Más lagunas en la
historia oficial de la muerte
de Zarqawi
Por Michael
Chossudovsky GlobalResearch.ca /
La Haine, 15/06/06
Traducido por Sinfo
Fernández
Dos aviones de
combate Falcon–16 atacaron [el pasado 7 de junio] el “seguro
refugio” de Abu Musab Al Zarqawi. Se lanzaron sobre el lugar dos
bombas guiadas por láser de unos 2500 kilos. El “seguro refugio”
fue reducido a escombros. Según la información facilitada por la
prensa, los cuerpos que sacaron de entre los escombros estaban
carbonizados. Sin embargo, el cuerpo de Zarqawi estaba virtualmente
intacto.
Las bombas utilizadas
en el ataque son famosas por su capacidad destructiva. La primera
bomba era una GBU–12 de 2500 kilos, guiada hasta su objetivo por un
dispositivo de láser que tiene un “posible error circular” de
unos 8 metros. La segunda bomba era aún un arma de precisión mucho más
novedosa y sofisticada: la GBU–38 (las denominadas Joint Direct
Attack Munition –JDAM–) [bombas inteligentes], que son guiadas
hasta su objetivo por una señal de satélite. (Associated Press, 8 de
junio de 2006)
“La policía iraquí,
que fue la primera en llegar al lugar, extrajo muchos cuerpos
carbonizados… el bombardeo había incluso fundido las vigas de
hierro del techo y las ventanas de la casa.”
Según el primer
informe oficial, entre las víctimas había dos mujeres y un niño.
“¿Cómo es posible que el cuerpo de Zarqawi estuviera tan intacto
como si hubiera muerto en su cama?”, preguntó un residente en la
zona.
“La policía iraquí
sacó su cuerpo de los escombros y procedió a lavarle para la última
fotografía. Las huellas dactilares probaron quién era. Había seis
cuerpos en total, incluidos los de una mujer y un niño, posiblemente
la esposa y el hijo de Zarqawi. Y también estaba el cadáver del
Sheij Abin al Rahman. Recuerden ese nombre.” (David Martin en Jim
Lehrer News Hour, 9 de junio de 2006).
En su conferencia de
prensa del 8 de junio, el general de división William Caldwell
confirmó que Zarqawi había muerto a causa de las explosiones.
‘Acerca del cuerpo
en sí, quiero decir… sobre los efectos de la explosión de la
bomba…, las fotos que les proporcionamos fueron obviamente…, habíamos
limpiado toda la sangre… y otros restos… porque no había
necesidad de fotografiarle de forma deshumanizada. Lo que tratamos es
mostrarles que, en realidad, había muerto a causa de la explosión.
Pero estaba bastante peor, sentimos que no era adecuado compartir con
nadie esas fotos gráficas que eran el resultado inmediato del
ataque.’
De un día para otro,
la historia oficial cambió. El general de división Caldwell revisó
su afirmación inicial de que Zarqawi había muerto en el ataque aéreo
de los F–16.
La historia oficial
es ahora la siguiente: Zarqawi estaba aún vivo “cuando las fuerzas
estadounidenses llegaron hasta él tras los devastadores ataques aéreos”.
Según el comunicado de Caldwell, Zarqawi había sido capturado vivo
con unos cuantos rasguños y moratones en la cara. No obstante, aunque
se le describió como “herido de muerte”, pudo deslizarse de la
camilla en la que era sacado de entre los escombros, tratando de
escapar de sus captores.
“Zarqawi de cierto
modo intentó rodar de la camilla… Todos le colocaron de nuevo sobre
ella, pero murió casi inmediatamente en ese momento por las heridas
que había recibido durante el ataque aéreo… [Antes de morir]
‘farfulló algo, que no se pudo entender, pero fue muy breve”,
dijo el General Caldwell.
Al parecer, también
Al–Zarqawi fue consciente de la presencia de las tropas, dijo la
Teniente Christina Skacan. “Hizo algo que dio a entender que de
alguna forma sabía quiénes eran, rodó hacia un lado y entonces
falleció”, dijo.
Al preguntarle a
Caldwell si era posible que las tropas que le encontraron le hubieran
disparado hasta causarle la muerte, dijo que no tenía certidumbre de
ese hecho, aunque en el informe que había leído sobre el suceso no
había nada que indicara que al–Zarqawi hubiera recibido “heridas
causadas por algún tipo de arma”. (Chicago Tribune, 9 de junio de
2006)
Caldwell también
modificó su historia sobre los “daños colaterales”, asegurando
que no habían muerto niños en el ataque aéreo.
“Los oficiales
estadounidenses dijeron al principio que Zarqawi y al menos otras
cinco personas habían muerto, incluidos una mujer y un bebé, pero
después cambiaron y dijeron que habían muerto siete personas y que
no había niños entre ellas”. (Los Angeles Times, 11 de junio de
2006).
Información
publicada por Associated Press el 9 de junio de 2006:
Los iraquíes se
hacen preguntas sobre la muerte de al–Zarqawi
Los oficiales
estadounidenses han alterado su relato sobre la muerte de Abu Musab
al–Zarqawi, diciendo que estaba vivo y parcialmente consciente tras
la destrucción de su escondite por las bombas, y un hombre iraquí
planteó nuevas preguntas acerca de los sucesos que rodearon el fin
del combatiente más buscado en Iraq.
El hombre, que vivía
cerca del escenario del bombardeo, dijo el viernes pasado a AP
Televisión News que vio soldados estadounidenses golpeando a un
hombre herido que parecía al–Zarqawi hasta que la sangre empezó a
manar de la nariz de la víctima.
Al ser preguntado
sobre las afirmaciones de ese hombre, el portavoz militar general de
división William Caldwell dijo que procedería a comprobarlo. En
Washington, el portavoz del Pentágono, Jeffrey Gordon, manifestó el
sábado pasado que ignoraba esa declaración. “Recibimos con
frecuencia afirmaciones que posteriormente se prueba que carecían de
base”, dijo Gordon.
El iraquí,
identificado sólo como Mohammed, declaró que los habitantes
colocaron a un hombre barbudo en una ambulancia antes de que llegaran
las tropas estadounidenses. Dijo que el hombre había sido encontrado
tirado cerca de una acequia.
“Estaba aún vivo.
Le metimos en la ambulancia pero cuando los estadounidenses llegaron
le sacaron, le golpearon en el estómago y envolvieron su cabeza con
su dishdasha, entonces le pisotearon el estómago y el pecho hasta que
murió y le salió sangre por la nariz”, dijo Mohammed, sin decir cómo
sabía que el hombre había muerto.
Una dishdasha es una
ropa tradicional árabe. Un relato similar efectuado ante The
Washington Post le identificó como Ahmed Mohammed.
Ningún otro testigo
se ha ofrecido para corroborar el relato acerca de un hombre que
estaba siendo golpeado y que parecía al–Zarqawi. Los oficiales
estadounidenses sólo dijeron que al–Zarqawi farfulló algo y trató
de salirse de la camilla antes de morir.
El miércoles [de la
pasada semana], los militares estadounidenses dijeron que al–Zarqawi
había muerto instantáneamente tras lanzar sobre su escondrijo dos
bombas de unos 250 kilos cada una.
Pero el viernes, los
militares manifestaron que al–Zarqawi sobrevivió al bombardeo, que
provocó un cráter inmenso en el palmeral donde la casa estaba
situada, justo en las afueras de Baquba, al noroeste de Bagdad.
La policía iraquí
llegó primero al lugar de los hechos y encontró vivo a al–Zarqawi,
de 39 años. "Farfulló algo,
que no se pudo entender y sólo durante unos segundos”, dijo el
viernes Caldwell, portavoz de las fuerzas militares estadounidenses en
Iraq.
La policía iraquí
sacó a al–Zarqawi de entre las ruinas de la destrozada casa y le
colocó en una camilla improvisada. Las tropas llegaron, vieron que
al–Zarqawi estaba consciente y trataron de proporcionarle asistencia
médica, dijo el portavoz.
“Obviamente, debió
darse cuenta de quiénes eran porque intentó deslizarse de la
camilla, como he dicho, y tirarse al suelo, al darse cuenta que eran
militares estadounidenses”, dijo Caldwell a los reporteros del Pentágono
desde Bagdad a través de videoconferencia.
Al Zarqawi “trató
de escurrirse de la camilla”, dijo. “Todos trataron de colocarle y
sujetarle de nuevo en ella, pero murió casi inmediatamente por las
heridas recibidas en el ataque aéreo.” Caldwell no ha
mencionado otras interacciones físicas entre las tropas y
al–Zarqawi.
Era tanta la sangre
que cubría el cuerpo de al–Zarqawi que las tropas estadounidenses
le limpiaron antes de tomarle las fotos.
“Aún sabiendo que
esa persona era incapaz de sentir compasión alguna por la vida
humana, no íbamos nosotros a tratarle de la misma forma”, declaró
Caldwell.
Hay un vídeo de AP
sobre el palmeral en el que aparece un paisaje lleno de escombros
–trozos de cemento, zapatos y sandalias– esparcidos en una amplia
área alrededor de un gran cráter. Los árboles que estaban alrededor
del lugar de la deflagración fueron arrancados de raíz.
El ataque aéreo mató
a otros dos hombres, a dos mujeres y una niña de entre 5 y 7 años
que estaban en la casa, pero sólo al–Zarqawi y su consejero
espiritual han podido ser correctamente identificados, dijo.
Al sobrevolar la zona
en helicóptero, se puede ver una amplia franja destrozada. Entre los
restos esparcidos por los alrededores había unas bragas de mujer y
otras prendas. Vestidos calcinados, mantas desgarradas, almohadas y
colchonetas finas aparecían también por el cráter.
Además de los restos
de bloques de cemento y vigas de hierro retorcidas, se podía también
divisar una almohada con un estampado floral, sandalias y un colchón
de goma–espuma con la funda arrancada, un refrigerador y parte de
una lavadora.
El Teniente Coronel
Thomas Fisher del 1er. Batallón de la 68 Caballería Blindada dijo
que sus hombres aparecieron en el lugar cinco minutos después de la
explosión y que procedieron a acordonarlo. Declaró que estaban
previamente patrullando la zona.
“No sabíamos que
se trataba de Zarqawi, sólo que había un objetivo sensible”,
declaró en el lugar de los hechos en las primeras horas del sábado.
“Aunque sospechábamos de quién se trataba”.
Caldwell añadió
también que los expertos le dijeron que no se conocían casos de
gente que haya sobrevivido a una explosión de tal magnitud. Dijo que
no sabía si al–Zarqawi estaba dentro o fuera de la casa cuando
estallaron las bombas.
“Bien, lo que ha
ocurrido es que, como ocurre siempre en estos casos, las primeras
informaciones no son siempre completamente exactas cuando se va a
continuar informando. Ayer no sabíamos aún que Zarqawi estaba vivo
cuando las tropas estadounidenses llegaron al lugar”, dijo Caldwell.
Su relato sobre las
consecuencias del ataque no pudo ser verificado de forma
independiente. El gobierno iraquí confirmó sólo que las fuerzas
iraquíes llegaron primero al escenario, seguidas por las
estadounidenses.
Durante tres años,
al–Zarqawi ha orquestado horribles acciones de violencia guiado por
su visión extremista de la yihad o guerra santa – primero contra
los soldados estadounidenses por ocupar las tierras árabes, después
contra los chiíes, por considerarles infieles.
.- Michel Chossudovsky es
Profesor de Economía en la Universidad de Ottawa y Director del
Centro de Investigación sobre Globalización. Su libro más
reciente, titulado: “America’s War on Terrorism”, Global
Research, 2005, contiene un detallado análisis acerca del papel
de Zarqawi en la campaña de desinformación desarrollada por la
Administración Bush.
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