El
asalto a Iraq
Por
Douglas Valentine
Scoop, Independent News / La Fogata, enero 2006
Las fuerzas militares
estadounidenses han abierto la veda de la bestialidad absoluta por
todo Iraq y, guiados por los agentes del MOSSAD (los terroristas más
eficaces del mundo), los agentes de la CIA han secuestrado, detenido,
torturado y asesinado a cada iraquí relacionado [según sus
consideraciones] con "la resistencia". Gracias al aplastante
apoyo del pueblo estadounidense, que prefiere mantener sus deportivos
a defender la paz, han podido actuar con toda impunidad.
La ilegal conquista y
ocupación de Iraq, y el próximo ataque sobre las instalaciones
nucleares de Irán, nos hace recordar una situación similar que se
produjo hace 24 años, cuando se pensaba que Sadam e Iraq suponían
una amenaza inminente para la paz mundial.
Corría el año 1981
y Saddam estaba construyendo un reactor nuclear fuera de Bagdad, en
una ciudad llamada Osirak. El reactor era un modelo que podía
parcialmente transformarse y elaborar armas nucleares. Pocas naciones
deseaban ver a Sadam lanzando boleas de bombas nucleares hacia Israel,
por eso nadie parpadeó cuando los israelíes bombardearon el reactor.
Sin embargo, lo que muy poca gente sabe es que fue la CIA quien
organizó el ataque al reactor nuclear de Osirak.
A causa de las
perfidias de la historia, Iraq (igual que Osama Bin Ladin) era en
aquella época nuestro aliado, y su capacidad nuclear no facilitaba
pretextos suficientemente claros para que EEUU, en solitario, empezara
a arrojarle bombas. Por eso, en aquel momento, se representó el
ataque preventivo como algo lanzado por Israel en función de su
propia seguridad y en desafío a los intereses de EEUU. Pero eso no es
verdad. El ataque al reactor nuclear de Osirak fue un caso de
subcontrata de libro, a fin de que un apoderado agradecido hiciera un
trabajo sucio para evitar repercusiones negativas evidentes.
Un agente de la CIA
llamado Larry Paulson me contó los detalles de la operación. La
pongo ahora a disposición de Vds. ahora porque Su Alta Señoría el
Verdugo ha adornado muy bien sus razones para invadir Iraq y hacérselas
tragar a la gente, a diferencia de las que se presentaron hace 22 años.
Pero ahora hay mucho más en juego: Como Bush se encuentra en la
antesala del dominio mundial, con tan sólo sus amorales obligaciones
–remordimientos morales, quiero decir- conteniéndole de soltar
bombas nucleares por todo el mundo, esta lección de cómo actúa la
CIA es más importante que nunca antes. Es un anticipo de todo lo que
puede sobrevenir.
La historia de Larry
Paulson empezó en 1966, en Vietnam del Sur, donde un marine
entusiasta ganó varias medallas al valor, por lo que fue percibido
por la CIA como un "scout con talento". El oficial por el
que la CIA se interesó tuvo que pasar un examen a fondo, que reveló
que Paulson era hijo de un matrimonio roto. Paulson era lo que puede
llamarse un huérfano emocional. En el instituto, sus actividades
favoritas tenían que ver con la iglesia local luterana y con la
participación en el equipo de debates del Club Rotatorio. Su sueño
era convertirse en un "cruzado" y seguir los pasos de su héroe,
John Wayne.
Paulson se describe a
sí mismo, de forma impasible, como alguien que lucha por "la
libertad, el American way of life y la libre empresa". Al haberse
tenido que enfrentar con el Vietcong en combate a muerte, era también
un rabioso anti-comunista. Y eso le hacía aún más atractivo para la
CIA.
A Paulson le
sucedieron cosas extrañas en Vietnam. Fue seleccionado y sometido a
entrenamientos especiales en buceo, esquí acuático, demoliciones y
artes marciales. Nadie le explicó para qué le estaban preparando y,
como era un buen soldado, tampoco preguntó nada. No fue sino hasta
ser herido y enviado a Okinawa para recuperarse cuando sus preguntas
fueron contestadas. Fue allí, en Okinawa, donde fue captado por la
CIA.
A partir de ahí
pudimos aprender cómo trabaja la CIA. Basándose en el perfil psicológico
de Paulson, la CIA decidió convertirle en un agente
"infiltrado". El equipo de Encubrimientos Central de la CIA,
que maneja una red mundial de agentes infiltrados y compañías
independientes de marcas registradas, preparó una elaborada historia
como tapadera. Al estar fuera de la burocracia normal de la CIA, el
equipo de Encubrimiento Central ha sido muy utilizado por todos los
presidentes de EEUU, desde Truman hasta el esquivo Congreso, por eso
el presidente puede hacer un tipo de cosas que la gente desaprueba
normalmente – tales como hacer negocios secretos con los enemigos de
EEUU. El equipo de Encubrimiento Central conforma las cloacas de la
CIA.
Sólo unos cuantos
oficiales del equipo de Encubrimiento Central, y su oficial de caso,
conocían la historia tapadera de Paulson. La historia era la
siguiente: Su padre había sido un soldado australiano que, durante
una estancia en Filipinas durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo un
romance con una mujer cuyo nombre de soltera era Velesco. Ella era
medio española, media filipina y pertenecía a la clase alta. Se
fabricaron los documentos necesarios para probar que su madre había
sido una abogada que trabajaba en Samboaga. Pero ella y el australiano
nunca habían estado legalmente casados, por eso Larry Paulson
–ahora Larry Velesco- se convirtió automáticamente en ciudadano
filipino.
Abandonada por el
soldado australiano, la madre de Larry sucumbió a los remordimientos
y a la depresión, y cual si fuera una belleza surista de un drama de
Tennessee Williams, nunca pudo recuperarse. Su hijo fue entregado en
adopción, y a la edad de tres años, Larry Velesco, el fantasma, fue
llevado a EEUU, donde tuvo la buena suerte de ser adoptado por una
amorosa familia. Sus acomodados padres le reconocieron como hijo único
y nunca mencionaron que no era su hijo natural. Así llegó a la
juventud. Era popular y amable, con una aptitud especial para la mecánica.
Los documentos que fabricó la CIA mostraban que había recibido una
beca del Instituto de la General Motors para hacerse ingeniero
automotriz, y que asistió al Sloan School of Management en el
Instituto de Tecnología de Massachussets.
No olviden que ésta
es una historia tapadera. Según dicha historia, se alistó en los
marines y, debido a su aptitud mecánica, fue seleccionado en un
entrenamiento básico para un curso como piloto de helicópteros.
Durante el examen normal de seguridad, los militares descubrieron que
era un ciudadano filipino, ¡no un estadounidense! Eso supuso un
"shock" para él, pero también fue un pretexto para visitar
Filipinas y "descubrir sus orígenes", lo que hizo
inmediatamente tras abandonar el cuerpo de marines.
Según se relataba en
el guión del equipo de la Central de Encubrimiento, y como sucedió
realmente, Larry aprendió la lengua filipina y decidió instalarse en
la tierra donde nació. En 1968 consiguió trabajo como gerente y
traductor en una compañía japonesa minera. Trabajó bien y fue
consiguiendo ascensos. Cuando la compañía quebró, la Shell Oil (que
había suministrado gasolina y otros servicios relacionados a la compañía
minera) le ofreció una franquicia de una estación de servicio en la
isla de Leyte. En 1970, unos estudiantes enfurecidos por las subidas
de los precios de la gasolina le quemaron de arriba abajo la estación
de servicio. Pero Velesco tenía destacadas credenciales y siempre había
otro empresario esperando para contratarle.
En los siguientes
diez años, Velesco desarrolló puestos de administración con BF
Goodrich; un contratista de suministros y constructor de la Base de
las Fuerzas Aéreas de Clark; General Motors; tarjeta VISA y
Westinghouse, que, casualmente, construyó el primer reactor nuclear
en Filipinas.
Como ocurre realmente
en la mayoría de las multinacionales estadounidenses, los empleadores
de Velesco proporcionaban a sabiendas tapaderas a los agentes de la
CIA como una forma para mantener su influencia e intereses en el
exterior y en Washington.
En 1980, Velesco se
había establecido como honrado ciudadano filipino. Su cobertura era
impecable y su momento llegó. Un día de diciembre de 1980, mientras
estaba empleado como ejecutivo con Reason Marketing, su oficial de
caso le contactó de la forma habitual. Se le envió un sobre a su buzón
en la Oficina de Correos de Manila; dentro, en un trozo de papel, había
una fecha, una hora y un número de teléfono. Velesco llamó al número
desde una cabina. Al otro extremo del hilo telefónico una voz dijo,
"Hola". Larry pidió hablar con "Mama san" acerca
de su fecha. "¿Qué fecha?", contestó la mujer.
"Nelly", respondió Velesco. Cuando la voz dijo, "Nelly
es una chica irlandesa", supo que estaba a punto de recibir
instrucciones. Para estar seguro, utilizó un código de confirmación:
preguntó por el número que había marcado y la mujer le respondió
repitiendo su número de identificación militar.
Las instrucciones
para Larry fueron encontrar a "Sammi", un abogado palestino
y hombre de negocios, en el lujoso hotel Manila. Sammi tenía también
una historia interesante que contar. Como muchos otros individuos de
su oprimida nacionalidad, Sammi era un refugiado de la diáspora
palestina. Había vivido en EEUU desde 1948. Tenía dos hermanos, uno
en Arabia Saudí, el otro en Jordania. En 1980, ambos hermanos era
miembros activos de la Organización para la Liberación de Palestina
(OLP). El hermano que estaba en Jordania era también miembro del
Congreso Palestino.
Sammi, desde luego,
era de la CIA. La CIA había pagado su educación en el instituto y,
asimismo, le había facilitado un empleo "fantasma" en una
de sus compañías de patentes. Cuando se licenció en derecho, se le
dieron a Sammi los fondos que necesitaba para establecer su propia
compañía. A través de su red de interlocutores en compañías de
patentes domésticas y extranjeras, la CIA le aseguró una serie de
clientes poderosos y éxito financiero. Durante ese proceso, la
Agencia se ganó también su lealtad imperecedera (en el sentido que
la Mafia da a esa palabra).
Financiado por la
CIA, Sammi fue colocado como socio y consejero en los negocios de la
Familia Real kuwaití. En pocos años se convirtió en un confidente
seguro. Todo el tiempo estuvo canalizando secretamente información a
la CIA desde sus contactos en Kuwait y desde sus hermanos en Arabia
Saudí y Jordania. La información era de inestimable valor y Sammi
fue bien recompensado. Pero empezó a atormentarle un sentimiento de
conciencia culpable –y recuerden esto bien, queridos lectores- que
el remordimiento era el elemento que la CIA utilizó para ponerse en
su contra y echarle.
"Se había
puesto en contra de sus hermanos y había vendido su alma a la
CIA", explica Larry. "Y no importaba lo buen abogado que
fuese, ni que no hubiera contrato que no pudiera deshacer".
Eventualmente, la CIA
decidió que Sammi ampliara sus propiedades. Se hicieron amaños para
que una de sus compañías recibiera la franquicia exclusiva de los
camiones que General Motors manufacturaba en Corea del Sur y la
vendiera en Oriente Próximo. Sammi construyó gradualmente un imperio
de transportes en Oriente Próximo y ese imperio fue lo que sirvió
como plataforma de lanzamiento para el ataque israelí sobre el
reactor nuclear de Osirak en Iraq.
Confluencia
Iraq, como
consecuencia de su invasión de Irán en 1981, se convirtió en una
nación cercada. Irán había cerrado el puerto de Basora (que ahora
poseen EEUU, Gran Bretaña e Israel), que hasta entonces había
atendido todas las necesidades de Iraq. Como alternativa, los
gobiernos de Jordania e Iraq formaron una compañía mixta de
transporte, la Compañía de Transporte Terrestre Jordano-Iraquí
(CTTJI), para transportar productos desde el puerto jordano de Aqaba
hasta Bagdad. Sammi fue contratado por la CTTJI como asesor gerente y
consejero legal. Entonces viajó a Filipinas para seleccionar al
consultor gerente adecuado.
De la misma forma que
George Bush perdió votos pero ganó las elecciones, y al igual que
los ataques terroristas del 11-S, los movimientos de Sammi estaban
predestinados: y mientras Sammi se hallaba en el Hotel Manila, tropezó
en su camino con Larry Velasco, nuestro agente infiltrado de la CIA.
Según recuerda
Velesco, "Sammi se las arregló para que la compañía filipina
que proporcionaba mano de obra y administración para el proyecto me
empleara como consultor gerente. Steyr Daimler Puch y Mercedes se
encargaban de proporcionar camiones; Freuhal de Francia los remolques;
y nuestra compañía filipina facilitaba la mano de obra y la
administración".
Los planes se
completaron en el encuentro en el Hotel Manila y Velesco fue preparado
para su misión. Expertos en transporte de la CIA volaron desde los
cuarteles en Langley y se le unieron en un campo de entrenamiento
especial; según Larry lo describe, "una preciosa propiedad en la
playa, al norte de Luzon. Mi entrenador físico elaboró una dieta
para ponerme en óptimas condiciones físicas y mis tutores me
convirtieron en un experto en transportes, en Jordania, en Iraq y en
los personajes que iban a estar implicados en la conspiración".
"Cuando llegué
a Jordania", dijo Velesco, "fui nombrado por el consorcio
gestor del proyecto. Mi trabajo era sencillo. Tenía que meter en el
ordenador todas las facturas de fletes con la importación de
productos. Estaba información se pasaba a la Embajada de EEUU en Ammán,
Jordania. De este modo la CIA pudo seguir eficazmente el rastro de
todos los productos, de guerra y no de guerra, que entraban en Iraq,
así como de los que estaban siendo transportados a Osirak para
construir el reactor nuclear".
El proyecto se
desarrollaba con calma y el plan-tapadera de Larry fue cumpliéndose
en todos sus detalles. Fue contactado por el oficial de su caso, quien
le dijo que se encontrara con una Cónsul del Departamento de Estado,
la llamó Jo An Powell, en un "tercer país" cercano. Un
funcionario veterano del Servicio Exterior, el padre de Powell había
sido diplomático en Oriente Próximo. Ella hablaba con fluidez el árabe
y, como no era de sorprender, como Larry cuenta, "también era de
la CIA".
"Tuve que ir a
Austria para mantener un encuentro especial, cuya razón de ser no
conocí en aquella época. La Cónsul del Departamento de Estado me
dio un pasaporte diplomático el 27 de mayo de 1981, por una validez
de seis meses. El encuentro tuvo lugar en agosto, y de él salieron
tres cosas. Primera, mi oficial de caso me pidió que me quedara en
Oriente Próximo. Segunda, como la CTTJI me obligaba a trabajar muchas
horas, decidió que empezaría con una franquicia de VISA en Jordania
para otro hombre de la Agencia, un colega que era dueño del Banco
Petra. Tercera, se me dijo que volviera a Jordania, donde fui
contactado de nuevo por la misma Cónsul del Departamento de Estado.
Me dio una serie de instrucciones que consistía en encontrarme con
agentes israelíes y de la CIA en Petra, que es un enclave en Jordania
donde acude mucho turismo israelí. En aquel encuentro fue cuando
conocí los planes de la CIA para bombardear el reactor nuclear de
Osirak. Fue asimismo en aquel encuentro cuando me entregaron una
valija diplomática llena de transmisores electrónicos. Los F-16
israelíes tenían que despegar de Elat y seguir a nuestro camión de
la CTTJI en ruta hacia Bagdad. Para asegurar su navegación, yo tenía
que colocar los transmisores en mis camiones, por eso sus aviones podrían
seguir a los camiones hasta el blanco".
Velesco volvió a su
oficina de la CTTJI en Aqaba y cuando llegó el momento previsto,
acopló los transmisores debajo de los camiones que iban a Osirak con
piezas para la construcción del reactor. La misión fue un éxito.
Cuando los camiones regresaron, Velesco quitó los transmisores y los
tiró en el Golfo de Aqaba.
Así de sencillo fue,
si es que la palabra sencillo es la adecuada. En cualquier caso, nadie
se enteró de nada.
Post
Script
Dos años antes del
ataque, los revolucionarios iraníes habían depuesto al Shah de Irán
y habían tomado la Embajada de EEUU en Teherán. El pueblo
estadounidense se vio sometido al humillante calvario de contemplar cómo
sus funcionarios del Servicio Exterior eran atados, con los ojos
vendados, golpeados, permaneciendo en situación de riesgo. El
presidente Jimmy Carter intentó rescatar a los rehenes, pero el
asalto del comando de fuerzas especiales fue desastroso: los helicópteros
se estrellaron en el desierto, los soldados murieron y los
republicanos escondieron sus risas. El presidente Carter trató
desesperadamente de negociar un acuerdo, pero la crisis de los rehenes
se arrastró durante toda la campaña de 1980, costándole las
elecciones. Los rehenes fueron liberados una vez que el exaltado
Ronald Reagan juró su cargo.
Algunas gentes
piensan que había tenido lugar una "Sorpresa de Octubre";
"que el director de la campaña de Reagan, William J. Casey, y el
candidato para la vicepresidencia de Reagan George H.W.Bush, habían
hecho un trato con el Ayatola Jomeini y su régimen fundamentalista y,
a cambio de mantener los rehenes durante las elecciones y dejar a
Carter en ridículo, el próximo (e ilegítimo) régimen de Reagan
prometió apoyar a Irán en su guerra contra Iraq.
Al igual que ahora,
había una situación complicada: la CIA y los espías israelíes
estaban operando por toda la región, trabajando con los kurdos y
reclutando musulmanes fundamentalistas como Osama bin Ladin para
luchar contra los rusos en Afganistán, mientras Reagan lanzaba bombas
sobre los niños de Khadafi en Libia y Ariel Sharon estaba tramando la
sangrienta invasión del Líbano. EEUU e Israel estaban haciendo todo
lo posible para picar a Irán contra Iraq, con la esperanza de que se
destruyeran el uno al otro, desestabilizaran la región y asegurar así
la situación de Israel.
Veinticuatro años
después, Iraq continúa estando en el centro de la política exterior
de EEUU. Y aunque apropiarse de los campos petrolíferos de Iraq y
proteger a Israel parecen ser los objetivos principales de la ocupación,
estas cuestiones no se discuten en los medios por motivos patrióticos,
mientras se trata de exterminar a la resistencia. Muchos
estadounidenses todavía se creen que la invasión de Iraq fue diseñada
para eliminar las no existentes armas de destrucción masiva de Sadam
Husein. O que Husein (más que la CIA o el MOSSAD) fue responsable de
los ataques terroristas del 11-S que lograron que el impresentable
presidente se salvara de los grilletes por haber robado las elecciones
presidenciales del 2000. Bajo la excusa de proseguir la "guerra
contra el terror", una serie de falsedades le han permitido
destruir nuestras Libertades Civiles, imponer de facto la ley marcial
y reorganizar totalmente la sociedad estadounidense de forma y manera
que pueda asegurar el dominio político de su camarilla en el futuro.
Con un coste tremendo
para el contribuyente estadounidense, Su Alta Señoría el Verdugo ha
golpeado a Iraq con tan sólo una fracción de su aplastante poderío
militar. Podría eliminar a cualquier nación con ataques atómicos
preventivos. A muchos estados les repugna esa perspectiva pero, al
igual que el pueblo estadounidense, permanecen silenciosos. Hasta hoy
en día, gran parte del pueblo estadounidense sigue apoyando a Bush.
¿Por qué?
¿Quieren saber lo
que sucederá a continuación? Obviamente, Israel y EEUU han posado
sus ojos –a corto plazo- en Irán y Siria y, a largo plazo, los
pondrán sobre cualquier estado musulmán que suponga remotamente una
amenaza para Israel, o se asiente sobre inmensas reservas petrolíferas
o sobre otros valiosos recursos naturales. La cruzada de Larry Paulson
continuará siempre.
Cuando el Presidente
es Dios, todo está predestinado.
Texto original en
inglés: www.scoop.co.nz/stories/HL0601/S00185.htm.
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