno
estadounidense comenzó a conservar registros detallados.
Además,
el Times señala que “hasta finales de septiembre, el Ejército había
evacuado a 885 soldados de Irak por razones psiquiátricas, incluyendo
a algunos que habían amenazado con o tratado de suicidarse.”
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