Una cadena de ataques sectarios en barrios de la
capital culmina con la provocadora destrucción de la mezquita
Askariya de Samarra
¿A quién beneficia la violencia sectaria en Iraq?
Por Carlos Varea
IraqSolidaridad, 24/02/06
"Pero probablemente sea más certero considerar
que los ataques de esta semana hayan sido planificados y llevados a
cabo –así como las acciones de represalia contra la comunidad
sunní– por tramas de los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes. Es
muy significativo que estos atentados indiscriminados (no está
acreditado que la voladura del autobús en Khadimiya haya sido una
acción suicida) y la provocación de la destrucción de la mezquita
Askariya de Samarra coincidan con la multiplicación de indicios sobre
la implicación de los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes del
ministerio del Interior con los 'Escuadrones de la muerte'. Estos
cuerpos están controlados por las formaciones confesionales chiíes
de al–Dawa y del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq,
y se afirma que tienen directos vínculos con Irán."
Una serie de ataques indiscriminados y sectarios
contra la comunidad chií han golpeado esta semana varios barrios de
la capital, culminado con la voladura de la mezquita Askariya de la
ciudad de Samarra, situada a 100 kilómetros al norte de Bagdad, que,
como mil años de antigüedad, alberga el mausoleo del imán al–Hadi
y es por ello uno de los más importantes santuarios del Islam chií
en Iraq y en la región. La respuesta a esta provocación ha sido el
asalto y destrucción de al casi dos centenares de mezquitas sunníes
y el asesinato en Bagdad, Basora y Baquba de al menos 130 personas
[1], en un clima de confrontación civil que cabe indagar a quién
beneficia más.
El lunes, 20 una explosión, provocada en un autobús
supuestamente por un suicida, causaba la muerte a 12 personas y
heridas a varias más en el barrio de mayoría chií de Khadimiya, en
la capital. Pocas horas antes, otra bomba había estallado en el
centro de la Bagdad ante puestos de venta de comida, matando a cuatro
trabajadores en paro. Al día siguiente, martes, un coche–bomba
explotaba en el sector de predominio chií de Dora, un barrio situado
en la periferia suroeste de la capital. En la explosión murieron 22
personas, resultando heridas otra treintena. Finalmente, el miércoles
un grupo de hombres armados y vestidos de policía asaltaba la
mezquita Askariya (conocida como la Mezquita Dorada ) de la ciudad de
Samarra destruyendo su cúpula dorada.
Represalias
La Asociación de Ulemas Musulmanes (AUM), la máxima
instancia sunní de Iraq, ha condenado esta cadena de ataques contra
los chiíes y denunciado el asalto en represalia de 168 mezquitas
sunníes, así como el asesinato de 10 imanes y el secuestro de otros
15 de esta rema del Islam. La AUM acusó en un primer momento a los
líderes religiosos y políticos chiíes de alentar el enfrentamiento
intercomunitario tras el ataque a la mezquita de Samarra, llamamientos
particularmente graves en el caso de Muqtadar al–Sáder [2], quien
parece aprovechar cualquier ocasión para medrar como líder populista
de la comunidad chií frente a otros líderes de la comunidad.
Posteriormente, la UAM ha acusado a los nuevos cuerpos de seguridad
vinculados a las milicias confesionales chiíes y al Ejercito del
Mahdi de al–Sáder de estar perpetrando los ataques contra la
comunidad sunní. Ciertamente, algunas de estas agresiones de
represalia tiene la clara marca de los Escuadrones de la muerte
vinculados a la policía iraquí, como el asesinato de 47 personas en
Bagdad cuando regresaban de una manifestación unitaria contra la
violencia sectaria, que fueron asesinados a sangre fría tras ser
obligados a descender de un autobús.
Según informa el periódico al–Zaman el gran
ayatolá al–Sistani apareció en la televisión en Nayaf el mismo
miércoles junto otros líderes religiosos chiíes llamando a la calma
y a la protección de las mezquitas sunníes de la capital y resto del
país [3].
La autoría
Ningún grupo se ha responsabilizado aún de esta
cadena de atentados sectarios contra la comunidad chií de este
semana, claramente destinados a favorecer una escalada de
enfrentamientos intercomunitarios en Iraq.
Podría tratarse sin duda de una provocación de la
red de al–Zarqaui, la nebulosa de grupos taqfiristas (anatemizadores)
asociada a Al Qaeda. Precisamente, los ataques del lunes y martes se
han llevado a cabo en barrios populares de la capital –Khadimiya y
Dora– controlados por organizaciones anti–ocupación [4], mientras
que el del miércoles en Samarra lo ha sido en una ciudad mixta con
fuerte presencia de la resistencia y que no ha podido ser controlada
por los estadounidenses –de hecho, las fuerzas de ocupación han
levantado un muro en torno a su perímetro [5]. La trama de Al Qaeda
en Iraq y la resistencia han rota ya desde hace meses abiertas
hostilidades armadas [6], y estas acciones, si han sido llevadas a
cabo por la red de al–Zarqaui, podrían querer significar por parte
de ésta un desafío al control territorial de una resistencia que se
reclama no confesional y que condena las acciones de terrorismo
indiscriminado y sectario.
Pero probablemente sea más certero considerar que los
ataques de esta semana hayan sido planificados y llevados a cabo –así
como las acciones de represalia contra la comunidad sunní– por
tramas de los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes. Es muy
significativo que estos atentados indiscriminados (no está acreditado
que la voladura del autobús en Khadimiya haya sido una acción
suicida) y la provocación de la destrucción de la mezquita Askariya
de Samarra coincidan con la multiplicación de indicios sobre la
implicación de los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes del
ministerio del Interior con los Escuadrones de la muerte. Estos
cuerpos están controlados por las formaciones confesionales chiíes
de al–Dawa y del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq,
y se afirma que tienen directos vínculos con Irán [7].
Qué mejor justificación para continuar con su guerra
sucia contra la resistencia y la población sunní que estas
agresiones directas contra la comunidad chií que sitúan a Iraq al
borde la confrontación civil y de la fragmentación sectaria, y, con
ello, a los ocupantes estadounidenses y británicos en una situación
de extrema precariedad ante quienes hoy hegemonizan las nuevas
instituciones del país y tienen sólidas relaciones con Irán.
Notas:
1. Al–Jazeera, 24 de febrero, 2006.
2. Al–Jazeera, 23 de febrero, 2006.
3. Al Fanar, Revista de Prensa Árabe, 23 de febrero,
2006.
4. En este barrio estuvo alojada la delegación de la
CEOSI que viajó a Iraq en abril de 2005 bajo la protección del sheij
de su mezquita, al–Jalesi, secretario general del Congreso
Fundacional Nacional Iraquí, plataforma anti–ocupación.
5. Véase en IraqSolidaridad: Dahr Jamail y Arkan
Hamed: Siniya, una ciudad convertida en cárcel. El ejército de EEUU
levanta muros en torno a numerosas ciudades iraquíes
6. Véase en IraqSolidaridad: Al Qaeda asesina al
alcalde de Faluya, el 'sheij' al–Nazar al–Duleimi. La resistencia
crea una organización unificada en al–Anbar para hacer frente a la
red de al–Zarqaui
7. Sobre la conexión entre las milicias confesionales
chiíes y los nuevos cuerpos de seguridad del ministerio del Interior
iraquí e Irán, véanse en IraqSolidaridad: Loles Oliván: Irán en
Iraq, una amenaza a la hegemonía de EEUU | Tom Lasseter: Irán gana
influencia y poder en Iraq a través de las milicias – Paul Martin y
Maria Cedrell: Militares iraníes al frente de los centros de tortura
en Iraq | International Crisis Group: Los partidos chiíes de Iraq,
¿'agentes' de Irán? | Mahan Abedin: Badr, Irán y los nuevos cuerpos
de seguridad iraquíes
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