La
explotación de nuevos yacimientos bloquea el acuerdo entre fuerzas
colaboracionistas
La
ley iraquí sobre el petróleo, atascada
Por
Ben Lando (*)
United
Press International (UPI), 13/12/06
IraqSolidaridad, 21/12/06
Traducido por Manuel Talens
"La actual
Constitución es vaga en lo relativo al control del petróleo y
establece únicamente que el ahora existente está bajo la autoridad
del gobierno central, pero no especifica quién controlará todo el
petróleo nuevo o futuro. El gobierno regional de Kurdistán y otros
gobiernos [regionales del sur del país] interpretan que esto
significa que todo lo no detallado de forma explícita como
perteneciente al gobierno federal cae implícitamente bajo control
regional."
La conclusión de las
negociaciones de la ley iraquí sobre el petróleo gira ahora en torno
a si los gobiernos central o regional tienen la última palabra en los
contratos petroleros, un control que los negociadores no parecen
dispuestos a ceder [1]. Parece que ha habido algunos avances en la
elaboración de una ley federal sobre el petróleo, necesaria para el
desarrollo de una inversión en las reservas de crudo [del país], que
ocupan el tercer lugar en importancia en el mundo, si bien un alto
funcionario kurdo advierte que los compromisos alcanzados por su parte
están aún por ultimar.
Qubad Talabani,
representante del gobierno regional de Kurdistán ante EEUU, declaró
el martes [12 de diciembre] a United Press International que se ha
iniciado una nueva ronda de negociaciones en Bagdad, pero que
"todavía no hemos hecho ningún progreso".
Los partidos sunníes
y algunas formaciones shiíes [vinculadas a Moqtada as–Sáder] del
comité negociador [del Parlamento iraquí] exigen que el gobierno
central tenga la última palabra en todos los contratos petrolíferos,
mientras que el gobierno regional del Kurdistán capitanea las
presiones para que este aspecto sea de índole autonómica regional.
Iraq posee unas reservas probadas de petróleo que se estiman en 115
millares de millones de barriles de petróleo [en 60 yacimientos], las
terceras en importancia en el mundo, y casi todas están situadas en
el sur controlado por los shiíes o en el norte kurdo.
El
'fatum' de Iraq
Las negociaciones
para una ley sobre el petróleo son la imagen especular del fatum de
Iraq: los sunníes temen el federalismo, que podría conducir a la
retención del dinero obtenido del petróleo. Ellos, junto con algunas
facciones shiíes, buscan un papel decisorio en un gobierno central
fuerte. Los kurdos y el bloque competidor shií [dirigido por el
Congreso Supremo de la Revolución Islámica en Iraq] están a favor
de los derechos regionales, pues temen que si es el gobierno central
quien distribuye el dinero no lo haga de forma equitativa con ellos.
La actual Constitución
[2] es vaga en lo relativo al control del petróleo y establece únicamente
que el ahora existente está bajo la autoridad del gobierno central,
pero no especifica quién controlará todo el petróleo nuevo o
futuro. El gobierno regional de Kurdistán y otros gobiernos
[regionales del sur del país] interpretan que esto significa que todo
lo no detallado de forma explícita como perteneciente al gobierno
federal cae implícitamente bajo control regional.
El Kurdistán goza de
una sem–autonomía desde 1991 y se ha librado relativamente de la
violencia que azota Iraq. Dentro de este marco ha empezado a
desarrollar su sector petrolero e incluso ha firmado contratos de
exploración y producción, cuya validez denuncia el gobierno central
[3]. "Las regiones son soberanas", afirma [el presidente de
Iraq], Talabani, "El gobierno central debe respetar los
contratos". [Talabani] achaca el sufrimiento que han padecido los
kurdos durante buena parte del pasado siglo a la existencia de un
gobierno centralizado fuerte. "Los días en que los kurdos eran
rehenes de Bagdad se han terminado", señala: "No lograrán
que nos sintamos como mendigos".
Hamid al–Bayati,
representante de Iraq ante Naciones Unidas, declaró que el control
central genera unanimidad en el sector del petróleo, tanto para los
inversores como para los iraquíes.
"El compromiso
es que la región tendrá voz y voto en la selección de compañías,
en la selección de las proposiciones, pero la aprobación recaerá en
el gobierno central", declaró al–Bayati a UPI. Añadió que
las negociaciones continuarán "hasta que se apruebe la
ley".
"Ése es el
conflicto que tienen", afirma Mohammed Zine, gestor regional de
Oriente Medio para la compañía de análisis IHS. Añade que el
primer ministro actual, Nuri al–Maliki, se enfrenta a muchas
presiones para que ponga fin a la violencia en Iraq y, a su vez,
"[...] él mismo presiona al gobierno y al ministro del Petróleo"
para que saquen adelante una ley del petróleo en el Parlamento. Zine
confiesa que no cree que esto ocurra a finales de año, por no hablar
de los acontecimientos cotidianos en Iraq: "No veo para qué
tantas prisas. Incluso si se firma un contrato sigue habiendo grandes
problemas de seguridad."
Durante el pasado fin
de semana hubo noticias según las cuales se estaba llegando a un
acuerdo sobre la ley del petróleo, pero Talabani explicó que todas
ellas ignoraban las cuestiones principales que están aún por
resolver. Añadió que mientras los kurdos han llegado a un compromiso
sobre el reparto de los beneficios del petróleo y sobre permitir que
el gobierno central se ocupe de recaudarlos y redistribuirlos,
"[...] los mecanismos de distribución de beneficios todavía no
se han acordado". "[...] Para asegurar que las regiones
reciben su parte de los beneficios" hay que finalizar la
supervisión y los detalles técnicos y constitucionales [del
acuerdo], dijo. Esto se debe al miedo de que un gobierno central, ya
sea por avaricia o por sectarismo, no entregue el dinero que le
corresponda a una región.
Notas
de IraqSolidaridad:
(*)
Corresponsal de United Press International para asuntos energéticos.
1.
En el debate sobre la nueva ley de hidrocarburos están part
icipando
sólo organizaciones implicadas en el proceso político impuesto por
EEUU, caracterizadas como "sunníes", "shiíes" y
"kurdas". El campo anti–ocupación se opone a la
privatización encubierta que permitirá la ruptura del marco jurídico
estatal que contempla la nueva Constitución (ver nota 2) y, derivado
de ello, el control federal de los recursos energéticos de Iraq. Las
organizaciones de trabajadores del sector ya han advertido sobre el
contenido de la ley, amenazando con paralizar el sector si avanza en
su actual formulación. Sobre la cuestión del control petrolífero en
Iraq y la ley que debería aprobarse antes de finalizar este año, véase
en IraqSolidaridad: En 2006 se aprobará una nueva ley de
hidrocarburos. EEUU insta al gobierno iraquí a liberalizar el sector
petrolífero y enlaces incluidos.
2.
Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: El borrador de Constitución:
fin del Estado iraquí y de los derechos ciudadanos de su población y
Bajo ocupación, sin soberanía ni libertades ciudadanas: No al referéndum
sobre la nueva Constitución iraquí.
3.
Véase en IraqSolidaridad: Miriam Amie: Crudos propósitos. EEUU
considera que la producción de petróleo iraquí permanecerá
estrangulada durante años – La compañía noruega 'DNO' perfora en
tres nuevos campos petrolíferos del Kurdistán.
El
borrador de la ley de hidrocarburos abre a compañías locales y
extranjeras la explotación del petróleo
EEUU
mantiene sus pretensiones sobre el petróleo iraquí
Por
Pepe Escobar (*)
Asia Times, 14/12/06
IraqSolidaridad, 21/12/06
Traducido por Manuel Talens y Paloma Valverde
"Para el
negocio del petróleo, la nueva ley es la panacea de las panaceas: una
vez con la explotación de los fabulosos recursos de Iraq en el
bolsillo, la 'seguridad' es un detalle menor."
Washington en
general, y el presidente George W Bush y el vicepresidente Dick Cheney
en particular podrían aplicar todos y cada uno de los trucos posibles
de contorsionista en la agenda geopolítica para salvar la piel en
Iraq, y las razones no son enteramente políticas.
Además del informe
recientemente dado a conocer por el Grupo de Estudio de Iraq (GEI),
ningún otro informe de la cúpula de Washington (Pentágono,
Departamento de Estado, o de los estrategas) considerado por la Casa
Blanca se puede desviar mucho del GEI. No puede haber una fecha segura
para la retirada completa de EEUU porque todo depende de la nueva ley
iraquí aprobada sobre petróleo y de que las tropas estadounidenses
sean capaces de defender la gran inversión en petróleo.
Otra vez se trata del
petróleo. El tándem Bush-Chenney fue a Iraq para robar aquellas
fabulosas reservas costara lo que costase. El único medio para una
solución global a la tragedia iraquí sería que el gobierno de Bush
renunciara al petróleo -sin precondiciones, convirtiendo a EEUU en un
intermediario honrado. Los verdaderos políticos saben que esto no va
a ocurrir.
Todo lo contrario, el
GEI se muestra explícitamente a favor de la privatización de la
industria petrolífera de Iraq -para beneficio del gran negocio
anglo-estadounidense del petróleo- tras la entrada en vigor de la
nueva ley sobre el petróleo, cuya aprobación estaba inicialmente
prevista para este mes por el Parlamento iraquí.
La
panacea de las panaceas
Para el negocio del
petróleo, la nueva ley es la panacea de las panaceas: una vez con la
explotación de los fabulosos recursos de Iraq en el bolsillo,
"la seguridad" es sólo un detalle menor. Véanse las tan
cacareadas disposiciones del GEI sobre la permanencia de las tropas
estadounidenses hasta una fecha desconocida, no para proteger no a la
población iraquí, sino los supremos intereses del negocio del petróleo.
Esto es verdaderamente lo que el codirector del GEI, James Baker,
quiere decir cuando dice "transición responsable".
Según la información
disponible, el primer borrador de la posguerra de Iraq de la ley de
hidrocarburos propone, por primera vez, permitir a las compañías
locales y extranjeras llevar a cabo la explotación del petróleo en
Iraq. Dow Jones Newswires avanza que el borrador de la ley estipula
que el ministro del Petróleo "[...] deberá establecer un comité
formado por expertos altamente cualificados para acelerar el proceso
de emisión de ofertas y firma de contratos con compañías petroleras
internacionales para desarrollar los campos de petróleo iraquíes no
explotados".
La ley, que ha sido
diseñada por un comité gubernamental, también señala que todas las
cuestiones relativas a la explotación del petróleo y del gas, la
producción y el transporte las debe gestionar el gobierno federal,
algo a lo que los responsables kurdos en el norte de Iraq se resisten.
Se ha citado a Nechirvan Barzani, el primer ministro de la región
kurda, afirmando que las conversaciones que mantuvo con el gobierno de
Bagdad no han logrado un acuerdo sobre sus exigencias para controlar
los recursos petrolíferos en la región. "[...] Exigimos que la
firma de contratos para explotar los campos de petróleo en Kurdistán
se gestione en la región del Kurdistán", manifiesta.
Iraq necesita compañías
internacionales para invertir unos 20 mil millones de dólares para
aumentar la producción de crudo hasta tres millones de barriles al día
por encima de los dos millones actuales.
(*)
Periodista y escritor estadounidense.
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