La reconstrucción
del temor en Iraq
Por
Dahr Jamail y Arkan Hamed
Inter Press Service (IPS), diciembre 2005
Los iraquíes ven su
futuro con escepticismo
Bagdad. Los iraquíes
muestran desazón y escepticismo frente al próximo año, a pesar del
avance político que supuso la realización de tres elecciones en 2005
y el descenso de la violencia de las últimas semanas.
"Ha sido un año
terrible. En el trayecto de mi casa a la universidad, me resulta
inaceptable ver esos soldados, de anteojos de sol aun en días
nublados, apuntando sus rifles a todo el mundo como si fueran
pandilleros", dijo la profesora de física de la Universidad de
Bagdad Um Feras.
La mayoría de los
iraquíes en Bagdad sienten temor ante las fuerzas de seguridad.
Docenas de personas desaparecen todas las semanas a manos de policías
y soldados. En las últimas semanas, salieron a la luz pública nuevas
cámaras de tortura.
Feras --quien solicitó
guardar en reserva su identidad real queda por razones de seguridad--
asegura que tanto ella como la mayoría de sus estudiantes suelen
llegar tarde a clase, debido al caos del tránsito de Bagdad y los
cierres de avenidas y puentes.
"Nada está bien
hoy en Iraq", dijo la profesora. "Torturas, amigos
detenidos, saqueos de viviendas, vecinos en la indigencia, falta de
electricidad y de agua y tiroteos por todas partes. Nada alivia
nuestro sufrimiento.
La mayoría de los
hogares de Bagdad disponen de electricidad entre tres y cinco horas
diarias, mucho menos que antes de la guerra iniciada el 20 de marzo de
2003, con la invasión a cargo de una coalición encabezada por
Estados Unidos decidida a poner fin a la represiva dictadura de Saddam
Hussein.
Mientras, las
exportaciones petroleras de diciembre cayeron al peor nivel en dos años
y el desempleo se sitúa en 50 por ciento de la fuerza de trabajo.
Por otra parte, según
informó este mes el director de la oficina a cargo de la reconstrucción
de Iraq, Dan Speckhard, 22 por ciento de los 21.000 millones de dólares
asignados por Estados Unidos a esa tarea corresponden a la seguridad.
"Sólo quiero una
vida normal, lejos de los intereses de estos bastardos que invadieron
el país", dijo la doctora en física. "No me importan las
elecciones y la política, ni los nuevos partidos, que son parte de la
estrategia de los invasores."
"Mi sueño para el
año próximo --agregó llorando-- es que los invasores se retiren,
que el gobierno esté formado por iraquíes que amen a su pueblo, que
construyamos algo civilizado y nos emocione nuestra tierra, que
regresemos a la situación en que sentíamos la buena voluntad de
Dios."
"Pero no puedo
imaginarme que esto pueda suceder", se lamentó.
Los sentimientos de Um
Feras no son personales ni están restringidos a un sector de la
sociedad. Desde una situación muy distinta, el talabartero chiita
Ismael Mohammed, de 40 años, piensa de manera parecida.
"Este año fue
peor que el anterior, porque las fuerzas de la coalición aún manejan
todo con mucha rigidez. Nada cambió, excepto el rostro de los
gobernantes. Tratan de sacar de Iraq todo lo que pueden, mientras la
situación financiera empeora y el combustible escasea", dijo,
cerca de su trabajo en Bagdad.
La preocupación por la
infraestructura es generalizada en Bagdad y sus alrededores. Las
calles, carreteras y puentes son escombros, a pesar de las promesas
del gobierno de Bush.
"¿Democracia? ¿Dónde
está nuestra democracia?", se preguntó Mohammed. El mejor día
del año, para el talabartero bagdadí, no coincidió con ninguna de
las tres elecciones celebradas, sino con la liberación de un primo
suyo de la infame cárcel de Abu Ghraib. Luego de salir de prisión,
lo asesinaron.
"¿Libertad? El
pueblo grita y nadie escucha. Todos quieren recibir coimas. Si quieres
ser profesor, dame el dinero y ya tienes el título", añadió el
hombre.
"¿Quién se
beneficia de esta constitución? Ya teníamos una. ¿Quién se
beneficia de todo esto? El cuero iraquí era el mejor de todo Medio
Oriente, pero ahora tenemos que importarlo. Mi negocio dejó de
crecer", enfatizó.
Según el Instituto
para Estudios Políticos con sede en Washington, las acciones de la
compañía estadounidense Halliburton, con la que el vicepresidente
Dick Cheney tiene vínculos financieros, aumentó 138 por ciento desde
la invasión.
La empresa se benefició
con contratos por al menos 10.000 millones de dólares con el gobierno
estadounidense por sus operaciones en Iraq.
Mientras, tampoco los
ciudadanos estadounidenses se benefician de la ocupación.
El costo mensual de la
guerra de Iraq para el país norteamericano es de 5.600 millones de dólares,
225.000 millones de dólares en total hasta ahora, cuando la deuda
nacional asciende a ocho billones de dólares, según el Departamento
del Tesoro (ministerio de finanzas).
¿Qué espera Mohammed
para 2006? "Sacarnos los invasores de encima y recuperar la
bendición de Dios para el pueblo de Iraq", dijo a IPS.
"Queremos buenas personas en los cargos de autoridad, y
compensaciones para los iraquíes que han sufrido."
"La democracia no
es algo que se conceda. Debemos trabajar duro, y tenemos gente educada
que se puede hacer cargo."
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