Enterrar el informe 'Lancet'...
y con él a las víctimas civiles
Entre 120.000 y
500.000 iraquíes habrían sido asesinados por las fuerzas de ocupación
Por Nicolas J. S.
Davies (*)
Online
Journal, 14/12/05
IraqSolidaridad, 12/01/06
Traducido por Beatriz
Morales
"Es muy
probable que los bombardeos más duros y los ataques aéreos en un
momento determinado se produzcan en algún lugar muy alejado de
cualquier operación militar estadounidense bien publicitada, que
posiblemente implique solo a grupos pequeños de fuerzas especiales en
tierra. Pero la cínica estrategia militar no permite a los medios de
comunicación salir de su atolladero por su fracaso en averiguar lo
que realmente está pasando y contárselo al resto del mundo. Los
periodistas iraquíes y de otros países árabes todavía pueden
viajar por la mayor parte del país y los directores de periódicos
deberían prestar mayor atención a sus informes sobre zonas que son
demasiado peligrosas para los reporteros occidentales."
Hace alrededor de año,
un equipo internacional de epidemiólogos dirigidos por Les Roberts de
la Escuela Johns Hopkins de Salud Pública [de la universidad de
Baltimore, EEUU,] culminó su estudio sobre las víctimas civiles en
Iraq [1]. Las conclusiones de este trabajo contradecían elementos
fundamentales del relato de la guerra que políticos y periodistas habían
presentado al público estadounidense y al mundo.
Tras excluir los
resultados de la provincia de al–Anbar por ser estadísticamente anómalos
[2] y la mitad del incremento de la mortalidad infantil por posibles
"errores de memoria" [de los encuestados], estimaron que al
menos 98.000 civiles iraquíes habían muerto en los 18 meses
anteriores como resultado directo de la invasión y ocupación de su
país. También averiguaron que la violencia se había convertido en
la causa principal de la muerte en Iraq durante ese periodo (51% o
24%, con o sin al–Anbar, respectivamente). Sin embargo, su conclusión
fundamental fue que la inmensa mayoría (el 79%) de las muertes
violentas fueron causadas por las denominadas "Fuerzas de Coalición"
al recurrir a "[...] helicópteros de guerra, misiles u otras
formas de armamento aéreo", y que casi la mitad (48%) de esas
muertes fueron de niños, con una edad media de ocho años.
Cuando las conclusiones
del equipo fueron publicadas en Lancet, el diario oficial de la
Asociación Médica Británica, causó un revuelo bastante
considerable y pareció que se había dado un primer paso hacia un cálculo
realista del coste humano de la guerra. Los autores dejaron claro que
sus resultados eran aproximativos, refiriendo ampliamente las
limitaciones de su metodología e insistiendo en que para ofrecer una
imagen más precisa sería fundamental una nueva investigación.
Campaña
de desprestigio
Un año después no
tenemos una imagen más precisa. Nada más publicarse el artículo,
funcionarios británicos y estadounidenses lanzaron una campaña
concertada para desacreditar a sus autores y marginar sus conclusiones
sin analizar de forma seria la validez de sus métodos o presentar
prueba alguna para poner en entredicho sus conclusiones [3]. Hoy, para
la mayoría de los estadounidenses el bombardeo aéreo continuo sobre
Iraq sigue siendo un oscuro secreto y los medios de comunicación
todavía presentan la misma imagen general de la guerra, centrándose
en lo que a la luz de este estudio son fuentes secundarias de
violencia.
Les Roberts ha estado
perplejo y preocupado por esta respuesta a su trabajo, que contrasta
fuertemente con la forma en que los mismos gobiernos respondieron a un
trabajo similar que efectúo en la República Democrática del Congo
en 2000. En aquel caso informaba de que aproximadamente un millón
setecientas mil personas habían muerto durante los 22 meses de guerra
y, como él dice, "Tont Blair y Colin Powell citaron estas
conclusiones una y otra vez sin cuestionar ni su precisión ni su
validez". De hecho, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (NNUU)
hizo rápidamente un llamamiento a la retirada de los ejércitos
extranjeros del Congo y el Departamento de EEUU citó su estudio al
anunciar la concesión de 10 millones de dólares en ayuda
humanitaria.
Roberts dirigió un
estudio de seguimiento en el Congo que elevó el cálculo de víctimas
estimado a tres millones y Tony Blair citó esa cifra en su discurso
ante la Conferencia del Partido Laborista de 2001. Sin embargo, en
diciembre de 2004 Blair desechó el trabajo del equipo de epidemiólogos
en Iraq afirmando que "[...] las cifras del ministerio iraquí de
Sanidad, que son un estudio de los hospitales de allí, es desde
nuestro punto de vista el informe más apropiado que existe".
Esta declaración de
Blair es particularmente interesante porque los informes del
ministerio de Sanidad iraquí, cuya precisión alaba, han confirmado
de hecho las conclusiones del equipo del Johns Hopkins de que la
principal causa de muerte de civiles son los ataques aéreos de las
"Fuerzas de la Coalición". Este informe fue citado por
Nancy Yusef en el Miami Herald el 25 de septiembre de 2004 bajo el
titular de "Los ataques estadounidenses y no los insurgentes
culpables de la mayoría de las muertes iraquíes". El ministerio
de Sanidad ha estado informando de las cifras de víctimas civiles
basadas en informes de los hospitales, como afirmó Tony Blair, pero
hasta junio de 2004 no empezó a diferenciar entre víctimas causadas
por las "Fuerzas de la Coalición" y aquellas debidas a
otras causas. En los tres meses comprendidos entre el 10 de junio y el
10 de septiembre contabilizó 1.295 civiles asesinados por las fuerzas
estadounidenses y sus aliados, y 526 asesinados en operaciones
terroristas. Funcionarios del ministerio de Sanidad indicaron a Nancy
Yusef que "[...] las estadísticas reflejaban sólo parte de la
tasa de mortalidad" y recalcaron que los bombardeos aéreos eran
los auténticos responsables del alto número de muertes causadas por
la "coalición". La cifra total, el 72%, es
sorprendentemente cercana a la atribuida por el informe del Lancet a
los bombardeos aéreos, el 79%.
El director de BBC
World Affairs, John Simpson, informaba sobre otro informe del
ministerio de Sanidad que cubría los seis meses comprendidos entre el
1 de Julio de 2004 y el 1 de enero de 2005. Este informe citaba 2.041
civiles muertos por las fuerzas estadounidenses y sus aliados frente a
los 1.233 [muertos] a manos de los insurgentes (sólo el 62% respecto
a EEUU) por EEUU). Entonces ocurrió algo extraño, aunque tristemente
predecible. La oficina del ministerio de Sanidad iraquí contactó con
la BBC y en una enrevesada y confusa declaración afirmó que las
cifras habían sido falseadas de algún modo; la BBC se retractó públicamente
y los pormenores de las muertes causadas por las "Fuerzas de la
Coalición" han estado notablemente ausentes de los subsiguientes
informes del ministerio de Sanidad.
Así pues, los
gobiernos británico y estadounidense y NNUU respondieron
positivamente al trabajo de Roberts en el Congo y los informes del
ministerio de Sanidad iraquí apoyan sus conclusiones en Iraq, a pesar
de los esfuerzos oficiales por suprimirlas. La critica oficial y mediática
a su trabajo se ha centrado en el tamaño de su muestra, 988 casas en
33 grupos distribuidos por todo el país, pero otros epidemiólogos
niegan que esto sea una cuestión polémica. Michael O'Toole, director
del Centro de Salud Internacional en Australia, afirma: "Este es
el tamaño de muestra clásico. No veo ninguna prueba de exageración
significativa. [...] En todo caso las muertes podrían haber sido más
elevadas porque lo que no han podido hacer es investigar a las
familias en las que han muerto todos sus miembros".
David Meddings, un
funcionario médico del Departamento de Prevención de Heridas y
Violencia de la Organización Mundial de la Salud, afirma que informes
de este tipo siempre pueden plantear duda, pero que "[...] no
creo que los autores lo ignoren o lo subestimen. No creo que esas
cautelas deban aplicarse ni más ni menos rigurosamente a una
investigación que examina un conflicto políticamente delicado que a
una investigación que estudia una píldora para una enfermedad
cardiaca".
El propio Les Roberts
también ha comparado su trabajo en Iraq con otros estudios epidemiológicos:
"En 1993, cuando el Centro estadounidense para el Control de
Enfermedades llamó aleatoriamente a 613 hogares en Milwaukee y
concluyó que 403.000 personas habían desarrollado cryptosporidium en
el mayor brote registrado en el mundo desarrollado, nadie dijo que 613
hogares no fueran una muestra suficientemente grande. Es extraño que
la lógica de la epidemiología aceptada cada día por la prensa en
relación con nuevos medicamentos o con riesgos para la salud cambie
de algún modo cuando el mecanismo de la muerte son sus fuerzas
armadas".
La campaña para
desacreditar a Les Roberts, al equipo del Johns Hopkins y a Lancet
utilizó los mismos métodos que los gobiernos británico y
estadounidense han estado empleando sistemáticamente para proteger su
monopolio sobre los relatos responsables acerca de la guerra de Iraq.
Al descalificar las conclusiones del estudio emitido, los funcionarios
estadounidenses y británicos dieron la impresión de que éstas eran
sospechosas o incluso estaban motivadas políticamente, disuadiendo a
los medios de comunicación de tomarlas en serio. Esto funcionó
inquietantemente bien. Incluso personas opuestas a la guerra siguen
citando cifras mucho más bajas de víctimas civiles y atribuyen
inocentemente la mayoría de ellas a las fuerzas de la resistencia
iraquí o a terroristas.
El número de víctimas
reales
Las cifras mas
frecuentemente citadas de víctimas civiles en Iraq son las recogidas
por Iraq Body Count, pero sus cifras no están pensadas como un cálculo
estimado de las víctimas totales [4]. Su metodología consiste en
contar sólo aquellas muertes de las que al menos informan dos medios
internacionales "reputados" para generar un número mínimo
que sea más o menos indiscutible. Sus autores saben que quedan sin
contabilizar cientos de miles de muertes de las que no se informa y
afirman que no pueden evitar que los medios de comunicación
tergiversen sus cifras como un cálculo real de muertos. En varias
ocasiones les he pedido que sean más activos en acabar con estas
tergiversaciones, pero tengo que reconocer que las tergiversaciones
están tan extendidas que ésta va ser una ardua tarea.
Más allá de la falsa
polémica respecto a la metodología del informe de Lancet hay un
aspecto legítimo que arroja dudas serias sobre sus investigaciones.
Es la decisión de excluir el grupo de Faluya de sus cómputos debido
al número de muertos muchísimo mayor que se registró allí (a pesar
de que el informe se terminó antes del asalto a la ciudad en
noviembre de 2004 ampliamente divulgado). Roberts escribió en una
carta a The Independent:
"Por favor,
comprendan lo extremadamente conservadores que fuimos: hicimos un
estudio considerando que habían muerto 285.000 personas debido a los
18 primeros meses de invasión e informamos de al menos 100.000."
El dilema al que se
enfrentaba era el siguiente: de los 33 grupos estudiados, en 18 se
registraron muertes no violentas (incluyendo una en [el barrio de
Bagdad] Medina Sadr), en otros 14 grupos se registraron un total de 21
muertes violentas y sólo en el grupo de Faluya se registraron 54
muertes violentas. Esta última cifra es conservadora en sí misma,
porque como establece el informe "[...] 23 casas de las 52
visitadas estaban temporal o permanentemente abandonadas. Los vecinos
entrevistados describieron muertes en la mayoría de las casas
abandonadas pero no podían proporcionar detalles suficientemente
adecuados como para incluirlos en el informe".
Dejando de lado este último
factor, había tres posibles interpretaciones de los resultados de
Faluya. El primero de hecho, el que adoptó Roberts– fue que el
equipo había dado por azar con un grupo de casas en las que el índice
de muertes era tan elevado que no era en absoluto representativo y,
por consiguiente, no era relevante para el informe. La segunda
posibilidad era que esta muestra entre los 33 grupos, con la mayoría
de las muertes contabilizadas en un grupo y muchos grupos en los que
no se contabilizaba ninguna, era de hecho una representación precisa
de la distribución de las víctimas civiles en Iraq bajo la precisión
de los bombardeos aéreos. La tercera posibilidad es que el grupo de
Faluya era atípico pero no lo suficientemente anómalo para
justificar su total exclusión del estudio, así que el numero por
exceso de muertos era en realidad una cifra entre 100.000 y 285.000.
Sin una nueva investigación no hay forma de determinar cuál de esas
tres posibilidades es la correcta.
Aumento de los
ataques aéreos
Desde el último
informe del ministerio de Sanidad iraquí del pasado mes de enero no
ha habido ningún nuevo informe sobre el número de civiles asesinados
por las "Fuerzas de la Coalición", pero hay pruebas
contundentes de que los ataques aéreos se ha intensificado durante
este periodo [5]. Periodistas independientes han descrito el continuo
asalto estadounidense a Ramadi como un "Faluya a cámara
lenta", que devasta la ciudad manzana a manzana. Ciudades más
pequeñas de la provincia de al–Anbar han sido el objetivo de los
ataques aéreos durante los últimos meses [6] y también han sido
bombardeadas ciudades en las provincias de Diyala y Bagdad. Seymour
Hersh ha descrito en el New Yorker la guerra aérea como "[...]
de la que no se ha informado", y escribe que la actual estrategia
estadounidense es introducir fuerzas iraquíes en las fuerzas
especiales estadounidenses para recurrir a los ataques aéreos
estadounidenses, mientras las fuerzas terrestres estadounidenses se
retiran de Iraq, abriendo el camino para bombardeos más intensos con
una cobertura aún menor (si cabe) de los medios de comunicación.
Otra característica
desconocida de los resultados del informe es el alto número de víctimas
civiles de las que se informó en Faluya en agosto de 2004. Parece que
las fuerzas estadounidenses se aprovecharon de que la atención de los
medios de comunicación estaba entonces centrada en Najaf para llevar
a cabo ataques muy duros contra Faluya. Esto es quizá una clave en la
estrategia con la que han llevado a cabo la mayor parte de los ataques
aéreos.
Es muy probable que los
bombardeos más duros y los ataques aéreos en un momento determinado
se produzcan en algún lugar muy alejado de cualquier operación
militar estadounidense bien publicitada, que posiblemente implique
solo a grupos pequeños de fuerzas especiales en tierra. Pero la cínica
estrategia militar no permite a los medios de comunicación salir de
su atolladero por su fracaso en averiguar lo que realmente está
pasando y contárselo al resto del mundo. Los periodistas iraquíes y
de otros países árabes todavía pueden viajar por la mayor parte del
país y los directores de periódicos deberían prestar mayor atención
a sus informes sobre zonas que son demasiado peligrosas para los
reporteros occidentales.
Una segunda característica
de las conclusiones de los epidemiólogos que no ha sido
suficientemente examinada es la que sugirió más arriba Michael
O'Toole. Puesto que el informe establece que los ataques y bombardeos
aéreos son la causa principal de las muertes violentas en Iraq y
puesto que un ataque directo de una bomba Mark 82 de 500 libras
convertirá en inhabitables la mayoría de las casas, toda investigación
que ignore las casas dañadas e inhabitables seguramente no informa de
las muertes. Cualquier estudio complementario debería tener esto en
cuenta.
Gracias a Les Roberts,
a su equipo internacional, a la Escuela Johns Hopkins de Salud Pública
y al consejo de redacción de Lancet, tenemos una imagen de la
violencia que está teniendo lugar en Iraq más nítida y muy distinta
de la presentada por los medios de comunicación masivos. Teniendo en
cuenta los 14 meses adicionales de la guerra aérea y otro tipo de
violencia desde la publicación del informe de Lancet, podemos
calcular ahora que han muerto entre 175.000 y 650.000 personas como
consecuencia directa de la guerra, que de estas personas entre 120.000
y 500.000 fueron asesinados por las "Fuerzas de la Coalición"
y que entre 50.000 y 250.000 de estas personas eran niños menores de
cinco años. Además, el efecto combinado de las suposiciones más
conservadoras, por no decir irreales, asumidas para llegar a las más
bajas de estas cifras hace extremadamente improbable que el número
real de muertos esté cerca de la cifra más baja del rango indicado.
Versiones de una
misma guerra
Si usted considera
problemático o e siente dividido entre aceptar la "historia
oficial" de la guerra y el panorama que surge del informe de
Lancet, le sugeriría lo siguiente. Ambas versiones de los
acontecimientos son intentos de contar un relato o de dibujar una
imagen a partir de retazos de muestras o de fotos instantáneas
tomadas en distintas partes de Iraq. Sin embargo, la manera en que se
seleccionan y relacionan estas muestras es muy diferente. En un caso,
la elección de las muestras y la manera en que se relacionan están
claramente influenciadas y circunscritas por poderosos intereses políticos,
militares y comerciales. En el otro, las muestras fueron elegidas de
acuerdo con una práctica epidemiológica objetivamente establecida y
los resultados fueron analizados con rigor científico.
Como persona que ha
seguido muy de cerca la cobertura de esta guerra, creo que los
resultados del estudio concuerdan con la imagen que he visto surgir
gradualmente mientras la guerra iba avanzando, imagen basada en el
trabajo de valientes periodistas y de vistazos a través de la ventana
mientras que cada vez aparecen más fisuras en la "historia
oficial". Seguimos sin tener cifras de víctimas oficiales, que sólo
se pueden describir por medio de escalas muy amplias. La
responsabilidad del fracaso para conseguir cifras más precisas de las
bajas y, por lo tanto, una visión más precisa de esta crisis recae
justa y directamente en el número 1.600 de la Avenida de Pennsylvania
en Washington y del 10 de Downing Street en Londres [7], dos hogares
que no han experimentado un exceso de muertes de niños o de adultos
como consecuencia de la guerra.
(Estoy en deuda con
Medialens, un grupo británico de control de los medios de comunicación,
por gran parte del material de este informe. En las siguientes páginas
se puede encontrar una discusión más completa sobre el papel de los
medios de comunicación británicos y estadounidenses en la supresión
del informe del Lancet en su sitio web: medialens.org/alerts/05/050906_burying_the_lancet_part1.php
y medialens.org/alerts/05/050906_burying_the_lancet_part2.php.)
Notas
de IraqSolidaridad:
(*)
Nicolas J. S. Davies es colaborador del 'Online Journal'
1.
Documento original en inglés: English Informe Lancet (2004)
2.
Debido a los constantes combates.
3.
Véase en IraqSolidaridad: Expertos mundiales en Salud Pública exigen
a EEUU y Reino Unido una investigación completa e independiente sobre
el número víctimas relacionadas con la guerra en Iraq
4.
Sobre este informe, véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: Ocupación
y resistencia: las bajas propias y ajenas de la guerra de Iraq
5.
El número de ataques aéreos en Iraq se ha cuadruplicado en los últimos
meses. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: Abandonando el terreno
6.
Véase en IraqSolidaridad la sección: Crónicas de Iraq
7.
Residencias oficiales del presidente de EEUU y del primer ministro
británico, respectivamente.
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