Cacería
y masacre de sunies
Todos
apuntan a los "cuervos negros"
IAR–Noticias,
03/03/06
El temor a los
"cuervos negros", comandos formados por oficiales israelíes
y norteamericanos, especializados en secuestros, torturas y
"asesinatos selectivos", se expande entre la población
iraquí de origen suní que ha sido victima, a partir de la semana
pasada, de una masacre programada como nunca se había visto en Irak.
Las denuncias de la complicidad de los sectores del poder chiíta que
controlan el gobierno iraquí con estos asesinatos, se multiplican.
Cada vez son más las
organizaciones de derechos humanos, líderes religiosos y medios árabes
que siguen responsabilizando de los asesinatos en masa de sunies que
se desencadenaron con el ataque a una mezquita chií, el miércoles de
la semana pasada, a escuadrones de la muerte integrados por chiíes
pro–iranies protegidos por el ministerio de Interior iraquí.
Además, medios y
analistas árabes vienen atribuyendo estos ataques a escuadrones de la
muerte infiltrados (o mimetizados) dentro de los cuerpos de seguridad
manejados por el ministerio del Interior iraquí, cuya operatividad
esta controlada por las formaciones confesionales chiíes de al–Dawa
y del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak.
En declaraciones a la
agencia Associated Press, el jueves, John Pace, quien el año pasado
dejó su puesto de director de la oficina de derechos humanos de la
misión de la ONU en Irak, denunció que las ejecuciones
extrajudiciales y torturas aumentan vertiginosamente en el país
ocupado por las fuerzas norteamericanas.
Señaló específicamente
como responsables a las "milicias extremistas" chiítas que
operan dentro de las filas del ministerio del Interior, llamadas los
"cuervos negros" por el color de sus uniformes.
La situación se
agrava debido a que "milicias extremistas" chiítas operan
dentro de las filas del ministerio del Interior, dijo Pace a la AP, señalando
a las brigadas especiales chiítas enclavadas en los servicios de
seguridad y las fuerzas armadas del país.
Los empleados de las
morgues judiciales reciben amenazas tanto de las milicias respaldadas
por el gobierno como de los rebeldes y sus organizaciones para que no
investiguen las muertes como es debido, dijo el ex funcionario de la
ONU.
En tanto, la Comisión
de Ulema Musulmanes (CUM), máxima autoridad sunita de Irak, acusó el
jueves a las tropas de EE UU de "conspirar" para provocar un
conflicto sectario entre los sunitas y los chiitas iraquíes.
El portavoz de la
CUM, también culpó a las fuerzas Al Maghauir, un cuerpo de élite
del Ministerio de Interior, controlado por los chiitas, de estar detrás
de la ola de asesinatos y ataques sectarios que en la última semana
causaron más de 350 muertos, según fuentes del Gobierno.
"Está claro que
los cuervos negros del Ministerio de Interior están implicados en una
conspiración para eliminar a los sunitas de Bagdad y allanar el
camino para la formación de un Gobierno pro estadounidense",
dijo Al Kubeisi en alusión a los integrantes de Maghauir, famosos por
su uniforme negro.
La denuncia del
portavoz del Ulema coincidió con las de decenas de testigos que, la
semana pasada, durante la destrucción de mezquitas sunies, daban
cuenta a las agencias y corresponsales de la presencia de hombres
vestidos de negro y encapuchados que se desplazaban por las periferias
de Bagdad secuestrando personas.
Todos los testigos
coincidían en que esos grupos actuaron a la luz del día, infiltrados
en las manifestaciones chiítas que destruyeron las mezquitas tras el
atentado contra el templo chiíta en Samararra, y que además se
movilizaban por barrios sunies secuestrando y asesinando a ciudadanos
de esa fe confesional.
Las propias agencias
de noticias, Reuters, Europa Press, Associated Press, EFE, etc,
citaban fuentes oficiales confirmando la aparición de decenas de cadáveres
de personas que habían sido torturadas antes de ser ejecutados.
Centenares de cuerpos
de ciudadanos sunies fueron encontrados abandonados en ocho lugares,
la mayoría de ellos en zonas predominantemente chiíes de la capital,
según informó el ministerio de Interior iraquí. Todas las víctimas
presentaban disparos y tenían las manos atadas, según la misma
fuente oficial citada por varias agencias.
Todas las personas
muertas en Bagdad eran árabes suníes que fueron atacados en
mezquitas o secuestrados en sus domicilios, señaló la agencia
Reuters citando fuentes policiales.
El dato destacable,
en el que coinciden todas las fuentes citadas por las agencias, es que
la mayoría de los muertos fueron torturados y lastimados antes de ser
asesinados, y sus cadáveres presentaban las manos atadas a la
espalda.
Por su parte, un
comunicado del Frente Patriótico Nacionalista e Islámico, difundido
por el sitio IraqSolidaridad, denuncia que "Desde el inicio del
mes de febrero, "las criminales milicias proiraníes del
ministerio del Interior, en su condición de fuerzas mercenarias, han
asaltado diversos barrios de Bagdad y de sus inmediaciones,
procediendo a detener y asesinar a centenares de ciudadanos iraquíes
con el fin de aterrorizar al pueblo y limitar las acciones armadas de
la resistencia, en continuo incremento".
Tales asaltos han
contado con el apoyo de tropas estadounidenses y la participación de
unidades de la 2ª, 3ª y 4ª Brigadas del ejército [Guardia
Nacional] iraquí, formado, entrenado y equipado por los ocupantes,
consigna el comunicado del Frente.
Según el documento,
la campaña criminal de estas milicias empezó con el asedio y asalto
de los barrios de al–Amiriya, al–Gazaliya y al–Jadra, operativos
que culminaron con la detención de centenares de sus vecinos. El 2 de
febrero procedieron a cercar el barrio de al–Yijad, siendo
arrestados 300 de sus habitantes, además de causar destrozos en
propiedades y bienes, y aterrorizar a niños y mujeres.
El día 4, estas
mismas milicias proiraníes, apoyadas por carros blindados y aviones
de las fuerzas de ocupación estadounidenses, asaltaron áreas de [los
barrios de la capita de] Dora y Sidiya, causando igualmente notorios
destrozos en viviendas y mezquitas. En esa misma jornada, otros
contingentes asaltaron el barrio de al–Amil, arrestando a 25 de sus
vecinos, añade el documento.
Finalmente, el Frente
Patriótico Nacionalista e Islámico (FPNI) hace "plenamente
responsables" de estos salvajes crímenes a los ocupantes
estadounidenses, pues son los mercenarios proiraníes por ellos
amparados dentro del ministerio del Interior quienes los están
cometiendo.
Según el documento,
la planificación de los criminales Adil Abd al–Mahdi al–Muntafiki
[dirigente del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq
(CSRII) y propuesto ministro del nuevo gobierno iraquí], Bayan Jabr
Sulagh [ministro del Interior] y Abd al–Aziz al–Hakim [máximo
dirigente del CSRII] y siguiendo las ordenes de al–Saidi,
responsable de los servicios secretos iraníes en Bagdad.
La
cacería y masacre de sunies
La cacería y los
secuestros de suníes fue casi simultánea al estallido de los
explosivos que destruyó parcialmente la mezquita símbolo de los chiíes,
y luego los grupos operativos (los cazadores) se camuflaron en las
manifestaciones furiosas de chiíes movilizados por los clérigos
aliados de EEUU que integran la mayoría del gobierno iraquí de
turno.
Según The Washington
Post, que cita como fuente informes de la principal morgue de Bagdad,
los enfrentamientos registrados la semana pasada en Irak entre suníes
y chiíes, desencadenados por la destrucción de la Mezquita Dorada de
Samarra, santuario chií, provocaron la muerte a más de 1.300
personas, muy por encima de las cifras divulgadas hasta ahora.
Responsables de las
instalaciones afirmaron ante el Post haber recibido más de 1.300 cadáveres
desde el pasado miércoles, el día del atentado y de la mayor
violencia desatada en las calles de Bagdad y otras ciudades.
El lunes pasado, en
la morgue se acumulaban centenares de cadáveres que no habían sido
reclamados, muchos de ellos, según el relato del diario, hombres que
habían sido disparados, acuchillados, muertos a golpes o asfixiados
con bolsas de plástico, y con las manos atadas, afirma el Post.
La escena de la
morgue revela que la mayor parte de los muertos en los enfrentamientos
fueron víctimas no de atentados con coche bomba ni de atentados de
envergadura, sino de violentos ataques cuerpo a cuerpo, dice el
diario.
Desde el año pasado,
los medios y la inteligencia árabes vienen atribuyendo los ataques
contra sunies a escuadrones de la muerte infiltrados (o mimetizados)
dentro de los cuerpos de seguridad manejados por el ministerio del
Interior iraquí, cuya operatividad esta controlada por las
formaciones confesionales chiíes de al–Dawa y del Consejo Supremo
de la Revolución Islámica en Irak.
Esas organizaciones
se encuentran bajo el liderazgo de los clérigos y dirigentes chiíes,
caso del gran ayatolá Sistani, que colaboraron con la invasión
norteamericana, y hoy conforman la mayoría del gobierno iraquí
colaboracionista elegido en las urnas.
Con vinculaciones
directas con Irán estos escuadrones, reclutados entre las milicias
armadas chiíes y entrenados por oficiales norteamericanos e israelíes,
mantienen un conflicto armado de vieja data con la resistencia de
origen suní conformada por ex integrantes del partido Baas y los
cuerpos de seguridad del ex régimen de Saddam Hussein.
Esos cuerpos
irregulares, comandos especiales "torpedos", fueron creados
con la misión precisa de buscar y exterminar
"selectivamente" a los jefes, líderes y cuadros militantes
de la resistencia suní y el partido Baas, mediante operaciones
clandestinas que recrean tácticas operativas empleadas por el ejército
israelí en Palestina y Medio Oriente.
La imbricación con
la CIA, el Mossad y la inteligencia británica, de estos grupos es
directa, y sus vínculos provienen de la época de la resistencia
iraquí en el exilio, cuando el Consejo Supremo de la Revolución Islámica
y otras organizaciones confesionales chiíes operaban conjuntamente
con la inteligencia judeo–norteamericana para derrocar o asesinar a
Saddam Hussein.
Sus bases operativas
y logísticas operaban simultáneamente en EEUU y en Londres, y sus
jefes más sobresalientes eran el ex ministro Allawi, el ex
"preferido" del Pentágono, Chalabi, y el propio gran ayatolá
Sistani.
Hoy la función y
misión de esos grupos, reciclados en escuadrones de la muerte, se
orienta a la cacería y exterminio de combatientes suníes y a la
preparación del clima de "guerra civil" mediante atentados
a instituciones y centros religiosos chiíes que luego son atribuidos
a la resistencia suní.
Con ese objetivo,
dotados de impunidad y de zona franca por las fuerzas norteamericanas
y el aparato de seguridad iraquí, esos escuadrones de la muerte
actuaron por primera a la luz del día, el miércoles, tras la
destrucción de la mezquita chií, realizando una inédita operación
relámpago de exterminio de sunies que incluyó el secuestro y la
tortura.
Estos comandos
especiales, financiados y entrenados por la inteligencia
judeo–norteamericana, cumplen para el Mossad y la CIA la misma función
que cumple Al Qaeda con el "terrorismo explosivo". En Irak,
son los activadores operativos de la "guerra civil".
El resultante de la
"cacería" desatada la semana pasada, y que continúa hasta
ahora, son los centenares de cadáveres de suníes que se apilan en
las morgues de Bagdad y de otras ciudades.
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