Irak resiste

 

La madre que enfrenta a Bush

Por Mario Diament
La Nación, 13/08/05

Miami.– En estos días, la más ostensible oposición al presidente Bush y a la guerra en Irak no proviene del Congreso, ni de la prensa, ni de las filas del Partido Demócrata, sino de una mujer de 48 años, que desde el sábado se ha instalado en una carpa, a la entrada del camino que conduce al rancho de los Bush en Texas.

La mujer se llama Cindy Sheehan y es la madre de un soldado muerto en Irak. Ha llegado ha esta remota región, desde California, con el solo propósito de pedirle a George W. Bush, cara a cara, que deje de decir que su hijo y los otros 1841 soldados caídos murieron por una causa "noble" y exigirle que retire a las tropas de Irak. "Mi hijo no perdió la vida –afirmó–. Fue asesinado por Bush".

Casey Sheehan tenía 24 años cuando, el 4 de abril de 2004, su unidad cayó en una emboscada en Bagdad. El y otros siete soldados perecieron bajo el fuego combinado de granadas y armas ligeras. Desde entonces, Cindy Sheehan se ha embarcado, junto a otras familias de soldados muertos, en una cruzada destinada a denunciar lo que consideran "la traición" de la guerra en Irak.

Cindy Sheehan llegó a Crawford para confrontar al presidente, pero el servicio secreto le impidió acercarse a la propiedad y debió resignarse a acampar. Desde entonces, el lugar se ha convertido en foco de una constante peregrinación de periodistas y activistas antibélicos.

Hasta el momento, Bush se ha negado a recibirla. El sábado por la noche despachó a su asesor de seguridad nacional para que hablara con ella, pero Sheehan no se ha dado por satisfecha. Insiste en que quiere mirar al presidente a los ojos para decirle lo que piensa de él.

"No puedo entender por qué no puede perder diez minutos de su tiempo para hablar con alguien cuya vida él ha devastado", dijo.

Finalmente, el jueves, después de que Sheehan apareciera en los principales programas de TV, Bush se avino a mencionarla. "Yo simpatizo con la señora Sheehan –dijo–. Tiene convicciones fuertes y todo el derecho del mundo a expresarlas. Esto es Estados Unidos".

Para Sheehan, la campaña a la que se abocó ha tenido un elevado precio. Hace algunos meses se divorció de su esposo, que resiente su activismo, y ha sido marginada por su familia, que la acusa de "buscar publicidad a expensas de su hijo".

Sin embargo, su convicción no da signos de debilitarse. En una carta abierta publicada al cumplirse un año de la muerte de su hijo, desafió al presidente y al vicepresidente a involucrar a sus propias familias en la guerra. "Manden a sus hijos si creen que la agresión es justa".

Sus reclamos coinciden con un creciente sentimiento de oposición a la guerra. Una reciente encuesta de CNN–USA Today y Gallup reveló que el 65% de los norteamericanos considera ahora que la invasión ha sido un error y que ha dejado a los Estados Unidos más vulnerable al terrorismo. Sheehan afirma que el día en que murió su hijo perdió toda esperanza. "Sin embargo –dijo– ver a toda este gente, jóvenes y viejos, preocupados por algo más que ellos mismos y sus chequeras, ha comenzado a restaurar mi fe".

Ayer, cuando se cumplía el sexto día de su obstinada espera, afirmó que se quedaría allí todo el tiempo que Bush permaneciese en Texas y luego, si fuera necesario, iría a acampar en la Casa Blanca.

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