EEUU - Iraq

 

Concluye el Grupo de Estudio

Fracasó la política de Bush en Irak y Medio Oriente

Por David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 07/12/06

Washington, 6 de diciembre. Un grupo de estadistas encabezado por uno de los más íntimos amigos del padre del actual mandatario concluyó hoy que la política de George W. Bush en Irak y Medio Oriente es un fracaso y que todo debe cambiar, desde la estrategia militar hasta el manejo diplomático, para intentar rescatar la situación en Irak, o más bien, rescatar a Estados Unidos del desastre de Irak.

Al afirmar que el curso actual en Irak "ya no es viable", el ex secretario de Estado James Baker y su grupo bipartidista insisten en que se necesita buscar una solución política y diplomática que incluye la participación de los vecinos de Irak y, a la vez, iniciar un proceso para retirar a la mayoría de las unidades de combate estadounidense para principios de 2008, aunque dejando a decenas de miles de tropas para asesorar y apoyar a las fuerzas iraquíes.

Todo Washington esperaba el tan anticipado informe del Grupo de Estudio de Irak presentado hoy al presidente, el Congreso y el público, en donde reconocidos expertos ­ex diplomáticos, funcionarios y legisladores de ambos partidos­ que integran el grupo establecido por el Congreso ofrecieron su diagnóstico y recomendaciones de cómo rescatar la situación en Irak. Aunque el grupo encabezado por Baker, ex secretario de Estado durante la presidencia de Bush padre, y el ex representante demócrata Lee Hamilton no lo declaran explícitamente, el informe es nada menos que una condena a la política de Bush.

Después de 44 meses de guerra, tal vez más de 600 mil iraquíes, así como casi 3 mil soldados estadounidenses muertos, otros 20 mil heridos, más de 400 mil millones de dólares en gastos, después de la destrucción de la infraestructura del país y su desplome en una guerra civil, y una crisis cada vez mayor en varios países de la región (los palestinos, Líbano, etcétera), por fin se reconoce oficialmente que, como lo dijo ayer ante el Senado Robert Gates, el próximo secretario de Defensa, "no estamos ganando" la guerra en Irak, o como lo puso el general Peter Pace, jefe del estado mayor, el lunes pasado: "no estamos ganando, pero no estamos perdiendo".

Según comunicaciones internas del Grupo de Estudio sobre Irak obtenidas por el Washington Post, se reconocía lo que casi nadie en la cúpula política estadounidense se atreve aún a decir abiertamente: Estados Unidos ha perdido la guerra en Irak. Aunque se plantea un "cambio de curso" en el informe, el Post revela que muchos de los asesores del Grupo "concluyeron durante sus deliberaciones que la guerra está esencialmente perdida". Un asesor, el ex embajador estadounidense para Arabia Saudita Chas Freeman, comentó: "si la victoria no es posible o factible, aun si uno la pudiera definir, se quedaron con buscar alguna manera de mitigar la derrota".

Diagnóstico de un desastre

"La situación en Irak es grave y se está deteriorando. No hay camino que pueda garantizar el éxito, pero las perspectivas se pueden mejorar", afirma el resumen ejecutivo del informe presentado hoy. "Nuestras recomendaciones más importantes llaman por nuevos y mejorados esfuerzos diplomáticos y políticos en Irak y la región, y un cambio en la misión primaria de las fuerzas estadounidenses en Irak, que permitirán que Estados Unidos empiece a retirar sus fuerzas de combate fuera de Irak de una manera responsable", dice el informe.

Advierte que si se permite el deterioro de la situación actual "las consecuencias podrían ser severas. Un deslizamiento hacia el caos podría detonar el colapso del gobierno de Irak y una catástrofe humanitaria", provocar la regionalización del conflicto, ofrecer un triunfo para Al Qaeda mientras que disminuirá "la estatura global" de Estados Unidos y "polarizaría aún más" a los estadounidenses.

Sobre el terreno de batalla, el informe considera que las operaciones militares de las fuerzas estadounidenses e iraquíes no logran cambiar las condiciones de la violencia sectaria, "y las fuerzas estadounidenses parecen estar atrapadas en una misión sin un fin previsible".

La carta conjunta de Baker y Hamilton que acompaña al informe señala que "nadie puede garantizar que cualquier curso de acción en Irak en este punto podría detener la guerra entre sectas, la creciente violencia o un deslizamiento hacia el caos", pero afirma que "no todas las opciones se han agotado" y que aún hay políticas diferentes que podrían estabilizar la región y "proteger la credibilidad, intereses y valores de Estados Unidos".

"No hay una formula mágica que resolverá los problemas de Irak", consideró Baker al presentar el informe en el Congreso. A la vez, en contradicción con la posición oficial de Bush, Baker advirtió que "no recomendamos una solución de mantener el rumbo" actual. Indicó que toda solución requiere de un nuevo consenso tanto en el extranjero como dentro de Estados Unidos. Pero alertó que la situación es "urgente".

Hamilton afirmó lo obvio: "el curso actual no está funcionando; la capacidad de Estados Unidos para influir en los eventos está disminuyendo". Insistió en que no hay solución sin hablar con "nuestros adversarios", en particular Irán.

El juego político

Los integrantes del Grupo presentaron el informe al presidente Bush esta mañana en la Casa Blanca antes de acudir al Congreso. Durante los últimos días, Bush ha buscado reducir el impacto del informe al señalar que es sólo una de varias evaluaciones que se están llevando a cabo tanto por su propio equipo como por otro del Pentágono, y que todos ameritan atención. "Este informe ofrece una evolución muy dura de la situación en Irak. Es un reporte que trae unas propuestas verdaderamente interesantes, y tomaremos cada propuesta seriamente", declaró a los medios.

Poco después, su vocero Tony Snow informó que Bush descarta hablar con Irán mientras no cese su programa nuclear, repudiando así una de las principales recomendaciones del informe.

Por su parte, los demócratas están ansiosos de usar el informe para promover su posición de que la política de Bush es un fracaso y usarla como el punto de referencia para el debate sobre el futuro de Estados Unidos en Irak.

Nancy Pelosi, la proxima presidenta de la Cámara de Representantes declaró que el Grupo de Estudio "ha concluido que la política del presidente hacia Irak ha fracasado y tiene que ser cambiada", y dijo que los demócratas están dispuestos a apoyar las recomendaciones presentadas hoy.

"El mes pasado, los votantes echaron al mar la política del presidente en Irak ", dijo el representante demócrata Edward Markey. "Hoy, el Grupo de Estudio de Irak le está arrojando un salvavidas ­agregó­ yo espero que el presidente... conceda que necesitamos cambiar de curso drásticamente en Irak".

Ahora ambos partidos buscarán cómo maniobrar en torno a este informe durante los próximos días, casi todos reconocerán que no hay opciones buenas para nadie, en secreto muchos más entenderán que lo que se está proponiendo es poco más que "una estrategia de salida" del desastre, pero todos cuidarán que eso se haga reduciendo daños políticos para cada partido. O sea, una cosa es cómo proceder en Irak, otra es cómo hacerlo en torno a la dinámica política–electoral estadounidense.

Las encomiendas

Las 79 recomendaciones en el informe giran en torno a promover un consenso internacional para apoyar Irak, establecer una serie de condiciones a cumplir por el gobierno de ese país e iniciar un retiro gradual de las tropas estadounidenses.

La recomendaciones específicas incluyen el retiro de casi todas las unidades de combate estadounidenses de Irak para principios de 2008, reduciendo así gran parte de las 140 mil tropas desplegadas actualmente, pero dejando decenas de miles en tareas de asesoramiento, capacitación y apoyo de tropas iraquíes.

A la vez, recomienda que Bush amenace con reducir la asistencia económica y militar al régimen iraquí si fracasa en cumplir con objetivos específicos en torno a la seguridad, gobernabilidad y la reconciliación nacional.

Se propone abrir pláticas con Irán y Siria para invitarlos a cooperar y promover la estabilidad y reducir la violencia en Irak; junto con esto, se propone una conferencia regional sobre el asunto.

En una recomendación sobre la cual insistió personalmente Baker y que Bush jamás ha aceptado, se propone trabajar hacia soluciones del conflicto palestino–israelí como parte integral para resolver la crisis de Irak en sus dimensiones regionales.

Después de casi nueve meses de trabajos, entrevistas con unos 170 expertos, funcionarios y estrategas, el grupo integrado por cinco republicanos y cinco demócratas concluyeron su tarea. Además de Baker y Hamilton, el grupo incluyó a los republicanos Lawrence Eagleburger, ex secretario de Estado; el ex procurador general Edwin Meese, la jubilada juez de la Suprema Corte Sandra Day O'Connor y el ex senador Alan Simpson. Los demócratas incluyeron a Vernon Jordan, Leon Panetta el ex jefe de gabinete de Bill Clinton, el ex secretario de Defensa William Perry y el ex senador Charles Robb. Junto con ellos, colaboraron decenas de asesores, expertos y analistas de varios centros de estudios.