Escuadrones de la
muerte estimulados por EEUU e Irán
Por Dahr Jamail y Harb
al–Mukhtar (*)
Inter
Press Service (IPS), 08/12/05
Bagdad. Bandas de
enmascarados que actúan coordinadas con la nueva policía de Iraq son
el nuevo terror de la población, junto con las fuerzas
estadounidenses de ocupación y los atentados suicidas.
Estos escuadrones de la
muerte están mucho más activos en vísperas de las elecciones del 15
de diciembre, como lo demuestra el hallazgo de 20 cuerpos, en dos
localidades distintas del occidente del país.
Los cuerpos de 11
hombres vestidos de civil habían sido dejados, maniatados por la
espalda, al costado de la carretera entre Bagdad y Jordania, cerca de
la occidental ciudad iraquí de Al–Rutbah, según informó la policía
el martes.
El lunes se encontraron
otros nueve cadáveres, también de civiles, acribillados a balazos.
Esta vez fue en una carretera cerca del enclave sunita de Faluya,
apenas a 69 kilómetros de Bagdad.
Existen indicios que
los escuadrones de la muerte responsables de desapariciones y
asesinatos cuentan con el respaldo de milicias chiítas.
Estas organizaciones
armadas, apoyadas por Irán, controlan hoy el gobierno y la policía
iraquí, gracias, paradójicamente, a la intervención de Estados
Unidos, enemigo declarado del régimen islámico gobernante en Teherán
desde 1979.
Abdullah Omar, un
ingeniero de 39 años a quien el desempleo llevó a vender combustible
y cigarrillos en el mercado negro, asegura ser sobreviviente de los
escuadrones de la muerte.
"Una noche, estaba
durmiendo en el techo de mi casa porque hacía mucho calor y no teníamos
electricidad, como ya es costumbre", contó Omar a IPS. "De
pronto, me despertó una explosión cercana. Enseguida me ví rodeado
por hombres extraños con gafas infrarrojas para ver en la
oscuridad".
Según Omar, lo tiraron
al suelo, lo esposaron y le pusieron una venda en los ojos.
"Empezaron a
golpearme con las culatas", dijo. "Luego revisaron toda mi
casa, tomaron el revólver que yo les dije que tenía, y me llevaron
con ellos".
También maniataron y
se llevaron a su esposa Sumia, una maestra de 32 años.
Omar cuenta que antes
de que le pusieran una bolsa en la cabeza a manera de capucha, vio
cerca de 10 furgonetas de caja abierta con un centenar de hombres que
vestían máscaras negras. Lo pusieron en la caja de una de las
camionetas y lo golpearon hasta que se desmayó.
A Sumia también la
golpearon. "Recibí muchas patadas en el vientre", dijo la
mujer a IPS. "Yo escuchaba los gritos de dolor de Abdullah y por
eso forcejeé y luché hasta que me esposaron. Luego me golpearon
hasta que no pude hacer más nada."
La pareja fue llevada a
la estación de policía de Suleakh, en Bagdad, donde fueron
interrogados y acusados de poseer un mortero.
"Les expliqué que
no sé nada de morteros y que nunca he tenido nada que ver con la
resistencia, pero igual empezaron a decirme insultos de todo tipo y me
siguieron golpeando", recordó Omar.
Sumia, que también fue
interrogada, le rogó a los policías que por favor los dejaran
regresar a su casa para atender a sus hijos. "Continuaron preguntándome
acerca de los morteros y no me dejaron ir a cuidar de mis niños. No
sabemos nada de morteros ni nada". "Ni siquiera me dieron un
pañuelo para cubrirme la cabeza", dijo a IPS.
A la mañana siguiente,
Omar fue trasladado a otra habitación donde vio hombres esposados y
encapuchados que yacían en el piso. "Estaban tirados sin ninguna
frazada ni almohadón ni nada".
Luego de un rato, Omar
vio entrar a 14 enmascarados con látigos. "Vi como lastimaban a
los prisioneros y les decían luego que ése había sido el
desayuno".
Sumia y Abdullah fueron
finalmente llevados a su casa, pero les advirtieron que si las fuerzas
de seguridad eran atacadas en su barrio, volverían por ellos.
Omar estimó que
quienes los detuvieron pertenecían al Ejército Chiíta Badr, una
milicia que responde a Abdel Aziz al–Hakim, el líder del Consejo
Supremo para la Revolución Islámica en Iraq.
En Bagdad, aumenta la
tensión por las amenazas de secuestro y de muerte que el Ejército
Badr formula a habitantes de las zonas que no controla.
"El Ejército Badr
está llevando a cabo una campaña de terror con el propósito de
destruir a los otros partidos políticos", dijo Saleh Hassir, un
médico de un hospital de Bagdad.
"Vemos pintadas
negras y lágrimas dibujadas en los afiches del ex primer ministro
Allawi y también en los de los otros grupos sunitas, pero en cambio
las imágenes de al–Hakim permanecen inalteradas."
También la familia de
Omar Ahmed aprendió lo que puede ocurrir a quien se tope con policías
iraquíes y con los grupos parapoliciales que les prestan asistencia.
Omar viajaba en automóvil con dos amigos por el barrio bagdadí de
Adhamiya la noche del 1 de setiembre cuando desde un puesto de
vigilancia les ordenaron detenerse.
"Los tres fueron
arrestados aun cuando no encontraron nada en su vehículo", dijo
a IPS un testigo de lo ocurrido que solicitó mantener su identidad en
reserva.
Estuvieron
desaparecidos varios días. Sus familias los buscaron por todas
partes, incluso en las morgues, lo usual cuando algo alguien es
arrestado por la policía iraquí y no regresa a casa.
"Cinco días después
del arresto encontramos el cadáver de Omar en uno de los congeladores
de la morgue con orificios de bala en un costado de la cabeza y en los
hombros", relató a IPS un amigo de la familia de Omar. "No
sabemos si los otros dos están vivos o muertos."
"Lo que sí
sabemos es que estos hombres no eran culpables de nada y que lo único
que hacían era andar de noche en automóvil. No tenemos ninguna
seguridad. La policía está asesinando y desapareciendo iraquíes a
diario."
El médico Saleh Assir
sostuvo que los estadounidenses contribuyeron a que ahora rigiera un
nuevo tipo de terrorismo de Estado en Iraq, apoyado desde Irán.
"Muchos de
nosotros nos oponemos a que Iraq sea controlado por estos
fundamentalistas islámicos proiraníes como Al–Hakim", dijo
Hassir a IPS. "Ahora estamos viendo el verdadero rostro de la
nueva dictadura que nos impondrán con la ayuda de Estados
Unidos."
(*) Con aportes de Isam
Rashid.
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