Baker
amarga el desayuno de Bush
Por Jim Lobe
Inter
Press
Service (IPS),
06/12/06
Washington.
Expertos designados por el Congreso legislativo de Estados Unidos y
encabezados por el ex jefe de la diplomacia James Baker, un connotado
oficialista, consideraron que la situación en Iraq es
"grave" y está en "deterioro".
Como
se preveía desde hacía meses, el Grupo de Estudios sobre Iraq (ISG)
de 10 miembros, copresidido por Baker y el ex diputado del opositor
Partido Demócrata Lee Hamilton, reclamó una reducción gradual de la
presencia militar estadounidense en ese país hasta el primer
trimestre de 2008.
Las
79 recomendaciones, entregadas por el ISG a Bush en el desayuno de
este miércoles, también propone intensificar los esfuerzos de
capacitación, entrenamiento y despliegue de fuerzas iraquíes en el
territorio de ese país, invadido por Estados Unidos y otros países
en marzo de 2003.
El
ISG también llamó a convocar urgentemente a todos los vecinos de
Iraq, incluidos Siria e Irán, en el marco de una exhaustiva
"nueva ofensiva diplomática" tendiente tanto para
estabilizar el país ocupado como para atender "asuntos
regionales clave", incluido el conflicto árabe-israelí.
"Estados
Unidos debe asumir una voluntad renovada y sostenida hacia una paz árabe-israelí
completa y en todos los frentes: Siria, Líbano y el compromiso del
presidente (George W.) Bush de junio de 2002 con una solución de dos
estados para Israel y Palestina", indica el documento de 142 páginas.
Estas
alusiones constituyen un implícito cuestionamiento a la indolencia de
Bush ante estos conflictos.
El
informe, aprobado por la unanimidad del Grupo, reclama a Washington
"acciones audaces". "Estados Unidos no le hace ningún
favor a Israel al evitar un involucramiento directo para resolver el
conflicto árabe-israelí", advirtió.
"No
se puede mirar hacia esa parte del mundo y elegir con qué países te
vas a relacionar", dijo Hamilton, director del Centro
Internacional Woodrow Wilson, en la conferencia de prensa realizada
para presentar el informe.
"Todo
en Medio Oriente está conectado con el resto, y estas iniciativas
diplomáticas en las que estamos avanzando lo reconocen", agregó
el ex legislador demócrata.
El
ISG fue creado por el Congreso y discretamente apoyado por la Casa
Blanca en abril, a sugerencia del legislador del gobernante Partido
Republicano Frank Wolf.
Además
de Baker y Hamilton, lo integran cuatro republicanos y cuatro demócratas,
entre quienes figuran ex prominentes funcionarios de las presidencias
de Ronald Reagan (1977-1989), George Bush (padre del actual
mandatario, 1989-1993) y Clinton (1993-2001).
La
variedad de ideas oscila entre las del halcón republicano Clifford
May, experto de la derechista Fundación para la Defensa de las
Democracias, y el presidente del Consejo de Políticas para Medio
Oriente y embajador retirado Charles Freeman.
Más
de 60 expertos en Medio Oriente asisten al Grupo de Trabajo, que en
septiembre visitó Iraq durante cuatro días.
Baker
y Hamilton ordenó a todos los miembros del Grupo y a sus
colaboradores no hablar con nadie sobre las deliberaciones hasta que
su trabajo haya concluido, para no influir en las elecciones
legislativas de noviembre.
Por
fin, el informe final, que también recomienda aumentar la ayuda
militar y para la reconstrucción dirigida a Afganistán, fue
entregado por el ISG en pleno a Bush en el desayuno de este miércoles,
en la Casa Blanca.
Bush
agradeció al Grupo por su trabajo y se comprometió a analizar sus
ideas "muy seriamente". Pero el monto de
"seriedad" con que el presidente considerará las propuestas
del ISG es objeto de intensa especulación en Washington.
La
semana pasada, por ejemplo, Bush pareció descartar la posibilidad de
un diálogo directo con Siria e Irán. Pero este miércoles, la Casa
Blanca se manifestó dispuesta a comprometer a los dos países en el
diálogo del denominado Grupo Compacto Iraq, foro de países que
prestan asistencia económica a la nación ocupada.
De
todos modos, la última reunión de ese Grupo se celebró en 2004.
La
mayoría de los analistas políticos consideran que la respuesta de
Bush dependerá de la unidad que muestren los demócratas en apoyo del
informe del ISG y de la reacción de legisladores republicanos clave,
escaldados por el efecto que tuvo la guerra en Iraq en las elecciones
de noviembre.
Además
de ofrecer recomendaciones, el principal propósito del Grupo de
Estudio sobre Iraq fue el de despolitizar un debate cada vez más
conflictivo y formar un consenso que convoque a las alas más
centristas de los dos partidos.
"Este
país no puede estar en guerra y sufrir las divisiones que observamos
hoy", dijo uno de sus integrantes, el demócrata Leon Panetta, ex
jefe del equipo presidencial de Clinton.
El
informe no deja plenamente satisfecha al ala menos belicista del
Partido Demócrata. Advierte, por ejemplo, que una "retirada
precipitada de las tropas" de Iraq derivaría en "un
significativo vacío de poder, un mayor sufrimiento humano,
desestabilización regional y amenazas a la economía mundial".
También
alerta que dividir Iraq en tres regiones autónomas, como propone el
próximo presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales, el
demócrata Joseph Biden, podría "derivar en un desastre
humanitario o en una guerra civil amplia".
Pero,
además, descarta un enfoque de "mantener el rumbo" --es
decir, mantener la enorme presencia militar estadounidense en Iraq--,
por considerarla "inviable".
"La
situación en Iraq es muy, muy seria", observó Hamilton.
"No sé si podemos dar un viraje, pero creo que tenemos la
obligación de intentarlo. Si nuestras recomendaciones son
implementadas, tenemos, al menos, la posibilidad de instalar un
gobierno estable en Iraq y calmar la región."
En
cuanto a la presencia militar estadounidense en Iraq, el informe
propone retirar prácticamente todos los soldados combatientes en los
próximos 15 meses, al mismo tiempo que se elevaría la cantidad de
entrenadores y uniformados adjuntos al ejército iraquí de los
actuales 4.000 a 20.000.
El
estudio del ISG no descarta un aumento importante de los actuales
140.000 soldados apostados en Iraq con la pretensión de abatir la
violencia --como indican algunos republicanos belicistas y algunos
militares retirados--, pero advierte que ningún incremento será
sustentable en el mediano o en el largo plazo.
Por
otra parte, propone al gobierno de Bush involucrar en el diálogo a
todos los bandos en pugna en Iraq, con excepción de la red terrorista
Al Qaeda, y garantizar a la población de ese país que Washington no
pretende instalar bases militares permanentes en su territorio ni
controlar su petróleo.
Robert
Gates dice que EEUU no gana en Irak
Por
Mercedes Hervás
Corresponsal
en EEUU
El
Periódico, 06/12/06
Robert
Gates, próximo secretario de Defensa de EEUU y sucesor del belicoso
Donald Rumsfeld, confirmó ayer tácitamente que se avecinan cambios
notables en la estrategia del presidente, George Bush con respecto a
Irak, al reconocer abiertamente que Washington no está ganando la
guerra lanzada por la Casa Blanca hace exactamente tres años y nueve
meses. La situación podría empeorar y convertirse "en una
conflagración regional" si no se controlan el caos y la
creciente violencia que asuela el país árabe, advirtió también
Gates.
"Lo
que hagamos durante el año que viene o el siguiente determinará si
los estadounidenses, los iraquís y el próximo presidente de EEUU
tienen que hacer frente a una situación que mejora lenta y firmemente
en Irak y en la zona, o al riesgo muy real de una guerra en la región",
explicó, sin ambages, ante el Comité de las Fuerzas Armadas del
Senado, durante la audiencia para su confirmación en el cargo.
Pesimista
lectura
El
republicano Gates no ocultó su pesimista lectura de la situación en
Irak, al reconocer: "Lo que estamos haciendo no es
satisfactorio". Sin embargo echó un leal cable a Bush, al
matizar que, aunque Washington no está ganando en el sangriento
conflicto iraquí, "en este punto" todavía no lo está
perdiendo en el país árabe.
El
próximo secretario de Defensa, cuya confirmación se espera para
finales de semana, se declaró, además abierto a todas las opciones
en la crisis iraquí. Las primeras serán hechas públicas hoy por el
Grupo de Estudio de Irak, del que formó parte el propio Gates antes
de ser nominado para dirigir el Pentágono. La más popular en estos
momentos en Washington es la retirada paulatina de tropas que propone
la oposición demócrata, pero Gates eludió revelar ayer si la
respalda. Lo que si clarificó es su oposición a un calendario específico
para la repatriación de los 140.000 soldados que EEUU mantiene
desplegados en Irak, porque "lo que diría esencialmente a los
insurgentes es cuánto tiempo tienen que esperar hasta que nos
vayamos".
Gates,
que dirigió la CIA de 1991 a 1993, reflexionó sombríamente sobre el
"largo tiempo" que EEUU tendrá que mantener su presencia
militar en Irak, aunque sea mucho menor que ahora. También fue
notablemente cauto con respecto a emplear la fuerza militar contra
otros archienemigos de la Casa Blanca republicana, como Irán y Siria.
"Como hemos visto en Irak, una vez que se desencadena la guerra,
se convierte en algo impredecible, y yo creo que las consecuencias de
un conflicto militar con Irán podrían ser dramáticas", advirtió,
al declarar que un ataque contra Teherán, por el pulso nuclear que
mantiene con Occidente, debería ser "absolutamente el último
recurso".
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