El pillaje de las
corporaciones empresariales de EEUU en Iraq
Un total de 7.500
millones de euros del Fondo para el Desarrollo de Iraq no han podido
ser justificados
Por
Dave Whyte(*)
Socialist
Worker, Londres, 11/02/06
IraqSolidaridad, 14/02/06
Traducido del inglés para Iraq Solidaridad por Felisa Sastre
"La corrupción
institucionalizada en el Iraq ocupado ha sido, simple y llanamente,
una técnica de dominación neoliberal. La ocupación económica se ha
valido del fraude y de la corrupción para asegurar la ocupación económica
exactamente de la misma forma que la tortura y el asesinato se han
utilizado para perpetuar la ocupación militar. La invasión de Iraq
fue una brutal operación criminal por parte de Bush y Blair. Y este
crimen se ha mantenido mediante la delincuencia sistemática de carácter
económico por parte de los gobiernos ocupantes y de sus
corporaciones."
La transformación
neoliberal de Iraq se está presentando como una empresa humanitaria.
Las corporaciones occidentales y los gobiernos ocupantes hablan ahora
de liberar a Iraq de la "tiranía de la economía dirigida de
Sadam".
El día en el que se
declaró que las principales hostilidades habían terminado, Tony
Blair se dirigió al pueblo iraquí:
"Sadam Husein y su
régimen han expoliado la riqueza de vuestro país. Mientras muchos de
vosotros vivís en la pobreza ellos llevan una vida llena de lujos. El
dinero del petróleo iraquí será para vosotros, para usarlo en
aumentar la prosperidad para vosotros y para vuestras familias."
También esto se ha
convertido en otra desvergonzada mentira. El régimen de Sadam Husein
fue, sin duda, corrupto, en el sentido de que había establecido un
sistema clientelar que premiaba a la elite que se mantenía más
cercana a él. Pero la amplitud e intensidad de la corrupción y el
fraude perpetrados por la ocupación no tiene precedentes en la
historia moderna.
La mayor parte del
dinero gastado por los ocupantes estadounidenses y británicos no
proviene de la financiación de EEUU o de los donantes
internacionales, sino de los ingresos del petróleo que pertenecen al
pueblo iraquí. Durante el periodo en el que gobernó directamente [a
través de la Autoridad Provisional de la Coalición, APC], EEUU gastó
o adquirió compromisos por unos 11.300 millones de libras esterlinas
[1], la mayoría de los cuales fueron desembolsados a las
corporaciones estadounidenses. De estos gastos, no se han
contabilizado 5.000 millones de libras. Con las pruebas disponibles,
sabemos que gran parte de esos millones se han esfumado en las manos
de las multinacionales, de corruptos funcionarios públicos y de las
elites iraquíes que amañaron los acuerdos.
Los decretos Bremer
Durante los 14 meses de
su existencia, la APC (organismo creado para gobernar Iraq, presidido
por Paul Bremer) el favorito de Bush) publicó 100 órdenes legales
por decreto. Esos decretos, aplicados sin la aprobación del pueblo
iraquí, son la representación más pura de la ortodoxia neoliberal y
ha tenido unas profundas e irreversibles consecuencias para la economía
iraquí. Su objetivo explícito fue el promover la rápida irrupción
en la poderosa economía petrolera de Iraq. El decreto 12 de la APC,
puesto en vigor un mes después de que George Bush diera por
finalizadas las principales operaciones bélicas [el primero de mayo
de 2003], suprimió los aranceles e impuestos para los productos que
entraban en el país.
Pocos días después de
la aprobación de este decreto, las compañías estadounidenses
inundaron la economía iraquí con una masiva producción de patas de
pollo, obligando a que el precio de mercado del pollo bajara hasta
pocos céntimos el kilo, por debajo de los precios más baratos que
los productores iraquíes podían aguantar. Aquellas patas de pollo
eran excedentes del mercado estadounidenses, ya que los ciudadanos
medios del país prefieren la carne de pechuga. Antes de la invasión,
esas piezas de pollo lo más probable es que se hubieran vendido como
alimento para animales.
Mediante el decreto 39,
se autorizaba que una gran variedad de empresas del Estado pasaran a
ser propiedad extranjera en su totalidad. El propósito es que más de
200 empresas estatales (entre ellas la electricidad, las
telecomunicaciones y la industria farmacéutica) sean vendidas,
permitiendo que los bancos, las minas y las fábricas, puedan ser de
propiedad extranjera al 100 por cien. El decreto permite que esas
empresas saquen sus beneficios del país.
Por el decreto 81, se
creaba un sistema de patentes para asegurar que la agricultura
dependiera de las empresas extranjeras de agricultura biotecnológica.
Prohibía el compartir las semillas y obligaba a los campesinos a usar
las variedades protegidas que les venden las empresas multinacionales
[2].
No puede existir la
menor duda de que la ocupación ha conducido a un debilitamiento
progresivo de los cimientos industriales y comerciales de Iraq.
Pero los mayores escándalos
afectan los contratos para la reconstrucción. Entre 2003 y 2004, más
del 80 por ciento de los contratos principales fueron a parar a
empresas estadounidenses, mientras el resto se repartía entre
empresas británicas, australianas, italianas, israelíes, jordanas e
iraquíes. Una de las fuentes estima que el total de los recibido por
las empresas iraquíes durante el gobierno de la APC es de alrededor
del 2 por ciento.
La APC consiguió
concentrar la financiación en manos de empresas estadounidenses
mediante la convocatoria de ofertas sin competencia. De los archivos
de gastos podemos estimar que alrededor del 66 por ciento de los
contratos entre abril de 2003 y abril de 2004 lo fueron sin
competencia y atribuidos a las empresas favoritas elegidas a dedo.
'Pelotazos' y
expolio
La mejor caracterización
de la reestructuración de la economía iraquí es la de
"pelotazo y expolio". El pelotazo implica la imposición de
una serie de instrumentos administrativos por los que se establece
como principales agentes de la reconstrucción a contratistas
estadounidenses y de otros países occidentales, dejando al margen y
desfavoreciendo al capital iraquí. La apropiación, el expolio de la
riqueza del petróleo iraquí aseguraba que la rápida entrada del
capital extranjero quedaba garantizada por los ingresos iraquíes, y
se ha llevado a cabo con total inmunidad.
El mismo día de la
constitución de la APC, Bush firmó el decreto ejecutivo 13.303 por
el que se eximía al Development Fund for Iraq (Fondo para el
Desarrollo de Iraq, organismo creado para la distribución de los
contratos de reconstrucción) de todos los procedimientos legales y de
la supervisión judicial. El decreto, efectivamente, garantizaba la
inmunidad de la APC ante procesamientos e interferencias judiciales.
Así, la APC no ha guardado la lista de las compañías a las que se
ha otorgado contratos y no tenía un sistema para cuantificar el petróleo
que exportaba y vendía. Los funcionarios estaban autorizados para
disponer de los ingresos con escasos o inadecuados sistemas de control
o de contabilidad.
De forma absolutamente
deliberada, EEUU retrasó la creación de organizaciones de auditoria
y después se negó a colaborar con las investigaciones llevadas a
cabo por éstas. Once meses después de que la APC tomara el control
de la economía iraquí, la Administración estadounidense nombró a
Stuart Bowden, un estrecho colaborador de Bush, para auditar a la APC.
Bowden trabajó a principios de los años 90 con Bush en la oficina
del gobernador de Texas, y últimamente como funcionario de la Casa
Blanca.
A pesar de que los
dados estaban trucados a favor de la APC, los informes de las
auditorias estadounidenses y de Naciones Unidas que se han hecho públicos
accidentalmente todavía se consideran como el manual de la
contabilidad fraudulenta de las corporaciones. Los ingresos del petróleo
iraquí entraban a raudales en la APC en billetes de 100 dólares, que
se empaquetaban en fajos de 100.000 dólares en efectivo. Un
funcionario de la APC ha explicado cómo se distribuía a los
contratistas desde la parte de atrás de un camión. Los pagos en
efectivo permitían a la APC distribuir los fondos para la
reconstrucción sin dejar rastros documentales. Un análisis ha
encontrado que un pago efectuado por la APC al gobierno regional kurdo
por 794 millones de libras se reflejó bajo el código presupuestario
de "transferencia de pago".
Las autoridades kurdas
insisten en que el dinero no fue transferido, pero no pueden aportar
pruebas en su apoyo. Se ha difundido ampliamente que este pago lo
realizaron por medio de helicópteros Blackhawk [3] a un mensajero en
la ciudad kurda de Irbil quien a continuación desapareció. Al
parecer, a nadie se le ocurrió registrar el nombre del intermediario.
Una revisión de
cuentas encontró 37 contratos por un total de más 105 millones de
libras de los cuales no se ha podido hallar documentación en los
archivos. En ella se refleja un caso en el que un consejero
cualificado de la APC gastó un anticipo no autorizado de casi
1.700.000 libras, y otro en el que el responsable del ministerio de
salud , nombrado por la APC no pudo justificar 346.000 libras de
gastos bajo su control directo.
Un total de 5.000
millones de libras del Fondo para el Desarrollo de Iraq no han podido
ser justificados de forma adecuada.
Los empresarios iraquíes
han informado de que se han visto obligados a pagar a
"intermediarios" sobornos sustanciosos para que se les
permita simplemente presentar ofertas para obtener contratos. Las
rutinarias comisiones y sobornos que exigían los funcionarios de la
APC alimentaban la cultura de la corrupción corporativa. La ausencia
de archivos y de control, y la cultura del pago en efectivo que se
instaló en el seno de la APC creó las condiciones ideales para que
florecieran los delitos empresariales.
Bolsas con dinero en
efectivo
En uno de los casos más
conocidos, la empresa privada de carácter militar, Custer Battles,
obtuvo 8,5 millones de libras para prestar servicios de seguridad en
la línea aérea civil iraquí. Custer Battles fue una de los cientos
de empresas creadas específicamente para llevarse parte del pastel de
los destrozos de la guerra. Fue fundada por Mike Battle y Scott
Custer, según se dice, descendiente del general George Custer
conocido por la batalla de Little Big Horn [4]. Un funcionario de la
APC, que testificaba ante un Comité del Senado estadounidense, afirmó
que Custer Battles "llevaba una bolsa" para recoger el
dinero en efectivo. Él mismo hizo una foto de dos empleados de la
compañía sonriendo a la cámara mientras llenaban bolsas de lona con
más de 1.100.000 libras esterlinas provenientes del petróleo iraquí
[aquí incluida].
Custer Battles jamás
llevó a cabo el trabajo para el que se le había contratado pero
escapó con el dinero en efectivo, que usó en la construcción de
barracones para alojar a la mano de obra barata que traían desde el
exterior procedente de otras empresas occidentales.
En una auditoria
efectuada a un contrato de Kellogg, Brown and Root (KBR) para la
restauración de los yacimientos de petróleo se encontró una partida
de 61 millones de libras de "gastos sin justificar" (es
decir, gastos no contabilizados adecuadamente). En otro caso, KBR cobró
al ejército estadounidense más de 15 millones 300.000 libras por el
transporte de petróleo desde Kuwait por valor de 46.500 libras.
Esa fue sólo una de la
larga lista de auditorias que destaparon irregularidades en el gasto
de millones de dólares.
El Departamento de
Contabilidad General de EEUU (General Accounting Office) acusó a la
empresa implicada en las torturas de Abu Ghraib, CACI International,
de presentar facturas con más horas de las empleadas y de falsear al
alza las descripciones de los puestos de trabajo para aumentar los
honorarios [5]. Ejércitos fantasmas de empleados se encuentran por
todas partes en Iraq y las nóminas se inflan de forma rutinaria.
La corrupción
institucionalizada en el Iraq ocupado ha sido, simple y llanamente,
una técnica de dominación neoliberal. La ocupación económica se ha
valido del fraude y de la corrupción para asegurar la ocupación económica
exactamente de la misma forma que la tortura y el asesinato se han
utilizado para perpetuar la ocupación militar. La invasión de Iraq
fue una brutal operación criminal por parte de Bush y Blair. Y este
crimen se ha mantenido mediante la delincuencia sistemática de carácter
económico por parte de los gobiernos ocupantes y de sus
corporaciones.
Los cancerberos de
Bagdad
La mayor parte de los
miles de millones de dólares de los fondos para la reconstrucción
han ido a parar a los principales contratistas estadounidenses. Entre
ellos se encuentran Kellog, Brown and Root (filial de Halliburton),
Parsons Delaware, Fluor Corporation, Washington Group, Bechtel Group,
Contrack International y Louis Berger and Perini.
Los contratistas
principales actúan como cancerberos que controlan la entrada en el
mercado iraquí. Casi todos los delegados extranjeros en la
Conferencia de 2005 para la Reconstrucción de Iraq, celebrada en
Jordania, hacían negocios con los mayores contratistas
estadounidenses en lugar de con empresas iraquíes. Según las
delegaciones británicas, ni un solo acuerdo se cerró con empresas
iraquíes durante los cuatro días de la reunión.
Cuando William Lash,
subsecretario de Estado estadounidense de Comercio, terminó su
discurso ante la Conferencia, Assad al–Judairi, presidente de la
Federación Iraquí de Contratistas, se enfrentó a él. Al–Judairi
condenó la ocupación por el daño hecho a la economía y se quejó
de que el dumping había llevado a la bancarrota a 25.000 empresas
locales [6].
Notas
de IraqSolidaridad:
(*)
Dave Whyte es profesor de Criminología en la Universidad de Stirling.
Sus informes sobre los delitos corporativos en Iraq ('Cash from
Chaos') pueden leerse en el siguiente enlace a la web de esta
universidad británica: www.dass.stir.ac.uk
1.
Una libra esterlina equivale a un poco menos de 1,5 euros,
aproximadamente.
2.
Confirmado a la delegación de la CEOSi a Iraq de abril de 2005 por el
secretario geeral del Sindicato de Agricultores: Ocupantes y
colaboracionistas imponen en Iraq una estratégica de liberalización
económica mientras se anuncia la suspensión de subsidios de
carburante y alimentos.
3.
Una de las dos principales empresas de contratación de mercenarios
para Iraq.
4.
Batalla en la que el Séptimo de Caballería estadounidense asoló el
valle del Río Little Bighorn, poblado por los sioux, donde perdió la
vida el propio general Custer.
5.
Sobre un reciente informe del Departamento de Contabilidad General de
Estados Unidos, véase en IraqSolidaridad: Nicole Colson: Despilfarro,
pillaje y miseria: El coste de la guerra para EEUU e Iraq. La
malnutrición entre los niños iraquíes se ha duplicado desde el
inicio de la ocupación | Sobre CACI: Andy Clarno y Salim Vally:
'Iraq, la guerra privatizada: la relación con Sudáfrica'
6.
Algunos ejemplos de estos contratos son los siguientes: 4.500 millones
de libras en los concedidos a Kellogg, Brown and Root, filial de
Halliburton, en Iraq durante 2003. Hasta 1.400 millones de libras de
beneficios obtenidos por Moeller–Maersk en 2004, una compañía
danesa que recibió la concesión de un contrato para dirigir la
principal terminal de petróleo (despidió a los obreros locales y los
reemplazó con mano de obra extranjera). Los contratos concedidos al
Grupo Bechtel eventualmente alcanzarán los 56.700 millones de libras,
que se pagarán con los ingresos del petróleo.
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