Ejército de EEUU ataca a ciegas
Por Dahr Jamail y Alí al-Fadhily
Inter
Press Service (IPS), 01/11/06
Falluya, Iraq.- Las fuerzas de la coalición
militar encabezada por Estados Unidos tomaron medidas duras y
desesperadas en Al-Anbar, provincia al oeste de Bagdad dominada por la
comunidad musulmana sunita.
"Miles murieron a manos de las fuerzas
multinacionales y de sus aliados iraquíes, y la situación empeora día
a día", dijo a IPS un miembro del concejo municipal de Faluya
que solicitó reserva de su identidad.
"No podemos hacer absolutamente nada porque
los estadounidenses siempre prefieren las soluciones violentas que nos
llevan de un desastre a otro", se lamentó el legislador.
La violencia parece perjudicar a la población
civil más de lo que somete a la resistencia. El sufrimiento de los
habitantes de Faluya aumenta sin cesar, y la cantidad de
francotiradores insurgentes parece aumentar en respuesta al uso también
de francotiradores por parte del ejército estadounidense.
"De hecho, hay muchos más francotiradores
ahora, considerando la cantidad de incidentes que han ocurrido",
dijo a IPS el policía local Sebri Ahmed. "Nuestros hombres están
aterrorizados, y la mayoría de ellos renuncian o son asesinados,
entre ellos tres comandantes."
El general Hudhairi Abbas, quien era subjefe de
policía de Faluya, sufrió esa suerte hace dos meses. Poco después
fue asesinado el coronel Ahmed Dirii, y la semana pasada cayó abatido
a tiros en la puerta de su propia casa el jefe de policía de
Al-Anbar, general Shaaban Al-Janabi.
No hay actualmente patrullas policiales en las
calles de Faluya. Los agentes que quedan están refugiados en la
comandancia. El actual jefe de la policía de Faluya, general Salh
Aati, se encuentra muy lejos, en la zona verde, el área más
custodiada de Bagdad.
"¿Cómo estos tres oficiales nacidos en
Faluya fueron asesinados mientras el comandante Aati se refugia detrás
de muros de concreto?", se preguntó un policía.
Mientras, los ataques contra las fuerzas
ocupantes aumentaron en frecuencia y en severidad. Cuatro vehículos
acorazados Humvee en un convoy fueron destruidos hace poco con
explosivos detonados a la vera de una carretera cerca de la ciudad de
Eid.
La respuesta militar fue el cierre de todos los
puestos de control para ingresar en la ciudad. Miles debieron pasar la
noche, la primera de las vacaciones, fuera de Eid. También se
cerraron las carreteras cercanas.
"Soldados estadounidenses mataron a cuatro
bomberos porque llegaron tarde a asistir a los carros blindados
incendiados", dijo a IPS un joven testigo del ataque. "No
los mataron por error: los asesinaron frente a mucha gente."
Portavoces militares de Estados Unidos aseguraron
haber matado a tres bomberos por error, pues, dijeron, los
confundieron con insurgentes.
Cientos de residentes asistieron al entierro de
los bomberos, que se realizó de forma conjunta con el de otros cinco
hombres muertos por las fuerzas de ocupación el mismo día.
"Los estadounidenses trajeron cinco civiles
muertos a los que balearon en las calles en represalia por las bajas
que sufrieron", dijo a IPS un hombre que se encontraba en el
antiguo estadio de fútbol, donde hoy se encuentra el Cementerio de
los Mártires.
"Necesitaremos abrir otra tumba. Ésta se
llenará pronto", se lamentó.
Toda semblanza de una vida normal en la provincia
ha desaparecido. Saif Al-Juboori, estudiante de la Universidad de
Al-Anbar en Ramadi, capital de la provincia, sostuvo que éste será
un año perdido para miles de sus compañeros.
"Toda la universidad está bajo sitio. Hay
un puesto de control en la entrada principal", dijo Al-Juboori a
IPS.
"Estudiantes y profesores deben levantarse
la camiseta a 50 metros de distancia y escuchar los repugnantes
comentarios de los arrogantes soldados que realizan el chequeo
corporal", explicó. "La mayoría no acepta esa humillación
y, por lo tanto, no asisten a la universidad este año."
Ramadi sufre cortes de electricidad y agua desde
hace dos semanas. La mayoría de los residentes creen que se trata de
un castigo por el apoyo popular que recibe la resistencia iraquí.
"Preferiríamos morir de hambre que aceptar
esta ocupación y a sus aliados iraníes", dijo a IPS un
estudiante de 20 años. "No dejaremos que la sangre de nuestros mártires
corra impune."
A pesar de las tácticas de castigo de las
fuerzas de ocupación, la población parece poco dispuesta a cooperar
con ellos o contra las autoridades locales.
"Los iraquíes creen firmemente que el
embajador estadounidense Zalmay Khalilzad es el actual gobernador de
un país ocupante a pesar de la comedia de la transferencia de soberanía
a los gobiernos de Iyad Allawi e Ibrahim Al-Jaafari y ahora al de
Noori Al-Maliki", dijo a IPS un alto dirigente del Movimiento
Nacional Árabe que solicitó reserva de su identidad.
"Esto no significa que la Embajada de
Estados Unidos tenga el control real, pues los combatientes de la
resistencia lo tienen en las calles de las ciudades y barrios sunitas.
Las milicias (chiitas y kurdas) y sus escuadrones de la muerte
controlan el resto del país, así como el enorme mercado
petrolero", aseguró.
Los insurgentes ingresaron hace poco en Ramadi e
hicieron ostentación de su fuerza, paseándose fuertemente armados en
docenas de vehículos. Inmediatamente después, ocurrieron los cortes
de electricidad y agua, así como registros de viviendas en áreas
civiles.
Varias personas terminaron muertas por los
disparos de los francotiradores estadounidenses, dijeron pobladores.
Mientras, la policía no hace nada, porque ya tienen bastantes
dificultades para protegerse a sí mismos. Los pistoleros ya atacaron
comisarías en Samarra, Beji y Mosul.
Lo mismo le ocurre a los estadounidenses, que
"están demasiado ocupados en cuidar su propia seguridad como
para preocuparse por los iraquíes", dijo a IPS Yassin Hussein,
un profesor de 30 años residente en Ramadi.
Los combatientes insurgentes son los únicos
capaces de mantener la paz y aplacar a las pandillas, aseguró.
"Llegamos al punto cero", dijo a IPS un
alto funcionario del Ministerio del Interior. "Nuestras fuerzas
son leales a las milicias y a los partidos políticos o demasiado
impotentes como para cumplir con su deber."
"Todo aquel que luche contra la ocupación
estadounidense tiene nuestro pleno apoyo", dijo el profesor
Hussein. "Nos mienten todo el tiempo, y es hora de que admitan su
fracaso y se vayan. Que se ocupen de reconstruir Nueva Órleans".
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