El
mandatario sopesa enviar más tropas al país árabe y aumentar el
tamaño del Ejército de EEUU. Vuelve a advertir de los peligros de
una retirada prematura de la región
Bush
admite por primera vez que no está ganando la guerra
Por
Noelia Sastre
Corresponsal
en EEUU
El
Periódico, 21/12/06
La
de ayer fue la última rueda de prensa del año de George Bush, y
todos los corresponsales en la Casa Blanca estaban pendientes de lo
que el presidente había reconocido el martes en una entrevista con el
diario The Washington Post. "No estamos ganando, no estamos
perdiendo en Irak", admitió por primera vez, repitiendo las
palabras de unos de sus principales asesores para describir la situación
en el país árabe.
El
mismo Bush que antes de las legislativas del 7 de noviembre sentenció
que "por supuesto" EEUU está "ganando la guerra",
reconoce ahora que su país está perdiendo la batalla, mientras
sopesa una nueva estrategia: La posibilidad de enviar más tropas al
país árabe y de incrementar el tamaño del Ejército para afrontar
los desafíos de una "larga lucha contra los terroristas".
Ayer volvió a repetir su fe en la victoria final: "La victoria
no vino como esperaba, pero sé que es posible".
Una
nueva estrategia militar
El
encargado de desarrollar ese nuevo plan para Irak es el secretario de
Defensa, Robert Gates, que ayer llegó a Bagdad para reunirse con
altos mandos del Ejército estadounidense y del Gobierno iraquí. Su
misión es regresar a Washington con una iniciativa para incrementar
el número de soldados en Irak, a pesar de la oposición del Pentágono,
el Congreso y destacados republicanos como el antecesor de Gates,
Donald Rumsfeld.
¿Qué
pasaría si los asesores recomiendan que no se desplieguen más
tropas?, preguntaron los periodistas. "No voy a especular. Todavía
no lo he decidido. Escucharé todas las opciones, entre ellas el envío
de más soldados, siempre y cuando haya una misión específica para
ellos dentro de nuestra nueva estrategia", respondió Bush. ¿Y
qué opina el presidente sobre ese 60% de norteamericanos que, según
la ultima encuesta de la CBS, pide que los uniformados vuelvan a
casa?, volvieron a preguntar. "Claro que quiero que la opinión pública
esté de nuestro lado. Pero muchos entienden las consecuencias que
tendría nuestra retirada para la credibilidad de EEUU. Eso sólo
favorecería a los radicales", respondió el mandatario.
"Brutal
violencia sectaria"
Bush
volvió a nombrar la "brutal violencia sectaria" como el
principal problema en el país árabe, admitiendo que los insurgentes
han frustrado los esfuerzos de EEUU para "establecer la seguridad
en todo el país". El presidente republicano habló del informe
Baker y de su recomendación para negociar con Siria e Irán, señalando
que se sentarán con ellos "cuando Irán suspenda su programa
nuclear y Siria deje de sufragar la violencia en Irak".
Bush
aclaró que la nueva estrategia militar debe ir en paralelo al proceso
político, y señaló que lo más doloroso de su presidencia "es
saber que mis decisiones han costado vidas". Resumiendo: "El
2006 ha sido un año difícil para nuestras tropas y para el pueblo
iraquí", apuntó el presidente, quien se negó a hacer
predicciones para el 2007. "Tendremos que hacer más
sacrificios", concluyó Bush, que anunciará a principios de
enero su nuevo plan para cambiar el rumbo de la desastrosa situación
en el país árabe.
En
la actualidad hay 687.000 soldados en activo, incluyendo 180.000
marines. 10.000 soldados adicionales suponen un coste anual de 1.200
millones de dólares.
Bush
no quiere marcharse de Irak
Por
Carlos Elordi
El
Periódico, 21/12/06
George
Bush ha empezado a mostrar sus cartas en una entrevista concedida al
Washington Post. Tras desvelar su nuevo eslogan para Irak –"no
estamos ganando, pero tampoco estamos perdiendo"–, el
presidente ha dicho que ha ordenado al nuevo ministro de Defensa,
Robert Gates, que prepare un plan destinado a aumentar el número de
soldados del Ejército y del cuerpo de marines norteamericanos,
"atendiendo", según el diario, "a las advertencias del
Pentágono y de la Cámara de Representantes de que el despliegue en
Irak y en Afganistán ha colocado las disponibilidades militares en un
punto crítico". "Un crecimiento sustancial de los militares
llevará años y puede no afectar inmediatamente a la guerra de
Irak", ha añadido el Washington Post. "Aunque el presidente
no ha dado cifras concretas, altos funcionarios dicen que el Gobierno
está preparando planes para aumentar hasta en 70.000 unidades los
miembros permanentes de las fuerzas armadas. Esa expansión aceleraría
los ya crecientes costes de la guerra". Pero lo llamativo es que
los demócratas no están en contra de ello. El propio Post subrayaba
la reacción del derrotado candidato a la presidencia y jefe del grupo
demócrata en el Congreso, John Kerry, tras conocer la entrevista de
Bush: "Es un paso pragmático que el riesgo de un colapso militar
hace necesario".
De
retirada, nada
El
análisis que Michael Gordon hacía en el New York Times concretaba
las consecuencias que dichos planes pueden tener en Irak: "El
debate sobre si se debe aumentar la presencia militar norteamericana
en Bagdad es mucho más que una polémica sobre el número de
soldados. Es un debate sustancial sobre la misión misma. Quienes
proponen reforzar el esfuerzo militar norteamericano mediante el envío
de decenas de miles de soldados más argumentan que la violencia en
Irak ha crecido en una medida tan alarmante que Washington ya no puede
esperar más a que las fuerzas iraquís se hagan cargo de la seguridad
en la capital. Y añaden que Estados Unidos debe ampliar su misión
convirtiendo la protección de la población iraquí en su objetivo
prioritario. (...) Eso supone un cambio estratégico. (...) No está aún
claro que Bush opte del todo por esa estrategia. Porque comporta
grandes riesgos políticos y porque ampliaría extraordinariamente la
implicación norteamericana en Irak. Pero Bush ha dado un paso que es
una condición previa en esa dirección al declarar su intención de
aumentar el tamaño de las fuerzas armadas norteamericanas". En
definitiva, que parece que la nueva estrategia del presidente tiene
poco que ver con las recomendaciones de la comisión Baker y que el
cese de Donald Rumsfeld respondía más a su tacañería a la hora de
enviar más militares a Irak que con su condición de "halcón".
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