Entrevista
a Robert Fisk, periodista y corresponsal en Oriente Medio
"Lo
único que quieren las fuerzas de ocupación es salir de Irak"
Por
Eleonora Gosman
Clarín, 21/05/06
Fisk afirma que los
invasores de Irak están hoy casi acorralados y en probable paridad
con los insurgentes. Concluye que los árabes perdieron el miedo a
resistir y que el proyecto norteamericano aparece agotado.
Qué va a pasar
con Irak cuando Estados Unidos se retire? ¿Qué va a pasar con los
sunitas, los shiítas y los kurdos? ¿Usted piensa que la posguerra
será de desunión?
–¿Por qué la
gente siempre divide a los iraquíes en sunitas, shiítas y kurdos? No
es una sociedad sectaria sino tribal. Esto es, hay casamientos entre
los distintos grupos. En Samarra fui al consultorio de un médico que
era un musulmán sunita. Pero el hombre había sido muerto ese día
durante una cirugía; probablemente, fue asesinado por militantes shiítas.
Después del funeral, en la casa de la familia del médico, compartí
la comida fúnebre. Conversando con el hermano, le pregunté: "¿Usted
cree que habrá una guerra civil?"
El hermano del médico
me respondió: "¿Por qué ustedes los occidentales quieren una
guerra civil entre nosotros?" Y luego continuó: "Yo me casé
con una shiíta y no quiero matar a mi mujer. Alguien quiere una
guerra civil. Yo no creo que los sunitas estén quemando las mezquitas
de los shiítas ni que los shiítas estén quemando las mezquitas de
los sunitas". Ahora bien, los americanos continúan diseñando
esos mapas: shiítas, sunitas... Sin embargo, no se hace eso con
Washington: no se la divide en área blanca y área negra. En Oriente
Medio siempre se apunta a lo que divide, no a lo que une. Por ejemplo,
existe un Estado kurdo; con bandera kurda, lengua kurda. Es obvio que
se los alienta a tener su propio proyecto de Estado.
¿Sugiere que es
deliberado?
–No creo que George
Bush se siente con Dick Cheney a discutir cómo van a dividirlos. En
realidad, en Occidente es un hábito dividir a los árabes. Esto viene
de hace tiempo: tengo una guía turística de 1874 en francés, sobre
Tierra Santa, que incluye Siria, Líbano y Palestina. Ya entonces el
pueblo era dividido en sunitas, shiítas, cristianos, judíos.
¿Puede haber un
interés de las potencias occidentales de incentivar esa división, en
función de definir cómo será la posguerra en Irak?
–Si usted incentiva
a que los shiítas tengan su Estado, o que los sunitas tengan el suyo,
como también los kurdos, está claro que será más fácil llegar a
acuerdos por el petróleo con cada uno de esos estados, de esos pequeños
grupos de poder. Es mucho más fácil que hacer un contrato petrolero
con un país grande. Nosotros sabemos que las empresas petroleras
europeas han comenzado a reunirse con líderes de la insurgencia para
acordar los contratos para después de la salida de los
norteamericanos. Una de esas petroleras, justamente, fue la que me
puso en contacto con líderes de la resistencia, verdaderos
militantes. Uno de ellos fue el hombre que comandó la defensa de
Fallujah en noviembre del año pasado: un top man, uno de los jefes
principales. Y quien me dio el teléfono de este dirigente fue
precisamente un ejecutivo de una petrolera.
¿Cómo cree que
será la partida de Estados Unidos e Inglaterra? ¿Será ordenada o
habrá una evacuación apresurada como en Vietnam?
–Muchos soldados
americanos y británicos van a morir todavía antes de que las tropas
se vayan. La insurgencia tiene cerca de 40.000 hombres y si los shiítas
se unen a los sunitas podrán ser 200.000. Equivale exactamente al número
de las fuerzas de ocupación. Los ocupantes se concentran hoy en
verdaderas fortalezas –son bunker de acero y concreto– y viven
debajo de la tierra. Los británicos, por ejemplo, en Al-Amara reciben
frecuentemente la comida tirada desde aviones que vuelan a gran
altura. Si esta es la llamada ocupación de Al-Amara, pienso que ya se
acabó. Ellos dicen que controlan la ciudad porque tienen un acuerdo
con los grupos armados que les permiten hacer una patrulla británica
una vez por día, por la tarde. Después de la ronda, los soldados
vuelven y se esconden otra vez en sus bunker.
Es por eso que
resulta difícil encontrar a los americanos: están todos escondidos
en sus fortalezas, bajo tierra. Hace unos años, visité un castillo
de los Cruzados en el Líbano y me detuve a observar cómo había sido
construido. La única manera que se tiene de ver la ciudad es a través
de una rendija en el muro que era usada por los arqueros para disparar
las flechas. Hoy, si usted va a la "Zona Verde" de Bagdad y
mira hacia los orificios por donde salen los caños de la
ametralladora, lo único que consigue distinguir es una pequeña parte
del camuflaje del soldado. Un historiador libanés, que trabajó sobre
textos árabes, señaló que los cruzados eran atacados por hombres
llamados hashashins que venían de Irán y que pasaban por Bagdad.
Eran guerreros suicidas, que se tiraban encima de los cruzados
sabiendo que iban a morir. Como ve, es una práctica antigua.
¿Cómo imagina
que será la posguerra de Irak?
–La visión de los
americanos sobre Oriente Medio es que los sunitas los combaten en Irak
porque quieren que los americanos salgan. Eso está claro, pero los
sunitas van más allá; apuestan a que si ellos consiguen expulsar a
los americanos de Irak, podrán decir que son los líderes del país.
Luchan no sólo contra los norteamericanos sino también para
conseguir el crédito de ser quiénes los expulsen. Cuando los
americanos salgan, los sunitas permanecerán. Por eso, los sunitas están
pensando no sólo en la próxima página sino en las dos o tres páginas
siguientes. Cuando el Frente de Liberación Nacional luchaba contra
los franceses en Argelia, también luchaba para tener el poder después
que los franceses se fueran. Y todavía hoy están en el poder. En
cambio, las fuerzas de ocupación todo lo que quieren es salir lo más
rápido posible de allá.
¿Qué fue lo que
cambió en el mundo después del 11-S, la invasión de Afganistán y
la de Irak? ¿Es posible comparar su impacto con el que produjo la caída
de la Unión Soviética?
–Los iraquíes me
decían en Bagdad: "Señor Fisk, ¿por qué los militares
norteamericanos, marines, soldados o cualesquiera otros, están en
Kazajstán, Uzbekistán, Afganistán, Turquía, Jordania, Egipto,
Argelia –ellos tienen algunas fuerzas especiales en el sudeste del
desierto argelino– Omán, Yemen, Kuwait, el sur de Arabia Saudita,
Katar, Bahrein? ¿Por qué están en esos 13 países?" Entonces,
analizaban: "Es una cortina de armas que va desde Turquía hasta
la frontera de Somalia. Y llega también a Pakistán. Si usted
proyecta esa cortina de armas, ésta envuelve también a Groenlandia,
Gran Bretaña, Alemania, Yugoslavia, Bosnia, Grecia y se cierra
nuevamente en Turquía". Esto es, va desde el Artico hasta Africa
Central. De hecho, se trata de la cortina de armas que había sugerido
Winston Churchill para contornear a los soviéticos. Hoy, la pregunta
es qué está del otro lado de ésta: India, China y Rusia. Eso es lo
que cambió.
¿Estados Unidos
tiene fuerza suficiente para atacar a Irán?
–No. Por tierra,
no. Pueden tirar bombas desde aviones. Pero no tienen capacidad para
sostener una invasión por tierra. Y eso es por causa de Irak. Yo
conversé en forma privada con un oficial sirio muy influyente de
Damasco, que me dijo: "Nosotros vamos a combatir cualquier invasión.
Estamos, además, contra la invasión de Irak. Pero nosotros nos
salvamos gracias a la insurgencia en Irak. Cuando los americanos
ocuparon Bagdad no sabíamos si los tanques irían a girar hacia
derecha o hacia izquierda". Ese oficial sabe ahora que no van
para ningún lugar. El proyecto americano se agotó en Irak.
¿Cómo cree que
impacta la resistencia en Irak en las comunidades islámicas que viven
fuera de Oriente Medio?
– A los musulmanes
no les gusta que otros musulmanes sean asesinados. Millones de ellos
sienten que su fe está atacada. Y toda vez que hablamos de choque de
civilizaciones y publicamos caricaturas del profeta Mahoma arriba de
una bomba, lo que hacemos es probarles que tal ataque existe. Por eso,
no puedo defender las caricaturas ni creo que haya sido correcto el
haberlas publicado.
¿Qué cambios
destaca en Oriente Medio desde que usted comenzó a cubrir la región,
hace 30 años?
–El mayor cambio es
que los árabes no tienen más miedo. ¿Quién iba a creer que iba a
surgir la resistencia en Irak? ¿Quién iba a pensar que ese mismo
pueblo que estuvo bajo el yugo de Saddam Hussein iría a combatir a la
superpotencia? Los líderes y el pueblo no tienen más miedo, no están
preocupados si los torturarán o los matarán. Eso no es
necesariamente algo bueno. Pero van a luchar y eso antes no ocurría.
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