La
línea que une dos puntos: Irak y Palestina
El
lobby israelí y la guerra de Irak
Por
Mazin Qumsiyeh
Rebelión, 27/09/05
Traducido para por Germán Leyens
La
gira por todo el país de Cindy Sheehan, un equipo de veteranos de
guerra, y familiares de veteranos incluye muchos sitios en 21 días.
El
domingo, hablaron en Boston, Providence, New Haven, y Nueva York. En
New Haven, asistieron más de 1.000 (el mitin más grande contra la
guerra jamás realizado en el lugar). Ahora, cientos de miles
convergirán en Washington DC este fin de semana para denunciar las
mentiras del gobierno y exigir dinero para puestos de trabajo y
educación, no para guerras y ocupaciones. Como en los eventos
locales, numerosos oradores subrayarán los vínculos entre Irak y
Palestina (por ejemplo, más de 250.000 millones de dólares para
Israel, 200.000 millones para Irak) y algunos eventos paralelos se
referirán a Palestina. A algunos no les gustarán ni siquiera esas
conexiones moderadas. Pero algunos mostrarán sobre todo una fuerte
reacción si se hace alguna mención de los vínculos orgánicos entre
la guerra contra Irak y la guerra contra Palestina.
Desde
mi punto de vista la desinformación más interesante diseminada entre
parte de la izquierda y la derecha es que la política extranjera de
EEUU en Irak y en el apoyo a la destrucción por Israel de Palestina
tienen que ver sólo con los “intereses estratégicos” de EEUU.
Podrán diferir en su formulación de los principales “intereses”
de EEUU pero escucharás el mismo argumento de izquierdistas como Noam
Chomsky y Stephen Zunes y derechistas como Paul Wolfowitz y Richard
Perle. Esta errónea concepción fue en realidad impulsada y
articulada en los medios durante decenios por el lobby israelí y los
apólogos de Israel mucho antes de que fuera adoptada por los
neoconservadores y algunos izquierdistas. El lobby israelí en
Washington nunca fue monolítico y sabía que para ser efectivo tenía
que penetrar los dos mayores partidos en EEUU. El lobby sabía que la
mejor manera de promover una relación de trabajo más estrecha con la
derecha sería decir que Israel es un ‘instrumento’ bueno y
dispuesto a favorecer los intereses de EEUU. Una tal formulación
ayuda a desviar las críticas de estadounidenses patrióticos que se
preocupan por la creciente influencia del lobby. Por otro lado, los
sionistas que tienden a la izquierda querían trabajar con una
izquierda democrática que ocasionalmente se quejaba del
“imperialismo de EEUU” y los intereses corporativos. En ese caso,
fue más fácil afirmar que Israel ayuda a los intereses públicos de
EEUU o que Israel es un aliado democrático. En último caso, hasta
los sionistas en la izquierda desviarían toda crítica del lobby
sionista afirmando que la crítica se dirigiría sólo contra los amos
(corporativos u otras elites) que sólo “usan” a Israel como un
instrumento.
El
senador Fullbright, el congresista Paul Findley, Jesse Jackson, el
almirante Moorer, Jeff Blankfort, Alison Weir, y cientos de otros han
articulado en libros y artículos el por qué la formulación del
lobby israelí (venga desde el ángulo de izquierda o de derecha) es
en el mejor caso engañosa y en el peor falsa y peligrosa.
Evidentemente, esos críticos serios se pronuncian desde diferentes ángulos.
Algunos argumentaron que las elites y los que están en el poder en
EEUU pueden usar y han usado a Israel ocasionalmente como factótum
pero fue una pérdida neta para los intereses de la elite de EEUU. El
papel de Israel como intermediario en el escándalo Irán-Contra es
ahora bien conocido aunque en la época, los textos del Congreso se
refirieron simplemente a un “tercer país”. También es bien
sabido que la prohibición de asesinatos y otras violaciones de los
derechos humanos básicos por fuerzas de EEUU son “evitadas” por
el poder ejecutivo dejando que Israel las cometa. ¿Pero podrían
semejantes tareas haber sido cumplidas por otros países títeres a un
precio aún menor y sin afectar los intereses de EEUU en el mundo árabe
e islámico?
Otros
críticos argumentaron que EEUU mostró su propensión a encontrar
otros títeres cuando los necesitó: después de la caída del régimen
del Shah en Irán, EEUU apoyó a Irak baazista y a Sadam Husein. Y
resultó muy rentable ya que la mayor parte del dinero para Sadam no
provino directamente de EEUU sino de otros regímenes títeres de EEUU
en los ricos estados árabes del Golfo. Pero Sadam quería apoyar a
los palestinos y quería edificar un país fuerte (el resto como saben
es historia). Argumentaron que la historia muestra que el rendimiento
de las inversiones simplemente no es una buena señal para el
insincero argumento de gente como Noam Chomsky de que Israel es
simplemente una subsidiaria de propiedad total del imperialismo de
EEUU.
Pero
otros críticos subrayaron la alienación de 1.300 millones de
musulmanes y de cientos de millones de cristianos engendrada por el
apoyo de EEUU a la limpieza étnica israelí de palestinos cristianos
y musulmanes. Evidentemente, esto no puede ser de interés para ningún
segmento de la sociedad estadounidense. Dos tercios de los nueve
millones de palestinos son ahora refugiados y personas desplazadas. La
defensa de esta conducta indefendible es difícil. Su apoyo con miles
de millones de dólares de dinero de los contribuyentes y el poder
diplomático y militar de EEUU es aún más difícil. Por lo tanto se
requería una campaña y una estrategia mediáticas para crear la
ilusión de que Israel es de valor estratégico para los
“intereses” de EEUU.
El
elefante en la habitación que oculta esa gigantesca hoja de parra es
el mismo penetrante lobby sionista en EEUU que ha insistido con
entusiasmo en el argumento para la hoja de parra. Según Ha’aretz,
Israel fue en realidad el único país que insistió con entusiasmo a
favor de la guerra contra Irak. Ya que el lobby israelí es el lobby
extranjero más poderoso en EEUU y es incluido en los 5 lobbies más
poderosos en Washington en general, sería legítimo preguntar qué
estaba haciendo el lobby en los meses y años que condujeron a la
guerra en Irak y que influencia tiene (si la tiene). Pienso que
incluso una mirada superficial a los artículos escritos en los periódicos
o los “estudios” hechos por los thinktanks bastaría para
responder esa pregunta. Los apólogos de Israel en esos influyentes
thinktanks y en los puestos principales en los editoriales y columnas
en los medios dominantes impulsaron la guerra. Pero hubo pocos apólogos
de Israel que guardaron silencio respecto a la guerra o incluso se
opusieron a ella. Este último grupo entró en actividad en el
movimiento contra la guerra pero quiso asegurarse de que no se
asociara a Irak y Palestina. Reaccionaron a gritos, y a veces
violentamente, cuando hubo escritores que asociaron el papel del lobby
israelí y sus ramificaciones en la presión a favor de la guerra
contra Irak.
Existen
intentos de ocultar la evolución y la creciente fuerza de este lobby
en EEUU (y antes de ello en los designios británicos en Medio
Oriente). Así que consideremos unos pocos ejemplos de cómo este
lobby operó a través de los años e incluso cuestionó los intereses
imperiales en algunas ocasiones:
1)
En 1930, después de que diplomáticos británicos publicaron un libro
blanco respaldado por el gobierno sugiriendo que se ligara la
inmigración judía a Palestina con los intereses económicos
palestinos, no sólo con la capacidad del Yishuv [la colectividad judía
en Palestina], se armó la gorda. Weizman y otros sionistas británicos
movilizaron en masa sus fuerzas y el esfuerzo tuvo éxito en el rápido
cambio de esa política (bien discutida en el excelente libro de Tom
Segev sobre este período).
2)
Cuando hubo un fuerte sentimiento en EEUU para ayudar a los judíos
europeos que escapaban de Alemania nazi, el lobby sionista, tanto en
Gran Bretaña como en EEUU, presionó para que se limitara la
inmigración judía a Occidente y se mantuviera la puerta abierta sólo
hacia un destino: Palestina (véase el libro de Naeim Giladi “Ben
Gurion Scandals” y el de Lenni Brenner “51 Documents: History of
the Nazi-Zionist collaboration).
3)
Cuando el Departamento de Estado, el Pentágono, y todos los
principales diplomáticos de carrera en EEUU se opusieron al
establecimiento de Israel, el presidente Truman explicó su decisión
al gabinete (en privado) de un modo muy claro relacionándola con el
lobby y los votantes, agregando que “no tengo electores árabes”.
(Los papeles de Truman y muchos libros de historia). EEUU procedió a
presionar a otros países para que apoyaran la partición [de
Palestina] y la imposición de un Estado judío en Palestina.
4)
Cuando las fuerzas israelíes atacaron en 1967el USS Liberty en aguas
internacionales, la Casa Blanca, con la ayuda del Congreso, obligó a
la Marina a ocultar los hechos. Altos oficiales de la Marina (y todos
los sobrevivientes del ataque) se enfadaron, pero no pudieron hacer
nada ante una campaña concertada de silenciamiento de los medios.
Incluso en 2003, cuando apareció nueva evidencia, se informó poco al
respecto. (vea: (see
http://www.ussliberty.org/)
5)
Cuando George Bush 41 recibió una andanada de preguntas de los medios
en una conferencia de prensa en 1991 (después de que Baker provocara
la ira del lobby al sugerir que se vincularan los gastos sobre los
crecientes asentamientos con la ayuda extranjera), Bush pronunció su
famosa línea “No soy más que el pequeño individuo en la Casa
Blanca… Existen esos miles en el Congreso… “
No
digo más sobre el gran líder del complejo militar/industrial. Bush y
Baker dieron marcha atrás y continuó el trabajo de construcción
para aumentar la cantidad de colonos en áreas palestinas ocupadas de
menos de 200.000 en 1991 a más de 450.000 en 2000. Fue el motivo
principal para el colapso del proceso de paz y el creciente
resentimiento y la irritación en el mundo.
6)
El Presidente Clinton colocó en altos puestos a personas que antes
habían sido empleadas de varios grupos de presión israelíes. Dennis
Ross que trabajó para WIMEP fue entonces nombrado Enviado de EEUU
para Medio Oriente y luego retornó a trabajar para WINEP (véase:
http://www.activistsreader.com/articles%20folder/thinktankwatch-winep2.html).
Martin Indyk trabajó para AIPAC y que yo sepa es el único lobbyista
para un país extranjero que haya jamás sido nombrado embajador en
ese mismo país extranjero. Esta gente, y muchos otros, dejaron en
claro su interés en fusionar la política de EEUU y la política de
Israel. Por ello no sorprendió que Clinton publicara garantías de
que si las reuniones de Camp David fracasaran, no se culparía a
nadie. Pero incluso cuando las negociaciones fracasaron en Taba, Ross,
Clinton, e Indyk culparon a Arafat. La administración Clinton, bajo
la influencia de esos lobbyistas continuó apoyando la política
agresiva en Irak y trató valientemente de frustrar a la comunidad
internacional (y a las empresas de EEUU) que presionaban para que se
abandonaran las sanciones que estaban matando a 6.000 niños por mes.
7)
Cuando George W. Bush 43 nombró a personas como Paul Wolfowitz, Dick
Cheney, Douglas Feith, y Richard Perle a altos puestos, no cabía duda
de la afiliación de esos individuos con el lobby sionista. Cheney,
por ejemplo, estaba en el consejo del así llamado “Instituto Judío
para Asuntos de Seguridad Nacional” [JINSA, por sus siglas en inglés].
Perle y Wolfowitz actuaban en thinktanks sionistas como el Instituto
de la Empresa Estadounidense. Son los individuos que insistieron en la
guerra contra Irak y sus documentos muestran que su razonamiento
incluye el apoyo a Israel. (http://weekly.ahram.org.eg/2004/706/op60.htm
).
Existe
el mito de que las industrias del armamento y del petróleo apoyan a
Israel. La realidad es que la mayor parte del tiempo los intereses
israelíes/sionistas y los de las compañías del armamento y del petróleo
son completamente divergentes. Véase: http://www.ifamericansknew.org/us_ints/
En
realidad, muchos arguyen que sin el lobby no existiría el apoyo para
la colonización israelí ni para una guerra ilegal e ilegítima
contra Irak y ciertamente no por parte de compañías que sufren por
esa estrecha relación. En realidad, Israel compite ahora directamente
con los fabricantes de armas de EEUU en la exportación de armas de
alta tecnología (la mayoría de éstas posibilitadas por la
transferencia de EEUU de tecnología militar y dinero a Israel). El
Congreso y la Casa Blanca han tenido que interferir frecuentemente
para proteger a Israel contra toda repercusión de sus violaciones del
derecho estadounidense e internacional respecto a la proliferación de
la exportación de armas, el uso de armas contra civiles, etc.
Hubo
pocas ocasiones en las que el lobby no fue suficientemente poderoso
para insistir en la equivalencia de los intereses de EEUU e Israel. En
1956, el presidente Eisenhower escuchó a diplomáticos de carrera y a
elites de EEUU, y presionó por la retirada israelí de Gaza y del
Sinaí a pesar del estruendo en el Congreso (influenciado por su parte
por el lobby). Pero cualquiera resistencia semejante, por pequeña que
fuera, desapareció después de 1967 cuando el lobby impuso la idea de
que las armas estadounidenses en manos israelíes mantenían a los
soviéticos, al comunismo, fuera de Medio Oriente (una mentira porque
el comunismo nunca podría haber encontrado una base en la sociedad árabe).
No malentiendan nada de lo que he dicho. Es engañoso decir que Israel
dirige la política externa de EEUU. Pero sería aún más engañoso
ignorar el papel central de ese lobby en la conformación de la política
exterior de EEUU en Medio Oriente y en la estructuración del apoyo
por parte de varios medios de información. Tampoco sería justo
ignorar las relaciones públicas orientadas a exagerar el argumento
del “uso estratégico” y la desinformación total sobre amenazas y
reacciones para promover una visión particular y falsa del
cristianismo (los “sionistas cristianos”). Para aquellos que se
interesan por la libertad y la igualdad (es decir los derechos
humanos), es simplemente incorrecto que se trate de ignorar la
historia y los hechos y de aceptar el lenguaje de nuestro opresor. Es
hacer el juego a los sionistas y los apoyos imperiales si se acepta su
afirmación de que la razón para el apoyo a Israel (y para la guerra
contra Irak) es una “relación estratégica” orientada a servir sólo
los intereses de la elite de EEUU (petróleo, militares, y otros
intereses corporativos).
La
hipocresía de la política extranjera de EEUU se hace visible ahora
para la mayoría de la gente en el mundo e incluso aquí en EEUU, con
medios que se autocensuran, es difícil no verla. Considérese el
simple hecho de que Israel tiene armas de destrucción masiva, ha
violado 65 Resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y ha sido
protegido contra otras 35 por un veto de EEUU (gracias al poderoso
lobby), que discrimina contra personas por su religión, y EEUU lo
apoya. Irak violó poquísimas resoluciones del CS de la ONU al
invadir Kuwait y EEUU bombardeó a Irak hasta llevarlo a una era pre-industrial
(destruyendo la purificación de agua, el alcantarillado, la red eléctrica,
los transportes y otras instalaciones vitales), lo sometió a
sanciones (incluso después de la retirada de Kuwait) que mataron a más
de un millón de civiles, y luego bombardeó y ocupó Irak con la
intención de construir 14 bases militares permanentes en Irak ¡e
instalar un régimen amistoso hacia Israel! ¿Puede sorprender que la
gente pregunte por qué somos tan hipócritas y cuestione las
respuestas presentadas, formuladas en Tel Aviv. Después de todo, Irak
continuará siendo un imán para los combatientes de la resistencia
que llegarán en masa desde otros países árabes e islámicos
mientras Israel sea apoyado en su continua limpieza étnica de
palestinos (es decir mientras sea evidente dicha hipocresía).
Algunos
demócratas creen que el ataque contra Irak fue hecho para favorecer
los beneficios corporativos. Algunos republicanos creen que fueron las
armas de destrucción masiva, la derrota del terrorismo, y últimamente
para llevar la “democracia” y la libertad. Muchas cadenas de
televisión y periódicos consideran que una discusión aparte de esa
dualidad permisible es tabú. Pero la gente está obteniendo información
sobre el lobby israelí de los medios internacionales, de libros, y
sobre todo de Internet. Esto explica por qué una cantidad creciente
de demócratas, republicanos, verdes, e independientes en EEUU
formulan algunas preguntas serias que van más allá de esa dualidad
que olvida tantas cosas. Más gente se está dando cuenta de que sin
explicar el papel del lobby israelí en la presión a favor de esta
guerra, la historia sería en el mejor caso muy incompleta y engañosa
en el peor.
Muchos
dentro del lobby también ven por fin la luz y abandonan su labor
destructiva. Miles de judíos ahora hablan abiertamente sobre el poder
destructivo del lobby. La base cambia a medida que judíos,
cristianos, musulmanes, y otros que creen en los derechos humanos y no
apoyan al sionismo unen sus fuerzas no sólo para mostrar al elefante
en la habitación, sino para echarlo de ella y llevarlo a un retiro
que debería haber ocurrido hace tiempo.
Fuentes
[en inglés] para información:
Can
We Talk, Eric Alterman, The Nation Magazine
NeoConservatives
and their Blueprints on US Policy, CSM
US
Think Tanks Behind US Foreign Policy
Selective
Intelligence de Seymour Hirsch
OK
President Bush, What if…Fred M. Donner, Chicago Tribune
The
Strong Must Rule the Weak: A Philosopher for an Empire, Jim Lobe
Its
Not Just the Oil de Stan Heller
Invading
Iraq: Converging US and Israeli Agendas, Ronald Bleier
The
Axis of War and Mischiev in the Middle East
Their
dog-eat-dog world de Mazin Qumsiyeh, Al-Ahram Newspaper
Neo-Cons,
Israel and the Bush Administration de Stephen Green
Military
Occupation with a difference de Mazin Qumsiyeh
War
for Israel de Jeff Blankfort
mazin@al-awda.org
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