Por
Haider Rizvi
Inter Press Service (IPS), 19/03/07
Nueva York.– El
creciente movimiento antibélico en Estados Unidos envió otro duro
mensaje al gobierno de George W. Bush y al Congreso legislativo,
dejando en claro que no está dispuesto a aceptar meros cambios
cosméticos en la actual política sobre Iraq.
El fin de semana,
decenas de miles de manifestantes tomaron las calles de las
principales ciudades estadounidenses demandando el inmediato repliegue
de las fuerzas que ocupan ese país de Medio Oriente.
En vísperas del
cuarto aniversario de la invasión a Iraq, lanzada el 20 de marzo de
2003, los manifestantes en Nueva York, Washington, Los Ángeles y
otras ciudades también condenaron los potenciales planes de la
administración Bush de atacar Irán.
"No más sangre
por petróleo. No a la guerra en Irán", clamaban al unísono los
activistas neoyorquinos mientras marchaban el domingo desde Manhattan
hasta la sede de la Organización de las Naciones Unidas.
"Ni un dólar
más, ni una muerte más", gritaban, en medio de llamados al
Congreso para que deje de financiar la ocupación y ordene el
repliegue de las tropas para fines de este año.
Algunos manifestantes
llamaron a Bush y al vicepresidente Dick Cheney "criminales de
guerra", y respaldaron la idea de un juicio político a ambos.
En el Congreso se
debate la posibilidad de fijar un plazo para el repliegue, pero
activistas dudan que los legisladores del opositor Partido Demócrata
estén de verdad interesados en acabar con la ocupación y puedan
obtener los votos necesarios para superar al gobernante Partido
Republicano, que ha estrechado filas en este tema.
La semana pasada, el
Senado rechazó por 50 votos contra 48 una propuesta demócrata para
retirar las tropas de Iraq antes del 31 de marzo de 2008. No obstante,
líderes demócratas anunciaron que añadirán el espíritu de la
moción a un proyecto de ley sobre fondos para la guerra que se espera
sea presentada este jueves en la cámara alta.
Sin embargo, la
senadora Hillary Clinton, hoy la principal contendiente por la
candidatura presidencial demócrata, anunció que, si llega a la Casa
Blanca, mantendrá a los soldados en Iraq de forma indefinida para
proteger "vitales" intereses de seguridad nacional.
"Esta guerra
está matando a decenas de personas todos los días", señaló
Leslie Cagan, coordinadora nacional de la coalición antibélica
Unidos por Paz y Justicia, que organizó las manifestaciones.
"Cuando nuestras
comunidades necesitan desesperadamente fondos federales para atención
médica, vivienda accesible, educación y protección ambiental, ¿por
qué los demócratas dan sus votos para agotar el tesoro (nacional) y
así permitir que continúe la guerra de Bush?", preguntó.
Desde la invasión a
Iraq en 2003, más de 3.200 soldados estadounidenses han muerto y unos
63.000 resultaron heridos.
Las cifras de
víctimas iraquíes varían, pero algunas estimaciones conservadores
hablan de más de 100.000 civiles muertos.
Una encuesta de la
cadena de noticias CNN divulgada este lunes indica que el apoyo
popular en Estados Unidos a la ocupación cayó 40 puntos porcentuales
desde 2003, mientras que el número de opositores a la guerra se
duplicó.
Mientras, la
presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi,
intenta reunir votos para aprobar un proyecto de ley que habilitaría
unos 124.000 millones de dólares adicionales para la guerra. La mayor
parte de esos fondos, dicen sus críticos, será usada para perpetuar
la ocupación de Iraq.
Los activistas se
oponen a ese proyecto de ley, entre otras cosas, porque establece como
fecha de repliegue el 31 de agosto de 2008, justo tres meses antes de
las elecciones presidenciales estadounidenses.
Muchos grupos
antibélicos apoyan una enmienda propuesta por la representante
demócrata Barbara Lee, del occidental estado de California, que fija
el plazo para el retiro de las tropas el 31 de diciembre de este año.
"Un repliegue en
un año no es una posición extrema", afirmó Tim Carpenter,
director de la organización Demócratas Progresistas por Estados
Unidos, que participó de las protestas.
"Es la posición
de 60 por ciento del pueblo estadounidense", añadió, citando
una encuesta divulgada días atrás por el periódico USA Today.
Carpenter dijo que si los líderes demócratas querían permanecer en
sus cargos, debían luchar por "acabar y no prolongar la
ocupación".
Por su parte, Nancy
Lessin, cofundadora de la organización Military Families Speak Out
(Familias de Militares Hablan Claro), calificó de
"exasperante" las declaraciones ambiguas de los líderes
demócratas, quienes insisten en que "apoyan a los
soldados".
"¿Cómo puede
el Congreso apoyar a los soldados si los sigue enviando a matar y
morir en una guerra ilegal, inmoral y que no se puede ganar",
preguntó.