A
la mortal escalada de los rebeldes suníes, que ya ha matado a más de
400 soldados norteamericanos y a más de 2000 soldados y policías
colaboradores de EEUU, en lo que va del 2005, se suma ahora la irrupción
del combativo líder chií, Moqtada Al Sadr quien protagoniza un nuevo
levantamiento contra los ocupantes norteamericanos y sus aliados
kurdos y chiíes en el gobierno títere de Irak. Violentos
enfrentamientos entre grupos chiíes.
El
clérigo Moqtada Al Sadr se rebela y desata un enfrentamiento con chiíes
pro-EEUU
IAR-Noticias,
25/08/05
Desde
su levantamiento armado contra el invasor norteamericano, en abril del
año pasado, y después de enfrentarse ferozmente en Nayaf con
las tropas norteamericanas, Moqtada al Sadr se llamó a una "tregua",
que parece haber roto en los últimos días.
El
clérigo rebelde comenzó nuevamente a movilizar a sus partidarios
contra el proyecto de Constitución exigido por EEUU y acordado entre
chiíes y kurdos, las dos facciones que se reparten el poder en
el gobierno y en el parlamento, sin el acuerdo de los suníes, la otra
gran comunidad iraquí.
Los
simpatizantes del líder combatiente Moqtada al Sadr, se enfrentaron
en la madrugada del jueves con la policía colaboracionista iraquí y
otros grupos rivales chiíes progubernamentales en Bagdad y varias
ciudades más.
Mientras,
el Gobierno dirigido por chiíes, básicamente por políticos y clérigos
cómplices de Washington, que intenta cerrar la aprobación del texto
en el Parlamento, intentó rebajar la tensión, que tiene nuevamente
al combativo clérigo como protagonista central.
A
la violencia entre el Ejército del Mahdi de Al Sadr, la policía
iraquí y los grupos rivales chiíes se suma también la sangrienta
demostración de fuerza de los rebeldes suníes que tuvo lugar el
miércoles en la capital, y supone rebajar un poco más las esperanzas
de que la Constitución se apruebe sin problemas en el referéndum que
se celebrará en octubre.
Hay
que recordar que en abril de 2004, los rebeldes chiíes dirigidos por
Moqtada Al Sadr convergieron en un mismo frente armado con la
resistencia suní contra las tropas norteamericanas.
La
convergencia de ambos frentes entre los dos rivales históricos, suníes
y chiíes, convirtió a Irak en una gigantesca hoguera rebelde
que obligó a los jefes militares norteamericanos a imponentes
movilizaciones de tropas y ofensivas militares a gran escala, sobre
todo en Faluya y Nayaf, bastiones de la resistencia suní
y chií, respectivamente.
Finalmente,
los clérigos y políticos chiíes, con el ayatolá Alí Sistani (el más
importante aliado de Washington) , consiguieron una tregua del clérigo
rebelde y de sus combatientes que habían sido diezmados por los los
bombardeos norteamericanos en Nayaf.
En
los últimos días, Moqtada Al Sadr y sus milicianos volvieron a tomar
nuevamente las calles y, en alianza con los sectores rebeldes suníes,
coincidieron en una ofensiva contra la llamada "Constitución
de Bush", un engendro jurídico mediante el cual el imperio
invasor trata de legitimar un statu quo "democrático" para
su política de ocupación militar.
La
aparición del clérigo rebelde en acción hace sobrevolar nuevamente
los fantasmas de "guerra civil" que los expertos y la
inteligencia norteamericana vienen vaticinando que va a ocurrir.
Al
amanecer del jueves, los habitantes de varias ciudades chiíes del sur
del país informaron de sedes políticas quemadas y de violentos
combates en las calles.
Moqtada
lidera un decidido grupo de combatientes chiíes opuestos al
establishment de poder del ayatolá Sistani y otros clérigos en su
comunidad, por lo que el riesgo de una fractura violenta, y
consecuentemente de enfrentamientoas armados entre chiíes, se hace
cada vez más factible.
Si
se tiene en cuenta que los cuerpos represores del ejército y la policía
iraquí están compuestos mayoritariamente por kurdos y chiíes que
responden al gobierno controlado por Washington, queda en evidencia la
problemática real de lo que los expertos llaman "detonante de la
guerra civil".
Al
Sadr, un clérigo de apenas 30 años que tiene el apoyo de los chiíes
más pobres y de la reputación de su padre, un eminente clérigo
asesinado por Saddam Hussein en 1990, se ha unido a los líderes de
la minoría árabe suní en denunciar un borrador constitucional
que dicen que es la receta para dividir Irak.
El
propio Al Sadr pidió el jueves a su rival, el líder chií Abdul Aziz
al Hakim, del Consejo Supremo para la Revolución en Irak (SCIRI) -
agrupación exiliada en Irán y financiada por la CIA durante el régimen
de Saddam - que condene la actuación de sus seguidores y de su brazo
armado, la milicia Badr.
Los
enfrentamientos estallaron el miércoles después de que las oficinas
de Sadr en Nayaf fuesen atacadas por partidarios del Consejo Supremo
de la Revolución Islámica.
Los
choques se extendieron por otras ciudades del sur y centro de Irak,
donde se vive una profunda brecha en el seno de la comunidad chií,
que representa al 60 por ciento de la población iraquí.
Los
simpatizantes del joven clérigo dijeron que se atacó su despacho
en Nayaf, abierto tras un año de cierre desde que una ofensiva
estadounidense acabase con el segundo levantamiento de sus partidarios
contra la coalición encabezada por Estados Unidos.
Según
uno de sus seguidores, ocho personas murieron en la oficina, y docenas
de personas resultaron heridas en los enfrentamientos posteriores,
dijeron autoridades hospitalarias.
Además
el jueves seis civiles murieron y otros tres resultaron heridos cuando
hombres armados irrumpieron en un popular café de la localidad de Abu
Sayda, a unos 60 kilómetros al norte de Bagdad y tirotearon a los que
estaban presentes, dijeron autoridades sanitarias, sin que se sepa el
motivo.
Autoridades
parlamentarias han dicho que la Asamblea Nacional se reunirá el
jueves, cuando se sabrá si los suníes aprueban el borrador
presentado el lunes por kurdos y chiíes. La Constitución no entrará
en vigor si es rechazada en tres de las 18 provincias iraquíes, y los
suníes son mayoría en tres.
Los
suníes, que apenas participaron en las históricas elecciones de
enero, creen que un sistema federal les privará de la riqueza
petrolera, situada principalmente en las regiones kurda y chií, al
norte y sur del país, respectivamente.
Pero
el descontento y la rebeldía también crecen a pasos
acelerados en el sur, debido al desempleo, el colapso sanitario y de
servicios públicos, además de la pobreza, la marginalidad y la droga
que hacen presa de los cinturones marginales.
En
ese ambiente recluta y prepara sus milicias el clérigo rebelde chií
Moqtada Al Sadr, a quien los jefes y soldados norteamericanos temen
debido a su demostrada ferocidad en el combate de guerrillas, y a su
carácter de líder "imprevisible" en el campo de
batalla.
En
tanto, Washington y Bush vienen presionando para que se adopte el
texto de la nueva Constitución, como parte de su estrategia de
convertir a la ocupación militar en un "régimen democrático".
Anticipando
de alguna manera lo que los jefes militares norteamericano se
"ven venir" en Irak, el miércoles el Pentágono anunció el
envío de otros 1.500 soldados más, y agregados a otras fuerzas
operativas "extra", para controlar el referéndum de octubre
y las elecciones de diciembre.
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