Las
elecciones en EEUU y la partición de Iraq
Una
posible 'estrategia de salida' para EEUU que ignora la realidad del país
y de la región
Por
Juan Cole (*)
Mercurynews, 05/11/06
IraqSolidaridad, 16/11/06
Traducido por Paloma Valverde
"La
vaguedad y, francamente, la incoherencia de algunos de estos
comentarios realizados por los políticos [estadounidenses] en la
campaña electoral sobre la partición de Iraq sugieren que están
utilizando la idea simplemente como un 'mantra' en época de
elecciones. Lo están planteando como una estrategia de salida.
Dividamos el país y salgamos, dicen, esperando que si los iraquíes
no pueden vivir entre ellos pacíficamente dentro del mismo país,
podrán hacerlo una vez se les haya separado."
En
las últimas semanas de la campaña electoral estadounidense se ha
abierto el debate sobre un tema: la posibilidad de dividir Iraq como
una salida a la farragosa situación de EEUU en Iraq [1]. Políticos
de ambos partidos [Demócrata y Republicano] hablan cada vez más de
la idea de dividir Iraq en tres entidades diferenciadas –shií, sunní
y kurda– como una opción que debe ser considerada con atención.
Para algunos republicanos se ha convertido en una forma de separarse
ellos mismo de la impopular política de Bush en Iraq; para algunos
demócratas es una forma de evitar el "larguémonos de aquí"
y plantear una alternativa al desarrollo actual de los acontecimientos
[2]. Pero pocos de esos candidatos parecen darse cuenta de los
peligros de los lodazales religiosos, de identidad nacional [étnicos]
y geopolíticos de la zona en los que EEUU y sus aliados regionales
podrían hundirse.
La
semana previa [a las elecciones legislativas de 2006], Mike McGavick,
candidato republicano al Senado estadounidense en el Estado de
Washington, que iba muy mal en las encuestas, lanzó una nueva campaña
publicitaria y afirmó: "El presidente Bush no está aliviando
nuestras preocupaciones [sobre Iraq]: dividamos el país si es lo que
tenemos que hacer y retiremos nuestras tropas con la victoria".
Puesto que el 60 por ciento de los votantes en [el Estado de]
Washington está en contra de la forma en que Bush gestiona la guerra
[de Iraq], y una mayoría quiere a las tropas estadounidenses fuera de
Iraq ayer, la decisión de McGavick de pasar la pelota a la dirección
de su partido no fue una gran sorpresa [3].
Incluso
la senadora republicana por el Estado de Texas Kay Bailey Hutchinson,
cuya reelección era segura, ha empezado a hablar de dividir Iraq,
argumentado que los kurdos, los árabes sunníes y los shiíes tienen
que ser capaces autogobernarse a la vez que de compartir las ganancias
del petróleo iraquí, si bien se le olvida mencionar que la región
árabe sunní [del centro del país] no tiene petróleo. "[...] Sí,
sería difícil hacerlo", afirma ante la prensa texana,
"[...] pero merecería la pena intentarlo. La gente dice 'bueno,
eso balkanizaría el país'. Sí, pero las cosas están bastante
estabilizadas ahora en los Balcanes. Están mejor que en Iraq"
.afirma.
¿Quién
está a favor de la partición?
Hace
dos semanas, el comentarista conservador Bill O'Reilly preguntó al
presidente Bush sobre la división de Iraq en tres partes: "[...]
Los kurdos, una región autónoma [...] los sunníes autónomos, los
shiíes autónomos y darles los beneficios del petróleo para que
dejen de matarse unos a otros". ¿Cuál fue la respuesta de Bush?:
"[...] No creo que esa sea la solución. Creo que aumentaría la
violencia sectaria. Considero que haría [al país] más
peligroso". El secretario de Prensa de la Casa Blanca, Tony Show,
recalcó que [la división] era una idea "sin futuro."
Concretamente,
¿quién estaría a favor de la partición? El mayor grupo de Iraq,
quizás el 60 por ciento de los 27 millones de habitantes, son árabes
shiíes del sur. Hablan árabe y creen que al profeta Mohamad le debería
haber sucedido su primo, primero, después su yerno y luego sus
descendientes directos, a quienes ellos llaman imanes. Los árabes
sunníes del centro, oeste y norte, quizás el 17 por ciento de la
población, también hablan árabe, pero siguen a los primeros califas
de quienes creen que no necesitan tener lazos de sangre con [el
profeta] Mohamad. En el siglo XX en Iraq no ha habido una historia
relevante de violencia sunní–shií hasta la Guerra del Golfo [irano–iraquí]
[4].
Los
kurdos, en el norte, quizá el 18 por ciento [de la población] son
sunníes, pero hablan una lengua indoeuropea entre ellos más que árabe.
En el norte de Iraq también hay turcomanos, alrededor de un tres por
ciento de la población, y cristianos, sobre un dos por ciento. Los
turcomanos están cultural y políticamente cerca de los turcos y están
divididos, en casi igual proporción, entre sunníes y shiíes. La
mayoría de esos grupos están entremezclados en todo el país, a
pesar de su concentración en algunas regiones.
Los
candidatos al Congreso [estadounidense] que plantean la partición de
Iraq parece que están hablando de la creación de tres países
separados. Esta no es la idea propuesta por el primer defensor
prominente de algún tipo de descentralización, el senador demócrata
del Estado de Delaware, Joe Biden. [Biden] defendía tres grandes
provincias étnicamente homogéneas bajo un gobierno federal
suficientemente imparcial, que, sin embargo, intentaría mantener el
país unido mediante el control de los ingresos del petróleo y la
repartición en las provincias.
Los
detalles escabrosos
Biden,
antiguo miembro demócrata del Comité de Relaciones Internacionales
del Senado, redactó su plan la primavera pasada de forma muy precisa
y cuidadosa. En plena campaña electoral, sin embargo, los detalles
cada vez son más escabrosos. El representante demócrata, candidato
al Senado por Tennessee, Harold Ford Jr., afirmó en un reciente
debate con su oponente republicano: "[...] Mi plan para los iraquíes
es descentralizar las tres federaciones étnicas". No obstante,
es difícil predecir exactamente a dónde quería llegar Ford. En este
momento Iraq está formado por 18 provincias, una mayoría de las
cuales está mezclada étnicamente. No hay tres
"federaciones" [étnicas] para "descentralizar."
La
vaguedad y, francamente, la incoherencia de algunos de estos
comentarios realizados por los políticos [estadounidenses] en la
campaña electoral sobre la partición de Iraq sugieren que están
utilizando la idea simplemente como un mantra en época de elecciones.
Lo están planteando como una estrategia de salida. Dividamos el país
y salgamos, dicen, esperando que si los iraquíes no pueden vivir
entre ellos pacíficamente dentro del mismo país, podrán hacerlo una
vez se les haya separado.
Históricamente,
las particiones no siempre han traído la paz. La partición de
Alemania llevada a cabo por EEUU y la Unión Soviética tras la
Segunda Guerra Mundial provocó un pulso nuclear y angustiosas
tensiones durante 40 años. El Imperio británico en sus días de agonía
aceptó en 1947 la división colonial de India en las naciones de
India y Pakistán, lo que dio lugar a varias guerras y ahora se
blanden armas nucleares el uno al otro. La partición de Palestina en
1948 creó el escenario de seis guerras israelo–palestinas.
El
contexto puramente estadounidense de esas deliberaciones sobre el
destino de toda una nación de Oriente Medio parece de alguna manera
alejado de la realidad. En el propio Iraq, el principal proponente de
una nueva confederación regional es el clérigo shií Abdul Aziz
al–al–Hakim, dirigente del mayor bloque [político] en el
parlamento [el Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq].
Él y sus aliados desean ver ocho o nueve grandes provincias shiíes
unidas en una superprovincia o en una confederación regional.
El
apoyo de Teherán
En
general a al–Hakim se le ve como alguien próximo a Irán y se cree
que Irán apoya la idea de un gobierno regional shií. Recientemente,
al–Hakim presentó en el parlamento [iraquí] una ley que especifica
los mecanismos legales para establecer tal confederación. El bloque
árabe sunní boicoteó la votación. ¿No tendrían los
estadounidenses que sospechar de un plan tan cuidadosamente apoyado
por Teherán?
Parece
que a nadie le importa que el primer ministro Nuri al–Maliki, el
dirigente electo de Iraq, rechace con firmeza la partición y que
incluso se oponga a las confederaciones étnicas. Bush, en su
entrevista con O'Reilly en las noticias de la Fox por cable hablando
de las conversaciones con al–Maliki, afirmó: "[...] Sobre el
tema de dividir el país en tres, él [al–Maliki] lo rechazó categóricamente.
Pensaba que era una idea mala. Y yo estoy de acuerdo con él".
También
se oponen los partidos árabes sunníes, la tradicional elite del país.
El joven dirigente nacionalista shií, el clérigo Muqtada as–Sáder,
insiste en un gobierno central fuerte. Incluso el presidente Jalal
Talaban, un acérrimo defensor del gobierno regional para el Kurdistán,
rechaza la partición en el resto de Iraq: "[...] Es muy
peligroso para Iraq, especialmente para la parte árabe de Iraq.
Bagdad, Baquba, son zonas mixtas; no es fácil llevar a cabo esta política
de limpieza étnica. Ni en Kirkuk ni en Mosul. No hay ninguna
posibilidad de aceptar este tipo de política". Talabani señala
que una provincia como Bagdad, con seis millones de habitantes, es una
mezcla étnica y no se podría dividir sin una masiva "limpieza
étnica". También mencionó Kirkuk, que es un polvorín en el
conflicto sectario y étnico. Esta ciudad petrolera del norte es un
territorio en pugna entre los turcomanos, los árabes y los kurdos. Si
los kurdos, por ejemplo, intentaran expulsar a los turcomanos y tomar
posesión absoluta de Kirkuk, se arriesgarían a provocar una
intervención militar de Turquía, que ve a los turcomanos como a sus
protegidos [5].
De
forma similar, los árabes sunníes reclaman Kirkuk. Si Iraq se
dividiera, a los árabes sunníes les dejarían el árido oeste y el
centro–norte, sin ningún campo de petróleo importante para ellos.
Puesto que han gobernado Iraq durante todo el siglo XX, evidentemente
rechazarían aceptar tal degradación de pobreza y organizarían una
revuelta armada por la posesión de Kirkuk, que tienen una población
árabe significativa. En un día Kirkuk puede dar 800.000 barriles de
petróleo, alrededor de un tercio de la producción actual de Iraq, a
pesar de que la violencia haya impedido las exportaciones y podrían
impedirlas durante años.
Los
vecinos de Iraq temen que tras la división de Iraq se produzca un
enfrentamiento regional. Los aliados estadounidenses en la región,
tales como Turquía (miembro de la OTAN) y Arabia Saudí se oponen
frontalmente a la partición. El embajador de Riyadh en Washington, el
príncipe Turki al–Faisal, advirtió la semana pasada de que dividir
Iraq en tres partes "[...] es predecir asesinatos sectarios a
gran escala y el desarraigo de las familias". Añadió de forma
enfática que los iraquíes estaban demasiado mezclados para poder
dividirlos claramente y que "[...] aquellos que piden la división
de Iraq están invocando a que los problemas se tripliquen".
Parte
del malestar saudí por la partición de Iraq deriva del temor de que
una superprovincia shií o un nuevo país en el sur de Iraq caiga bajo
la influencia de los ayatolás en Teherán. La familia real también
está preocupada por lo que implicará respecto a las lealtades de los
shiíes de su propio reino, que suponen el diez por ciento de los saudíes.
La
oposición turca
El
ministro de Exteriores turco, Abdullah Gul, afirmó en septiembre a
Carlie Rose, de la PBS [la televisión pública], que una división de
Iraq sería demasiado grave para que la región lo soportara.
"[...] Sí, un verdadero desastre. Y no va a ser problema de los
iraquíes. Va a ser el problema de la región y eso significará
guerras".
Instó
a que la opción de la división se eliminara de las conversaciones.
"[...] Tenemos que hacer todo lo posible para mantenerlos
unidos", insistió. Añade que "[...] la integridad
territorial de Iraq y la unidad política de los iraquíes" es
"[...] esencial para todos nosotros."
Los
dirigentes turcos temen que un Estado kurdo independiente pudiera
actuar como un imán para sus propios kurdos descontentos [en Turquía],
que fundamentalmente se asientan en el este de Anatolia, cerca del
Kurdistán iraquí, y posiblemente provoquen la ruptura de la propia
Turquía. Irán abriga temores similares, ya que posee una gran
población kurda justo al oeste de Iraq.
Los
políticos estadounidenses que abogan por la ruptura de Iraq o,
simplemente, por la organización de provincias [establecidas] de
acuerdo a criterios étnicos, no valoran la complejidad de los temas
de los que están hablando. Un Iraq unificado es la piedra angular del
orden establecido en el Golfo Pérsico tras la Primera Guerra Mundial.
Si ese orden se renegocia violentamente como resultado de la partición
de Iraq, ello podría garantizar décadas de más violencia, guerra de
guerrillas y conflictos aún más sangrientos.
Notas
de IraqSolidaridad:
(*)
Juan Cole es catedrático de Historia Moderna de Próximo Oriente y
Sur de Asia de la Universidad de Michigan, EEUU.
1.
Una comisión mixta demócrata–republicana deberá presentar a la
Administración Bush un acuerdo entre ambos partidos para afrontar la
salida de la actual crisis de ocupación de Iraq. Sobre la partición
de Iraq y EEUU, véase en IraqSolidaridad: Sabah Ali: Federalismo,
guerra sectaria y la estrategia estadounidense en Iraq – Carta desde
al–Kmira: 'Levantar el asedio'
2.
Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea y Pedro Rojo: EEUU y la
resistencia iraquí podrían abrir próximamente negociaciones.
Octubre ha sido un mes crítico para la continuidad de la ocupación
de Iraq
3.
Finalmente fue derrotado por la candidata demócrata.
4.
Excepto la formación opositora creada en Irán Consejo Supremo de la
Revolución Islámica en Iraq, la mayoría de población shií iraquí
se mantuvo fiel a su pertenencia nacional.
5.
Véase en IraqSolidaridad: Samah Samad: Aumento de las tensiones étnicas
en Kirkuk. Grupos étnicos y religiosos de la ciudad advierten del
creciente sectarismo.
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