Tropas
norteamericanas piden la retirada de Iraq
Amanecer
del Nuevo Siglo
Revista digital mensual, junio 2006
Según el periódico
militar norteamericano Star and Stripes, una nueva encuesta de Zogby
International/Le Moyne muestra que el 72% de los militares
estadounidenses que han sido desplegados en Iraq están a favor de una
completa retirada del país en el plazo de un año. Los nombres y las
localizaciones específicas de los militares entrevistados no fueron
mencionados por razones de seguridad.
A pesar de las
afirmaciones de la Administración Bush y sus voceros en los medios de
comunicación norteamericanos, que señalan que los llamamientos a
favor de la retirada de Iraq contradicen el principio del “apoyo a
las tropas,” lo cierto es que las propias tropas quieren regresar a
casa.
Sólo el 23% de los
soldados entrevistados sugieren que la presencia norteamericana en
Iraq debería ser mantenida “todo el tiempo que sea necesaria.”
Del 72% de militares que apoyan la retirada, el 22% afirma que dicha
retirada debería ser realizada “inmediatamente.” Entre los
miembros de la Reserva, el 90% se muestra a favor de la retirada, en
comparación con el 83% de los miembros de la Guardia Nacional, el 70%
de los del Ejército y el 58% de los marines. La mitad de los
militares que pertenecen a la Reserva y a la Guardia Nacional apoyan
una retirada inmediata. Casi 2.500 soldados estadounidenses han muerto
en Iraq desde que la guerra comenzó. Sin embargo, ningún soldado
norteamericano parece querer ser el último hombre o mujer en morir
por George W. Bush.
La encuesta muestra
una continua erosión del apoyo no sólo a la guerra de Iraq, sino
también al propio Bush. Recientemente, el New York Times ha señalado
que “la tasa del apoyo público a Bush ha caído hasta un récord
del 34% – 8 puntos menos que en enero. Esta cifra es aún más baja
que el 35% recogido por una encuesta de la CBS el pasado mes de
octubre, poco después de que se produjera el Huracán Katrina.” Sólo
el 30% de los encuestados –casi todos ellos autoidentificados como
republicanos– afirmaron que apoyaban la gestión de Bush en Iraq, en
comparación con el 65% que dijeron que la desaprobaban. El periódico
USA Today ha informado que los opositores a la guerra han comenzado a
promover resoluciones y refrendos locales –tales como el de
Wisconsin del pasado 4 abril– que están dirigidos a dar a los
ciudadanos estadounidenses la oportunidad de mostrar su apoyo a la
retirada de las tropas norteamericanas de Iraq.
El descontento
popular y el fracaso de la ocupación norteamericana en Iraq han
provocado un creciente número de deserciones en las filas del partido
de la guerra. Un prominente derechista, Bruce Fein, escribió
recientemente en el Washington Times que la actual violencia era
“una prueba suficiente de que la construcción de la nación iraquí
en el período posterior a Saddam ha fracasado. El presidente Bush
debería comenzar inmediatamente a retirar sus tropas de Iraq.”
La mayoría de las
tropas estadounidenses son también pesimistas con respecto a la
guerra y creen que EEUU necesita doblar el número de soldados en Iraq
para controlar el país y luchar con éxito contra la resistencia. En
realidad, la gran mayoría de las fuerzas norteamericanas en Iraq cree
que la guerra es un fiasco y que es ya tiempo de abandonar aquel
infierno. Asimismo, mientras que el gobierno estadounidense continúa
culpando a los “combatientes extranjeros” por las operaciones de
la insurgencia, sólo el 26% de los soldados norteamericanos vinculan
estas operaciones a militantes extranjeros.
Aunque esta información
era muy relevante, teniendo en cuenta que EEUU es un país en guerra,
los grandes medios de comunicación la ignoraron. El Washington Post
publicó la historia dentro de un artículo referido a la caída de la
tasa de popularidad de Bush. El New York Times no publicó la
información en sus páginas de noticias, aunque aquella fue
mencionada por el periodista Nicholas Kristof en una de sus columnas.
Cabe señalar que el papel de los medios de comunicación en el período
que precedió a la guerra de Iraq fue muy importante porque ellos
difundieron de una forma acrítica las mentiras de la Administración
Bush acerca de las armas de destrucción masiva iraquíes (WMDs) y
todas las otras falsedades que fueron utilizadas para convencer a la
opinión pública norteamericana de que Iraq era una amenaza y la
guerra era necesaria. Incluso hoy, un gran porcentaje de los
estadounidenses cree todavía, contra toda evidencia, que la invasión
de Iraq tuvo sentido porque Saddam estuvo detrás de los ataques del
11–S. Sin embargo, según la encuesta de Zogby, más del 90% de los
soldados saben que no había armas de destrucción masiva en Iraq.
Menos del 5% de los entrevistados mencionaron ésta como la
“principal” o “la más importante” causa de la guerra.
La gran mayoría
(76%) de los militares norteamericanos tampoco creen que EEUU esté
promoviendo la democracia en Iraq. Cabe recordar que, según el
Ministerio británico de Defensa, el 82% de los iraquíes afirman que
“se oponen firmemente” a la presencia de las tropas
norteamericanas y británicas, y el 45% justifican los ataques
lanzados contra las mismas. Hoy en día, los soldados estadounidenses
saben que los iraquíes no los consideran “liberadores” sino
ocupantes que han impuesto su presencia en contra de los deseos del
pueblo iraquí.
Problemas mentales
Significativamente, más
de un tercio de los soldados norteamericanos que proceden de Iraq
reciben atención psicológica tras su regreso, según un estudio del
Pentágono, publicado por el Journal of the American Medical
Association. Además, a un 12% de los más de 220.000 soldados del Ejército
y marines objeto del estudio les ha sido diagnosticado un trastorno
mental serio.
Por otro lado, Bill
Nichols, un periodista del USA Today, reveló el pasado 7 de marzo que
unos 8.000 militares norteamericanos habían desertado desde el inicio
de la guerra de Iraq, según las cifras del Pentágono. “Desde el
otoño de 2003, 4.387 soldados del Ejército, 3.454 miembros de la
Marina y 82 militares de la Fuerza Aérea han desertado. El Cuerpo de
Marines... señaló que
1.455 marines habían desertado en el período que concluyó el pasado
mes de septiembre, en que se produjo el fin del año fiscal 2005,
indicó el capitán Jay Delarosa, un portavoz del Cuerpo de
Marines.” Algunos abogados que representan a los desertores afirman
que la guerra en Iraq está llevando a más soldados a cuestionar su
servicio y que el Pentágono está castigando a los desertores.
La encuesta de Zogby
muestra la existencia de una enorme desconexión entre la Casa Blanca
y las tropas que combaten. Es evidente que el presidente de EEUU ve la
guerra de una forma muy distinta a cómo lo hacen los soldados que
luchan sobre el terreno. El establishment de la política exterior y
algunos altos responsables del Pentágono han dicho ya al presidente
que consideran que la guerra de Iraq fue un error. La mayoría de los
norteamericanos dicen ahora lo mismo. Ya sólo quedan apoyando la
guerra el presidente Bush, el vicepresidente Cheney y los halcones de
los partidos republicano y demócrata.
Parece que el
congresista John Murtha (demócrata por Pennsylvania), que ha
realizado un llamamiento para que se complete la retirada de Iraq en
el plazo de seis meses, está más en consonancia con el sentir de las
tropas que su comandante en jefe. En un discurso pronunciado el 17 de
noviembre de 2005, Murtha señaló: “La guerra en Iraq no marcha tal
y como se está anunciando. Es una política fracasada envuelta en un
manto de ilusión. El pueblo norteamericano va muy por delante de
nosotros. EEUU y las tropas de la coalición han hecho todo lo que han
podido en Iraq, pero ha llegado ya el momento de cambiar de dirección.
Nuestros militares están sufriendo. El futuro de nuestro país está
en peligro. No podemos continuar el rumbo actual.”
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