Iraq resiste

 

EE.UU.: sin salida de Irak

Por Lourdes Heredia
BBC, Washington, 19/03/07

A cuatros años del inicio de la guerra, Estados Unidos está sumergido en un embrollo del cuál no sabe cómo salir.

A pesar de que el entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, le aseguró a sus compatriotas que el conflicto podría durar "semanas", este 20 de marzo comienza el quinto año de la guerra en Irak, con más de 3.200 bajas en el ejército estadounidense, más de 650.000 civiles iraquíes muertos y alrededor de dos millones de refugiados.

En esta complicada situación, aquello que no parecía tener importancia surge ahora como un fantasma que no puede ocultar la Casa Blanca.

Por ejemplo, el hecho de que la invasión se llevó a cabo sin la aprobación de la ONU, o las repetidas advertencias del ex inspector de armas de las Naciones Unidas, Hans Blix, de que no había evidencia sobre los supuestos arsenales de destrucción masiva de Saddam Hussein.

Efectivamente, nunca los encontraron, y en lugar de mejorar la vida de los iraquíes, los estudios muestran que las cosas van de mal en peor para la población civil.

Opiniones divergentes

Un informe realizado por la Universidad John Hopkins indica que 2006 fue incluso más sangriento que los años anteriores en términos de víctimas. Muchas de ellas, niños y mújeres.

La administración Bush, y también el Congreso, quieren mirar hacia el futuro, ya que estas recriminaciones no ayudan ni siquiera al Partido Demócrata.

Muchos de sus legisladores, incluyendo la senadora Hillary Clinton, aprobaron la invasión y le autorizaron al presidente atacar al gobierno de Saddam Hussein.

Ya sumergidos en esta situación, sin embargo, no saben como salir. Ni la Casa Blanca, ni sus asesores, ni el Congreso, ahora en manos de la oposición demócrata, logran ponerse de acuerdo sobre cuál es la mejor opción.

Se quedan... ¿o se van?

El presidente George W. Bush insiste en que irse ahora de Bagdad sería un error que podría incluso repercutir en la seguridad nacional a largo plazo, porque deja un caldo de cultivo para los enemigos de EE.UU.

Sin embargo, los demócratas creen que la situación se parece cada vez más a Vietnam y opinan que el retiro de tropas es el camino que se debe seguir.

Pero, para cumplir con su deseo, la única herramienta que tienen es cortar el suministro de fondos al ejército, una decisión que sería tomada por la población como "anti–patriota" y serviría luego a los republicanos como un arma electoral díficil de vencer en las elecciones presidenciales de 2008.

Los propios generales al mando de esta misión, como el recién elegido por la Casa Blanca, David Petraeus, admiten que todas las opciones son malas.

Ya ni siquiera Bush, quien declaró "mision cumplida" con bombo y platillos en su discurso pronunciado a bordo del portaaviones USS Abraham Lincoln, se atreve ahora a hablar de victoria.

Mientras el mandatario estadounidense trata de adaptar su discurso sin perder la poca credibilidad que le resta, se va quedando paulatinamente solo y sin su "coalition of the willing", la coalición de los pocos países que le prestaron soldados: su principal aliado, el primer ministro británico Tony Blair, ya anunció el retiro de sus tropas.

Proceso en el Congreso

Además de sus socios fuera del país, dentro tampoco le quedan mucho amigos. Tras las elecciones legislativas del 7 de noviembre, el mensaje de los estadounidenses fue claro: no están contentos en cómo va la guerra en Irak.

Los republicanos se han alejado de su mandatario, mientras que los demócratas tratan de aprobar una resolución para poner un límite de tiempo y comenzar a sacar tropas de ese país. Sin embargo, hasta ahora han tenido poco éxito.

En la Cámara de Senadores, por ejemplo, recharazon una resolución para imponer un límite de poco más de un año para el retiro de tropas. Necesitaban 60 votos para ir adelante, pero solo lograron 48.

Mientras, en la Cámara Baja fue aprobada 36 a 28 en el Comité de Asignaciones Presupuestales una propuesta de ley para imponer agosto de 2008 como fecha para el retiro.

Esta semana la medida será sometida a votación en el pleno y, según los analistas, podría seguir el mismo camino que la propuesta en el Senado.

Incluso, si es aprobada, Bush advirtió que un retiro estadounidense empeoraría la violencia en Irak y calificó la propuesta opositora como un intento de los legisladores de "microadministrar" la guerra, además de amenazar con vetar la iniciativa.

Según la Casa Blanca hay que darle oportunidad para que el incremento de 21.500 efectivos, que anunció en enero, funcione. Pero, ¿qué pasará si el aumento de tropas fracasa?

Las opciones

La peor pesadilla de Washington sería la retirada caótica que hicieron en Vietnam.

Así, Bush con su guerra habría logrado exactamente lo que quería evitar: una mayor influencia de Irán y la división forzada de Irak.

Otra solución, tampoco muy halagüeña, sería retirarse poco a poco, como lo recomendó el informe bipartidista Baker–Hamilton.

Esto es lo que apoyan muchos demócratas y republicanos: un traspaso paulatino de poder a las fuerzas de seguridad iraquíes.

Lo apoyan especialmente aquellos candidatos presidenciales que no quieren quedarse con la "papa caliente" de Irak, una vez que sean elegidos tras las elecciones presidenciales de noviembre del 2008.

Una última opción, que parece imposible mas no lo es, sería una escalada del conflicto, ampliando la guerra a Irán.

En términos de fuerzas, ya desgastadas por el actual conflicto, esta salida sería suicida, pero los expertos dicen que no hay que descartarla, mucho menos después de que el Congreso decidiera quitar una cláusula en la ley de gasto militar, donde se le exigía al presidente que pidiera permiso a los legisladores antes de atacar Irán. Al quitar esta cláusula, lo han dejado, en términos legales, en manos del presidente.

Pero, claro, con o sin salida, el tema de Irak seguirá siendo la prioridad del gobierno y el tema central de las elecciones.