Por
primera vez insurgentes sunníes presentan sus condiciones para
un
cese del fuego
Los
insurgentes ofrecen paz, a cambio de concesiones de EEUU
Por
Robert Fisk
The Independent / Página 12, 09/02/07
Por primera vez, uno
de los principales grupos insurgentes de Irak estableció los términos
del cese del fuego que permitiría a las fuerzas estadounidenses y
británicas dejar el país que invadieron hace cuatro años. Los
actuales términos serían imposibles de cumplir para cualquier
administración de Estados Unidos, pero las palabras de Abu Salih Al
Jeelani, uno de los líderes militares del Movimiento de Resistencia
Iraquí Islámico sunnita, demuestra que los grupos que se han cobrado
más de 3000 vidas estadounidenses están discutiendo activamente la
apertura de contactos con el ejército de ocupación.
El grupo Al Jeelani,
que también se llama a sí mismo “Las Brigadas de la 20ª Revolución”,
es el ala militar de la original organización insurgente que comenzó
sus feroces ataques a las fuerzas estadounidenses poco después de la
invasión de 2003. La declaración por lo tanto es de gran
importancia, aunque claramente representa sólo la opinión de los
combatientes musulmanes sunnitas. Las exigencias incluyen la cancelación
de toda la Constitución iraquí –seguramente porque este documento
les da las áreas petroleras a los chiítas y a los kurdos, pero no a
la comunidad sunnita, que es minoría–. Pero los sunnitas siguen
siendo los principales enemigos de Washington en la guerra iraquí.
“Las discusiones y
las negociaciones son un principio en el que creemos para superar la
situación de sangría que hay en Irak”, dijo Al Jeelani en una
declaración al The Independent. “Si los estadounidenses quisieran
negociar su retiro de nuestro país y dejar que nuestra gente viva en
paz, entonces negociaríamos sujetos a condiciones y circunstancias
específicas”. Al Jeelani sugiere que las Naciones Unidas, la Liga
Arabe o la Conferencia Islámica podrían dirigir esas conversaciones
y deberían garantizar la seguridad de los participantes. Luego vienen
las condiciones:
1) La liberación de
5000 detenidos en prisiones iraquíes como “prueba de buena
voluntad”.
2) Reconocimiento
“de la legitimidad de la resistencia y de la legitimidad de su rol
para representar la voluntad del pueblo iraquí”.
3) Un programa
internacionalmente garantizado para todos los acuerdos.
4) Las negociaciones
tendrán lugar en público.
5) La resistencia
“debe estar representada por un comité formado por los
representantes de todas las brigadas yijadistas”.
6) Los
estadounidenses serán representados por su embajador en Irak y el
comandante estadounidense de mayor rango.
No resulta difícil
ver por qué los estadounidenses objetarían estos términos. No querrán
hablar con hombres a los que describieron como “terroristas”
durante los últimos cuatro años. Y si alguna vez concedieran que la
“resistencia” representaba “la voluntad del pueblo iraquí”,
entonces su apoyo al gobierno electo iraquí habría sido inútil. Por
cierto, el líder insurgente específicamente llama a la “disolución
del actual gobierno y la anulación de las elecciones espurias y de la
Constitución”. También insiste en que todos los acuerdos hechos
previamente por las autoridades iraquíes o las fuerzas
estadounidenses deberían ser declarados nulos.
Pero hay otros puntos
que muestran que debe haber habido una considerable discusión dentro
del movimiento insurgente –posiblemente involucrando al rival del
grupo, el Ejército Islámico iraquí–. Piden, por ejemplo, el
desbande de las milicias –algo que el gobierno de Estados Unidos le
ha estado rogando al primer ministro iraquí Nouri al Maliki que haga
durante meses–. Los términos también incluyen la legalización del
antiguo ejército iraquí, un compromiso anglo–estadounidense para
reconstruir Irak y reconstruir todo el daño causado por la guerra
–algo que las potencias ocupantes dicen que han estado tratando de
hacer por mucho tiempo– e integrando a “los combatientes de la
resistencia” en el ejército recompuesto.
Al Jeelani describió
los nuevos planes del presidente George W. Bush para contraatacar a
los insurgentes como “chicanería política” y añadió que “en
el campo de batalla no creemos que los estadounidenses sean capaces de
disminuir la capacidad de los combatientes de la resistencia para
continuar la lucha para liberar a Irak de la ocupación. Los grupos de
resistencia no están cometiendo crímenes para obtener el perdón de
Estados Unidos, no estamos buscando pretextos para cesar nuestra Yijad.
Luchamos por un objetivo divino y uno de nuestros derechos es la
liberación y la independencia de nuestra tierra de Irak. No habrá,
dice el grupo, negociaciones con el gobierno de Al Maliki porque “lo
consideran cómplice en la matanza de los iraquíes a manos de las
milicias, del aparato de seguridad y de los escuadrones de la
muerte”. Pero piden la unidad para Irak y dicen que “no reconocen
las divisiones entre el pueblo iraquí”.
No es difícil
adivinar la respuesta estadounidense a estas propuestas. Pero los
contactos del FLN con Francia durante la guerra de independencia de
1954–62 comenzaron con una serie de exigencias igualmente imposibles
de cumplir pero que eventualmente se convirtieron en propuestas reales
para una retirada francesa. Lo que no resulta claro, por supuesto, es
hasta qué punto la declaración de Al Jeelani representa las ideas
colectivas de los insurgentes sunnitas. Y ninguna mención se hace de
Al Qaida.
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