Irak resiste

 

Acampada en Crawford, quiere oír del presidente por qué su hijo murió en Iraq

Una madre amarga el verano a Bush

Por Andy Robinson
Corresponsal en Nueva York
La Vanguardia, Barcelona, 14/08/05

La protesta de una madre cuyo hijo murió en Iraq, acampada ante el rancho presidencial de Crawford, se ha convertido en un éxito mediático y en un quebradero de cabeza para el presidente. Con resonancias de Vietnam, Bush advirtió ayer: "Los terroristas sólo ganarán la guerra si nosotros perdemos los nervios".

Una decena de familiares de soldados muertos en Iraq y cientos de manifestantes antiguerra se han unido este fin de semana a la protesta de Cindy Sheehan ante el rancho donde veranea el presidente George W. Bush, en Crawford, Texas, en un momento de creciente oposición popular a la continuada presencia de tropas en Iraq. La protesta de Sheehan, de 48 años y oriunda del pueblo de Vacaville (California), cuyo hijo Casey, de 24 años, murió en abril del año pasado en combate, ya ha resultado un éxito si esto se mide por la cobertura mediática.

Sheehan ha ideado una protesta irresistible para las cadenas de televisión y la prensa, centradas en la atractiva personalidad de esta mujer, cuya triste cara ya es conocida en todo el país. "Soy una madre con el corazón roto y quiero evitar que a otras les pase lo mismo", dijo a la prensa el viernes. Sheehan ha desafiado al presidente a que le explique "cuál fue la causa justa" por la que murió su hijo.

La respuesta de Bush llegó ayer de manera indirecta y tuvo resonancias del debate de la guerra de Vietnam. "Los terroristas no pueden derrotarnos en el campo de batalla. La única manera en que podrán ganar es si nosotros perdemos los nervios", dijo Bush en su discurso radiofónico de todos los sábados.

El interés mediático por Sheehan se debe también a un fuerte giro contra la guerra en la opinión pública. Según un sondeo de la CNN de principios de agosto, el 23% de los estadounidenses apoya la retirada inmediata de algunas tropas y el 33% pide la retirada total. Son de lejos los porcentajes mayores desde el inicio de la guerra y coinciden con la peor valoración de un presidente desde la que tuvo Richard Nixon durante los últimos coletazos de la guerra de Vietnam. Y ayer hubo un inconfundible deje nixoniano en el discurso radiofónico del presidente: "Retirar nuestras tropas de Iraq de forma prematura sería traicionar al pueblo iraquí", aseguró.

Sin embargo, se siguen dando indicios de diferencias en el seno de la Administración respecto a la permanencia de tropas en Iraq. El jueves, Bush sorprendió a los comentaristas políticos al calificar de "rumores y especulación" la propuesta de retirar parte de los 135.000 soldados estadounidenses en Iraq. Sin embargo, unos días antes, los generales George Casey y John Vines habían planteado en sendas declaraciones públicas precisamente esta posibilidad. Las discrepancias entre el Pentágono y la Casa Blanca se han puesto de manifiesto también con la controversia sobre el continuado uso de la frase "guerra contra el terror", defendida por Bush públicamente y rechazada por el máximo responsable de la fuerzas armadas, Richard Myers.

Agosto promete ser el mes más fatídico para las tropas estadounidenses desde el inicio de la guerra. En lo que va de mes, se registra una media diaria de 3,92 muertos, la más alta desde marzo del 2003, mes de la invasión, según la web Coalition Casualties. El total de muertos estadounidenses asciende a 1.847. Por ello, la presencia de Cindy Sheehan en la puerta del rancho presidencial se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para los asesores del presidente.

Tras estar acampada durante los primeros días de la protesta, Sheehan, que se separó de su marido tras la muerte de su hijo, ahora está alojada en una casa cercana. Pretende quedarse en Crawford hasta que el presidente la reciba o, si no, seguirlo a Washington DC cuando acabe sus largas vacaciones. Otros padres de militares han decidido acompañarla.

"Esto gana peso; ayer éramos 700 y ahora ya somos más de mil", dice Bill Mitchell, un jubilado de Atascadero (California) cuyo hijo murió el mismo día y en el mismo combate que el de Sheehan. "Mi hijo fue a la guerra engañado y volvió en un ataúd", añadió a preguntas de La Vanguardia.

Sin embargo, a Bush no le faltan respaldos. Así, ayer centenares de manifestantes en favor de la presencia de tropas en Iraq acudieron a Crawford y se enfrentaron verbalmente con los partidarios de la retirada. La llegada de más de un millar de personas y el posterior enfrentamiento provocó inquietud en la población texana, de sólo 750 habitantes. El viernes había llegado un grupo de activistas antiguerra con miles de cruces de homenaje a los muertos estadounidenses e iraquíes, que clavaron en los campos colindantes al rancho presidencial justo antes de la llegada de la caravana presidencial, que pasó de largo.

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