En medio
la catástrofe que enfrenta en Irak, se esboza un siniestro plan del
imperialismo yanqui: dividir el país en tres estados, con la
colaboración de los sectores privilegiados del sur y el norte del país,
y estimulando los enfrentamientos étnicos y sectario-religiosos. Este
artículo de la BBC informa las discusiones que se están realizando
en ese sentido.
Irak
÷ 3 = ?
¿Debe
dividirse a Irak en tres Estados?
BBC
News, 16/08/05
Ésa
es una de las ideas que han estado circulando y que ahora cobra
importancia al discutirse el borrador de la constitución del futuro
Irak. Sus seguidores son tan acérrimos como sus detractores.
Desde
antes de la guerra ya se discutía la posibilidad de un Irak federal,
inspirada en parte por la experiencia de los kurdos en el norte del país
que, bajo la protección de los estadounidenses y británicos, gozaron
de autonomía desde el fin de la Guerra del Golfo.
En
2003 la discusión se avivó cuando Leslie Gelb, un veterano
periodista de Washington y académico que es presidente emérito del
prestigioso Consejo de Relaciones Internacionales, articuló la idea y
la publicó en una columna en el diario New York Times.
Debido
a que durante las décadas de los 60 y 70 Gelb fue un alto funcionario
de los departamentos de Estado y Defensa de Estados Unidos, algunos se
preguntaron si su intención fue poner a prueba la idea para que el
gobierno puedan medir la reacción sin comprometerse.
¿De
qué se trata?
Según
escribió Gelb en un artículo para el New York Times a finales de
noviembre, la única estrategia viable para solucionar la situación
en Irak es separar al país en tres Estados, de manera que responda a
las divisiones étnicas y religiosas.
De
esa manera, los kurdos tendrían un Estado en el norte, los sunitas en
el centro y los chiitas en el sur, corrigiendo –arguye– un
"defecto histórico" de un Irak que fue creado sin tener en
cuenta las diferencias entre las comunidades.
Lo
que anticipaba Gelb es que Estados Unidos podría retirarse del
inseguro triángulo sunita y concentrar sus tropas y dinero en las áreas
kurdas y chiitas.
Así,
los "problemáticos y dominantes sunitas, sin petróleo ni sus
divisas, (tendrán que) moderar su ambiciones o sufrir las
consecuencias".
Los
vecinos
Gelb
explicó que sucesivos gobiernos estadounidenses habían preferido la
idea de un Irak unido por temor a que los vecinos –Turquía, Siria e
Irán– pudieran causar una guerra regional.
Sin
embargo arguye que eso no ocurriría: Turquía ha vivido con la
realidad de una región autónoma kurda por más de una década y es
poco probable que una autonomía chiita se decante por una teocracia
de estilo iraní.
Lo
que no estaba claro en la propuesta es si las tres regiones se
convertirían en Estados independientes (como ocurrió en la antigua
Yugoslavia) o si serían tres áreas autónomas de una confederación.
"La
idea general es darle más fuerza a los kurdos y chiitas y debilitar a
los sunitas y, luego, esperar a ver si se dejan las autonomías o se
impulsa la idea de un Estado", señaló.
Fuertes
reacciones
Los
comentarios de Gelb suscitaron un furioso debate entre analistas y
conocedores. La mayoría rechazó la propuesta, arguyendo que podría
llevar una guerra civil y un "baño de sangre".
Pero
otros la defendieron. Simon Jenkins, columnista del diario británico
Times, tras visitar Irak escribió que "se necesita algo nuevo.
Irak sólo se ha podido mantener junto por medio de la fuerza bruta.
Washington está aceptando a regañadientes que no es probable que eso
cambie".
Respecto
al que supone fue el plan del ex administrador civil de EE.UU. en
Irak, Paul Bremer –encontrar un "hombre fuerte" en la
comunidad chiita que pueda integrar a la minoría sunita y a los
kurdos–, Jenkins sugirió que era inherentemente inestable: los
sunitas se han convertido en un movimiento masivo de resistencia sin
empleo ni petróleo y los kurdos no quieren renunciar a su autonomía.
La
opinión la compartía el profesor de ciencias políticas de la
Universidad Hebrea de Jerusalén, Shlomo Avinieri, quien señaló que
"Irak es una estructura política artificial, establecida por los
soñadores imperiales británicos en los años 20. Pegaron tres
provincias otomanas muy diferenciadas pero la construcción nunca
funcionó".
Avinieri
alegó que "se le debe dar una oportunidad a los iraquíes, si no
como un país unificado, por lo menos como tres entidades... ésa quizás
es la única alternativa al actual sangriento caos", visión que
reforzó Gareth Stansfield, experto en el tema de la Universidad de
Exeter, Inglaterra, quien piensa que tal opción es la única que
evitaría una guerra civil.
"Peligrosa"
Pero
es precisamente una guerra civil lo que temen algunos de los que
oponen a la idea.
Raghida
Dergham, el corresponsal diplomático del diario pan–árabe Al–Hayad,
consideró que no sólo la propuesta era peligrosa "pues siembra
las semillas de la agitación política y las guerras sectarias",
sino que la forma en que se estaba discutiendo "es peligrosa
porque se atreve a promover eso sin titubear y de tal manera que
ninguno de los vecinos de Irak se atreverá a retarla o
bloquearla".
La
analista del Medio Oriente y autora de libros sobre la región Helena
Cobban apuntó en primer lugar que "Estados Unidos no tiene el
derecho de dividir a Irak en tres", y en segundo que "el
potencial de los sunitas de 'causar problemas' (en las palabras de
Gelb) podría traducirse en la limpieza étnica de los chiitas o
kurdos que queden en su 'sección'".
Juan
Cole, experto en los chiitas iraquíes de la Universidad de Michigan,
EE.UU., opinó que la idea era "francamente peligrosa" y que
dividir a Irak sería "inaceptable para sus vecinos". Agregó
que no sabía de ninguna "fuerza política o social en Irak que
quiera que el país sea dividido. Aunque los kurdos quieren un
federalismo relajado, saben que la independencia provocaría una
intervención turca. Además, el triángulo sunita sencillamente no es
un Estado viable".
David
Mark, vicepresidente de la Asociación del Medio Oriente y ex
funcionario del Departamento de Estado de EE.UU., tampoco le vio el mérito
a la idea pues, según dijo, "la creación de tres Estados de
Irak no sería práctica para la gente de ese país y contravendría
los intereses de Estados Unidos tanto en Irak como en la región".
Para
Mark, "el Estado que los británicos, la dinastía Hachemita y
varios líderes políticos iraquíes formaron a principios del siglo
XX no era tan artificial como algunos alegan. Fue un esfuerzo por
recrear una nación centrada en Mesopotamia que se había tejido
durante miles de años".
Marc
señaló que a pesar de los golpes, Irak "no se ha roto"; de
hecho, se mantiene unido gracias a una "compleja red de
intereses, relaciones personales e historia compartida... Los
historiadores del siglo XXI y la población iraquí juzgará a EE.UU.
y a la comunidad internacional negativamente si alentáramos el
desmembramiento de una unidad que se ha desarrollado a pesar de los
traumas".
Tres
pasos
*
Las regiones del norte y el sur se autogobernarán y recibirán
millones de dólares a cambio de democracia, elecciones, protección a
las mujeres, minorías y los medios.
*
Reducir la presencia militar de EE.UU. en el triángulo sunita y
solicitarle a la ONU que supervise la transición al autogobierno (las
tropas de EE.UU. se quedarían en las fronteras para ayudar a los
kurdos y los chiitas en caso de insurgencia sunita).
*
Lograr la aprobación regional y garantías de seguridad.
|