Al
Qaeda profundizará la campaña de violencia sectaria
alentada por la ocupación
La
ejecución sumaria de al-Zarqaui y
su papel real en Iraq
Por
Pedro Rojo Rabat, Marruecos, 12/06/06
IraqSolidaridad, 13/06/06
"Forzado por
las dificultades que afrontaba por su incapacidad de reclutar a más
seguidores dentro de Iraq, el mayor control de la frontera siria –y
el consecuente descenso en la llegada de refuerzos del exterior–, la
falta de apoyo entre la población local y el presunto abandono del
apoyo de Irán, al-Zarqaui decide intentar concentrar sus ataques en
la ciudad de Bagdad y batallar allí su guerra contra el chiísmo,
convirtiendo la capital iraquí en un infierno mayor, si cabe, del ya
creado por los ocupantes: esta guerra, cuyo objetivo son los mismos
bagdadíes, tiene en el otro bando a los 'Escuadrones de la muerte' de
las milicias chiíes, que buscan convertir Bagdad en una ciudad de
población mayoritariamente chií."
La forma en la que ha
sido eliminado Abu Musaab al-Zarqaui dice mucho de la situación y de
los métodos de actuación de los ocupantes y de su gobierno iraquí
tutelado. La opción del asesinato selectivo, en lugar de la detención
y posterior juicio del "terrorista más buscado de Iraq", da
cuenta de la situación de guerra despiadada que vive este país, no
del "desarrollo de un proceso democrático", como reiteran
unos y otros.
Lo lógico en esa
sociedad democrática y fiel al Derecho que nos intentan vender, que
es este Iraq bajo ocupación, sería haber rodeado la casa donde se
encontraba el sospechoso junto con otras siete personas, incluidas dos
mujeres –de las que, por cierto, ningún medio de comunicación
parece ocuparse, pues al parecer no se merecen ni el calificativo de
"daño colateral" habida cuenta de que si compartían casa
con el terrorista más buscado se merecían la misma ejecución
sumaria [1]. Pero parece que Washington no quería repetir la
experiencia del juicio de Sadam Huseín, que no está discurriendo por
el sendereo que la ocupación esperaba, sino que se ha convertido en
un escaparate para que el antiguo presidente siga estando presente en
la realidad iraquí, garantizándose regularmente unos minutos en
todas las cadenas árabes e iraquíes.
Hay articulistas que
parece haber olvidado estos mismos principios de libertad y de estado
de Derecho que defendían cuando llegaron los carros de combate
estadounidenses: "Una vez más,
la historia ha dictado una sentencia justa contra quien ha infringido
sus leyes." [2].
Espeluzna observar cómo
estas plumas árabes al servicio de la criminal política
estadounidense en Oriente Medio pueden tener una memoria tan corta y
olvidarse de cómo la "Justicia de la Historia" y los cazas
dictan sentencias erradas una y otra vez contra una aldea de Pakistán,
una ciudad iraquí o una playa de Gaza.
Ascensión
y caída de al-Zarqaui
La trayectoria de
al-Zarqaui dentro del islamismo radical empieza en Afganistán, pero
no bajo las órdenes de Ben Laden. Cuando fue liberado en Jordania, en
el año 1999, por una amnistía del rey Abdalá de Jordania tras
cumplir cuatro años en prisión por haber intentado atacar intereses
estadounidenses e israelíes, volvió a Afganistán. Allí mantuvo una
serie de diferencias con Osama Ben Laden y su lugarteniente
al–Zawahiri que le llevarían a negarse a presentar la beia, o acto
de vasallaje, al líder de Al Qaeda prefiriendo someterse a la
autoridad del Mulá Omar, líder de los talibanes. A través de la
intermediación del egipcio Seif al–Adal, miembro del Consejo de
Seguridad de Al Qaeda, logró que le enviasen a Herat, en la frontera
iraní, donde se había creado un campamento de Yund al–Sham (El Ejército
del Sham) que, dependiendo de las fuentes, llegó a dirigir él mismo.
Derrocado el régimen
talibán tras la invasión estadounidense de Afganistán, al-Zarqaui
cruza a Irán con un grupo de árabes para después entrar a Iraq a
través del Kurdistán. De este primer grupo, dirigido por al-Zarqaui,
que se haría llamar Ansar al–Sunna, no se conoce presencia fuera
del Kurdistán iraquí hasta agosto de 2003, unos meses después de la
caída de Bagdad, lo cual invalida los intentos de algunos medios y
dirigentes estadounidenses de ligar a este personaje con el régimen
de Sadam Huseín. La realidad es más bien la contraria: es el colapso
del Estado iraquí posterior a la invasión el que crea el caos
adecuado para que un grupo sin apoyo ni estructura previa local se
infiltre en el centro de Iraq.
Las primeras acciones
contra la ocupación del grupo de al-Zarqaui llevaban la firma del
grupo Monoteísmo y Yihad, lo que indica su desvinculación inicial
con Al Qaeda, que no contaba con ninguna infraestructura en Iraq. Esta
falta de infraestructura y de capacidad para introducirse en Iraq
lleva a los dos máximos líderes de Al Qaeda, a pesar de sus
discrepancias [3], a aceptar a al-Zarqaui como su representante en
Iraq, sobre todo tras el anuncio de éste de la creación de un
emirato, a imagen y semejanza del talibán, en el oeste de Iraq.
Al–Zarqaui también aparcó sus diferencias con Ben Laden tras la
amenaza de su lugarteniente de nombrar a Abderrahmán al–Iraqui número
uno de Al Qaeda en Iraq [4].
El resultado fue la
reaparición de Al Qaeda en el campo de batalla más importante del
momento para el mundo árabe e islámico justo cuando andaba escondiéndose
por las montañas de Afganistán y Pakistán. Los ocupantes de Iraq y
su destrucción del Estado iraquí dieron una oportunidad de oro a Al
Qaeda para entrar en Iraq y utilizar esta lucha, como han utilizado
otras causas, para ganar prestigio y reclutar adeptos en una capa muy
concreta del extremismo islámico. Hay informaciones que hablan de que
en el momento álgido de Al Qaeda en Iraq se usaba el territorio iraquí
para entrenar a sus seguidores para luego enviarlos a distintos
lugares del mundo a realizar la yihad por cuenta de Ben Laden [5].
Pero lejos de lograr
la instauración del ansiado emirato, la situación del grupo de
al-Zarqaui ha ido empeorando a medida que se ha ido desarrollando la
lucha contra la ocupación. Su deseada trasformación de un pequeño
grupúsculo, que había llegado a Iraq para luchar contra los
estadounidenses –probablemente financiados y armados en un principio
por Irán–, en el referente árabe e islámico de la lucha contra la
ocupación imperialista nunca sucedió. En el momento de mayor
popularidad, la presencia de combatientes árabes en Iraq nunca se ha
cifrado en más de unos pocos miles, de los cuales solo un puñado
estaría bajo mando de al-Zarqaui. El desplazamiento del objetivo de
este grupo desde los militares ocupantes a la propia población civil
iraquí (principalmente, su comunidad chií) y los secuestros de
trabajadores occidentales fue aislándolo de las formaciones armadas
de la legítima resistencia, centradas en los ataques contra el
ocupante.
Al principio, los
grupos de la resistencia se limitaron a señalar la diferencia con las
acciones de los llamados grupos takfiristas o anatematizadores [6]
mediante de comunicados públicos. Independientemente de si todos los
grupos de esta corriente radical integristas estaban o no bajo las órdenes
de al-Zarqaui, sus acciones son insignificantes, cuantitativamente, si
se comparan con las del resto de la resistencia [7], pero mediáticamente
sí han tenido una gran cobertura. Por un lado, por el gran número de
víctimas, especialmente entre la población civil y, por otro lado,
con la clara intención de mezclar toda acción armada en Iraq y no
diferenciar entre la resistencia legítima, que ataca objetivos
militares, y estos grupos dispuestos a "limpiar la sociedad de
herejes".
Al–Zarqaui después
de hacer un llamamiento a los sunníes para que le secundasen en su
guerra contra los infieles chiíes, lo que fue enérgicamente
rechazado, empezó a asesinar también a importantes referentes
religiosos sunníes [8]. Todo este cúmulo de circunstancias,
incluyendo el daño que a la imagen de la resistencia hacía
al-Zarqaui, llevó a los grupos de la resistencia y a los sheijs de
las tribus de las zonas donde se asentaba a declararle la guerra,
llegando a enfrentamientos armados en ciudades como en Faluya y en la
misma Baquba, donde se había refugiado y donde fue, finalmente,
muerto [9].
Forzado por las
dificultades que afrontaba por su incapacidad de reclutar a más
seguidores dentro de Iraq, el mayor control de la frontera siria y
el consecuente descenso en la llegada de refuerzos del exterior–, la
falta de apoyo entre la población local y el presunto abandono del
apoyo de Irán [10], al-Zarqaui decide intentar concentrar sus ataques
en la ciudad de Bagdad y batallar allí su guerra contra el chiísmo
[11], convirtiendo la capital iraquí en un infierno mayor, si cabe,
del ya creado por los ocupantes: esta guerra ,cuyo objetivo son los
mismos bagdadíes, tiene en el otro bando a los Escuadrones de la
muerte de las milicias chiíes, que buscan convertir Bagdad en una
ciudad de población mayoritariamente chií [12].
Al
Qaeda en Iraq sin al-Zarqaui
A pesar de que se ha
difundido un comunicado de Al Qaeda –recogido íntegramente por la
prensa árabe– en el que se asegura que el sucesor de al-Zarqaui es
Abderrahmán al-Iraqui, fuentes integristas en Londres han asegurado a
al–Sharq al–Awsat [13] que el sucesor definitivo será bendecido
por Ben Laden en un futuro mensaje grabado. De hecho, el lunes, 12 la
cadena al–Jazeera daba cuenta de un nuevo comunicado de Al Qaeda en
el que se afirmaba que el sucesor de al-Zarqaui no sería el
mencionado al–Iraqui, sino Abu Hamza al–Muhayir.
La evolución futura
y la designación del dirigente que debe liderar Al Qaeda dependen de
lo que decida la cúpula de la organización en Afganistán. Pero según
escribe Abdel Bari Atuán en al–Quds al–Arabi, es posible un
cambio de estrategia que permita a la organización integrista
recuperar su reconocimiento dentro de las capas más extremistas de la
sociedad islámica iraquí, perdido por la campaña de asesinatos
indiscriminados contra la población civil cometidos por al-Zarqaui:
"Quizá la
organización Al Qaeda abra una nueva página en su labor militar en
Iraq tras la muerte de al-Zarqaui, concentrándose en acciones
militares que tengan como objetivo las tropas estadounidense y los
miembros de la seguridad iraquí. Puede que incluso se replanteen el
lanzar coches bombas para matar a iraquíes chiíes, ya que la cúpula
no quiere abrir una guerra con Irán que ha dado cobijo a varios
miembros de la red tras la invasión estadounidense de Afganistán."
[14]
Pero la opción más
apuntada es el continuismo y la profundización de la campaña de
violencia sectaria con la que Al Qaeda está intentando fracturar
confesionalmente el país siguiendo la pauta de división sectaria que
han marcado y alentado, desde el principio, las autoridades de ocupación.
De ser así, el futuro es oscuro para Iraq porque, a pesar de que la
importancia numérica sea ínfima, es relativamente sencillo seguir
poniendo bombas en lugares públicos, mientras las milicias chiíes
hacen lo propio en los barrios sunníes.
El nombramiento,
finalmente, de los ministerios de Interior y Defensa [15] no va a
mejorar el panorama de seguridad, ni se van a controlar las acciones
de las milicias ni de los grupos takfiristas. La promesa del primer
ministro iraquí al–Maliki de disolver todas las milicias es tan
irreal como débil es su puesto al frente de un gobierno en el que su
partido –Dawa– es minoritario dentro de la coalición chií,
Alianza Unida Iraquí, que lo sustenta [16]. Las milicias que pretende
desmantelar están comandadas por los mismos partidos que han colocado
a al–Maliki al frente del gobierno: las Brigadas Badr (del Consejo
Supremo de la Revolución Islámica de Iraq), el Ejército del Mehdi
(de la Corriente as–Sáder) y los peshmergas kurdos.
La única salida para
acabar con la presencia de estos grupos es terminar con la situación
que les ha permitido entrar en Iraq: la ocupación. Una salida de las
tropas extranjeras y la formación de un verdadero gobierno de unidad
nacional que cuente con el apoyo de la resistencia armada, acompañado
de unas verdaderas fuerzas de seguridad compuestas por antiguos
miembros de las mismas y lejos de la infiltración de las milicias
partidistas, pueden hacer recuperar la estabilidad a Iraq y alejar la
división étnica y confesional impuesta por la ocupación como método
para desarticular a este país como posible potencia regional.
.– Pedro Rojo Pérez es
arabista y director de los boletines de prensa árabe de 'Al
Fanar', forma parte del grupo de coordinación de la CEOSI y
participó en la delegación a Iraq de abril de 2005.
Notas del autor y
de IraqSolidaridad:
1. Algunos medios árabes
hablan de que podría tratarse de alguna de las tres mujeres de
al-Zarqaui: al–Sharq al–Awsat, 9 de junio de 2006. Traducido en
Boletín de Prensa Árabe: Según asegura
az–Zamán en su edición del día 13 de junio, citando a fuentes de
los servicios secretos jordanos, la mujer de Zarqaui originaria de
Faluya, Isrá Yasín Yarad y el hijo de ambos, de 18 meses, murieron
en el bombardeo estadounidense que causó la muerte de al-Zarqaui.
2. Abdeljáleq Huseín,
Elaf, 9 de junio de 2006. Traducido en Boletín de Prensa Árabe.
3. Al–Zawahiri mandó
una carta a al-Zarqaui en la que criticaba los asesinatos de rehenes
ante las cámaras, el envío de coches bombas a las celebraciones chiíes,
aglomeraciones y mercados chiíes en Bagdad, Nayaf y Kerbalá.
4. Pasa de
denominarse Al Tauhid wal Yihad (Monoteísmo y Yihad) a Tandim Qaeda
Al–Yihad fi Bilad al–Rafidain (Organización Al Qaeda de la Yihad
en Mesopotamia) tras la confirmación de Ben Laden en un mensaje
sonoro.
5. "Según un
responsable en los Servicios de inteligencia jordana, 300 reclutas
entrenados por al-Zarqaui volvieron a sus países", az–Zamán,
12 de junio de 2006. Traducido en Boletín de Prensa Árabe.
6. Por exigencia de
al–Zawahiri, al-Zarqaui forma el Consejo Consultivo de los
Muyahidines (véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: La negociación
entre EEUU y la resistencia iraquí), donde se agrupa una serie de
organizaciones desconocidas hasta hace unos meses. Al–Zarqaui es
obligado a nombrar a Abderrahmán al–Iraqui como jefe de la rama política
en una muestra del descontento de la dirección de Al Qaeda con su
labor y de la creciente debilidad del poder de al-Zarqaui en la
organización. Véase en IraqSolidaridad: Pedro Rojo: Cruce de
declaraciones entre al-Zarqaui, los ocupantes y la resistencia
7. Véase en
IraqSolidaridad: Carlos Varea: Iraq, tras la muerte de al-Zarqaui
8. Véase en
IraqSolidaridad: Al Qaeda asesina al alcalde de Faluya, el 'sheij'
al–Nazar al–Duleimi. La resistencia crea una organización
unificada en al–Anbar para hacer frente a la red de al-Zarqaui
9. Véase en
IraqSolidaridad: Carlos Varea: Enfrentamientos entre la resistencia y
Al Qaeda en Iraq
10. Irán ha
declarado públicamente su "satisfacción" por la muerte de
al-Zarqaui.
11. Véase en
IraqSolidaridad: Pedro Rojo: Cruce de declaraciones entre al-Zarqaui,
los ocupantes y la resistencia
12. Véase en
IraqSolidaridad: Andrew Buncombe y Patrick Cockburn: Miles de personas
han sido asesinadas en los últimos meses por los 'Escuadrones de la
muerte' – Carlos Varea: El pueblo iraquí considera mayoritariamente
que la ocupación empeora la situación y Mahan Abedin: Badr, Irán y
los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes
13. Al–Sharq
al–Awsat, 9 de junio de 2006. Traducido en Boletín de Prensa Árabe.
14. Al–Quds
al–Arabi, 9 de junio de 2006. Traducido en Boletín de Prensa Árabe.
15. La cartera de
Interior ha sido otorgada al chií Jawad al–Bulani; la de Defensa,
al general Abd al–Qadir Jasim al–Ubaidi, un sunní, pero criticado
por haber participado con las fuerzas estadounidenses en los brutales
operativos militares en la provincia de al–Anbar, en concreto contra
Faluya.
16. Véase en
IraqSolidaridad: Nueva vuelta de tuerca en el afianzamiento del
sectarismo en el país: Al–Maliki, nuevo primer ministro de Iraq y
Carlos Varea: Nuevo gobierno en Iraq: inestable reparto sectario –
La lista del nuevo gobierno.
|