La
influencia de Estados Unidos en el proceso de reforma constitucional
de Iraq ha sido excesiva y muy inapropiada, advirtió Justin
Alexander, alto funcionario de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU)
Estados
Unidos, el constituyente
Por
Dahr Jamail
Inter
Press Service (IPS), 05/09/05
Es
notorio que, en las últimas semanas del proceso, el flamante
embajador de Estados Unidos en Iraq, Zalmay Khalizad, asumió un papel
extremadamente "práctico", dijo a IPS Alexander, experto en
derecho de la oficina constitucional de la Misión de Asistencia de la
ONU en Iraq.
Khalizad
llegó a poner en circulación al menos un borrador estadounidense de
constitución para Iraq, aseguró el experto. Finalmente, el texto
surgido del parlamento tras intensas negociaciones fue avalado por
representantes de las comunidades chiita y kurda, y rechazado por líderes
sunitas.
Alexander,
quien ha supervisado la elaboración de la nueva constitución y las
negociaciones al respecto, agregó que el involucramiento de
Washington en el proceso es muy inapropiado, entre otras razones
porque en Iraq hay 140.000 soldados estadounidenses.
Opiniones
similares manifestó otro experto que participó en el proceso, Zaid
al-Ali, abogado iraquí experto en comercio internacional con
actividad en París y Nueva York, graduado en la universidad británica
King's College, la estadounidense de Harvard y la francesa de la
Sorbona.
La
ocupación intervino en el debate constitucional de tres maneras,
explicó Al-Alí en una conferencia en la Asociación Internacional de
Estudios Iraquíes Contemporáneos con sede en Londres.
En
primer lugar, las autoridades de la ocupación seleccionaron los
integrantes de la comisión a cargo de redactar la constitución
interina y luego la permanente. En segundo, determinaron los parámetros
y límites dentro de los cuales debía elaborarse el proyecto.
Y,
en tercer lugar, intervinieron directamente para salvaguardar sus
intereses en las negociaciones constitucionales.
Al-Ali
consideró significativo que en la versión definitiva del proyecto
hubiera desaparecido el artículo del borrador que establecía una
mayoría de dos tercios de votos parlamentarios para admitir la
instalación de bases militares extranjeras.
La
Asociación de Académicos Musulmanes, que responde a la comunidad
sunita, y el movimiento del clérigo chiita Muqtada al-Sadr se unieron
a pesar de sus históricas diferencias en rechazo del proyecto, por
considerarlo inducido por los ocupantes.
"Este
borrador es el siguiente paso de un proceso que no representa la
voluntad del pueblo. Sospechamos de la honestidad del próximo referéndum,
que se realizará bajo ocupación y sin supervisión internacional, ni
árabe, ni islámica", advirtió esta inédita alianza chiita-sunita
en una declaración conjunta.
El
profesor de la Universidad de Londres Marinos Diamantides dijo a IPS
que todo el proceso de redacción constitucional podría ser ilegal,
de acuerdo con el derecho internacional.
Según
la Convención de La Haya, que estableció en 1907 mecanismos para la
resolución de disputas internacionales, el poder ocupante tiene la
obligación de mantener el sistema legal del país que ocupa.
Ésta
es la primera vez en que una potencia ocupante desmantela la
estructura jurídica del país que ocupa, sostuvo Diamantides.
También
indicó que, paradójicamente, la población sunita tienen hoy la
posibilidad de bloquear el referéndum, al contar dos tercios de los
votos en tres provincias. Esa disposición había sido establecida
para dar a los kurdos poder de veto sobre la constitución.
Cuando
el parlamento, dominado por kurdos y chiitas, aprobó el proyecto, los
partidos representativos y líderes religiosos de la comunidad sunita
lanzaron una campaña por el "no". De ser aprobada la
constitución, dos meses después habrá elecciones nacionales.
Al
menos cuatro provincias son predominantemente sunitas. Tres cuartas
partes de los 24 millones de iraquíes son árabes, 20 por ciento
kurdos y el resto de pequeñas minorías. El Islam es la religión
mayoritaria.
Sesenta
y dos por ciento de los habitantes, concentrados en el sur del
territorio, profesan el Islam chiita, y 35 por ciento el sunita,
predominante en el mundo árabe y en el régimen de Saddam Hussein,
depuesto en 2003. Hay una pequeña minoría cristiana.
La
coalición ocupante procuró darle a los territorios kurdos amplia
autonomía, en retribución por su asistencia a la invasión de marzo
de 2003. Desde la guerra del Golfo de 1991, organizaciones
nacionalistas administran el área, protegidas durante el pasado régimen
por la aviación de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Los
kurdos, de religión musulmana, son una nación sin tierra propia.
Cerca de 12 millones viven en el sudeste de Turquía, cinco millones
en Iraq, un millón en Irán y menos de un millón en Siria.
Por
otra parte, la mayoría de los partidos de la minoría sunita no
participaron en las elecciones del 30 de enero, lo que redujo mucho la
representación de esta comunidad en el parlamento donde se negoció
la nueva constitución.
Para
sumar complejidad a una situación ya de empantanamiento, el ex
coordinador humanitario de la ONU para Iraq Denis Halliday sostuvo que
ni siquiera el foro mundial debería tener participación en el
proceso constitucional.
La
ONU no tiene espacio en el Iraq de hoy, dijo Halliday a IPS. Una vez
que se produjo la invasión, aun sin aval de la ONU, la organización
se convirtió en colaboradora de los invasores a los ojos de los iraquíes,
explicó.
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