El halcón pierde un ala
El desastre militar en Irak
Por Arthur Lepic
Red Voltaire, 14/11/06
El Estado Mayor de Estados Unidos considera a Donald
Rumsfeld responsable del desastre militar en Irak. No porque el
secretario de Defensa sea responsable de la guerra sino por no haber
puesto a la disposición de las fuerzas armadas todos los medios que
pedían. La protesta de los generales alimentó el descontento de una
opinión pública militarizada que castigó a la administración Bush
en las urnas. Arthur Lepic hace el balance desconocido de la guerra en
Irak.
Los electores estadounidenses utilizaron las elecciones
de medio término para castigar a la administración Bush por su política
en Irak. La sanción no tiene que ver con la decisión de desencadenar
la guerra, que tuvo el apoyo masivo de demócratas y republicanos y
que sirve de pedestal al "bipartidismo renovado". Tampoco
tiene que ver con el costo humano para el pueblo iraquí. La prensa
estadounidense no se ha hecho eco de los estudios demográficos que
estiman en 650 000 el número de muertos civiles [iraquíes] desde el
comienzo de la invasión anglosajona [1]. El castigo tiene que ver
exclusivamente con el costo, financiero y humano, que esta operación
está teniendo para Estados Unidos. Aunque los medios de difusión
dominantes minimizan los hechos y se abstienen de ofrecer un panorama
de la situación, los testimonios de veteranos siguen circulando y,
sobre todo, el descontento de los oficiales superiores constituye para
los electores una fuente indirecta de información, que no tiene nada
en común con un llamado a la paz.
Las operaciones de la Resistencia iraquí aumentan en número
y en precisión. Una nueva fase de la lucha se perfila con el abandono
de provincias enteras en manos de la insurrección y con las derrotas
estratégicas sin precedentes que ha sufrido la coalición ocupante.
¿Augura todo esto una inminente debacle "al estilo
vietnamita"?
Un hostigamiento constante y omnipresente contra las
fuerzas de la coalición se desarrolla prácticamente a través de
todo el territorio iraquí. No hay un rincón en el que los ocupantes
puedan sentirse a salvo. El ritmo cotidiano de los ataques ha
alcanzado actualmente su nivel más elevado, 90 como mínimo, con un
total oficial de 103 soldados estadounidenses muertos en octubre de
2006, muy cercano a la cifra más alta registrada hasta ahora, que fue
de 134, en noviembre de 2004. Cuando se agregan los muertos que no
entran en las estadísticas oficiales (soldados extranjeros que se
enrolan con la esperanza de obtener la ciudadanía estadounidense,
mercenarios y otros "contratados civiles"), la proporción
se sitúa en un promedio de 7 hombres muertos cada día en el bando
estadounidense, como en el momento más duro de la guerra de Vietnam,
en 1968.
La parte visible del iceberg que encontramos en los
medios de la prensa dominante, como los atentados contra los civiles
atribuibles principalmente a escuadrones de la muerte y ajustes de
cuentas entre bandas mafiosas, representa sólo un 30% del total de
los ataques, según los informes autorizados, incluyendo los del Pentágono.
En ciertas provincias, como la de al-Anbar, donde la
Resistencia ocupa la parte esencial del terreno, equipos de
francotiradores abiertamente reclutados y generosamente remunerados
cazan a los elementos aislados de la infantería estadounidense, fuera
de los combates abiertos, mientras que las emboscadas con uso de
explosivos siguen destruyendo vehículos militares día a día en las
carreteras.
El "Estado paralelo" se ha impuesto en al menos
cuatro provincias; las tropas estadounidenses y el ejército de los
colaboradores iraquíes no pueden hacer otra cosa que comprobar que no
han logrado conquistar los corazones y las mentes y que están en
terreno enemigo [2].
En otros lugares, indicio evidente de la evolución de la
situación militar, se asiste a una verdadera guerra de posiciones en
la que son atacados blancos precisos en el seno de las fuerzas de
ocupación y sus colaboradores. Las afueras de Bagdad son escenario de
combates con armas ligeras, combates en que las patrullas de la
coalición y sus colaboradores tienen vérselas con batallones de
miembros de la Resistencia y que a menudo dan lugar a balances
oficiales contradictorios [3]. Gracias a datos y coordenadas revelados
por miembros de la Resistencia infiltrados en el corazón mismo de la
maquinaria establecida por los ocupantes, elementos claves del arsenal
de la coalición son objeto de ataques masivos y extraordinariamente
precisos.
Es así que, durante la noche del 10 de octubre de 2006,
una importante base situada cerca del distrito de Dora, en el sur de
Bagdad, Forward Operating Base Falcon, fue atacada con fuego de
morteros y de cohetes. Dicha base albergaba no sólo un importante
contingente de tropas participantes en la Operación Together Forward,
sino también el más importante almacén de municiones de la coalición
en Irak. Bombas, obuses para tanques, ojivas de artillería y
municiones para armas ligeras ardieron y explotaron durante toda la
noche, iluminando el cielo de Bagdad y provocando un estruendo
infernal que podía oírse más allá de la ciudad. Varias cadenas de
televisión recogieron el hecho en imágenes, al igual que militares
equipados con cámaras de aficionados (ver video anterior). Resulta
por cierto muy revelador oír a un periodista de la BBC decirle a los
televidentes que, oficialmente, el incendio estaba controlado ,
mientras que se ven nuevas explosiones en pantalla. En días
posteriores, la prensa en lengua árabe reveló que la investigación
estaba tras la pista de traductores iraquíes al servicio de la
coalición que podrían haber entregado a la Resistencia las
coordenadas de los almacenes de munición de la coalición para
facilitar la realización de acciones similares [4], y que el fuego
continuo de la Resistencia impidió que las fuerzas de la coalición
lograran controlar el incendio más rápidamente. El volumen de las
explosiones no deja lugar a dudas sobre la envergadura de los daños
materiales y humanos. Al día siguiente, los comunicados oficiales
solamente hablaban, sin embargo, de algunas personas heridas, sin
mencionar ningún fallecimiento. Por el contrario, los comunicados de
la Resistencia afirmaban que se habían contado 9 aviones de
transporte en funciones de evacuación de las víctimas, que la misma
fuente estimaba en más de 300. En todo caso, lo que sí es seguro es
que esta victoria estratégica de la Resistencia representó un golpe
para las finanzas del ocupante (posiblemente del orden de un millar de
millones de dólares, según el Ministerio del Interior iraquí) así
como en el plano moral para sus tropas.
Video: ataque contra la base militar
«Falcon» en las
afueras de Bagdad. En el momento del ataque 3 000 soldados
estadounidenses se encontraban en la instalación. La base albergaba
el más importante almacén de municiones del ejército estadounidense
en Iraq.
La reacción de las instituciones estadounidenses ante
estos reveses estratégicos no se hizo esperar y nuevas protestas
tuvieron lugar en los últimos días. El lunes 6 de de 2006, o sea en
vísperas de las elecciones parlamentarios de medio término
presidencial, 4 periódicos militares que cubren gran parte de las
fuerzas armadas estadounidenses [5] pedían la partida del secretario
de Defensa, Donald Rumsfeld.
En el bando de los demócratas, un cambio de 180 grados
se produjo sin demora. Hillary Clinton que antes prometía hacer las
cosas mejor que Bush mediante el envío de más tropas al campo de
batalla, propone ahora la retirada de las tropas estadounidenses en
función de un calendario preciso.
Según la lógica que ya habíamos enunciado hace cerca
de 2 años [6], las fuerzas ocupantes luchan contra un sector
creciente de la población, ya que esta última apoya a la Resistencia
en la medida en que es víctima de represalias indiscriminadas. Esto
permite el desarrollo progresivo de un "contra-Estado", lo
cual incita a la Resistencia a pasar a la fase III de la teoría
guerrilla maoísta, o sea a la guerra de posiciones. Esta evolución
de la situación ya había sido prevista hace mucho, inclusive por el
propio gobierno estadounidense. En efecto, documentos recientemente
desclasificados demuestran que varias simulaciones realizadas en 1999
estimaban en 400 000 el número de soldados que sería necesario
desplegar en Irak para controlar el país -¡sin eliminar por ello
toda posibilidad de caos! [7].
¿Hasta qué punto puede la coalición ocupante sostener
la situación en Irak? Una retirada rápida y metódica dejaría sin
protección a un gobierno títere extremadamente vulnerable y haría
inútiles los enormes gastos que se hicieron hasta ahora para instalar
bases militares permanentes y garantizar el control de la segunda
reserva mundial de petróleo.
Lejos de poner fin a esta situación, la renuncia del
secretario de Defensa Donald Rumsfeld constituye una etapa más, ahora
irreversible, del empantanamiento. Al contrario de lo que
corrientemente se da por sentado, el conflicto entre Rumsfeld y su
Estado Mayor no tenía que ver con la elección entre mantener o
retirar las tropas sino con la importancia de los medios utilizados.
El secretario de Defensa, ex jefe de una empresa transnacional, fue la
última persona razonable en preocuparse por el crecimiento del
presupuesto militar. Su sucesor no tendrá más remedio que ceder ante
la presión del personal de la Defensa y de la opinión pública para
que se le dé carta blanca a las fuerzas armadas. El llamado a un
"bipartidismo renovado", o sea a una acción de unión
nacional, expresa en definitiva la voluntad consensual de la clase
dirigente de mantenerse unida en el error. Asistiremos entonces
probablemente a la aplicación de la misma estrategia que marcó el
final de la aventura vietnamita: un complejo militaro-industrial que
exige la utilización de "todos los medios", un Departamento
de Estado que trata de "dejarle la papa caliente" a las
fuerzas aliadas (como ya se está haciendo con éxito en Afganistán
[8]) y de "iraquizar" el conflicto, y un Departamento del
Tesoro que trata de evitar la bancarrota. En suma, una fuga hacia
adelanto que no garantiza otra cosa que un desenlace trágico.
Notas:
[1] "Mortality after the
2003 invasion of Iraq: a cross-sectional cluster sample survey"
por Gilbert Burnham, Riyadh Lafta, Shannon Doocy y Les Roberts, The
Lancet, 11 de octubre de 2006.
[2] Ver por ejemplo "Les États-Unis
abandonnent Falloujah aux insurgés", Voltairenet, 6 de
septiembre de 2006.
[3] Ver por ejemplo "Iraqi police kill 53 'Al-Qaeda'
militants" y "Confusion over deadly Baghdad clash",
AFP, 5 de noviembre de 2005
[4] " Ammo Dump Explosions Investigation ",
Roads to Iraq, 15 de noviembre de 2006. Pinchar aquí para ver el artículo
original, en árabe, Al Quds Press.
[5] Se trata del Army Times, del Navy Times, y del Air
Force Times así como del Marine Corps Times.
[6] Ver, por ejemplo, los artículos "Samarra ville
martyre", por Arthur Lepic, 6 de octubre de 2004, "L'économie
de la guerre en Irak", 24 de noviembre de 2004, así como
nuestras ediciones especiales de enero de 2005 "Janvier en
Irak".
[7] "1999 war games foresaw
problems in Iraq", por John Heilprin, Associated Press, 5 de
noviembre de 2006.
[8] "Le Pentagone précipite
les Européens dans le chaos afghan" por Thierry Meyssan,
Voltairenet, 6 de octubre de 2006.
.- Periodista
francés, miembro de la sección francesa de la Red Voltaire
especializado en los problemas energéticos y militares.
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