Desmantelan en
Honduras una escuela clandestina de mercenarios para Iraq
Era norteamericana y
entre las instrucciones de entrenamiento estaba la de disparar
"incluso a niños"
Agencia EFE / Rebelión,
23/09/05
El envío de 600
chilenos y hondureños a Irak para trabajar como personal de seguridad
se frustró al salir a la luz pública que su entrenamiento se hacía
de manera oculta en las cercanías de la capital de Honduras. Fuentes
cercanas a la empresa estadounidense Your Solutions Honduras indicaron
a EFE que tenían un compromiso, que ganaron mediante licitación, de
enviar 600 hombres a Irak en octubre próximo.
La falta de hondureños
interesados en viajar a Irak obligó a la empresa a buscar a los
chilenos, de los que 120 llegaron a Tegucigalpa el pasado 8 de
septiembre, y estaba previsto que otros 91 lo hicieran esta misma
semana.
De los 600
reclutados, 36 hondureños ya están en Irak, mientras que otros 353
lo harían en octubre, junto con 211 chilenos.
Los chilenos eran
entrenados en unas instalaciones de la Corporación Hondureña de
Desarrollo Forestal en la comunidad de Lepaterique, cercana a
Tegucigalpa, después de concluir la preparación de los hondureños.
Al conocerse el
pasado lunes que los chilenos eran entrenados sin ningún permiso de
las autoridades hondureñas, el ministro de Defensa, Federico Brevé,
dijo que ordenó investigar el caso, mientras que ayer, martes, se le
dio un plazo de 72 horas a los sudamericanos para que abandonaran el
país centroamericano.
‘Disparar incluso a
niños’
Instructores
estadounidenses y chilenos que entrenan en Honduras a personal de
seguridad privada para enviarlo a Irak instruyen disparar incluso a niños
alegando que "todos son enemigos" en ese país árabe, afirmó
ayer uno de los entrenados.
Los instructores
"nos explicaron que al lugar que iríamos (Irak) todos serían
enemigos nuestros, y que así teníamos que verlos porque ellos nos
querían matar, y también a los gringos", relató a la AFP uno
de los entrenados en tareas de seguridad, que pidió no ser
identificada.
"Así que
nosotros no teníamos que tener corazón cuando nos tocara matar a
uno, aunque fuera niño, y que no pidiéramos explicaciones porque sólo
teníamos que obedecer", dijo la misma fuente
Reveló que en las
instalaciones de la estatal Corporación Hondureña de Desarrollo
Forestal, en una zona montañosa a unos 60 km al noroeste de
Tegucigalpa, instructores chilenos y estadounidenses dan el
entrenamiento a centenares de hondureños, chilenos y nicaragüenses.
Aseguró que los
instructores piden que los llamen con seudónimos, y uno de ellos se
hace llamar "coronel Monkey".
Las autoridades
migratorias hondureñas dieron el martes 72 horas a la empresa
estadounidense Yours Solutions para que sacara del país a unos 120
chilenos que desde el 6 de setiembre han estado recibiendo
entrenamiento en ese centro forestal.
Las autoridades
migratorias tomaron la decisión luego que confirmaran la versión
divulgada por un diario local, La Tribuna, que reveló que la empresa
estadounidense, hasta entonces conocida por enviar a hondureños
desempleados a trabajar en labores de seguridad en Irak, también
entrenaba a chilenos.
El plazo se vence mañana,
sin que se conozca si los chilenos regresarán a su país o si volarán
a Irak desde otra nación.
El contrato de
trabajo que la empresa le ofrece a los interesados en viajar a Irak es
por seis meses con opción a renovarlo por un año.
Los salarios que
ofrece la misma empresa es de entre 900 y 1.500 dólares, más otros
beneficios que recibirán en Irak como seguro, vivienda y transporte,
entre otros, según informó Canales en agosto pasado. Los 91 chilenos
que faltaban para completar los 211 que serían entrenados en
Lepaterique tenían previsto llegar a Tegucigalpa el lunes por la
noche, procedentes de Costa Rica, donde hicieron escala, informaron
medios locales de prensa.
Las autoridades
Migración y Extranjería no han informado sobre el ingreso de los
chilenos, que cuando viajan como turistas no necesitan visado. De los
128 chilenos que llegaron hace dos semanas a Tegucigalpa, solamente 97
calificaron para viajar a Irak.El entrenamiento encubierto de los
chilenos habría trascendido a la prensa por un sargento identificado
como Wilmer Ruiz, quien al parecer tuvo problemas con los ejecutivos
de la empresa contratante.
La empresa Your
Solutions Honduras se trasladará a Nicaragua para completar el
reclutamiento de las 600 personas que tiene que enviar a Irak a más
tardar en octubre.
Mercenarios chilenos
en Honduras camino de Iraq
Por Darío Bermúdez
La Nación, Santiago
de Chile, 25/09/05
IraqSolidaridad,
27/09/05
"Mercenarios
chilenos se forman en Lepaterique, Tegucipalga. Su destino: Iraq. La
historia no contada de los verdaderos patrones, las humillantes
condiciones de trabajo, los peligros que les esperan en Iraq y el
pasado oculto de los instructores. Los aspirantes a combatir en guerra
ajena pueden quedarse sin disparar a nadie."
El domingo, 18 [de
septiembre], el matutino hondureño La Tribuna lo denunció en
portada: 120 ex militares chilenos recibían el entrenamiento previo a
su traslado a Iraq contratados como "guardias privados". La
compañía hondureña Your Solution Inc (YSI), regentada por altos
oficiales retirados de aquel país, realizaba adiestramiento militar a
mercenarios extranjeros en el pueblo de Lepaterique, cerca de
Tegucigalpa.
La revelación,
recogida por la prensa chilena y mundial, provocó un terremoto. El
gobierno hondureño, que había brindado previamente todo tipo de
facilidades para la operación de la compañía (designando incluso al
viceministro del Trabajo, Áfrico Madrid, como intermediario oficial),
se declaró sorprendido y la Dirección de Migración dictó un ultimátum
de expulsión. Simultáneamente, se impidió la llegada desde San José
de Costa Rica de otra partida de 48 chilenos que se aprestaban a
recibir el curso.
Territorio de
mercenarios
Las instalaciones de
Lepaterique sirvieron durante los años 80 de base al temido Batallón
316, el puño represivo de los militares hondureños. Allí se
escribieron varias de las páginas más oscuras de la guerra sucia en
Centroamérica, páginas donde la presencia de extranjeros con
funciones militares cumplió un papel central. Hasta allí llegaron
clandestinamente entre 1979 y 1980 decenas de militares argentinos,
miembros del Grupo de Tareas Exteriores (Batallón de Inteligencia
601), quienes, junto con personal de la CIA, cumplieron por años dos
misiones delicadas: constituir el grupo militar hondureño que se haría
cargo de centralizar las tareas de represión política, adiestrándolos,
entre otras materias, en técnicas de tortura [1] y desplegar desde
Honduras la red de soporte logístico y organizativo de la Contra
nicaragüense para desestabilizar al gobierno sandinista.
Mientras todo esto
sucedía, la supervisión directa recaía en el hombre al que los
comandantes contras se referían como The Boss ("El Jefe"):
el embajador estadounidense en Honduras, John Negroponte, el mismo
diplomático que desde el 2004 ocupa la estratégica cabecera de la
Embajada en Bagdad y que influye determinantemente en la elección de
las empresas de seguridad privada contratadas por su gobierno para
actuar en Iraq [2].
El negocio de la
guerra
Lo que nos lleva a
Triple Canopy. ¿Por qué? Porque la ahora famosa compañía Your
Solution Inc. no es más que una subcontratista local cuya tarea se
restringe a convocar y seleccionar a los potenciales "guardias de
seguridad" latinoamericanos que trabajarán en Iraq para una de
las empresas de seguridad privada estadounidense más importantes del
sector: Triple Canopy (TC), que sólo este año se ha adjudicado 250
millones de dólares para sus operaciones en Iraq.
TC, fundada a finales
de 2003, tiene una historia meteórica y experiencia limitada a Iraq.
Pese a ello, el pasado 16 de julio recibió, junto a dos competidoras
de vasta trayectoria (DynCorp y Blackwater), el anuncio oficial que
les adjudica mil millones de dólares del Departamento de Estado por
cinco años para custodiar instalaciones y personal diplomático en
los 27 destinos de mayor riesgo alrededor del mundo.
La industria
mercenaria, al amparo del giro en la política militar estadounidense,
que tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 ha impulsado
procesos de ocupación en países como Afganistán e Iraq, ha vivido
un auge sin precedentes. Su negocio, que florece merced a inmensas
partidas presupuestarias fiscales, es estratégicamente indispensable.
Suplen las limitaciones de tamaño de la fuerza de combate, sin las
dificultades burocráticas y políticas que supone desplazar
contingentes convencionales.
La cuidada semántica
con la que se autodefinen, compañías de seguridad privada (CPS), no
es más que un recurso cosmético. El propio general estadounidense
que encabezó el primer gobierno de ocupación, Jay Garner, es categórico.
En declaraciones a The New York Times afirmó sin ambages que las CPS
"[...] sin duda cumplen un papel militar". Para mayor
claridad, quien fuera jefe de operaciones de la Autoridad Provisional
de la Coalición, Andrew Bearpark, al explicar por qué se contrataba
a empresas como TC, confesaba con candidez: "Porque los militares
eran incapaces de proveernos efectivos en la cantidad que necesitábamos"
[3].
¿La consecuencia?
Fuentes responsables estiman que al menos el 16% del personal
extranjero armado que opera en Iraq al servicio de la coalición
encabezada por EEUU es privado: 20.000 personas, un verdadero ejército
a sueldo; sueldos, eso sí, con muchas diferencias [4].
Chilenos baratos
TC, a través de YSI,
y ésta, a su vez, de la chilena Fires Field, ofrece a los mercenarios
chilenos salarios que van de los 900 a los 1.300 dólares al mes.
Resulta sin duda un anzuelo apetecible. Tanto que en las reuniones de
enganche que se realizaron, indistintamente, en Viña del Mar y en el
hotel Los Nogales, de Providencia, la asistencia desbordó las
expectativas.
El problema surge al
comparar con los ingresos que la misma compañía, por las idénticas
labores, brinda a sus empleados estadounidenses, a los que paga entre
400 y 700 dólares por día. Las diferencias no terminan ahí.
Mientras los chilenos y hondureños comprometen su permanencia por un
año, sus colegas estadounidenses operan sólo por tres meses, tras lo
cual, a costo de TC, viajan por un mes a descansar a sus ciudades de
origen y luego, si así lo desean, vuelven a Iraq por otro período de
tres meses.
Las diferencias no
terminan allí. Mientras los latinoamericanos duermen en barracas
colectivas, la empresa brinda a sus empleados estadounidenses
habitaciones privadas. Incluso más, según reportes de ex soldados
salvadoreños que vivieron la experiencia en Bagdad, pese a contar con
un bar, en el campamento el consumo de bebidas alcohólicas está
reservado a los efectivos occidentales.
'Peligro de muerte'
Hay, por cierto,
quienes están dispuestos a sobrellevar estas humillantes condiciones.
Pero así como estas prácticas segregadoras son habitualmente
omitidas por los enganchadores, también se escamotean los datos
reales sobre los riesgos que estos guardias/soldados correrán en Iraq.
Pocas veces se dice que salvo las fuerzas regulares de EEUU (1.910
bajas), el contingente de contratistas privados ha sufrido más bajas
que cualquiera de los otros 26 países que constituyen la coalición
ocupante. Hasta ayer [24 de septiembre]: 268 personas. Los últimos,
el 7 de septiembre en una ruta cerca de Basora. Cuatro empleados
armados de la misma Triple Canopy murieron al estallar una bomba al
paso de su vehículo.
Esta misma opacidad
encubre el dato de que tan sólo entre enero y agosto de 2004 los
equipos de TC fueron atacados con fuego, hasta por 24 horas seguidas,
en 40 ocasiones. Un portavoz de la empresa reconoció que este listado
era insuficiente y que los episodios reales multiplicaban la cifra
hasta ocho veces.
La cobertura pública
que desde el pasado domingo se ha prodigado al grupo de chilenos
detectados en Lepaterique ha servido de marco para la defensa
apasionada que de su actividad han realizado los empresarios
involucrados en la operación. Ellos han reiterado hasta la saciedad
que, salvo pequeños detalles migratorios, realizan un negocio
transparente. Incluso una labor social, porque brindan oportunidades
de trabajo bien remuneradas a latinoamericanos que no podrían de otra
forma asegurarse un sustento similar.
Pasado siniestro
En esta ofensiva ante
los medios también se han dejado escuchar, en plena sintonía, voces
chilenas. En Honduras, la más protagónica ha sido la del suboficial
retirado de Infantería de Marina Óscar Aspe, instructor del
destacamento.
Aspe no es un
advenedizo en la materia. Fue parte activa del equipo que operó el año
pasado en Chile bajo las órdenes de José Miguel Pizarro (Red Táctica).
Un grupo que realizó el llamado a enrolamiento a través de los
diarios y que llegó incluso a ocupar para sus labores las
instalaciones del Fuerte Aguayo, sede de la Infantería de Marina en
Concón. En esa ocasión, al escándalo siguió una serie de querellas
(impulsadas por los diputados Alejandro Navarro y Antonio Leal), y
Pizarro, junto a los suyos, optaron por emigrar. Aspe también.
Pero aquél no es el
único incidente en Chile donde queda registro de este instructor. Su
nombre también resuena en la memoria de la noche del 31 de agosto de
1989. Esa madrugada formó parte de un grupo que sigilosamente rodeó
la casa número 7 de la calle Latorre en el cerro Yungay de Valparaíso.
En su interior, desprevenido, dormía Marcelo Barrios Andrade (21 años,
estudiante de pedagogía), segundo jefe de zona del FPMR [Frente
Popular Manuel Rodríguez]. Aspe era parte, junto al capitán de
corbeta Sergio Schiffelle Kirby, el sargento primero Jorge Figueroa,
los cabos Silverio Fierro y Luis Ceballos, más 18 marinos, de la
partida de asalto que pretendía, presuntamente, cumplir la orden de
detención que contra Barrios había dictado el fiscal naval de
Valparaíso, Miguel Ángel Barra. Pero Aspe y sus numerosos acompañantes
no detuvieron a nadie. De sus acciones quedó el testimonio de las
decenas de proyectiles que cruzaron el cuerpo de Barrios y la huella
de cerca de 500 tiros en las ruinas de la casa.
Marcelo Barrios
engrosa hoy la lista de ejecutados políticos consignada en el Informe
Rettig y Aspe figura entre los victimarios aludidos por el Informe de
la Comisión Ética contra la Tortura 2001. En aquel entonces, el juez
civil que vio el caso se declaró incompetente y poco después la
Fiscalía Naval cerró la investigación sin imputar
responsabilidades.
Hoy, Aspe es una
pieza más del engranaje que hace funcionar la curiosa e impune
maquinaria que engancha chilenos mercenarios para guerras ajenas. Una
maquinaria cruzada de sombras, riesgos y humillaciones que tiene por
objetivo poner a disposición de los intereses militares de EEUU en
Iraq mano de obra latinoamericana barata.
Notas del autor y
de IraqSolidaridad:
1.
"Torturer's confessions", The Baltimore Sun, 13 de junio,
2005.
2. Sucedido por
Zalmay Jalilzad. Véase en IraqSolidaridad: Larry Everest: Lo que el
nombramiento Jalilzad revela sobre los planes de EEUU para Iraq y para
el mundo
3.
"The other Army", The New York Times, 14 de agosto, 2005.
4. Véase en
IraqSolidaridad: Los ocupantes: La fuerzas de EEUU y sus aliados en
Iraq
|